Entrevista a Laura García Pérez, directora de la película «Sóc filla de ma mare», en el marco de L’Alternativa. Festival de Cinema Independent de Barcelona, en el hall del CCCB en Barcelona, el miércoles 15 de noviembre de 2023.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Laura García Pérez, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y al equipo de comunicación del festival, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Carles Cases y Matías Boero Lutz, intérprete y actor de la película «Los intocables de Carles Cases», en el Café Salambó en Barcelona, el miércoles 10 de abril de 2024.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Carles Cases y Matías Boero Lutz, por su amistad, tiempo, sabiduría, generosidad, a Alba Sala, y a Sylvie Leray de Reverso films, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Boré Buika y Nansi Nsue, intérpretes de la película «Hate Songs», de Alejo Levis, en el marco del D’A Film Festival en la Sala Raval del Teatre CCCB en Barcelona, el lunes 8 de abril de 2024.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Boré Buika y Nansi Nsue, por su amistad, tiempo, sabiduría, generosidad, y a Maria Oliva de Sideral Cinema, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
“He decidido apostar por el amor. El odio es una carga demasiada pesada”.
Martin Luther King
El magnífico trabajo de Ibon Cormenzana (Bilbao, 1972), a través de su productora Arcadia Motion Pictures, con la que ha producido más de 40 películas a cineastas de la talla de Pablo Berger, Rodrigo Sorogoyen, Claudia Llosa, Julio Medem y Enrique Urbizu, entre otros, a lo largo de dos décadas. Con Mundo Cero, el bilbaíno emprende una nueva aventura, con el ánimo de producir cine social, comprometido y humanista con la finalidad de impulsar un cambio social y recaudar fondos para apoyar el trabajo de las ONGs. La primera película que nace es Hate Songs, que se detiene en el genocidio de Ruanda que, entre abril y julio de 1994, el gobierno hegemónico hutu trató de exterminar a los tutsis, con una cifra de asesinados cercana al millón de tutsis, según las organizaciones internacionales. La película no lo hace desde la grandilocuencia y el discurso condescendiente, sino que se adentra en la emisora de radio, la RTML, la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas, en la que promulgaron el discurso del odio e incitaron a la población hutu a salir a las calles a exterminar tutsis, dando todo tipo de detalles de sus víctimas.
Un único espacio, el estudio donde se ubicó la emisora, e inspirados por Musekeweya (Nuevo amanecer) que, desde 2003, utiliza la ficción radiofónica para ayudar a la reconciliación y al perdón entre los ruandeses. El director barcelonés Alejo Levis, del que conocíamos sus trabajos como montador y cinematógrafo para Eugenio Mira o el mencionado Cormenzana en Culpa (2022), y sus dos largos con Todo parecía perfecto (2014), producida por Arcadia, donde se adentraba en un extraño amor onírico, y No quiero perderte nunca (2017), que daba vueltas a las relaciones paterno-filiales desde el fantástico. Con Hate Songs continúa instalado en los relatos sencillos, con pocos personajes, intensos y situados en una localización. Porque todo eso es la película, a partir de un guion que firman Denise Duncan, vinculada al mundo teatral, Albert Val, del que hemos visto recientemente su trabajo en El maestro que prometió el mar, y el propio director, nos sitúan en la mencionada emisora en la que se esta llevando a cabo el ensayo de una ficción sobre el genocidio de Ruanda. Estamos en abril pero en el 2019, con Simon, un técnico y director belga, y Nansi Nsue y Ncuti, dos intérpretes ruandeses. El ensayo y el recuerdo de aquella infausta radio que alentó el odio y el asesinato, pronto destaparán muchos fantasmas, los de aquellos que perecieron en aquel tiempo de horror, y las tensiones entre los tres participantes, en el que parece que hay mucho que reparar todavía, y donde el perdón y la reconciliación están presentes, pero todavía requeiren de mucho trabajo.
Tomando de inspiración la excelente Doce hombres sin piedad (1957), de Sidney Lumet, y otras experiencias del gran director estadounidense, el relato lleno de tensión, con una atmósfera que se va cargando generando un aire irrespirable, con tres personajes que escenifican los tres elementos en conflicto: occidente, hutus y tutsis. Tres personajes que irán subidos en esta montaña rusa de emociones, sentimientos y tensiones, que irán cambiando el rol y su posición en ese trabajo que no va a resultar tan sencillo como parecía. La parte técnica ayuda a establecer los códigos de este entramado thriller psicológico que te agarra y no te suelta, con la participación de la debutante Lali Rubio en la cinematografía que, firma junto al director, un excelente trabajo de luz, apoyada en los rostros y los primerísimos planos, y los encuadres con el cristal de por medio, una gran idea que resalta las tremendas diferencias y sus respectivos roles cambiantes entre unos y otros. Otro debutante es el músico Asier Renteria, que impone una melodía que no se limita a acompañar, sino a sumergirse en las emociones complejas de los personajes, y el montaje, también de Levis, que en sus excelentes 82 minutos de metraje, nos lleva por un relato lleno de furia, de rencor, y también, de amor, memoria y reconciliación.
Con un trío de intérpretes maravillosos como Àlex Brendemühl, qué decir de uno de los actores más extraordinarios de nuestro cine, y de cualquier cine, siendo el técnico y el director belga, componiendo esa mirada hipócrita y cínica de occidente, con esa mirada condescendiente y oportunista del blanco. A su lado, Nansi Nsue, la actriz ecuatoguineana, que hemos visto en películas recién estrenadas como El salto, de Benito Zambrano, y de Clara Roquet, entre otros, hace de Stephanie, la actriz tutsi que recordará a los suyos, en un viaje al alma, a su memoria, y sobre todo, a la redención y al perdón que tanto ansía, aunque duela y mucho. Frente a ella, Boré Buika, mallorquín de ascendencia ecuatoguineana, que hemos visto en series de éxito como La mesías y Mar de plástico, entre otras, es el actor hutu, que también tendrá su viaje particular hacia el dolor, la reconciliación y la memoria. Tres intérpretes que no sólo transmiten verdad y emoción en sus diferentes personajes, sino que lo hacen mirándonos de frente, sin artificios ni estridencias ni nada que se le parezca, en unas composiciones difíciles, que demandan actitud, serenidad y aplomo, para no sólo viajar por la memoria, y las diferentes cargas y duelos personales, sino por la memoria de todo un país que hace casi 30 años se sumió en las más terrible de las oscuridades.
Damos la bienvenida a la propuesta de la productora de Mundo Cero y su primera película Hate Songs, porque hace aquello que ha hecho grande el cine, en su espacio de conocer, recordar, y por ende, a no olvidar, a volver al terror de Ruanda, pero no desde la revancha sino desde la reconciliación, en un acto de memoria, tan necesario, aunque cueste tanto recordar, porque recordar significa volver al dolor, volver a aquello que nos hizo daño, y requiere valentía y coraje, porque recordar siempre es un acto difícil y muy doloroso, pero vital para seguir mirándonos los unos a los otros, perdonarse y sobre todo, perdonar a los otros, porque sino todo lo que se edifica en ese sentido nunca está del todo bien construido, porque está lleno de faltas, de pedazos inconclusos, de taras que no se han resuelto. Todo camino de perdón es complejo y oscuro, y por eso cuesta mucho empezar, pero es tremendamente necesario para uno mismo y para los demás, por la convivencia y el amor, tan faltos en este mundo donde impera el egoísmo, el silencio y dejar pasar el tiempo. Recuerden que nunca es tarde para pedir perdón, porque además de ser un acto muy generoso hacia el otro, es el acto más valiente que existe. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
“A mi amigo Al no se le nota. No es ruidoso y no duele, no te parte el corazón y no te deja el cuerpo dolorido ni la autoestima en la basura. Es muy discreto. Simplemente te va abandonando de puntillas: un día se lleva una muda, otro día algún abrigo, otro día calcetines y así hasta que el armario se quede vacío. Solo con la estructura”.
Carme Elias sobre el Alzheimer en su libro “Cuando ya no sea yo”.
En un instante de la magnífica Relámpago sobre el agua (1980), de Wim Wenders, vemos al director Nicholas Ray en el vestíbulo de un cine sentado y quejoso. Dentro, en la sala, se proyecta una de sus películas. La cámara está fuera, en la intimidad de un hombre enfermo, alejado de todo, de lo que fue, de su cine, en un espacio que nunca vemos que ahora se hace presente, un lugar que, podríamos decir, que estamos en el otro lado del espejo, el que se queda ausente de los espectadores. La misma mirada y textura la encontramos en la película Mientras seas tú, de Claudia Pinto Emperador (Caracas, Venezuela, 1977), que ha ido rodando junto a su amiga y actriz Carme Elias (Barcelona, 1951), un relato oculto a la mirada ajena, un relato que sigue el presente de la mencionada actriz después de ser diagnosticada con Alzheimer.
La relación entre directora y actriz nació cuando rodaban en Venezuela la película La distancia más larga (2013), en que la actriz hacía de Martina, una mujer que deseaba hacer un viaje final a la montaña Roraima para despedirse porque tiene una enfermedad incurable. La amistad siguió con Las distancias (2021), en que la actriz hacía de Teresa, la abuela de una familia compleja, donde en una secuencia en cuestión la desmemoria de la actriz provocó la visita al doctor y el fatídico diagnóstico. Lo que empezó como una forma de filmar el presente, filmar la amistad, la vida, y la enfermedad, se ha convertido en una cinta que explora esos ratos íntimos y alejados de alguien como Carme Elias, una actriz que ya no puede ser actriz, una mujer que debe vivir con una enfermedad, alguien que acepta su dolencia, y quiere tener una muerte digna cuando ya no sea yo, como citaba en su libro. La mirada de Pinto nace desde la verdad y la honestidad, se acerca como una amiga, como una persona que quiere filmar aquello que no se ve, una intimidad cotidiana, un espacio donde se repasa la extensísima carrera de la actriz, con más de medio siglo como intérprete, que empezó allá por 1969 en el teatro, en el cine y la televisión, saltando de un medio a otro, convirtiéndola en una de las actriz más valoradas de nuestro país.
Todo se cuenta desde lo sensible y la caricia, sin caer nunca en el manido tremendismo, la estúpida sensiblería o demasiado edulcorado, aquí no hay nada de eso, hay verdad y dolor, pero desde lo humano y lo complejo, como esos momentos donde la actriz y el maestro y director de actores Juan Carlos Corazza dialogan en un intenso ejercicio de teatro, que recuerda a muchos pasajes de Tras el ensayo (1984), de Bergman, en la que repasan sus personajes teatrales, donde las emociones de aquellos y de la actriz se confunden, se emparentan y resignifican el presente de forma certera y demoledora. La excelente cinematografía que construye un lugar transparente y exquisitamente natural que firma Agnès Piqué Corbera, de la que hemos visto Canto cósmico. Niño de Elche (2021), y la reciente La imatge permanent. La dulce y acogedora música de Vanessa Garde, con más de 25 títulos con gente como Álvaro Fernández Armero, Icíar Bollaín, entre otros. El sencillo y pausado montaje de Vicente Navarro, que cimenta sin darnos cuenta una película profunda y llena de instantes de una emoción intensísima, en una película breve de apenas 73 minutos de metraje. El diseño de sonido de Fernando Novillo también ayuda a acercarnos a la sutileza de todo lo que se cuenta, sin ningún tipo de alarde ni virguería, que tiene en su haber trabajos con Agustí Villaronga, Isaki Lacuesta y Carla Subirana, entre otras.
En menos de un año, se han estrenado tres cintas que tienen el alzheimer como tema central, visto desde miradas diferentes como la cineasta que mira sus abuelos en Toda una vida, de Marta Romero Coll, la cineasta que mira a una pareja, y finalmente, Mientras seas tú, tres formas de acercarse a la enfermedad, desde lo humano, la sensibilidad, y la sencillez, explorando las dificultades, las alegrías y la complejidad, y los recuerdos de las personas afectadas, y sobre todo, las tres obras lo hacen desde la verdad, donde no hay espacio para la grandilocuencia, sino todo lo contrario, desde lo natural, lo cotidiano y la transparencia de lo que se cuenta y con quién se está contando, en este caso, desde la mirada de una directora a su actriz y amiga, y dejar en forma de película todos esos momentos donde la vida y la enfermedad se funden, se mezclan y comparten todo. Si el cine debe mirar la vida y filmarla, aunque no la entienda, en la película Mientras seas tú, se consigue una película que se hace mientras la vemos, un ensayo sobre la vida, la memoria, son impagables las imágenes de archivo, desde las domésticas, las de los trabajos de Carme en el teatro, el cine y la televisión, y en alguna que otra entrevista, y en las zonas de backstage, donde vemos a la actriz, siendo testimonios de aquello que filma la película, esos momentos donde la persona se queda sola y a solas, sin nadie, con ella misma, con su enfermedad, sentimientos, miedos y existencia. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Abigail Schaaff, directora de la película «L’home dels nassos», en los Cines Renoir Floridablanca en Barcelona, el jueves 18 de enero de 2024.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Abigail Schaaff, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Núria Costa de trafalgar Comunicació, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Pablo Derqui e Ivan Benet, intérpretes de la película «L’home dels nassos», de Abigail Schaaff, en los Cines Renoir Floridablanca en Barcelona, el jueves 18 de enero de 2024.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Pablo Derqui e Ivan Benet, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Núria Costa de trafalgar Comunicació, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Maite Alberdi, directora de la película «La memoria infinita», en los Cines Renoir Floridablanca en Barcelona, el viernes 15 de diciembre de 2023.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Maite Alberdi, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Lara P. Caminha y Sergio Martínez de BTeam Pictures, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.
“Lo bueno no se olvida. A ti no te olvidaré jamás”.
Stefan Zweig
De las cuatro películas que habíamos visto de la directora Maite Alberdi (Santiago, Chile, 1983), en una de ellas ya había tocado temas de la memoria como hizo en La Once (2014), donde seguía a su abuela y sus amigas y el paso del tiempo, tanto el presente como el pasado, a partir de las ausencias y vacíos. En La memoria infinita, la memoria es el centro de la acción, y lo es porque uno de los protagonistas es Augusto Góngora, periodista chileno que padece alzheimer desde hace ocho años. Junto a él, su mujer, Paulina Urrutia, actriz de oficio, que lo cuida y lo ha integrado a sus quehaceres profesionales. La película está construida a partir de la intimidad de la pareja, de su cotidianidad, del acto de recordar la vida de quién ya no se acuerda. No es una película que ahonde en el sentimentalismo ni en la tristeza de padecer una enfermedad tan difícil, sino todo lo contrario, hay una idea de mostrar el problema de verdad, es decir, mirándolo de frente, sin prejuicios, ni condescendencia, ni nada que se le parezca, y sobre todo, con muchísimo humor, porque las cosas si las miramos de frente ya no las vemos con tanto drama.
En la película de la directora chilena hay memoria, un esfuerzo por recordar, de lucha contra el olvido, pero también, hay la necesidad de mostrar la vejez y todas sus circunstancias, como ya hizo en la mencionada La Once y El agente topo (2020), suerte de cine negro, mezclado con documental y comedia clásica, para generar toda una trama sobre la vejez digna y el humor como herramienta fundamental para vivir. Tanto Augusto como Paulina se olvidan de las cámaras, no obstante, él periodista comprometido y humanista que fue una de las voces durante la dictadura, y luego, al frente de programas culturales en la televisión pública, y ella, actriz de reconocido prestigio, sobre todo en teatro, además de Ministra de Cultura en el gobierno de Michelle Bachelet. Una pareja que comparte cada día, entre gestos de amor y humor, mirándose uno al otro, recordando juntos, y además, estando el uno para el otro, después de un cuarto de siglo de convivencia. Estamos ante una historia que nos envuelve, como si fuera una caricia suave a media tarde, en que nunca se cae en la autocomplacencia ni en el subrayado, todo funciona sin necesidad de pretenderlo, porque la cámara de Alberdi filma no solo unos momentos de vida, sino toda la vida que está ahí, la de un pasado que se refleja en el aquí y ahora.
Una delicada y sensible cinematografía de Pablo Valdés, que ha trabajado en todas las películas de la cineasta chilena, amén del dúo también chileno Bettina Peru & Iván Osnovikoff, consigue esa cercanía tan necesaria para una película de estas características, donde la cámara traspasa a sus protagonistas, como un personaje más, testigo invisible de toda esa intimidad que transmiten. el montaje de Carolina Siraqyan, que ya estuvo al frente de la citada El agente topo, mínimo y detallista con sus 84 minutos de metraje, donde asistimos a muchos momentos emocionantes, de esos amores de verdad, de los que la vida se torna complicada, pero aún así, el Góngora y la Pauli siguen hacia adelante, con sus problemas y demás, pero con paso firme, recordando juntos quién fué Augusto, a partir de un material de archivo rico y muy interesante, un elemento innovador en el cine de Alberdi, ya que antes no lo había usado en su filmografía. La música otro elemento importante en la película, porque ayuda a indagar en la relación de ahora como la que viene del pasado, que tiene temas tan populares como “Burbujas de amor” y “La danza de las libélulas”, versionados por otros artistas para la cinta, amén de la música incidental que han creado la pareja Miguel Miranda y José Miguel Tobar, de los que ya hablamos esta misma semana porque son los responsables de la música de la película Alis, en su segundo trabajo con la directora chilena después de La Once.
Mención especial tienen la pareja protagonista de la película, Augusto Góngora y Paulina Urrutia, que se convierten en los perfectos anfitriones en esta historia sobre el hecho de recordar, en contra del olvido, y sobre todo, en un relato que habla de nosotros, de todo lo que somos, de las personas que nos acompañan cuando nosotros ya no podemos, es un bellísimo homenaje de todas las personas que cuidan y escuchan al otro, que recuerdan juntos, que se ríen juntos y que siguen a pesar de todo, porque la vida también es enfermedad, y es entonces cuando vemos la verdadera naturaleza de cada uno de nosotros. La memoria infinita es quizás, la mejor película rodada hasta la fecha de Maite Alberdi, y esto que digo no es nada baladí, y lo digo porque es su relato más complejo, porque se ha adentrado en espacios complicados y difíciles de tratar, pero su maestría y su profundidad, acompañados por el carisma del Góngora y la Pauli que hacen fácil lo difícil, y llenan de humor cada instante, cada dificultad y cada conflicto. Una película que tiene la necesidad de recordar y recordarse, tanto a nivel íntimo como colectivo, desde sus historias a las de su país, con su dictadura, democracia y demás, porque no es el acto más grande de amor que ayudar al otro cuando el otro ya no puede, ayudarle a recordar quién fue, y quién es, porque de esta manera el amor no sólo es un sentimiento sino también un gesto que ayuda y nos ayuda. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Patricia Font, directora de la película «El maestro que prometió el mar», en los Cines Renoir Floridablanca en Barcelona, el martes 7 de noviembre de 2023.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Patricia Font, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Katia Casariego de Revolutionary Press, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA