Entrevista a Alex Guimerà y Oscar Tusquets

Entrevista a Alex Guimerà y Oscar Tusquets, director y protagonista de la película «Dios lo ve», en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el miércoles 30 de abril de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Alex Guimerà y Oscar Tusquets, por su tiempo, sabiduría y generosidad, y a Sílvia Maristany del equipo de comunicación del festival, por su tiempo, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Lilja Ingolfsdottir

Entrevista a Lila Ingolfsdottir, directora de la película «Adorable», en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el miércoles 30 de abril de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Lila Ingolfsdottir, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Miguel de Ribot de Comunicación de A Contracorriente Films, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

La primera escuela, de Éric Besnard

LA MAESTRA Y EL PUEBLO. 

“Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en el aula. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra”. 

Gabriela Mistral

Los más viejos del lugar cuentan que… En la campiña francesa, allá en el otoño de 1889, con las primeras luces del día llegó Louise Violet, una maestra de París que pretendía dar clases a los niños del lugar. Así empieza la novena película de Éric Besnard (Francia, 1964), que vuelve a la recreación histórica y lo rural como hizo en Delicioso (2021). Esta vez, un siglo después, cuando la República obligaba a la educación pública y en un entramado narrativo y formal que no está muy lejos de la citada, porque vemos a un señor rudo y cerrado, terrateniente del lugar, y frente a él, una mujer que llega a su casa con ideas diferentes y de otro lugar, que también escapa de un pasado oscuro. La mencionaba se centraba en la cocina, y los primeros lugares para servir comida, y la que nos ocupa, de la educación y la primera escuela que va haber en el pueblo. El gusto por lo humano y las relaciones que se van entretejiendo a partir de caracteres diferentes es lo que sucede a un cineasta como Besnard que, en los últimos años, su cine ha crecido enormemente tanto en temas como en sus ejecuciones. 

Un elemento sumamente ejemplar en La primera escuela (“Louise Violet”, en el original), es su ambientación y atmósfera empezando por su cuidadísimo trabajo de producción, con un excelente equipo que nos traslada a la Francia rural de finales del XIX empezando por los decorados de Virginie Tissot, el vestuario de una grande como Madeline Fontaine, con más de 40 películas entre las que destaca Amélie, Séraphine, Violette, Jackie y la reciente El profesor de esgrima, que ya trabajó en Delicioso, todas recreaciones históricas de ejecución acertadísima. En el arte encontramos a una leyenda como Pascal Chevé con más de 150 títulos con grandes autores de renombre como Jeunet, Frears, Haneke, Ozon, Farhadi, Polanski y Wes Anderson, entre muchos otros, amén de trabajar en la citada Delicioso. Una película de época que no está acartonada, ya que en cada secuencia todo emana cercanía y naturalidad, huyendo de los tópicos que, en muchas ocasiones, encontramos en este tipo de películas, mucho más interesadas en contarnos los grandes nombres y se olvidan de los invisibles y humildes que también forman parte de la historia.

La excelente cinematografía de Laurent Dailland, con más de 40 años de carrera, al lado de Catherine Breillat, Radu Mihaileanu, Agnès Jaoui y Régis Wargnier, en su primera película con Besnard en la que capta con sencillez y fuerza todos los espacios de una película con una luz cambiante porque pasa por todas las estaciones durante casi un año, tanto en exterior como exterior. La música de Christophe Julien, cinco películas con Besnard, y junto a sus habituales Albert Dupontel, Josiane Balasko y Pablo Agüero, entre otros, donde va mucho más allá que el simple acompañamiento y ejerce un elemento imprescindible para recoger todos los altibajos y complejidades humanas que se desarrollan en la trama. El montaje de Lydia Decobert, otra cómplice más que estuvo en Delicioso, amén del cine de Nicolas Boukhrief, donde en sus reposados e intrincados 108 minutos de metraje nos va contando de un modo clásico las peculiaridades de los principales personajes, las diferentes relaciones que se establecen y el conflicto y los conflictos que estallan con la llegada de Louise Violet, una especie de extraterrestre en forma de forastera que deberá ganarse la confianza de unos aldeanos poco dados a las nuevas amistades. La película alberga puntos en común con El cabezota (1982), de Francisco Lara Palop, ambientada en el Asturias de 1857 que relata el enfrentamiento de un aldeano y la maestra porque se niega a llevar a su hijo a la escuela. 

En el campo interpretativo tenemos a Alexandra Lamy que alberga más de 40 películas principalmente en comedias populares, que le da una enorme humanidad y complejidad a su Louise Violet que, la República ha dado una oportunidad expulsándola de la gran urbe por resistencia política, y enviándola al rural para reflexionar sobre sus actos. Uno de esos personajes que se quedan en el recuerdo porque no sólo quiere que sus alumnos aprendan sino que les ayuda a convertirse en buenas personas llenas de honradez y humildad. A su lado, Grégory Gadebois, protagonista de las tres últimas películas de Besnard, la ya comentada Delicioso, Las cosas sencillas (2023), y ésta, donde su terrateniente bruto con una gran coraza que esconde un enorme corazón se resentirá al principio y con el tiempo veremos que algo cambia en él. La veterana Annie Mercier recrea un personaje maravilloso, el de la madre del terrateniente, una especie de bruja y muy sabia que habla poco y mira aún más. Jérémy López, otro Delicioso, Jérôme Kircher y Patrick Pineau completan el reparto que se nutre de figurantes de la zona. Vayan a ver La primera escuela porque habla de educación, del hecho de enseñar, hay algo más bonito en este planeta que aprender, escuchar y descubrir el lenguaje, la historia y todo lo que ignoramos y sobre todo, saber y comprender que no estamos tan sólos, que hay más montañas tras los muros del lugar que te vio nacer. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Pappi Corsicato

Entrevista a Pappi Corsicato, director de la película «Jeff Koons. Un retrato privado», en el marco del BCN Film Fest, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el jueves 25 de abril de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Pappi Corsicato, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Miguel de Ribot de A Contracorriente Films, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Luàna Bajrami

Entrevista a Luàna Bajrami, directora de la película «Phantom Youth», en el marco del BCN Film Fest, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el domingo 21 de abril de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Luàna Bajrami, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Miguel de Ribot de A Contracorriente Films, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Ferzan Özpetek

Entrevista a Ferzan Özpetek, director de la película «Diamanti», en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el sábado 26 de abril de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Ferzan Özpetek, por su tiempo, sabiduría, generosidad, a Alba Sala, por su gran labor como intérprete, y a Miguel de Ribot de A Contracorriente Films, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Diamanti, de Ferzan Özpetek

LA SARTORIA CANOVA ABRE SUS PUERTAS.  

“El cine nunca es arte. Es un trabajo de artesanía, de primer orden a veces, de segundo o tercero lo más”. 

Luchino Visconti 

Hubo un tiempo que el cine italiano, de la mano del gran Luchino Visconti (1906-1976), se convirtió en una de las cinematografías más importantes en el apartado de vestuario, porque de la mano del magnífico diseñador Pietro Tosi (1927-2019), erigió ese departamento en uno de los más sofisticados y elegantes, dotando a la ropa un significado muy especial, no visto hasta ese momento. Películas como El gatopardo (1963), La caída de los dioses (1969), Muerte en Venecia (1971) y Ludwig (1972), entre otras. Un cine y una época ya desaparecida. Un cine y una época que el director Ferzan Özpetek (Fenerbahçe, Turquía, 1959), que cuando empezó trabajando como ayudante de directores como Massimo Troisi conoció la sastrería donde trabajaba el citado Tosi. En Diamanti, su película número 14 mira aquel pasado y construye un gran homenaje a aquella sastrería, ahora llamada como “Sartoria Canova”, donde hacen los trajes para el cine. 

A partir de un guion de Elisa Casseri, Carlotta Corradi (que trabajó con Özpetek en a serie Los ángeles ignorantes), y el propio director, nos sitúan en la mencionada sastrería que capitanea la temperamental y recta Alberta, que aprendió el oficio en París al lado del gran Balenciaga, y la reservada y apocada Gabriella, que arrastra la pena de su hija fallecida. Con el fabuloso prólogo en que, el propio director turco nacionalizado italiano, convoca a sus actrices a una comida y les explica la película que estamos a punto de ver. Cine y realidad, o más bien, cine dentro del cine, donde el cine registra la vida o viceversa, quién sabe. En la sastrería conocemos al resto de empleadas, todas mujeres, con sus conflictos personales y secretos inconfesables. Estamos ante una película que evoca un tiempo y una forma de hacer cine ya desaparecida. La película convoca un tiempo pasado, o lo que es lo mismo, nos sitúa en una recreación o en sueño, en un año como el 1973, con los encargados de alguna película de Visconti. El relato va por dos caminos. En uno, nos envuelven en la magia del cine, en la dificultad de encontrar el traje que se acomode al personaje, y por ende, a la actriz. Por el otro, vamos conociendo la intimidad de las empleadas, en sus hogares, sus situaciones personales, algunas muy duras. 

Özpetek construye una película llena de detalles, en que se respira el aroma de las películas de época del mencionado Visconti, donde cada objeto y color estaba muy pensado. Una cuidadosa cinematografía que firma Gian Filippo Corticelli, con el que ha hecho 8 películas, en que la cámara se mueve de manera elegante por las diferentes habitaciones de la doble planta de la sastrería, en unos deslizantes planos secuencia donde prima el movimiento y la belleza de los colores del espacio. Muy trabajados los departamentos de arte de Silvia Colafranceschi y vestuario de Sefano Ciammitti, así como la música del dúo Giuliano Taviani y Carmelo Travia, que ya trabajaron en varias películas de los Taviani. El montaje de Pietro Morana, otro gran cómplice del director de Hamam, el baño turco, con el que ha trabajado cuatro cintas, en un gran trabajo nada sencillo ya que la película se va a los 135 minutos de metraje, pero en ningún instante se apaga su luminosidad y ajetreo, tanto en el interior de la sastrería, con sus problemas y tejemanejes, y en el exterior de la misma, donde cada una de las mujeres vive su realidad cómo puede, en una sociedad donde todavía las mujeres debían luchar el doble para ser reconocidas y sobre todo, lidiar con unos conflictos que no resultaban muy complejos. 

Si el cine del director de La ventana de enfrente destaca es por su gran trabajo con el elenco de sus películas. En Diamanti recluta para la causa a alguna de sus actrices cómplices como Luisa Ranieri como Alberta, la voz cantante con su peculiar oscuridad en París, ya lo verán. La fascinante Jasmine Trinca hace de Gabriella, una alma rota y ausente que lleva su pena como puede. Y las sastras: Geppi Cucciari, Nicole Griamudo, Loredana Cannata, MIlena Mancini, Anna Ferzetti, Lunetta Savino, Aurora Giovinazzo, y más, la nerviosa diseñadora Vanessa Scalera, la mamá Mara Venier Silvana, las “actrices” Kasia Smutniak y Carla Signoris, y algún que otro hombre, como el director Stefano Accorsi, y otros. Un plantel que interpreta con naturalidad que consigue transmitir toda esa comunidad femenina que, gracias a la compañía y la solidaridad, construyen una familia que aborda con valentía y coraje las vicisitudes y demás oscuridades que deben afrontar en la Italia setentera. La película tiene esa dosis de realidad, tan dura y compleja, aunque lo que transmite es esa luz mágica que tenía el cine de entonces, donde cada traje era una obra de arte muy especial e importante, donde cada detalle era fundamental, en que cada pliegue y cada costura tenía su razón de ser. Un lugar donde los sueños se materializan, donde el trabajo, la magia y la fantasía hacían su labor. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Miguel Rellán

Entrevista a Miguel Rellán, actor de la película «La buena suerte», de Gracia Querejeta, en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el lunes 28 de abril de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Miguel Rellán, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Katia Casariego de Revolutionary Comunicación, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Hugo Silva

Entrevista a Hugo Silva, actor de la película «La buena suerte», de Gracia Querejeta, en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el lunes 28 de abril de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Hugo Silva, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Katia Casariego de Revolutionary Comunicación, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

La buena suerte, de Gracia Querejeta

PABLO FRENTE AL ESPEJO. 

“¿Qué le sucede al hombre que ha huido frente a su miedo? No le ocurre nada, sólo que no aprenderá nunca”. 

Carlos Castaneda 

Después de debutar con la estimable Una estación de paso (1996), Gracia Querejeta (Madrid, 1962), adaptó la novela “Todas las almas”, de Javier Marías en una película que se llamó El último viaje de Robert Rylands (1996), en inglés y con un reparto internacional en un relato admirable sobre el compromiso del amor y la solidaridad. Han tenido que pasar 7 largos entre los que destacan Cuando vuelvas a mi lado (1999), Siete mesas de billar francés (2007) e Invisibles (2020), algunas series, tantos cortometrajes y demás trabajos, para que la hija del célebre Elías Querejeta adaptará una novela, en este caso la de Rosa Montero bajo el título La buena suerte. Estamos ante un interesante cruce de historia intimista y thriller cotidiano donde un padre abrumado por los delitos de su único hijo, intenta dejarlo todo y huir a un pueblo cualquiera en el que refugiarse de tanto dolor y desesperación. 

Si bien la película se encuadra en una cinta que obedece a cierto academicismo, donde todo está muy bien encuadrado y contado, aunque se aparta un poco de esa convencionalidad para irnos descubriendo una historia que aparentemente parece una cosa pero esconde otras que sorprenderán y mucho. Seguimos la existencia de Pablo, un arquitecto de éxito en Madrid que huye dejándolo atrás y acabando en un pequeño pueblo perdido en algún lugar de la provincia de La Rioja. En ese recóndito lugar, conocerá a Raluca, mitad rumana-española que trabaja en el macro súper de la zona, a Felipe, una especie de viejo marino que pasa sus días entre escepticismo y lo sarcástico, y el Urraca, el mota broncas del lugar que acosa a Raluca. En ese microcosmos, Pablo hará lo imposible para olvidarse de quién era, o quizás, empezar de nuevo o simplemente, dejarse llevar mientras se oculta de otros acontecimientos que lo mantendrán alerta. Con un guion de María Ruiz (actriz que conocemos por su faceta como actriz en El camino de los ingleses y Un buen día lo tiene cualquiera, y posteriormente, como traductora y adaptadora de textos en musicales que dirige Antonio Banderas) y la propia directora obedece al cine intimista, de personajes y naturalista que tanto gusta a Querejeta. 

La directora madrileña se ha acompañado de dos de sus cómplices como son Juan Carlos Gómez, con casi el centenar de títulos en la cinematografía, en su cuarto trabajo juntos, con una luz cercana, nada impostada que recoge todo el momento emocional que tiene el protagonista, perdido en mitad de un cruce y ante un abismo que se acerca inexorablemente. Leire Alonso en el montaje, más de 35 largometrajes, también el cuarto largometraje con la directora, en un trabajo conciso y sobrio donde apenas hay sobresaltos, todo contado con una sencillez y clarividencia que recuerda aquel cine clásico y algún que otro western de personajes cayendo de no sé sabe donde en unos 90 minutos que no dejan indiferente. La música de Vanessa Garde que debuta en el universo Querejeta, después de una larga trayectoria de más de 30 películas con nombres tan interesantes como Raúl Arévalo, Daniel Sánchez-Arévalo, Álvaro Fernández Armero e Imanol Uribe, entre otros, consigue seducirnos con unas melodías honestas que saben captar todo el desbarajuste sentimental que sufre Pablo, sin hacer esa música que simplemente acompaña sin más.

Un reparto que brilla con honestidad y capta con sinceridad todas las capas de unos personajes muy perdidos o simplemente dejando que la vida vaya pasando, esperando algo, alguien o vete tú a saber. Tenemos a unos estupendos Hugo Silva como Pablo y Megan Montaner como Raluca, que repiten después de la estimable Dioses y perros (2014), aquí haciendo un dúo que sin saberlo, parecen estar bajo la misma barca de náufragos. Miguel Rellán es Felipe, un actor que lleva casi medio siglo de oficio con más de 150 títulos añadiendo todos esos toques de realidad y sobriedad al protagonista y por ende, a la película. Y luego, nos encontramos una retahíla de personajes que con su breve presencia dan a la historia una profundidad tan necesaria como humana, que encontramos en otras obras de la cineasta como Ismael Martínez en Urraca, una especie de antagonista y una amenaza constante, otra más. Eva Ugarte es la socia de Pablo, que ya habíamos visto por la factoría Tornasol. Chani Martín como un Guardia Civil con mucho sentido irónico, y no podemos olvidar a la pareja de polis que hacen Francisca Horcajo y Josean Bengoetxea, unos roper bien/mal avenidos de la ley. 

La nueva película de Gracia Querejeta sigue la estela de su cine, aunque ahora parta de la base del genio de Rosa Montero, porque tiene muchos elementos que la directora madrileña ha ido construyendo en una larga filmografía que arrancó casi tres década con personajes de clase media/alta que se ven sumergidos en conflictos que los traspasan de tal manera que entran en barrena, es decir, en una deriva laberíntica que los enfrenta con sí mismos, con sus propios ideales, prejuicios y demás. En La buena suerte encontramos muchas de estas cosas, con la añadidura del thriller como hizo en Ola de crímenes (2018), eso sí, bajo otro tono, donde hay había humor negro, aquí hay un tono más amargo y más duro, donde un padre se ve violentado por las terribles fechorías de su primogénito, donde un padre tiene miedo a su propio hijo. Un tema que está tratado con inteligencia y sin caer en lo burdo ni en lo mundano. La película se ve con pausa, sin grandes peripecias de guion ni de forma, porque Gracia Querejeta no va por ahí, sino por contar una historia interesante con solvencia, respetando al espectador y sobre todo, siguiendo las formas de cómo se ha hecho cine durante tanto tiempo, atrapando al espectador con lo más mínimo y llevándolo sin sobresaltos, pero con solidez y sin atajos tramposos, que tanto hay en el cine de nuestro tiempo. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA