Caja de resistencia, de Concha Barquero y Alejando Alvarado

EL LEGADO DE LA REBELDÍA.  

“La rebelión y sólo la rebelión es creadora de luz, y esa luz no puede tomar más que tres caminos: la poesía, la libertad y el amor”. 

André Breton

Si pensamos en las películas-homenajes, casi siempre nos vienen a la mente obras que han nacido para recordar a cineastas que tuvieron una carrera, más o menos, brillantes o por lo menos, gozaron del cine y de sus peculiaridades. Raras veces, este tipo de películas-tributo, se detienen a mirar, observar y profundizar en el cineasta que tuvo una obra que nunca llegó a convertirse en película. Por eso, una película como Caja de resistencia, del tándem Concha Barquero y Alejandro Alvarado (Málaga, 1975), no sólo es una obra que lucha contra el olvido y un ejercicio a favor de la memoria, sino que se convierte en un gran acontecimiento inusual en el panorama de la cinematografía española, y podríamos añadir de cualquier cinematografía. Porque la película nos invita a realizar una travesía por el legado que dejó el insigne y carismático cineasta Fernando Ruiz Vergara (1942-2011). Cajas llenas de películas soñadas, proyectos inacabados, esbozos de futuros guiones, fragmentos y cortes de películas que no se terminaron, y sobre todo, un universo de un cineasta rebelde, enigmático y lleno de vida, de luz y de amor.

La pareja creativa que forman Barquero y Alvarado es un binomio de cineastas que lleva más de un cuarto de siglo profundizando, a través del archivo ajeno y propio, en elementos que confrontan los grandes males del país: la memoria, y por ende, el olvido, la política y lo humano, ya no cómo un espejo de las oscuridades del país, sino como una eterna confrontación entre lo cinematográfico contra aquellos que se empeñan en ocultar la historia y contribuir a la desmemoria y la construcción de un relato falso que sólo mire a un lado y despoja a los “otros” de su propio relato. Con Pepe el andaluz (2012) rescataban la biografía de un desaparecido. Desde 2010 dedican su obra a la figura y el trabajo de Ruiz Vergara del que nace Descartes (2021), recuperación de los fragmentos desechables de Rocío (1980), la única película de Ruiz Vergara, y la única cinta mutilada por la justicia española por señalar a uno de los asesinos fascistas de Almonte. El cine del dúo malagueño nos enfrenta ante lo incómodo, ante nuestra propia historia, aquella que algunos nos negaron. Un cine que escarba en los huecos vacíos de la historia y los llena de historia, de memoria, de verdad, de dignidad y de nombres y apellidos, y no lo hace desde la distancia del tiempo, generando un mero artefacto memorístico, sino que lo hace desde un presente vivo, audaz, inteligente y lleno de fuerza y valentía.  

En Caja de resistencia, los dos cineastas en off nos van abriendo las cajas llenas de documentos, rollos de películas, y demás,  que provocan imágenes que nos trasladan al lugar de los hechos, y filman desde el presente, a partir de una posición crítica, las huellas que permanecen y las ocultas, imaginando y soñando las películas que no fueron, mediante capturas de encuadres y diferentes atmósferas, y rememoran e invocan el espíritu del cineasta sevillano que creció en Huelva, que aparece en diferentes momentos, donde se funde entre la vida, la enfermedad y el cine, en un viaje muy personal y profundo que nos lleva a Portugal, donde el cineasta se exilió después de la durísima sentencia en contra de Rocío, en aquellos tiempos en que la izquierda soñaba con otro mundo después de la Revolución de los Claveles, también visitamos los pueblos y las gentes andaluzas y sus luchas, transitamos las aguas del Guadalquivir, donde vemos fragmentos de Las dos orillas (1987), de Juan Sebastián Bollaín, íntimo amigo de Ruiz Vergara, y otros proyectos que no vieron la luz, a través del grupo de cine andaluz, volvemos a Rocío, y a los hijos de un fusilado, también, a los escenarios que iban a dar vida a una exposición sobre la memoria de los represaliados de la dictadura, y finalmente, nos adentramos en las profundidades de la mina más grande en Europa, otra vez en Portugal, donde el cineasta imaginó una película. 

Muchos de ustedes no se acordarán de Fernando Ruiz Vergara y tampoco de Rocío, seguramente para la mayoría será su primera vez, otro elemento importante que hace de Caja de resistencia, una obra mayor, porque no sólo reivindica la figura del cineasta militante, rebelde e incansable, sino que la rescata, volviendo a esa eterna lucha contra el tiempo, contra el olvido, del que tanto peca este país. Barquero y Alvarado son cineastas-investigadores-ensayísticas-documentalistas y sobre todo, cineastas inquietos, también rebeldes, que buscan y se tropiezan con las huellas del cineasta que se convierte en mentor, en guía y en un ser de luz para ellos y para todos. Un tipo que, a pesar de las hostias, que fueron muchas, siguió hasta su último aliento, pensando, trabajando y soñando con levantar sus películas, y como un hidalgo quijotesco siempre creyó en lo que hacía a pesar de los obstáculos, la indiferencia y los muros de aquellos que continuamente lo desterraban y trataban de invisibilizar. El cineasta Fernando Ruiz Vergara es un claro ejemplo de vehicular el cine como herramienta contra el poder, contra lo establecido, contra las mentes estúpidas y sobre todo, contra el olvido y a favor de la memoria, de lo humano. Sólo me queda dar las gracias a Concha y Alejandro por devolverlo al presente y alentar nuestras ganas de seguir resistiendo. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Adiós Buenos Aires, de Germán Kral

¿TODO ESTÁ PERDIDO?. 

“Uno tiene que pelear por lo que cree, aunque sea una causa perdida.”

La declaración de Atilio que lee Julio

La historia se remonta a noviembre de 2001 cuando la Argentina estaba atravesando una de las peores crisis económicas de su historia. En la ciudad de Buenos Aires resiste Julio, que heredó la tienda de zapatos en la que ya no entra nadie y acumula polvo y deudas. Su existencia se salva gracias a su grupo “Vecinos de Pompeya” con su bandoneón en el que tocan clásicos temas de tango en un boliche de cuarta cada vez más vacío, que hacen que la realidad no parezca tan dura o quizás, por un instante, la olvidan imaginando con tiempos diferentes, incluso, mejores. Debido al panorama desolador, Julio ha decidido exiliarse a Berlín y comenzar de cero. Su hija de 12 años no está muy feliz con la idea y, además, la cosa se revuelve con la aparición de Mariela, una taxista luchadora con la que tiene un accidente en un cruce. Cuando el destino parecía llevarlo fuera del país, la realidad le recordará que no resultará tan fácil dejar el país en la práctica, porque aunque el país se vaya a la mierda, quizás todavía se puede hacer alguna cosa por él, y por uno mismo. 

El director Germán Kral (Buenos Aires, Argentina, 1968), y emigrado en 1991 a Alemania. Desde 1993 ha trabajado con Wim Wenders en diversas ocasiones, amén de interesantes documentales como Imágenes de la ausencia (1998), sobre sus padres, y sobre música como Música cubana (2004), siguiendo la estela de Buena Vista Club Social, donde recupera a sus músicos, El último aplauso (2009), sobre el popular Bar El Chino donde se tocaba tango, y Un tango más (2015), sobre famosos bailarines de tango. Con Adiós Buenos Aires (en el original “Chau Buenos Aires”), deja el documental para instalarse en la ficción donde la música vuelve a estar muy presente y es el vehículo que da vida a unos personajes tristes, melancólicos y sin esperanza. Una película que no habla de rabia y resentimiento, sino de desilusión. Una desilusión que todavía sigue ahí, sin ir más abajo, gracias al tango, a aguantar el grupo aunque ya nadie vaya a verlos, y donde no generan dinero, sólo unas cuántas empanadas. A pesar de eso y de todo, siguen ahí, como el letrero luminoso del local, que va perdiendo la luz fluorescente lentamente, metáfora del sentimiento que anida en el interior de los personajes, y por ende, de un país en plena catástrofe.  

Estamos ante un buen guion que se mueve entre la tragicomedia, entre el Neorrealismo italiano y la Comedia pícara, que firman el propio director junto a Stephan Puchner, que ya trabajó con el director en Música cubana, y el gran Fernando Castets, conocidísimo por sus grandes películas con Juan José Campanella, El mismo amor, la misma lluvia (1999), El hijo de la novia (2001) y Luna de Avellaneda (2004), y otras con Gerardo Herrero y Emilio Aragón, y una serie con Daniel Burmann. La excelente música de Gerd Bauman, que hizo con Kral Imágenes de la ausencia y Un tango más, y su trabajo con el director alemán Marcus H. Rosenmüller, donde consigue dar ese toque en el que se mezcla sensibilidad y dureza. Amén de grandes clásicos del tango como «Pasional»«Desencuentro»«Cambalache»«Honrar la vida». La cinematografía del dúo Daniel Ortega y Cristian Cottet, del que conocemos sus trabajos en La antena y la serie El reino vacío, de Marcelo Pinyeiro, que construye con mucha naturalidad una cinta donde hay realidad, algo de fantasía y sobre todo, mucha duda. El montaje de otro dúo teutón como Patricia Rommel, que tiene en su haber grandes películas junto a directores/as como Wolfgang Becker, Carolina Ling, Angelina Jolie y Florian Henckel von Donnersmarck, y Hansjörg WeiBbrich, con más de 60 títulos al lado de Schmid, Bille August, Schrader, von Trotta, Sokúrok y Serebrennikov. Un trabajo excepcional, detalle y preciso donde se fusiona todo y con suavidad en sus 93 minutos de metraje. 

La historia se mueve bien en todos los sentidos en buena parte por la excelencia del guion, la buena dirección de Kral y un gran plantel que da vida con sencillez y honestidad a unos personajes quijotescos que aguantan el tirón como pueden, unos mejor que otros, aportante una humanidad y dignidad donde el grupo y la comunidad son esenciales para sobrevivir. Tenemos a Julio en la piel de Diego Cremonisi, el bandoneonista, al que hemos visto en Invisible, Rojo, y films de Eduardo Pinto. Le acompañan Mariela que hace Marina Bellati, en cintas de Gustavo Taretto, Miguel Cohan, Juan Taratuto y Ana Katz, y los del grupo como los teclados de Carlos Portalupii, el bonachón adicto al juego en plena recuperación, Manuel Vicente, el violinista idealista en las causas perdidas, Rafael Spregelburd, el playboy y mecánico, todo un buscavidas, el veterano Mario Alarcón, con más de 4 décadas de carrera que da vida al gran cantante retirado Ricardo Tortorella, y otros como El Polaco que regenta el boliche que da vida David Masajnik, todo un experto en los fenómenos espaciales de tiempo y lugar. Tienen mucho del grupito de Rufufú, de Monicelli, pero con más tristeza, más melancolía y más argentinos. 

Una película como Adiós Buenos Aires no busca respuestas a tantas preguntas, sino en seguir de pie cuando toda tu vida y por cercanía, tú país se va hundiendo sin remedio. En esos momentos de apocalipsis de verdad, la película nos cuenta las diferentes actitudes de los personajes ante semejantes hechos que son capaces de terminar con la esperanza más férrea. Tampoco es una película que trate con condescendencia ni blanquee las situaciones a las que se enfrentan sus individuos, no va de eso. Si no que es al contrario, porque muestra un abanico muy distinto ante la avalancha de pobreza y escasez. Unos deciden quedarse y otros, como el protagonista Julio, marchar. Dos opciones diferentes pero igual de complejas. Además, añade la idea del grupo y la comunidad y el amor que se tienen y el  acompañamiento ante el desastre. La comunicación como vía esencial y vital para mantenerse a flote. Ayudarse como único camino cuando a tí te va mal. Una película a contracorriente de una sociedad cada vez más individualista, consumista y vacía. Este grupo se es algo es que todavía no ha perdido su dignidad como espetaba el personaje de Darín en aquel tremendo discurso que espetaba en la fantástica y mencionada Luna de Avellaneda, recuerden, no están sólos aunque les hagan creer el contrario. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Muy lejos, de Gerard Oms

FRENTE AL ESPEJO. 

“La vida no se trata de encontrarse a uno mismo, sino de crearse a uno mismo”. 

George Bernard Shaw

Estamos a finales del 2008 cuando Sergio viaja a Utrecht (Holanda), junto a unos compañeros para ver el partido de su equipo el Español contra el equipo local correspondiente a la Uefa. Después del partido y con la excusa de haberse dejado el pasaporte, Sergio decide quedarse a partir de un gesto espontáneo, visceral y sin ser muy consciente de su decisión, aunque lo único que tiene claro es que no quiere volver a Barcelona. Desde ese momento, el joven barcelonés debe buscar un lugar donde dormir, un trabajo para subsistir y hacerse con una ciudad muy fría, lluviosa y donde todos son extraños. Así arranca Muy lejos, el interesante y en parte autobiográfico debut del catalán Gerard Oms, autor de dos cortometrajes como director, actor y formador de intérpretes en películas como La mitad de Ana, Upon Entry, Los renglones torcidos de Dios y Sis Dies corrents, y actores como Mario Casas que da vida a Sergio, su protagonista que, en plena crisis laboral, y sin pensarlo, decide empezar de cero en una ciudad tan alejada y tan fría de él, donde él no conoce nada ni a nadie.  

A partir de un guion del propio director, el relato se centra en la mirada de Sergio, con una cámara pegada a él, siendo una parte de su cuerpo más, donde iremos descubriendo su nueva realidad. Una película social y por ende, política, sin caer en la condescendencia ni en sentimentalismos de turno, aquí todo es real, o mejor dicho, tiene la verdad que no escamotea, sino la que te mira a los ojos, la que te enfrenta con los problemas de alguien en una ciudad que le es totalmente desconocida y hostil, siendo un extranjero más como el joven marroquí que se convierte en un compañero de fatigas, de ese otro mundo o mejor dicho, submundo, donde las sombras de los ilegales se pierden en callejones oscuros y vidas mal vividas en un gris sótano. Se agradece y mucho la mirada de Oms a lo social, un espacio poco transitado por el cine actual y mucho menos el que se hace por estos lares, y además, su forma de adentrarse en ese mundo, haciéndolo desde lo humano, lo más cercano y lo cotidiano, dotando a su película de transparencia, donde podemos sentirnos uno más rodeado de la urbe ajena y tan diferente, en que la los encuadres van mostrando fragmentado el entorno que enriquece la película y la visión al unísono con el protagonista. 

Como ya he comentado la magnífica cinematografía de Edu Canet, que ya trabajó con el director en el corto Has estado, hace tiempo (2022), y en el debut como director de Mario Casas en Mi soledad tiene alas (2023), con esos planos tan naturales y cercanos que van creando esa idea de verdad que tiene toda la película, siguiendo el mismo andar de Sergio, con el que vamos conociendo la ciudad y las personas que se va cruzando, siempre desde un modo de frente en la misma altura de cada plano. La música de Silvia Pérez Cruz, no sólo da ese calor tan necesario en una trama tan dura, sino que va abriendo esos pequeños resquicios que van en ritmo del viaje de descubrimiento que tiene el protagonista. El montaje lo firma la cinesa Neus Ballús, que ha trabajado con Oms, en un profundo y sensible ejercicio que ayuda a ver la realidad sin cortapisas de una inmigración que intenta mantenerse a flote en un país tan europeo y occidental como tremendamente hostil con el diferente, como dejan claro en una secuencia muy descriptiva, sin caer en el relamido retrato de buenos y malos, sino en una película que explica una realidad que podría ser cualquier país de la mal llamada Unión Europea, que alardea de valores humanos pero que explota sin ningún tipo de escrúpulos a los de afuera, aprovechándose de su situación. Cosas de la hipocresía que la película retrata con firmeza. 

En el campo interpretativo tenemos a un gran Mario Casas que desde su interpretación en la excelente Grupo 7 (2012), de Alberto Rodríguez, y a medida que ha ido cumpliendo años ha ido dejando aquel sanbenito de joven galán para convertirse en un actor magnífico como ha demostrado en películas como Ismael, de Marcelo Piñeiro, Toro, de Kike Maíllo, Bajo la piel de lobo, de Samu Fuentes, el practicante, de Carles Torres y No matarás, de David Victori, entre otras. Su Sergio es un personaje duro y vulnerable, perdido y corajudo, sensible y con coraza que irá quitándose a medida que vaya viviendo en su “exilio”. Le acompañan el siempre convincente David Verdaguer, en uno de esos personajes amargados de su estancia en la ciudad holandesa, enfadado con todos y sobre todo, con él mismo, que es una especie de antítesis del personaje de Casas. llyass El Ouahdani interpreta al compañero de “curro” del protagonista, transmitiendo naturalidad y esa vida oculta por su condición de ilegal, como ya hizo en la interesante Suro, de Mikel Gurrea. También encontramos las presencias de Raúl Prieto, Nausicaa Bonnin y Daniel Medrán, entre otros intérpretes autóctonos que dan ese alcance que tiene la historia. 

Celebro y aplaudo una película como Muy lejos, y disfrutamos de la llegada a la dirección de largometrajes de alguien como Gerard Oms, en una película producida por el citado Carles Torras, porque su sencilla y cercana película tiene muchos frentes abiertos. Por un lado, tenemos a Sergio, un tipo desplazado que emprende su propia aventura, la de mirarse frente al espejo al que todavía no ha sido capaz de mirarse, y hacer un viaje emocional en una ciudad extraña donde descubrirá muchas cosas que hasta ahora no se atrevía a descubrir. Después está la mirada al trabajo, con un corte social que nada tiene que envidiar en absoluto a los tótems del cine europeo como Loach Leigh, Dardenne, Frears, etc… Porque tiene una mirada cruda y sensible hacia el tema del empleo, el ilegal, y el de la inmigración, sin ser positivista ni nada que se le acerca, sino a través de una mirada reflexiva, profunda y de verdad, con sus momentos de humor, sensibilidad y cercanía, como demuestra la heterogeneidad de idiomas, se escuchan hasta cinco, o más, y la diversidad y complejidad de cada personaje, contando sus circunstancias, y sus deseos, anhelos e ilusiones, en una historia que retrata a Sergio que es en realidad muchos que, en un momento de sus vidas, deciden irse y descubrirse de una vez por todas, en un lugar extranjero y desde cero. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Un hombre libre, de Laura Hojman

EL POETA SILENCIADO. 

“Uno no se rebela por odio, sino por amor”. 

De la novela “El cordero carnívoro”, de Agustín Gómez Arcos

Un desierto rocoso y árido nos da la bienvenida a Un hombre libre, de Laura Hojman (Sevilla, 1981), acompañada del potente sonido de los Derby Motoreta’s Burrito Kachimba. Un lugar y una canción para hablar de la vida y obra de Agustín Gómez Arcos (Enix, Almería, 1933 – París, Francia, 1998), un hombre libre, como reza el título, un tipo diferente que nació en una España que tuvo una cruenta guerra y una feroz y violenta dictadura y expulsó a tantos como él, tantos que creían y luchaban por una España diferente, una España plural, abierta y para todos y todas. Un poeta que lidió contra la ira del fascismo, que tuvo que exiliarse a Francia, y sobre todo, tuvo que vivir con el resentimiento hacía un país que nunca lo quiso, que nunca lo miró y encima, lo silenció y olvidó. Esta es la historia de muchos como Agustín, que la historia los abandonó, aunque también es la historia de los que lucharon contra el olvido y los devolvieron a la vida, a la literatura y a destacarlos y darles su lugar en la historia, su lugar en el mundo que tanto tiempo se le negó. 

De Hojman conocemos tres películas anteriores, todas ellas dedicadas a novelistas andaluces o con Andalucía como telón de fondo: la primera fue Tierras solares (2018), que recogía el periplo del nicaragüense Rubén Darío por la Andalucía de principios del XX, después vimos Antonio Machado. Los días azules (2020), siguiendo la travesía vital del genial escritor andaluz, más tarde hizo A las mujeres de España. María Lejárraga (2022), que, al igual que sucede con Un hombre libre, se propuso dar voz contra el silencio de grandes autores olvidados por la historia o por lo que fuese. La propuesta de la cineasta sevillana se basa en un viaje muy bien documentado en la que se acoge al archivo, ya sea documentado, audiovisual, sonoro y la aportación de expertos y figuras de la literatura que ayudan a contar y reflexionar las posiciones sociales, políticas y culturales de los protagonistas y la época que les tocó vivir y sufrir. También, hay elementos de ficción, pocos eso sí, que le dan la profundidad necesaria. Podríamos decir que sus cuatro películas abordan diferentes personajes a lo largo y ancho del siglo XX de la Historia de España, donde apareció la modernidad, la República, la Guerra, la dictadura, y la oscuridad: la violencia, el exilio, y el silencio.  

En las cuatro obras de Hojman destaca una concisa y sobria imagen y sonido que detallan con inteligencia y profundidad gran cantidad de detalles que abordan con transparencia la complejidad de cada uno de los autores. La cinematografía de Jesús Perujo, que ya estuvo en la mencionada Antonio Machado. Los días azules, amén de Una vez más (2019), de Guillermo Rojas, coproductor de la cine, con que no se embellece lo que se cuenta ni mucho menos se obvian los detalles menos agradables, aquí se habla de verdad, de frente y sin tapujos. La excelente música de la artista Novia pagana, da ese calado de luz y oscuridad que recorre la vida y obra de Gómez Arcos. El montaje de Mer Cantero, que tiene en su haber películas con Antonio Cuadri y documentales, impone un fantástico y sobrio ritmo pasando por las diferentes texturas, conceptos y marcos de una vida agitada, en continuo movimiento y siempre de escape y a la carrera y vertiginosa, como el huido qué era, en sus interesantes y brillantes 88 minutos de metraje, que no dejan indiferentes y además, ayudan a conocer su carácter y su alma de forma apasionante y descubriendo a un tipo que vivió a pesar de los de siempre. 

Ya hemos hablado de las presencias en formas de testimonios que aparecen en las películas de la directora andaluza. En Un hombre libre tenemos a Pedro Almodóvar, Paco Bezerra, Alberto Conejero, Antonio Maestre, Marisa Paredes, a la que está dedicada la película en su memoria, Bob Pop y Eric Vuillard, entre otras personalidades de la cultura y la sociedad que hablan de Agustín Gómez Arcos, de quién fue, de sus poderosos libros, de su homosexualidad, de su infancia en la Almería empobrecida, de sus años de aprendizaje en Barcelona, de su tiempo que no le dejaron hacer teatro en Madrid, de sus experiencias difíciles en Londres, de su exilio en París, la publicación y éxito de sus libros como el citado “carnívoro”, “el niño pan”, “Ana no”, “Escena de caza (furtiva)”, y “María República”, y muchos más que lo convirtieron en un escritor español que escribía en francés con grandes reconocimientos y aplausos en el vecino país, y tantas historias y demás que nos explican y sobre todo, sacan del baúl del olvido a uno de los más grandes autores que han habido en España, con un sello muy personal, que habla de homosexualidad, de exilio, de dolor, de heridas, de tantas heridas, y de la vida que, a veces, la mayoría de las veces, resulta muy cruel con aquellos y aquellas que sienten, piensan y hacen diferente, aunque tanto Cabaret Voltaire que ha publicado en castellano sus novelas como la película de Hojman ayudan a que la vida y obra de Agustín Gómez Arcos sigan latiendo y cada vez más. Así que, como decían en la secuencia más memorable de El ministerio del tiempo, con Lorca: “Hemos ganado”. Ya saben de que les hablo. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Nadine Naous

Entrevista a Nadine Naous, guionista de la película «Bye Bye Tiberias», de Lina Soualem, en el marco de El Documental del Mes, iniciativa de DocsBarcelona, en la terraza del H10 Casa Mimosa en Barcelona, el miércoles 5 de marzo de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Nadine Naous, por su tiempo, sabiduría, generosidad, a Sam Wallis, por su gran labor como intérprete, y a Carla Font de Comunicación de El Documental del Mes, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Marianela Maldonado

Entrevista a Marianela Maldonado, directora de la película «Niños de las Brisas», en el hall del Hotel Astoria en Barcelona, el lunes 9 de diciembre de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Marianela Maldonado, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Violeta Medina de Varanasi. Prensa y Comunicación, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Hilaire Arasa

Entrevista a Hilaire Arasa, protagonista de la película «L’Espill», de Mario Pons Múria, en la Casa «Lo Tros», en el Perelló, en el Baix Ebre, provincia de Tarragona, el domingo 16 de abril de 2023.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Hilaire Arasa y Mario Pons Múria, por su amistad, tiempo, sabiduría, generosidad, y a Óscar Fernández Orengo, por retratarnos de forma tan especial, y por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Susi Sánchez

Entrevista a Susi Sánchez, actriz de la película «Reinas», de Klaudia Reynicke, en la cafetería de los Cines Renoir Floridablanca en Barcelona, el lunes 2 de septiembre de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Susi Sánchez, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Lara Pérez Camiña y Sergio Martínez de BTeam Pictures, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Mario Pons Múria

Entrevista a Mario Pons Múria, director de la película «L’Espill», en el Poliesportiu de L’Ampolla en Tarragona, el domingo 16 de abril de 2023.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Mario Pons Múria, por su amistad, tiempo, sabiduría, generosidad, y a Óscar Fernández Orengo, por retratarnos de forma tan especial, y por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Helena Bengoetxea

Entrevista a Helena Bengoetxea, directora de la película «Matrioskas, las niñas de la guerra», en la Filmoteca de Catalunya en Barcelona, el viernes 2 de diciembre de 2022.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Helena Bengoetxea, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Jordi Martínez de comunicación de la Filmoteca y al equipo de Nueve Cartas comunicación, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA