Temps mort, de Fèlix Colomer

LA HISTORIA DE CHARLES THOMAS. 

“La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir”. 

Gabriel García Márquez 

Se cuenta que una vez, en un tiempo pasado, hubo un jugador de baloncesto estadounidense llamado Charles Ray Thomas que, no saltaba, simplemente volaba por encima de todos. Se contó que llegó a España a finales de los sesenta para jugar en el Sant Josep de Badalona, recién ascendido a la élite, donde fue el mejor. De ahí pasó al Barça donde hizo una dupla de oro con Norman Carmichael, mítico jugador de la sección en la que jugó nueve temporadas. Tenía una mujer Linda que lo adoraba y dos hijos pequeños. Pero aquellos de esplendor y de cielo infinito se truncaron con la importante lesión de rodilla frente al eterno rival Real Madrid. Después de todo aquello, la cosa cambió radicalmente, porque Thomas no fue el mismo. Aparecieron el alcohol y las drogas, su mujer lo abandonó y finalmente, un día de 1976 desapareció para volver a aparecer cuatro años después como una noticia que confirmaba su muerte. Una noticia nunca contrastada y por ende, abierta a ser cierta o no. La película Temps mort, de Fèlix Colomer (Sabadell, 1993), recoge su historia y la reconstruye de forma fidedigna, revelando información sobre la vida y la no vida de Charles Thomas, el jugador que voló.

De Colomer hemos visto películas como Sasha (2016), que recogía las vivencias de un niño ucraniano en su verano de acogida en Cataluña, Shootball (2017), que seguía el vía crucis de Manuel Barbero para destapar un caso de abusos en un colegio religioso, la serie Vitals (2021), sobre los primeros meses de la Covid en un hospital en su ciudad natal, en Fugir (2022), seguía a cinco hermanos ucranianos que huyen de la guerra, y El negre té nom, de este mismo año, donde daba buena cuenta del hombre disecado en Banyoles y la búsqueda sobre su identidad. La identidad en relación a lo humano es el leitmotiv de los trabajos del cineasta catalán, en que su cine-investigación se alimenta de seres que, en contra de todo y todos, deciden alzar su voz, luchar por la verdad, la dignidad y la justicia, en un camino lleno de obstáculos y presiones sociales y legales. Un cine bien contado, muy cercano, que usa un lenguaje directo y nada enrevesado, con una estructura con su parte didáctica e informativa, pero sin olvidarse del cine, es decir, con tensión, calma, giros inesperados y sobre todo, un incesante trabajo para destapar casos que han caído en el olvido, en algunos casos, y otros, que no han tenido la información adecuada y han quedado en suspenso. 

En Temps mort, con la complicidad del periodista Carlos Jiménez que investigó la figura de Charles Thomas, Colomer hace su Searching for Sugar Man, la película que siempre cita como la obra que lo llevó al documental, y rescata la vida y trayectoria del jugador, y lo hace componiendo una película que se hace con maravilloso material de archivo, en el que vemos a Ramón Ciurana, el señor que lo llevó a España, y algunos fragmentos de partidos de la época, imágenes del propio Thomas y su familia en sus momentos domésticos, e increíbles recreaciones, además de estupendos testimonios familiares del mencionado Ciurana, ex compañeros como el propio Carmichael, con el que eran íntimos amigos, Manolo Flores y Aito García Reneses, grandes jugadores como Santillana y Ramos, entre otros, para trazar un enigmático y contundente viaje por las luces y las sombras de un jugador que iba destinado a marcar una época pero la lesión de rodilla y la depresión lo alejaron de todos y de él mismo. Una película contado con un feroz ritmo, acompañado de una música excelente de Joaquim Badia, que ha trabajado en seis ocasiones con Colomer, amén de Ventura Pons, bien acompañado por temazos de la motown de aquellos años, con una brillante y lúcida cinematografía del dúo Juan Cobo y Pep Bosch, que ya estuvo en Sasha, y el febril montaje de Guiu Vallvé, habitual y pieza capital en el cine del director sabadellense, consiguen atraparnos y llevarnos en volandas por una historia llena de altibajos y sorpresas. 

La película evita la sorpresa tramposa, cuenta las cosas de forma honesta y nada especulativa, se centra en los hechos y los relata a partir de lo humano, sin necesidad de volantazos ni estridencias de ningún tipo, todo emana mucha verdad, es decir, vemos a personas que nunca son juzgadas, personas que son escuchadas atentamente, con la distancia justa y dotándolas de un espacio relajado y sin prisas. Temps mort es una gran película y lo es por su humildad y sencillez, con una trama digna del mejor thriller de investigación lleno de giros sorprendentes y totalmente inesperados, erigiéndose en un implacable retrato de historia, y de los personajes anónimos que son rescatados y sacados del olvido injusto del tiempo, porque no sólo nos sumerge en las antípodas de lo que era el baloncesto en España a finales de los sesenta y principios de los setenta, sino que traza un interesante, profundo y revelador cuento sobre la memoria, el tiempo, la amistad, la salud mental, el pasado que nos somete, el presente como oportunidad, y ejecuta un sólido e interesantísimo documento sobre los olvidados, los marginados y los invisibles, que quizás no están tan muertos, y siguen esperándonos para contarnos su historia, la suya y la de nadie más. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA 

Entrevista a Nadine Naous

Entrevista a Nadine Naous, guionista de la película «Bye Bye Tiberias», de Lina Soualem, en el marco de El Documental del Mes, iniciativa de DocsBarcelona, en la terraza del H10 Casa Mimosa en Barcelona, el miércoles 5 de marzo de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Nadine Naous, por su tiempo, sabiduría, generosidad, a Sam Wallis, por su gran labor como intérprete, y a Carla Font de Comunicación de El Documental del Mes, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Bye Bye Tiberias, de Lina Soualem

CUATRO MUJERES PALESTINAS. 

“Somos lo que dejamos en los otros”. 

Ángeles Mastretta

La película arranca con una grabación doméstica en la que vemos el lago Tiberias, símbolo de un pasado que ya no volverá para la excelente actriz palestina Hiam Abbas (con más de 60 títulos en los que ha trabajado con Amos Guitai, Tom McCarthy, Jim Jarmusch, Ridley Scott y Costa-Gavras, etc…)  y su familia. Un lugar que sigue existiendo en un tiempo determinado. Un espacio que simboliza también el tiempo pasado y el futuro incierto en el que se encuentra la población palestina. Así empieza Bye Bye Tiberias, la segunda película de Lisa Soualem, hija de Hiam, que vuelve a hablar de sus raíces como hiciese en su primer largo Leur Algèrie (2020), en la que hablaba de la familia paterna. Ahora, profundiza en la familia materna, a través de su madre, que se exilió a los 20 años para seguir su sueño de ser actriz, y las dos mujeres que le precedieron, su madre y abuela. Pasado y presente se envuelven para contarnos una historia de cuatro generaciones de mujeres palestinas en las que se recorre, cómo no podía ser de otra forma, la dura historia del pueblo palestino. Aunque, a diferencia de otros documentos sobre el conflicto, en esta, la raíz de todo es una historia familiar, la de Abbas, contando una cotidianidad invisible y muy cercana. 

El guion que firman la propia directora y Nadine Naous, también realizadora en títulos como Clichés (2010), cortometraje protagonizado por la citada Hiam Abbas, y el largo Home Sweet Home (2014), que explora las entrañas de su familia palestina-libanesa, se sustenta desde mostrar lo oculto, es decir, recorrer a las cuatro mujeres palestinas que escenifican la historia y la realidad de otras muchas que se han visto afectadas por la eterna guerra entre Palestina e Israel, a partir de archivo en el que vemos imágenes inéditas de la Palestina de los cuarenta del siglo pasado, la expulsión de familias palestinas de 1948 para que fuesen ocupadas por israelitas, las mencionadas grabaciones domésticas de los noventa cuando Hiam volvía a ver a su familia con Lina de niña. Una película de idas y venidas entre pasado y presente, donde lo de antes y lo de ahora, con la actriz viajando a los lugares que fueron y ya no son, es un continuo espejos-reflejos donde la historia queda a un lado para centrarnos en el rostro y los cuerpos de unas mujeres que han vivido el horror, el exilio, y las penurias de una vida en constante peligro que, les ha llevado a estar separados de los suyos. 

Soualem se ha acompañado de grandes cineastas para contar la historia de su familia materna a través de su madre, empezando por la cinematógrafa Frida Marzouk, de la que hemos visto películas como Entre las higueras y Alam, entre otras, con un trabajo de luz natural y mucha naturalidad, donde se cuenta desde lo íntimo y con gran profundidad en una interesante mezcla de texturas y colores cálidos todo el devenir de las que no están y de las que sí. La música de un grande como Amin Bouhafa con más de 50 títulos en su filmografía, junto a cineastas de la talla de Abderrahmane Sissako, Kaouther Ben Hania y Rachid Bouchareb, y muchos más, donde sin enfatizar vamos descubriendo la historia desde la honestidad y la sinceridad que demanda un relato como éste. El gran montaje de Gladys Joujou, una gran profesional que tiene en su haber nombres tan importantes como Oliver Stone, Jacques Doillon, y películas recientes como El valle de la esperanza, de Carlos Chahine, que imprime un carácter sólido e interesante a la amalgama de imágenes, tiempos y miradas que anidan en la película, consiguiendo que en sus reposados 82 minutos todo ocurre de forma tranquila por la que se recorren temas como la familia, la sangre, la tierra, la política, los sueños y demás menesteres.

La gran labor de una película como Bye Bye Tiberias no es la de hacer una historia que hable sobre la guerra y la expulsión de los palestinos, como ya hay muchas películas sobre el tema, sino la de hacer una relato que se centra en la retaguardia, es decir, en todas las heridas que un conflicto tan sangriento ha dejado en las personas, y sin hacerlo desde la tristeza y la desilusión, sino desde la mirada y el gesto cotidiano, desde las cuatro mujeres palestinas de esta familia: la bisabuela, la abuela, la madre Hiam Abbas y la propia directora, y hacerlo desde lo más íntimo y lo más profundo, sin caer en el derrotismo y la desesperanza, sino con alegría y humor, a través del amor que nos han dejado las que nos precedieron y lo que hacemos desde el presente, recordándoles y siendo fieles a su legado, a su tiempo, a su historia y por ende, la de nuestro país, Palestina, un país que siempre existirá en el corazón aunque pierda la tierra, nunca perderá su historia y su memoria, porque esa cuestión es la que pone sobre la mesa la película de Lina Soualem: el significado de un país, su tierra, sus gentes, su memoria y todo lo demás. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Jean-Gabriel Péirot

Entrevista a Jean-Gabriel Péirot, director de la película «Regreso a Reims», en el marco de L’arxiu subterrani. Found footage. Centenari del cinema amateur a Catalunya, en la sala Laya de la Filmoteca de Catalunya en Barcelona, el miércoles 24 de abril de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Jean-Gabriel Péirot, por su tiempo, sabiduría, generosidad, a Rafael Dalmau, por su gran labor como intérprete, y a Jordi Martínez de comunicación de la Filmoteca, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Péter Forgács

Entrevista al cineasta Péter Forgács, con motivo del ciclo del Centenari del cinema amateur de Catalunya, en la Filmoteca de Catalunya en Barcelona, el jueves 14 de marzo de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Péter Forgács, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, a mi querido amigo Óscar Fernández Orengo, por retratarnos con tanto talento, y a Jordi Martínez de comunicación de la Filmoteca, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Presentación de PABLO LA PARRA PÉREZ

Presentación de Pablo La Parra Pérez como nuevo director de la Filmoteca de Catalunya, junto a Natàlia Garriga, Consellera de Cultura de la Generalitat de Catalunya, en Bar La Monroe, en Barcelona, el viernes 19 de julio de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Pablo La Parra Pérez y Natàlia Garriga, por su tiempo, sabiduría, y a Jordi Martínez de comunicación de la Filmoteca, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

La primera mirada. Historia de una escuela de cine, de Luis E. Parés

LOS JÓVENES QUE QUERÍAN HACER CINE. 

“Nos dijeron que no mirásemos atrás porque sólo encontraríamos ruinas tristes de una España gris. Pero, no era verdad. Si miramos detenidamente, de entre las sombras, surgen otras imágenes, las de unos jóvenes que querían contar el dolor de un país. Los estudiantes de una escuela de cine, creadores sin medios, pero sin miedo. Con ellos nacía una mirada cómplice. Una mirada dispuesta a ver las cosas por primera vez”. 

Todos aquellos que amamos el cine español sabemos del IIEC (Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas), aunque muy pocos hemos visto alguna de las prácticas allí realizadas. Una cuestión que dice mucho del poco valor institucional que se le ha dado al patrimonio cinematográfico. Algunas pocas de esas imágenes ya habían visto la luz en De Salamanca a ninguna parte (2002), de Chema de la Peña, un valioso documento centrado en las famosas conversaciones y en el Nuevo Cine Español, en el que se le daba voz a sus protagonistas. La película La primera mirada. Historia de una escuela de cine, de Luis E. Parés (Madrid, 1982), es todo un acontecimiento en el Cine Español, porque no es sólo es la primera vez que se bucea en los archivos de Filmoteca Española, sino que se sitúa en el epicentro de lo que significó el IIEC, mostrando las valiosísimas imágenes de aquellas prácticas de los nombres que revolucionaron el lenguaje y la mirada del cine de aquí. 

El recorrido cinematográfico de Parés viene de lejos: programador de Filmoteca, Cinemateca Madrid, Festival de Sevilla e inventor del programa de televisión “Historia de Nuestro Cine”, agitador, activista e historiador del Cine Español, amén de director de siete cortometrajes, entre los que se encuentran Los conspiradores (2023) y El espectro político (2024). Con todo este bagaje era la persona más que idónea para acometer una película de estas características, tan insólita como necesaria. El encargo le vino de Mario Madueño, productor de Pantalla Partida, y el bueno de Luis se sumergió en el archivo, visionando los más de medio centenar de trabajos conservados y con la ayuda de Luis Deltell y José M. Carrasco elaboraron un guion que repasa concienzudamente las peculiaridades de cada práctica, sino que se sumerge en sus características, tanto a nivel de contexto político, cultural, económico y social, mediante las voces de dos intérpretes como Aitana Sánchez-Gijón y Pedro Casablanc. Una amalgama de información que aborda sus primeros años, los que van de 1947 a 1962, bien estructurada y mejor administrada, tanto crítica como artística que da buena cuenta del valor incalculable de estas películas almacenadas tanto tiempo sin que nadie les diera luz y mucho menos, la visibilidad y su posición fundamental en la Historia del Cine Español. 

Vemos secuencias de los primeros trabajos de grandes nombres como Berlanga, Bardem, que se conocieron en la cola de las pruebas de acceso, Julio Diamante, Carlos Saura, Jesús Franco, Luis Ciges, Eugenio Martín, Javier Aguirre, Basilio Martín Patino, José Luis Borau, Antonio Mercero, Joaquím Jordà, Helena Lumbreras, Víctor Erice y Francisco Regueiro, y otros menos desconocidos como José Gutiérrez Maesso, José Maria Zabalza, Manuela González-Haba, Sergio Ferrer de María, Héctor Sevillano, y muchos más. Películas de índole académico que ya nos informan de todo el arsenal de unos jóvenes que encontraron en el IIEC una isla de libertad en la que podían abordar los temas sociales y políticos que se les negaba a los profesionales. Miradas de estudiantes que hablaban de un país en dictadura dominado por la moral religiosa, la represión sexual y la pobreza y miseria de sus habitantes, en unas prácticas donde no existía la temida y malvada censura. Una escuela que fue un espacio de ideas, amistad, libertad y sobre todo, de cine, de lo cinematográfico, donde se discutía y se compartía cine, títulos, y demás cuestiones del séptimo arte. Jóvenes que querían hablar de la realidad, a través de la verdad de sus prácticas/películas, donde la única frontera era la imaginación, sin importar los pocos medios que disponían, porque se las ingeniaban para hacer un cine crítico sobre la realidad sucia y gris del país. 

Una película que tiene un contenido muy trabajado, lleno de detalles e información concisa y muy directa, explorando cada encuadre, fotograma y mirada de las diferentes películas. Un excelente trabajo de found footage donde el archivo adquiere su valor histórico y cinematográfico, a partir de un concienzudo y rítmico montaje que firma Vanessa Marimbet, que ha trabajado en documentales como Flamenco, Flamenco y Las paredes hablan, ambas de Carlos Saura, y ficciones como El plan, y El buen patrón, entre otras, y la excelente y detallista música de Bruno Dozza, que resignifica cada encuadre, cada gesto y cada mirada en una composición que explica y conmueve. Una película que habla de cine con el cine, olvidándose de los testimonios que existen de archivo, porque la película de Parés quiere mostrar lo invisible, desenterrar de las catacumbas del archivo de la Filmoteca, todo este material tan valioso como olvidado, y dotar de visibilidad, acceso y contextualizarlas en el Cine Español de antes y de ahora, estableciendo los puentes que no existían y sobre todo, generando ese reflejo de espejos entre aquellos jóvenes y los de ahora, entre aquella España dictatorial y la democrática de ahora. 

No se pierdan la película La primera mirada. Historia de una escuela de cine, porque les va sorprender muchísimo a todas aquellas que amamos el Cine Español, y a los que no, seguirán perdiéndose obras que hablan de ellos, de su país, de su historia, sus costumbres y su recorrido que no es poco. Si tuviésemos que encontrar un paralelismo con lo que ha hecho Parés lo encontraríamos en el trabajo del norirlandés Mark Cousins en obras de la calidad de The Story of Film: An Odissey (2011), y su análisis en the Story of Film: A New Generation (2021), A Story of Children and Film (2013), Women Make Film: A New Road Movie Through Cinema (2018), amén de sus trabajos sobre Welles, Jeremy Thomas y Hitchcock, y demás. Un cine que hable de cine, que lo mire con tiempo, con reflexión y contextualizando cada imagen, cada instante y cada coyuntura política, económica y social, construyendo un archivo de imágenes en constante diálogo, cuestionando y sobre todo, mostrando a las nuevas generaciones de cineastas, para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos, que no es poco, en un país que mira de forma institucional muy poco su cultura y menos a su cine. En fin, habrá que seguir trabajando, porque si no lo hacen, otros como Parés deberán hacerlo. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA


<p><a href=»https://vimeo.com/932447885″>LA PRIMERA MIRADA, Luis E. Par&eacute;s [Clip with English subtitles]</a> from <a href=»https://vimeo.com/agfreak»>Agencia Freak</a> on <a href=»https://vimeo.com»>Vimeo</a>.</p>

Mientras seas tú, de Claudia Pinto Emperador

COMPARTIR LA VIDA Y LA ENFERMEDAD.  

“A mi amigo Al no se le nota. No es ruidoso y no duele, no te parte el corazón y no te deja el cuerpo dolorido ni la autoestima en la basura. Es muy discreto. Simplemente te va abandonando de puntillas: un día se lleva una muda, otro día algún abrigo, otro día calcetines y así hasta que el armario se quede vacío. Solo con la estructura”.

Carme Elias sobre el Alzheimer en su libro “Cuando ya no sea yo”.

En un instante de la magnífica Relámpago sobre el agua (1980), de Wim Wenders, vemos al director Nicholas Ray en el vestíbulo de un cine sentado y quejoso. Dentro, en la sala, se proyecta una de sus películas. La cámara está fuera, en la intimidad de un hombre enfermo, alejado de todo, de lo que fue, de su cine, en un espacio que nunca vemos que ahora se hace presente, un lugar que, podríamos decir, que estamos en el otro lado del espejo, el que se queda ausente de los espectadores. La misma mirada y textura la encontramos en la película Mientras seas tú, de Claudia Pinto Emperador (Caracas, Venezuela, 1977), que ha ido rodando junto a su amiga y actriz Carme Elias (Barcelona, 1951), un relato oculto a la mirada ajena, un relato que sigue el presente de la mencionada actriz después de ser diagnosticada con Alzheimer. 

La relación entre directora y actriz nació cuando rodaban en Venezuela la película La distancia más larga (2013), en que la actriz hacía de Martina, una mujer que deseaba hacer un viaje final a la montaña Roraima para despedirse porque tiene una enfermedad incurable. La amistad siguió con Las distancias (2021), en que la actriz hacía de Teresa, la abuela de una familia compleja, donde en una secuencia en cuestión la desmemoria de la actriz provocó la visita al doctor y el fatídico diagnóstico. Lo que empezó como una forma de filmar el presente, filmar la amistad, la vida, y la enfermedad, se ha convertido en una cinta que explora esos ratos íntimos y alejados de alguien como Carme Elias, una actriz que ya no puede ser actriz, una mujer que debe vivir con una enfermedad, alguien que acepta su dolencia, y quiere tener una muerte digna cuando ya no sea yo, como citaba en su libro. La mirada de Pinto nace desde la verdad y la honestidad, se acerca como una amiga, como una persona que quiere filmar aquello que no se ve, una intimidad cotidiana, un espacio donde se repasa la extensísima carrera de la actriz, con más de medio siglo como intérprete, que empezó allá por 1969 en el teatro, en el cine y la televisión, saltando de un medio a otro, convirtiéndola en una de las actriz más valoradas de nuestro país. 

Todo se cuenta desde lo sensible y la caricia, sin caer nunca en el manido tremendismo, la estúpida sensiblería o demasiado edulcorado, aquí no hay nada de eso, hay verdad y dolor, pero desde lo humano y lo complejo, como esos momentos donde la actriz y el maestro y director de actores Juan Carlos Corazza dialogan en un intenso ejercicio de teatro, que recuerda a muchos pasajes de Tras el ensayo (1984), de Bergman, en la que repasan sus personajes teatrales, donde las emociones de aquellos y de la actriz se confunden, se emparentan y resignifican el presente de forma certera y demoledora. La excelente cinematografía que construye un lugar transparente y exquisitamente natural que firma Agnès Piqué Corbera, de la que hemos visto Canto cósmico. Niño de Elche (2021), y la reciente La imatge permanent. La dulce y acogedora música de Vanessa Garde, con más de 25 títulos con gente como Álvaro Fernández Armero, Icíar Bollaín, entre otros. El sencillo y pausado montaje de Vicente Navarro, que cimenta sin darnos cuenta una película profunda y llena de instantes de una emoción intensísima, en una película breve de apenas 73 minutos de metraje. El diseño de sonido de Fernando Novillo también ayuda a acercarnos a la sutileza de todo lo que se cuenta, sin ningún tipo de alarde ni virguería, que tiene en su haber trabajos con Agustí Villaronga, Isaki Lacuesta y Carla Subirana, entre otras. 

En menos de un año, se han estrenado tres cintas que tienen el alzheimer como tema central, visto desde miradas diferentes como la cineasta que mira sus abuelos en Toda una vida, de Marta Romero Coll, la cineasta que mira a una pareja, y finalmente, Mientras seas tú, tres formas de acercarse a la enfermedad, desde lo humano, la sensibilidad, y la sencillez, explorando las dificultades, las alegrías y la complejidad, y los recuerdos de las personas afectadas, y sobre todo, las tres obras lo hacen desde la verdad, donde no hay espacio para la grandilocuencia, sino todo lo contrario, desde lo natural, lo cotidiano y la transparencia de lo que se cuenta y con quién se está contando, en este caso, desde la mirada de una directora a su actriz y amiga, y dejar en forma de película todos esos momentos donde la vida y la enfermedad se funden, se mezclan y comparten todo. Si el cine debe mirar la vida y filmarla, aunque no la entienda, en la película Mientras seas tú, se consigue una película que se hace mientras la vemos, un ensayo sobre la vida, la memoria, son impagables las imágenes de archivo, desde las domésticas, las de los trabajos de Carme en el teatro, el cine y la televisión, y en alguna que otra entrevista, y en las zonas de backstage, donde vemos a la actriz, siendo testimonios de aquello que filma la película, esos momentos donde la persona se queda sola y a solas, sin nadie, con ella misma, con su enfermedad, sentimientos, miedos y existencia. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

La memoria infinita, de Maite Alberdi

RECORDANDO CON EL OTRO. 

“Lo bueno no se olvida. A ti no te olvidaré jamás”.

Stefan Zweig

De las cuatro películas que habíamos visto de la directora Maite Alberdi (Santiago, Chile, 1983), en una de ellas ya había tocado temas de la memoria como hizo en La Once (2014), donde seguía a su abuela y sus amigas y el paso del tiempo, tanto el presente como el pasado, a partir de las ausencias y vacíos. En La memoria infinita, la memoria es el centro de la acción, y lo es porque uno de los protagonistas es Augusto Góngora, periodista chileno que padece alzheimer desde hace ocho años. Junto a él, su mujer, Paulina Urrutia, actriz de oficio, que lo cuida y lo ha integrado a sus quehaceres profesionales. La película está construida a partir de la intimidad de la pareja, de su cotidianidad, del acto de recordar la vida de quién ya no se acuerda. No es una película que ahonde en el sentimentalismo ni en la tristeza de padecer una enfermedad tan difícil, sino todo lo contrario, hay una idea de mostrar el problema de verdad, es decir, mirándolo de frente, sin prejuicios, ni condescendencia, ni nada que se le parezca, y sobre todo, con muchísimo humor, porque las cosas si las miramos de frente ya no las vemos con tanto drama. 

En la película de la directora chilena hay memoria, un esfuerzo por recordar, de lucha contra el olvido, pero también, hay la necesidad de mostrar la vejez y todas sus circunstancias, como ya hizo en la mencionada La Once y El agente topo (2020), suerte de cine negro, mezclado con documental y comedia clásica, para generar toda una trama sobre la vejez digna y el humor como herramienta fundamental para vivir. Tanto Augusto como Paulina se olvidan de las cámaras, no obstante, él periodista comprometido y humanista que fue una de las voces durante la dictadura, y luego, al frente de programas culturales en la televisión pública, y ella, actriz de reconocido prestigio, sobre todo en teatro, además de Ministra de Cultura en el gobierno de Michelle Bachelet. Una pareja que comparte cada día, entre gestos de amor y humor, mirándose uno al otro, recordando juntos, y además, estando el uno para el otro, después de un cuarto de siglo de convivencia. Estamos ante una historia que nos envuelve, como si fuera una caricia suave a media tarde, en que nunca se cae en la autocomplacencia ni en el subrayado, todo funciona sin necesidad de pretenderlo, porque la cámara de Alberdi filma no solo unos momentos de vida, sino toda la vida que está ahí, la de un pasado que se refleja en el aquí y ahora. 

Una delicada y sensible cinematografía de Pablo Valdés, que ha trabajado en todas las películas de la cineasta chilena, amén del dúo también chileno Bettina Peru & Iván Osnovikoff, consigue esa cercanía tan necesaria para una película de estas características, donde la cámara traspasa a sus protagonistas, como un personaje más, testigo invisible de toda esa intimidad que transmiten. el montaje de Carolina Siraqyan, que ya estuvo al frente de la citada El agente topo, mínimo y detallista con sus 84 minutos de metraje, donde asistimos a muchos momentos emocionantes, de esos amores de verdad, de los que la vida se torna complicada, pero aún así, el Góngora y la Pauli siguen hacia adelante, con sus problemas y demás, pero con paso firme, recordando juntos quién fué Augusto, a partir de un material de archivo rico y muy interesante, un elemento innovador en el cine de Alberdi, ya que antes no lo había usado en su filmografía. La música otro elemento importante en la película, porque ayuda a indagar en la relación de ahora como la que viene del pasado, que tiene temas tan populares como “Burbujas de amor” y “La danza de las libélulas”, versionados por otros artistas para la cinta, amén de la música incidental que han creado la pareja Miguel Miranda y José Miguel Tobar, de los que ya hablamos esta misma semana porque son los responsables de la música de la película Alis, en su segundo trabajo con la directora chilena después de La Once

Mención especial tienen la pareja protagonista de la película, Augusto Góngora y Paulina Urrutia, que se convierten en los perfectos anfitriones en esta historia sobre el hecho de recordar, en contra del olvido, y sobre todo, en un relato que habla de nosotros, de todo lo que somos, de las personas que nos acompañan cuando nosotros ya no podemos, es un bellísimo homenaje de todas las personas que cuidan y escuchan al otro, que recuerdan juntos, que se ríen juntos y que siguen a pesar de todo, porque la vida también es enfermedad, y es entonces cuando vemos la verdadera naturaleza de cada uno de nosotros. La memoria infinita es quizás, la mejor película rodada hasta la fecha de Maite Alberdi, y esto que digo no es nada baladí, y lo digo porque es su relato más complejo, porque se ha adentrado en espacios complicados y difíciles de tratar, pero su maestría y su profundidad, acompañados por el carisma del Góngora y la Pauli que hacen fácil lo difícil, y llenan de humor cada instante, cada dificultad y cada conflicto. Una película que tiene la necesidad de recordar y recordarse, tanto a nivel íntimo como colectivo, desde sus historias a las de su país, con su dictadura, democracia y demás, porque no es el acto más grande de amor que ayudar al otro cuando el otro ya no puede, ayudarle a recordar quién fue, y quién es, porque de esta manera el amor no sólo es un sentimiento sino también un gesto que ayuda y nos ayuda. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Pavel Giroud

Entrevista a Pavel Giroud, director de la película «El caso Padilla», en el marco del BCN Film Festival, en la terraza del Hotel Casa Fuster en Barcelona, el viernes 21 de abril de 2023

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Pavel Giroud, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Miguel de Ribot de A Contracorriente Films, por su tiempo, amabilidad, generosidad y cariño.