Encuentro con Wim Wenders

Encuentro con el cineasta Wim Wenders, en el marco del BCN Film Festival, que le dedica una retrospectiva de su obra, en los Cines Verdi en Barcelona, el viernes 21 de abril de 2023.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Wim Wenders, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, a la inmensa labor de la intérprete Sílvia Palà, y a Marién Pinies y Sílvia Maristany del equipo de comunicación del Festival, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Nicolas Cazalé

Entrevista a Nicolas Cazalé, actor de la película “Esperando a Dalí”, de David Pujol, en la terraza de Gran Torino Garage Bar en Barcelona, el jueves 13 de julio de 2023

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Nicolas Cazalé, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Violeta Cussac de MadAvenue, por su tiempo, amabilidad, generosidad y cariño.

Entrevista a David Pujol y José Ángel Egido

Entrevista a David Pujol y José Ángel Egido, director y actor de la película de la película “Esperando a Dalí”, en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el domingo 23 de abril de 2023

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a David Pujol y José Ángel Egido, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Violeta Cussac de MadAvenue, por su tiempo, amabilidad, generosidad y cariño.

Entrevista a Clara Ponsot

Entrevista a Clara Ponsot, actriz de la película “Esperando a Dalí”, de David Pujol, en la terraza de Gran Torino Garage Bar en Barcelona, el jueves 13 de julio de 2023

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Clara Ponsot, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Violeta Cussac de MadAvenue, por su tiempo, amabilidad, generosidad y cariño.

Entrevista a Francesc Ferrer, Paco Tous y Alberto Lozano

Entrevista a Francesc Ferrer, Paco Tous y Alberto Lozano, intérpretes de la película “Esperando a Dalí”, de David Pujol, en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el domingo 23 de abril de 2023

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Francesc Ferrer, Paco Tous y Alberto Lozano, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Violeta Cussac de MadAvenue, por su tiempo, amabilidad, generosidad y cariño.

Entrevista a Vicky Peña

Entrevista a Vicky Peña, actriz de la película “Esperando a Dalí”, de David Pujol, en la terraza de Gran Torino Garage Bar en Barcelona, el jueves 13 de julio de 2023

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Vicky Peña, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Violeta Cussac de MadAvenue, por su tiempo, amabilidad, generosidad y cariño.

Esperando a Dalí, de David Pujol

CADAQUÉS 1974.

“Ojalá que la espera no desgaste mis sueños”.

Mario Benedetti

Érase una vez aquella Barcelona del 74, una ciudad que luchaba contra el dictador moribundo, y otra, que quería abrirse hueco en el difícil mundo de la cocina de autor. Dos formas de enfrentarse a la vida, o lo que es lo mismo, dos hermanos, Alberto y Fernando, respectivamente. Dos individuos que, por la lucha del pequeño, Alberto, deben huir a Cadaqués, y más concretamente, al Surreal, un restaurante costero regentado o no por un tal Jules, un soñador, un loco, un francés, que su gran ilusión es que su vecino más ilustre, Salvador Dalí, vaya a comer a su establecimiento. Los dos hermanos se encontrarán allí una especie de microcosmos: la pareja Lola y François, que todavía andan en las calles de aquel París de 1968, sobre todo, él, porque ella, hija de Jules, es puro fuego e intensidad. Está Luis, el escudero de Jules, Tonet, otro soñador que quiere pintar todo el pueblo de azul. Rafa, un zorro marino que ahora disfruta los manjares del Mediterráneo. Y “los otros”, es decir, Arturo, el chófer de Dalí, tan serio, tan profesional, y tan “amigo”, Gala, la señora del genio, tan rusa, tan distante, y tan ella. Y el Teniente de la Guardia Civil Garrido, la ley, el que todavía nos recuerda el tiempo en el que vivimos. 

El director David Pujol, con estudios en Barcelona y EE.UU., de dirigir tv movies como Morir en tres actos, cortos como El mismo día a la misma hora, documentales como Salvador Dalí, en busca de la inmortalidad, y El Bulli. Historia de un sueño, que han sido la base de Esperando a Dalí, porque aúna dos elementos que ya había tocado como Dalí y la cocina, fundiéndolos en dos personajes, Jules, el soñador que quiere que Dalí se siente a su mesa, y Fernando, el joven chef que todavía está detrás de su lugar en el mundo. Porque la película de Pujol reúne en su historia a un grupo de náufragos que van a parar al Surreal, una especie de isla desierta que acoge a todos esos personajes desamparados, que no encajan en esa realidad tan dura de finales de los setenta, una realidad que no acepta a los soñadores, a los locos y a los diferentes. Viste su relato de fábula, que tiene mucho parentesco con aquellas deliciosas comedias italianas como Los inútiles (1953), de Fellini, Rufufú (1958), de Monicelli, que en España tuvo su reflejo con Berlanga en Bienvenido Mr. Marshall (1953), Novio a la vista (1954), Calabuch (1956), y Los jueves, milagro (1957). Todas comedias corales, con un toque agridulce, que retrataban un lugar, una forma de vida e idiosincrasia, y sobre todo, nos hablaban de soñadores y perdedores de gran corazón, porque a pesar de la dura y triste realidad, había tiempo de imaginar un mundo mejor. 

Pujol coge esa idea y nos devuelve a aquel tiempo, donde la libertad o las ansías que había, chocaba con la ley todavía anclada en los oscuros años de la dictadura, como muestra la magnífica secuencia en el que participan los hippies y sus puestos de artesanía siendo violentados por la Guardia Civil, ante la atenta mirada de Rafa, y esas otras protagonizadas por la ley. Pujol vuelve a contar en la cinematografía con Román Martínez de Bujo, para crear esa luz mediterránea, tan brillante y tan cegadora, con esos claroscuros que aportan el estado emocional de los diferentes personajes. Para el montaje también opta por un viejo cómplice como Jordi Muñoz Salló, en un relato que maneja con soltura los momentos cómicos con los dramáticos, y las situaciones surrealistas y oníricas, con un gran ritmo que no cesa en ningún instante, en una película nada fácil de ejecutar ya que se va casi a las dos horas de metraje. Por último, un gran fichaje, el compositor y maestro Pascal Comelade, con esa música tan característica, creada con instrumentos musicales infantiles, y ese aroma de cuento, de fábula espiritual que encaja a la perfección con las imágenes de la película. 

Un elemento importantísimo para una película coral es su reparto y el de Esperando a Dalí, luce de forma muy brillante e íntima, donde cada uno de los personajes está muy cerca de nosotros, unos tipos y tipas que se alegran y entristecen como hacemos por aquí. Destacan la pareja principal encarnada por José García, fantástico como histriónico y quijotesco Jules, bien acompañado por Iván Massagué como Fernando, que bien mira este actor, y ese gesto que mantiene durante la película, un tipo de pensamiento y de acción, y poco habla. Pol López es Alberto, el activista que ha de huir, siempre tan bien como ya demostró en la reciente Suro, los franceses Clara Ponsot y Nicolás Cazalé son Lola y François, personajes que se parecen pero no tanto, e importantes para los hermanos llegados de Barcelona, un viejo conocido como Francesc Ferrer hace de Tonet, esos seres tan necesarios para la vida y los lugares, Alberto Lozano es Luis, ese Sancho Panza de Jules, o lo que es lo mismo, el que siempre está ahí, para bien o para mal, Pep Cruz es Rafa, esos tipos que cuentan las mil y una, que saben tanto de Cadaqués como de la condición humana, con ese momentazo con Strauss de fondo. El siempre cercano Paco Tous como la ley, que gesto y que pose, al igual que José Angel Egido, actores curtidos en mil batallas que nunca defraudan, Varvara Vodina es una de las hippies que deambulan y tendrá su momento con uno de los hermanos, y finalmente, Vicky Peña, una gran actriz, siempre elegante, con una mirada que tan bien habla, encarnando a Gala, ni más ni menos, fantástica y tan “ella”. Ah! También está Dalí, pero tan enigmático, tan cercano como lejano, tan divino, tan genio tan “él”.  

Me ha encantado Esperando a Dalí, de David Pujol, porque no es pretenciosa, porque no usa la cocina como un reclamo, sino que está ahí, es un elemento más, como puede ser Dalí, y esa espera u obsesión, o razón, nunca lo sabremos. Es una película pequeña pero muy grande, porque cuenta una parte de un tiempo donde se empezaba a respirar, y a soñar, porque tiene amor, magia, frescura, transparencia, alegría y tristeza, por sus sueños y derrotas, porque nos habla de gentes que sueñan a pesar de esta sociedad, que ya era un dolor entonces, en ese lugar llamado El Surreal, que deben conocerlo, porque es imposible que lo olviden, se lo aseguro, lleno de almas que sueñan y hacen para que esos sueños se cumplan, aunque a veces o siempre, lo hacen torpemente, como todos y todas, ¿No?. Pero a pesar de los obstáculos y piedras en el camino siguen soñando, porque si no no hacerlo sería mucho peor. Los personajes de la película son como los cowboys que retrataba Peckinpah, unos individuos que pertenecen a este mundo, pero a un mundo que ya pasó o quizás, nunca llegó, y andan deambulando por sus propias vidas, esperando algo o alguien, quizás a Dalí o a ellos mismos. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Álvaro García-Capelo

Entrevista a Álvaro García-Capelo, director de la película “Viento Sur”, en el marco de BCN Film Fest, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el jueves 27 de abril de 2023.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Álvaro García-Capelo, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Sílvia Maristany de Comunicación del Festival, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

El primer día de mi vida, de Paolo Genovese

UNA SEMANA MÁS. 

“El suicidio no acaba con las posibilidades de que la vida empeore, el sucidio elimina la posibilidad de que mejore”.

Kat Calhoun  

No me digan que no recuerdan a George Bailey, el esposo y padre de familia, de la pequeña localidad de Bedford Falls que, agobiado por las deudas, una noche decide acabar con su vida. Pero, cuando lo va a hacer, se le aparece un ángel y todo cambia. ¿Ya saben de quién les hablo?. Sí, correcto, la película es ¡Qué bello es vivir? (1946), de Frank Capra. Algo parecido les sucede a los protagonistas de El primer día de mi vida, de Paolo Genovese (Roma, Italia, 1966), porque un ángel también los recoge en coche una noche de lluvia intensa. Tenemos a Napoleone, casado y empleo bien remunerado, pero desconoce el motivo de tanta infelicidad. Arianna, policía y divorciada, no soporta vivir después que su hija muriese. Emilia, la eterna segundona en gimnasia, no quiere vivir en su silla de ruedas después de un grave accidente. Y, finalmente está Daniele, un niño que odia ser youtuber y comer tanto, pero sus padres no lo escuchan. Cuatro almas que han dejado de vivir. Cuatro almas que tendrán una semana más, siete días para ver sus vidas, o lo que fueron, y sus no vidas, la huella que han dejado en los otros. 

De más de la decena de películas de Genovese, comedias entre lo romántico y el drama, siempre con temas actuales, como hizo en Una famiglia perfetta  (2012), Tutta colpa di Freud (2014), The Place (2017), Una historia de amor italiana (2021), y Perfectos desconocidos (2016), su gran éxito, que ha sido exportado a muchos países en forma de remake, como el que hizo Álex de la Iglesia en 2017. Con Il primo giorno della mia vita, en su título original, con un guión escrito a cuatro manos por el propio director junto a sus cómplices Rolando Ravello, con más de 40 títulos, entre los que destaca trabajos con Scola y Sorrentino, Paolo Castella e Isabella Aguilar, en la que construyen un relato íntimo y profundo, recogido y tranquilo, en la que hablan de forma madura y concisa de un tema tan difícil como el suicidio, pero haciéndolo desde su complejidad, huyendo de lo simplista y los manidos mensajes de positividad y  demás aspectos tan machacados en la actualidad, porque la película mira de frente, sin estridencia ni piruetas argumentales, construyendo una trama lineal, convencional, con personajes diferentes y cercanos, donde cada uno expone sus razones y sus circunstancias. 

La película es una película sobre la escucha, sobre mirarnos, sobre no tratar de entender sino escuchar, quedarse cerca del otro y escucharlo, eso que nunca hacemos. Una película sobre problemas y sobre cómo afrontarlos, aunque a veces las soluciones no se vean o tarden en verse, y quizás, no sean de nuestro agrado, porque la felicidad nunca está asegurada y en ocasiones, no sabemos qué nos ocurre, y debemos seguir así, intentando mejorar y mejorarnos, porque es la única forma de hacer las cosas. Al igual que en el apartado guion, en la parte técnica, el director italiano también opta por viejos conocidos como el cinematógrafo Fabrizio Lucci, con esa luz nocturna y de interior, con pocos exteriores de día, con ese hotel anclado en el tiempo y espacio, que nos recuerda a las viejas películas en blanco y negro, la editora Cosnuelo Catucci, en un buen trabajo de montaje, en una historia que va a las dos horas de metraje, en un relato que apenas hay movimiento y poco diálogo, y finalmente, la música de Maurizio Filardo, que añade lo que no se dice y lo que callan los personajes, apoyándose en el silencio y en las diferentes composiciones. 

Un gran reparto, bien conjuntado y diferente, que logra un buen empaque con personajes de edades desde la infancia a la adultez, y variadas posiciones sociales y culturales. Encabezados por el gran Toni Servillo, que descubrimos con la maravillosa composición de Titta Di Girolamo en Le conseguenze dell’amore (2004), de Paolo Sorrentino, y con el paso de los años, se ha convertido en uno de las grandes figuras de la interpretación europea. Su ángel, sobrio y comedido, es todo un arte de la composición de personaje y de mirar, porque Servillo no sólo mira, sino traspasa. Le acompañan Valerio Mastanorea como Napoleone, que ya había trabajado con Genovese en The Place, y también, con Virzì, Ferrara, Winterbottom y Bellocchio, entre otros, en un personaje muy cerrado, el más parecido al que hace Servillo, ya lo descubrirán, la estupenda Margherita Buy es Arianna, una de las actrices de la última época de Nanni Moretti, amén de Ozpetek, Veronesi y Tornatore, y muchos más, que como Servillo y los grandes, mira muy bien, es decir, que explica sin decir nada, y entendemos muchas aspectos de un personaje que sufre mucho. Sara Serraiocco hace de Emilia, la joven machacada que no encuentra su ilusión después de no poder hacer lo que más le gusta. Una actriz que hemos visto junto a los citados Salvatores, Virzì y Cavani. El niño Gabriele Cristini, con más de 30 títulos en su intensa filmografía, se queda con el personaje de Daniele, el niño sometido por su padre por los beneficios de youtube. 

La película de Genovese tiene muchas historias dentro de ella, algunas más alegres que otras, y otras, agridulces como la vida misma, podemos verla como una balada, por todo lo que cuenta y cómo lo hace, pero suena a jazz, en una noche de lluvia, tal y como arranca la película, y su desarrollo va en consonancia a las emociones encontradas y contradictorias de sus variados personajes. Unas almas que no necesitan ganas de vivir, si no que les ha llevado a quitarse la vida, y no a base de golpes, sino con diálogo, cariño y cercanía, y sobre todo, sentirse acompañados, y sobre todo, escuchados, ese mal tan instalado en la sociedad actual, con todos y todas con nuestros quehaceres cotidianos, en continuo movimiento, como pollos sin cabeza, tan intensos y ocupados, y nos olvidamos de lo más importante, de detenernos, de mirar a nuestro alrededor y no olvidarse de quién tenemos junto a nosotros y nosotras, porque quizás, el día que lo hagamos ya es demasiado tarde, y no nos conceden una semana más para pensar en nosotros, y lo que dejamos en los demás, como le ocurría a George Bailey y los personajes de El primer día de mi vidaJOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Paco Bezerra

Entrevista a Paco Bezerra, dramaturgo y coguionista de la película “La desconocida”, de Pablo Maqueda, en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el viernes 21 de abril de 2023.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Paco Bezerra, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Katia Casariego y Ainhoa Pernaute de Revolutionary Press, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA