Entrevista al cineasta Péter Forgács, con motivo del ciclo del Centenari del cinema amateur de Catalunya, en la Filmoteca de Catalunya en Barcelona, el jueves 14 de marzo de 2024.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Péter Forgács, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, a mi querido amigo Óscar Fernández Orengo, por retratarnos con tanto talento, y a Jordi Martínez de comunicación de la Filmoteca, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Laura García Pérez, directora de la película «Sóc filla de ma mare», en el marco de L’Alternativa. Festival de Cinema Independent de Barcelona, en el hall del CCCB en Barcelona, el miércoles 15 de noviembre de 2023.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Laura García Pérez, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y al equipo de comunicación del festival, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
“Nos dijeron que no mirásemos atrás porque sólo encontraríamos ruinas tristes de una España gris. Pero, no era verdad. Si miramos detenidamente, de entre las sombras, surgen otras imágenes, las de unos jóvenes que querían contar el dolor de un país. Los estudiantes de una escuela de cine, creadores sin medios, pero sin miedo. Con ellos nacía una mirada cómplice. Una mirada dispuesta a ver las cosas por primera vez”.
Todos aquellos que amamos el cine español sabemos del IIEC (Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas), aunque muy pocos hemos visto alguna de las prácticas allí realizadas. Una cuestión que dice mucho del poco valor institucional que se le ha dado al patrimonio cinematográfico. Algunas pocas de esas imágenes ya habían visto la luz en De Salamanca a ninguna parte (2002), de Chema de la Peña, un valioso documento centrado en las famosas conversaciones y en el Nuevo Cine Español, en el que se le daba voz a sus protagonistas. La película La primera mirada. Historia de una escuela de cine, de Luis E. Parés (Madrid, 1982), es todo un acontecimiento en el Cine Español, porque no es sólo es la primera vez que se bucea en los archivos de Filmoteca Española, sino que se sitúa en el epicentro de lo que significó el IIEC, mostrando las valiosísimas imágenes de aquellas prácticas de los nombres que revolucionaron el lenguaje y la mirada del cine de aquí.
El recorrido cinematográfico de Parés viene de lejos: programador de Filmoteca, Cinemateca Madrid, Festival de Sevilla e inventor del programa de televisión “Historia de Nuestro Cine”, agitador, activista e historiador del Cine Español, amén de director de siete cortometrajes, entre los que se encuentran Los conspiradores (2023) y El espectro político (2024). Con todo este bagaje era la persona más que idónea para acometer una película de estas características, tan insólita como necesaria. El encargo le vino de Mario Madueño, productor de Pantalla Partida, y el bueno de Luis se sumergió en el archivo, visionando los más de medio centenar de trabajos conservados y con la ayuda de Luis Deltell y José M. Carrasco elaboraron un guion que repasa concienzudamente las peculiaridades de cada práctica, sino que se sumerge en sus características, tanto a nivel de contexto político, cultural, económico y social, mediante las voces de dos intérpretes como Aitana Sánchez-Gijón y Pedro Casablanc. Una amalgama de información que aborda sus primeros años, los que van de 1947 a 1962, bien estructurada y mejor administrada, tanto crítica como artística que da buena cuenta del valor incalculable de estas películas almacenadas tanto tiempo sin que nadie les diera luz y mucho menos, la visibilidad y su posición fundamental en la Historia del Cine Español.
Vemos secuencias de los primeros trabajos de grandes nombres como Berlanga, Bardem, que se conocieron en la cola de las pruebas de acceso, Julio Diamante, Carlos Saura, Jesús Franco, Luis Ciges, Eugenio Martín, Javier Aguirre, Basilio Martín Patino, José Luis Borau, Antonio Mercero, Joaquím Jordà, Helena Lumbreras, Víctor Erice y Francisco Regueiro, y otros menos desconocidos como José Gutiérrez Maesso, José Maria Zabalza, Manuela González-Haba, Sergio Ferrer de María, Héctor Sevillano, y muchos más. Películas de índole académico que ya nos informan de todo el arsenal de unos jóvenes que encontraron en el IIEC una isla de libertad en la que podían abordar los temas sociales y políticos que se les negaba a los profesionales. Miradas de estudiantes que hablaban de un país en dictadura dominado por la moral religiosa, la represión sexual y la pobreza y miseria de sus habitantes, en unas prácticas donde no existía la temida y malvada censura. Una escuela que fue un espacio de ideas, amistad, libertad y sobre todo, de cine, de lo cinematográfico, donde se discutía y se compartía cine, títulos, y demás cuestiones del séptimo arte. Jóvenes que querían hablar de la realidad, a través de la verdad de sus prácticas/películas, donde la única frontera era la imaginación, sin importar los pocos medios que disponían, porque se las ingeniaban para hacer un cine crítico sobre la realidad sucia y gris del país.
Una película que tiene un contenido muy trabajado, lleno de detalles e información concisa y muy directa, explorando cada encuadre, fotograma y mirada de las diferentes películas. Un excelente trabajo de found footage donde el archivo adquiere su valor histórico y cinematográfico, a partir de un concienzudo y rítmico montaje que firma Vanessa Marimbet, que ha trabajado en documentales como Flamenco, Flamenco y Las paredes hablan, ambas de Carlos Saura, y ficciones como El plan, y El buen patrón, entre otras, y la excelente y detallista música de Bruno Dozza, que resignifica cada encuadre, cada gesto y cada mirada en una composición que explica y conmueve. Una película que habla de cine con el cine, olvidándose de los testimonios que existen de archivo, porque la película de Parés quiere mostrar lo invisible, desenterrar de las catacumbas del archivo de la Filmoteca, todo este material tan valioso como olvidado, y dotar de visibilidad, acceso y contextualizarlas en el Cine Español de antes y de ahora, estableciendo los puentes que no existían y sobre todo, generando ese reflejo de espejos entre aquellos jóvenes y los de ahora, entre aquella España dictatorial y la democrática de ahora.
No se pierdan la película La primera mirada. Historia de una escuela de cine, porque les va sorprender muchísimo a todas aquellas que amamos el Cine Español, y a los que no, seguirán perdiéndose obras que hablan de ellos, de su país, de su historia, sus costumbres y su recorrido que no es poco. Si tuviésemos que encontrar un paralelismo con lo que ha hecho Parés lo encontraríamos en el trabajo del norirlandés Mark Cousins en obras de la calidad de The Story of Film: An Odissey (2011), y su análisis en the Story of Film: A New Generation (2021), A Story of Children and Film (2013), Women Make Film: A New Road Movie Through Cinema (2018), amén de sus trabajos sobre Welles, Jeremy Thomas y Hitchcock, y demás. Un cine que hable de cine, que lo mire con tiempo, con reflexión y contextualizando cada imagen, cada instante y cada coyuntura política, económica y social, construyendo un archivo de imágenes en constante diálogo, cuestionando y sobre todo, mostrando a las nuevas generaciones de cineastas, para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos, que no es poco, en un país que mira de forma institucional muy poco su cultura y menos a su cine. En fin, habrá que seguir trabajando, porque si no lo hacen, otros como Parés deberán hacerlo. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
<p><a href=»https://vimeo.com/932447885″>LA PRIMERA MIRADA, Luis E. Parés [Clip with English subtitles]</a> from <a href=»https://vimeo.com/agfreak»>Agencia Freak</a> on <a href=»https://vimeo.com»>Vimeo</a>.</p>
Películas como Un rayo de luz (1960), Ha llegado un ángel (1961), Tómbola (1962) y Marisol rumbo a Río (1963), convirtieron a una humilde niña andaluza en toda una star infantil, tanto a nivel nacional como internacional, convertida en paradigma del franquismo. Su nombre era Josefa Flores González (Málaga, 1948), pero todos y todas la conocieron por su nombre artístico: Marisol. Se ha escrito, hablado y analizado su carrera artística desde que fue niña prodigio hasta que en los años setenta deja todo esa imagen y pasa a llamarse Pepa Flores y cambia su perspectiva y carrera, con trabajos de otra índole, junto a autores como Juan Antonio Bardem, Mario Camus y Carlos Saura, y su activismo político de izquierdas. La película Marisol llámame Pepa, de Blanca Torres (Zaragoza, 1977), hace un recorrido desde su infancia, su éxito y toda su vida, tanto delante como detrás de las cámaras, con el subtítulo “Proceso a un mito”, a través de material de archivo, testimonios en el que van evocando a la artista y a la persona mediante una narradora, sacada de sus propias palabras, que nos van guiando por su mundo y su historia.
De Torres conocíamos su excelente trayectoria junto al director Gabriel Velázquez con él que ha montado sus películas Ärtico (2014) y Zamiki (2018), coescrito Amateurs (2008), Iceberg (2011), además de la codirección de Análisis de sangre y azul (2016). Con su nuevo trabajo se adentra en el universo de Marisol/Pepa Flores que describe con detalle e inteligencia el devenir de un país en dictadura y su pasó a la democracia, a partir de un personaje como Marisol y su conversión en la edad adulta en Pepa Flores, una mujer que quiso dejar atrás lo que representaba para ser ella misma, a pesar de todos y todo. La mezcla de found footage muy rico, entre imágenes de todo tipo: fotografías, cine, entrevistas, recortes de prensa, acompañado de los sinceros testimonios en los que encontramos escritoras como Elvira Lindo y Marta Sanz, la periodista Nativel Preciado, la política Cristina Almeida, la cantante Amaia, la bailaora Cristina Hoyos y el productor Enrique Cerezo, entre otros y otras, que analizan su trayectoria, su actitud y su persona, compartiendo sus ideas tanto a nivel personal como profesional, y esas voces en off en que recogen testimonios de la propia artista, en una película construida desde muchos lugares y posiciones en las que se busca mostrar y reflexionar sobre la vida del mayor mito de la historia de España, desde una forma y fondo donde se traza un espacio de reflexión, profundidad y sobre todo, muy personal.
Una película que ha contado con un trío de productores muy potente: Chema de la Peña, director de películas interesantes como Sud Exprés (2005), y Amarás sobre todas las cosas (2016), y documentales sobre cine De Salamanca a ninguna parte (2002), Un cine como tú en un país como este (2010), o literatura Mario y los perros (2019), entre otros, y Sarao Films, que después de dos décadas en la televisión han saltado al cine con películas sobre artistas como De caballos y guitarras, de Pedro G. Romero y Antonio, un bailarín español, de Paco Ortiz. Compañeros de viaje que han ayudado a contar, quizás, la película que faltaba sobre Marisol/Pepa Flores que, sin pretenderlo, han conseguido una obra didáctica y tremendamente intensa y rítmica, con la cinematografía de Juana Jiménez, de la que conocemos su trabajo en series como Las de la última fila, y en Las paredes hablan, la última película del gran Carlos Saura, y el montaje de Martina Seminara y la propia directora, que en sus 87 minutos sin descanso, repasa la vida y la obra, lo que se vio, lo que no y deja muchas ideas y pensamientos de una mujer que en el año 1985 decidió dejarlo todo y retirarse de la vida pública para ser ella misma alejada de todos y todo.
Hay que agradecer la audacia y la propuesta de Marisol llámame Pepa, porque a pesar de todo lo que se ha escrito, hablado y profundizado en la vida de Marisol/Pepa Flores, la película de Blanca Torres, sin ningún ánimo de hacer la película capital sobre el mito, sí que consigue acercar la persona, la mujer que había detrás, la niña que creció alejada de su familia en la casa/cárcel de su productor, la niña que fue explotada y reventada en pos del éxito promocionando la idea tradicionalista del franquismo en un país sumido en la tristeza, la violencia y el desánimo, y luego, la mujer que quiso ser, romper con esa imagen de candidez y convertirse en una mujer de pleno de derecho, tener una carrera más adulta y seria, enfocada en temas importantes, y seguir cantando y bailando, y su compromiso político en pos de la injusticia, contra la explotación y ser una más en la lucha y la reivindicación, no para borrar aquella imagen, sino para que la viesen como la artista que era, la actriz adulta que pensaba por sí misma y con personalidad, carácter y determinación en una España que estaba cambiando, que se hacía mayor, que se resistía a olvidar sus mitos franquistas y empezaba a ver que había realmente detras de todo aquello, y encontraba la imagen de Pepa Flores, de una mujer, de alguien que se sentía capaz de seguir siendo artista y sobre todo, mujer. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Pavel Giroud, director de la película «El caso Padilla», en el marco del BCN Film Festival, en la terraza del Hotel Casa Fuster en Barcelona, el viernes 21 de abril de 2023
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Pavel Giroud, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Miguel de Ribot de A Contracorriente Films, por su tiempo, amabilidad, generosidad y cariño.
Entrevista a María Ruido, codirectora de la película «La revolución (es) probable», en el marco de la Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona, en la Filmoteca de Catalunya en Barcelona, el sábado 11 de junio de 2022.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a María Ruido, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Anne Pasek y Teresa Pascual de Good Movies, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
«¿Quién ha dicho que el tiempo cura todas las heridas? Sería mejor decir que el tiempo cura todo menos las heridas. Con el tiempo, el dolor de la separación pierde sus límites reales. Con el tiempo, el cuerpo deseado pronto desaparecerá, y si el cuerpo que desea ha dejado ya de existir para el otro, entonces, lo que queda es una herida… sin cuerpo».
Chris Marker en Sans Soleil
Frank Beuavais (Phalsbourg, Francia, 1970) y su pareja se fueron a Alsacia (una región al noreste de Francia, en la frontera con Alemania y Suiza, a 500 km de París), huyendo de la gran urbe al pueblo, debido a razones materiales. Su convivencia se alargó cinco años hasta que el desamor los separó. Cuando la película-documento-diario de Beauvais arranca ya han pasado seis meses de la separación. Estamos en el 2016, en el mes de abril, y se inicia un período en soledad, una aventura cotidiana con uno mismo, una especie de diario del duelo que abarca hasta el mes de octubre del mismo año. Un espacio en el que la vida de Beauvais se remite únicamente a la ingesta de películas, al visionado compulsivo de cine, cine de todas las épocas, géneros, estilos, formatos, nacionalidades y sobre todo, cine para olvidar, o quizás deberíamos decir, cine para olvidarse de uno mismo y pasar el tiempo soñando o desesperándose con otros, envueltos en otros mundos y en otras circunstancias.
El cine acaba siendo reflejo de nuestro estado de ánimo, convirtiéndose en juez implacable, y acaba impregnándose en aquellas imágenes que estamos viendo, convirtiéndolas en espejos deformantes de nuestra realidad y sobre todo, de nosotros mismos. Ya sea como recuerdo de aquel período vivido en soledad y reflexión en aquel lugar, o como terapia en que el cine nos ayuda o al menos, eso creemos, para solventar las dudas existenciales y llenar ese ánimo tan vacío que a veces se nos queda. Beauvais, que ya experimentó en el formato corto, ha hecho una película de aquello que experimentó, sintió y materializó, ya fuese en forma de idea, pensamiento, reflexión, duda o inquietud, en forma de diario íntimo y personal sobre el duelo, la soledad, la existencia, la incertidumbre, la política, la sociedad, la familia, el cine, su oficio, sus amigos, sus viajes, el desempleo, sobre la acumulación de los objetos, de lo material como modo de existencia, sobre el despojamiento, ya sea personal o material, y demás pensamientos, a través de una voz en off, la suya propia, que nos va guiando y conduciendo por esta maraña de ideas y reflexiones, algunas alegres, otras tristes, unas esperanzadoras, otras amargas, unas ilusionantes, otras desoladoras.
Durante los 75 minutos del metraje, apoyadas por las imágenes de las más de 400 películas que visionó durante el período mencionado, consistentes en planos breves, de apenas cinco o diez segundos, que van del blanco y negro al color, y viceversa, donde vemos cortes que nos muestran partes del cuerpo, lugares, objetos, acciones, imágenes surrealistas, pictóricas, fantásticas, cotidianas, y de todo tipo, que interpelan con la voz de Beauvais, en un constante y febril diálogo, nunca la ilustran, sino actúan de forma contradictoria, seductora, extravagante y funcionan de forma independiente dentro del todo que es la película, consiguiendo el excelso y rítmico montaje, obra de Thomas Marchand, un aluvión de imágenes poderosas, enérgicas y rompedoras, que nos van sumergiendo en un discurso hipnótico y fascinante, donde se habla de todo y todos, siguiendo la cronología que van marcando los acontecimientos cotidianos, sociales y políticos del país, enarbolando un sinfín de ideas donde conoceremos más a Beauvais y sobre todo, nos introduciremos en ese universo que contempla ese período de seis meses en mitad de la nada, casi en aislamiento, imbuido en el cine y en sus películas.
La película no solo se argumenta con la palabra de Beauvais, sino que recurre, en apenas tres ocasiones, a la palabra de otros, autores que refuerzan y median como Hesse o Perec, ente otros, el diálogo consigo mismo que ejecuta Beauvais, sin vacilaciones ni barreras, hablando de su vida y de todo aquello que le rodea, ya sea pasado, como la relación conflictiva con su padre, o presente, con la mala praxis política de su país, Francia, o la mudanza que realizará a París, etc…La narración prescinde de la música, dando todo el valor a la palabra y a la imagen, una imagen descontextualizada de tal manera que nos resulta imposible relacionarla con el listado interminable de películas que se citan en los títulos finales, con el mismo modelo que tanto caracterizaba la mirada de Chris Marker, el maestro del cine ensayo, y su magnífico empleo del found footage o material de archivo encontrado, extrayendo esas imágenes de su origen y convirtiéndolas en entes individuales y personales que funcionan en otros contextos y películas, mismo trabajo que empleó Godard en su monumental Histoire(s) du cinéma, su personalísima evocación y reinterpretación de las imágenes del cine.
Beauvais ha construido su opera prima en base a dos conceptos bien definidos, uno, su estado anímico de soledad y aislamiento, y dos, el cine y sus películas, porque ya desde su descriptivo título No creas que voy a gritar, habla de todo aquello que necesita decir, explicar y sobre todo, compartir, materializar con su voz y las imágenes troceadas de las películas, ese sentimiento de rabia, una especie de puñetazo de realidad y verdad, con el cuadro de El grito, de Much como referencia, o lo que es lo mismo, un encuentro consigo mismo en el que decir todo aquello que vamos encontrando y reencontrándonos de nosotros mismos. El cineasta francés habla a tumba abierta, al borde del abismo y sin miedo, y consigue entusiasmarnos con su palabra e imagen, desnudándose en todos los sentidos y comprometiéndonos en ese viaje sobre la existencia y la vulnerabilidad. La película consigue su propósito con creces, y lo hace de manera brillante y conmovedora, porque si hay un hecho primordial en el oficio de hacer películas, no es solo hacerlas, sino compartirlas, porque ese hecho marca el destino final de cualquier obra, que puedan verse, en el caso del cine, verse y disfrutarlas, aunque tengan demasiados conceptos en los que nos interpelan directamente, en los que nos miramos y nos descubrimos, en ocasiones, para bien y en otras, no tanto. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a María Cañas, directora de la película «Expo Lio’92», en el marco de l’Alternativa. Festival de Cinema Independent de Barcelona. El encuentro tuvo lugar el viernes 17 de noviembre de 2017 en el hall del Teatre CCCB, en Barcelona.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a María Cañas, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, al equipo de l’Alternativa, y al equipo de La Costa Comunicació, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño.
“La ignorancia, aliada con el poder, es el enemigo más feroz que la justicia puede tener”
James Baldwin
La mirada incisiva y compleja de Chris Marker (1921-2012) uno de los cineastas más grandes, o quizás el más grande, en abordar los problemas políticos, sociales y culturales de la sociedad, a través de fascinantes ensayos fílmicos donde se cuestiona la validez de las imágenes, su función y las consecuencias que provocan, se convierte en la figura guiadora de buena parte del cine de Raoul Peck (Puerto Princípe, Haití, 1953) un realizador de raza negra que ha explorado de forma crítica todos los problemas raciales, tanto de su país como de naciones donde el problema negro persiste, con títulos como Lumumba, la muerte de un profeta (1990), documento sobre la figura del líder independentista y primer ministro del Congo independiente, que tuvo su película de ficción en 1990, en Siempre en abril (2005) investigaba el genocidio de Ruanda, y en Moloch tropical (2009) y en Murder in Pacot (2014) se centraba en los conflictos raciales de Haití, entre otros.
En I Am Not Your Negro, estructura su película a través de tres vías que confluyen en solo una: primero, tenemos la figura de James Baldwin (1924-1987) activista negro, intelectual y homosexual, que se posicionó abiertamente, a través de un discurso crítico, reflexivo e inteligente, en el que explica los orígenes del problema racial de EE.UU., sus consecuencias en la sociedad y caminos para solucionar un problema complejo que afecta al conjunto de todos los ciudadanos del país. Después, las distintas reflexiones escritas por Baldwin en un libro nunca publicado, Remember This House, un ensayo que analiza la segregación racial desde múltiples puntos de vista, a través de tres de los activistas negros más influyentes, amigos de Baldwin, que fueron brutalmente asesinados: Medgar Evers, en junio del 63, Malcolm X, en febrero del 65, y Martin Luther King Jr., en abril del 68. Peck, a través de la voz del actor Samuel L. Jackson que va leyendo las partes y fragmentos que escribió Baldwin, y finalmente, pueden ver la luz. Y para terminar, las imágenes de archivo (en un trabajo concienzudo de found footage) en el que Peck nos muestra imágenes que abarcan más de medio siglo de la historia racial de EE.UU., desde películas de los años 30 hasta las últimas movilizaciones producidas en el país, tanto imágenes documentales (de manifestaciones, enfrentamientos de negros con la policía, humillaciones de blancos contra negros, etc…) como extraídas de televisión (en el que vemos a Baldwin explicando sus reflexiones y debatiendo junto a otros…) y cortes de películas de Hollywood, donde se trata el problema racial, de un modo partidista, en el que el negro siempre tiene las de perder.
Peck construye un brutal y magnífico ensayo fílmico, siguiendo la mirada ya mencionada de Marker, a las que podríamos añadir las de Kluge o Godard, en las que analiza de forma precisa y crítica la naturaleza de las imágenes, y los diferentes contextos en las que fueron creadas y cómo han servido para crear una imaginario en el público, unas imágenes que nunca son inocentes, con la firme intención de posicionar a los espectadores en el lado del hombre blanco como ciudadano de primera en EE.UU., dejando fuera a todos aquellos de diferente raza. Las palabras de Baldwin resuenan profundamente en nuestras conciencias, consiguiendo analizar todos los problemas raciales desde aquellos años 60 hasta nuestros días, unos conflictos que perduran en la sociedad, unas reflexiones que asustan debido a su vigencia absoluta, en la que Baldwin construye un discurso que abarca todas las cuestiones dejando sin replica a todos aquellos que intentan rebatirle. Peck, no sólo cuestiona los problemas raciales que siguen viviendo en la actualidad, sino que reivindica la figura de un hombre de oratoria fascinante, un humanista indomable, un activista que siguió manteniéndose en pie a pesar del país que le tocó vivir, de pertenecer a una raza machacada, ignorada e invisible.
Entrevista a Carolina Astudillo Muñoz, directora de «El gran vuelo». El encuentro tuvo lugar el miércoles 11 de noviembre de 2015 en la vivienda de la directora en Barcelona.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Carolina Astudillo Muñoz, por su tiempo, amistad, generosidad y cariño, a Sol Ortega, de prensa de la película, por su dedicación y amabilidad, y a María Estrada (amiga de Carolina) que tuvo el detalle de tomar la fotografía que ilustra la publicación.