LOS COLORES DIFERENTES.
“Dios concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia”.
Existen dos elementos que estructuran el universo de Naoko Yamada (Prefectura de Kioto, Japón, 1984), que son el final de la adolescencia y las discapacidades. en su filmografía encontramos el amor adolescente de Tamako Love Story (2014), una chica que ha sufrido acoso por su sordera en la fascinante A Silent Voice (2016), la separación de dos amigas de instituto en Liz and the Blue Bird (2018), con la música como espacio de intimidad, y la serie Heike Monogatari (2021), donde encontramos a un juglar ciego. En Tu color (en el original, “Kimi no Iro”), se centra en Totsuko, una estudiante interna de un instituto religioso de Nagasaki, que tiene la capacidad de ver a los demás como colores, lo que la lleva a estar casi siempre sola y aislada. Pero, las circunstancias la llevan a conocer a Kimi, una estudiante que ahora trabaja en una librería de segunda mano después de ser expulsada del colegio, y también, a Rui, un joven tímido que se refugia con sus teclados y su “Theremin”. Tres almas que viven en soledad y tienen la música como vehículo de refugio.

A través de un espectacular diseño de producción y un trazo sumamente elaborado en el dibujo y la animación, Yamada sigue profundizando en sus jóvenes apartados, los que sus formas de ser y entender la realidad que les rodea, les hace buscar en la música una forma de entenderse, de expresarse y sobre todo, de sentir su diferencia. Como ocurría en la citada Liz and the Blue Bird, la música vuelve a ser protagonista y el mejor espacio para conocernos, entablar vínculos y sobre todo, de expresión y comunicación, cuando las palabras se vuelven un obstáculo para personas de gran vida interior que chocan con una sociedad demasiado racional, que encajas o te aíslan, y es cero empática con las personas diferentes, con los caracteres que se mueven, piensan y sienten de manera peculiar que nada tiene que ver con la inmensa mayoría. Los tres personajes están en la travesía del paso de la adolescencia a la edad adulta, en el último año de instituto, cuando deben decidir sus estudios superiores y por ende, sus futuros, y es en ese período donde la película se instala y nos sumerge con esas tres realidades, que no juzgan y sobre todo, dejan libertad a que los deseos ocultos e invisibles salgan a la superficie y se puedan desarrollar sin prejuicios y conservadurismos.

La película es un reunión de grandes cineastas empezando por la pareja de productores: Yoshihiro Furusawa y Genki Kawamura, artifices de la filmografía de un grande de la animación como Makoto Shinkai, autor de célebres títulos como El jardín de las palabras (2013), Your Name (2016), y El tiempo contigo (2019), entre otras. La magnífica guionista Reiko Yoshida con más del centenar de títulos en más de tres décadas de carrera, en la tercera película con Yamada, después de las mencionadas Tamako Love Story y A Silent Voice. El compositor Kensuke Ushio, con sus toques profundos y sensibles, que ya estuvo en la citada A Silent Voice. El editor Kiyoshi Hirose, con más de 70 títulos en su filmografía, especializado en thriller y ciencia ficción, del que hemos visto títulos como El amor está en el agua y Los niños del mar. Una técnica depurada y bellísima, como suelen acostumbrar los genios de la animación japonesa, en una trama sobre la diferencia, sobre los otros, en un momento capital en la existencia, cuando están buscando y buscándote, a partir de una historia muy real, con toques de drama íntimo y personal, y de cuento de principios de verano con la música como medio para expresar y expresarte y comunicarte con el resto, tarea complejísima cuando te cuesta encajar.

Una película como Tu color, gustará a todos los amantes del cine de animación japonés, y también, a todos aquellos que como yo aprecian el cine que cuenta las complejidades de la condición humana, y sobre todo, se decanta por todos aquellos “diferentes” que no son otra cosa que los que no encajan con la mayoría, por sus peculiaridades, los que se ocultan o los invisibles, los que como Totsuko tienen otra forma de mirar y relacionarse a través de los diferentes colores que ve en cada uno de nosotros, o como Kimi, que por su carácter rebelde e inconformista no acata las normas de una institución religiosa como presenta la película, y por último, Rui, que sometido a la dictadura familiar en continuar la tradición de estudiar medicina, él encuentra en el “Themerin”, fabulosa metáfora de todo los sentimientos que emana la película, una válvula de escape, y el trascendental encuentro entre los tres aislados, que la música les sirve como reencuentro y conocerse, y sobre todo, expresar todo lo que sienten a través de ella. Naoko Yamada tiene una mirada sensible y cercana para hablar de lo que somos y los/las que son diferentes porque tienen mucho que decir por ellos mismos a través de la música. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA


LA MEMORIA DE MI PADRE. 



CUENTO DE TOKIO. 




LA MADRE DE MAHITO. 




A TRAVÉS DEL ESPEJO Y LO QUE SUZU ENCONTRÓ ALLÍ. 



MIENTRAS TANTO LA VIDA. 


LAS MADRES DE ASATO. 



LA VALENTÍA DE LOS BUENOS.



JAPÓN, AÑO CERO. 



