Entrevista a Marcela Zamora Chamorro, directora de «Los ofendidos», en el marco del DocsBarcelona. El encuentro tuvo lugar el viernes 26 de mayo de 2017 en el hall del Teatre CCCB en Barcelona.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Marcela Zamora Chamorro, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Ana Sánchez de Comedianet, por su tiempo, generosidad, amabilidad y cariño.
Presentación de L’Alternativa 24è Festival de Cinema Independent de Barcelona con la presencia de Cristina Riera y Tess Renaudo (Codirectores) Vicenç Villatoro (Director CCCB) Esteve Caramés (Director Promoció Sectors Culturals de l’ICUB) y Francisco Vargas (responsable de l’Àrea d’Audiovisuals de l’ICEC). El acto tuvo lugar el jueves 9 de noviembre de 2017 en la Sala Mirador del CCCB en Barcelona.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Cristina Riera y Tess Renaudo, por su tiempo, conocimiento, cariño y generosidad, y a Laura Mercadé de La Costa Comunicació, por su organización, generosidad, paciencia, amabilidad y cariño.
Encuentro con Catalina Mesa, directora de «Jericó, el infinito vuelo de los días», en el marco del DocsBarcelona Film Festival. El acto tuvo lugar el domingo 28 de mayo de 2017 en el auditorio del CCCB en Barcelona.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Catalina Mesa, por su tiempo, conocimiento, y generosidad, al equipo de Compacto Films, por su tiempo y generosidad, y dar vivisibilidad a la película, y a Ana Sánchez de Comedianet, por su organización, generosidad, paciencia, amabilidad y cariño.
Entrevista a Catalina Mesa, directora de «Jericó, el infinito vuelo de los días», en el marco del Festival DocsBarcelona. El encuentro tuvo lugar el viernes 26 de mayo de 2017 en el hall del Teatre CCCB en Barcelona.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Catalina Mesa, por su amistad, tiempo, generosidad y cariño, a Nathalie Pampin, colaboradora de la directora, por su tiempo, generosidad y amabilidad, y a Ana Sánchez de Comedianet, por su amabilidad, paciencia, atención, generosidad y cariño.
Mesa redonda sobre LA INDÚSTRIA DEL DOCUMENTAL A CATALUNYA. Recorregut del últims 20 anys i reptes de futur. Con Tono Folguera (Productor Lastor Media) Jordi Balló (Director y Profesor UPF), Neus Ballús (Directora) Joan Gonàlez (Productor y Director del Festival Internacional DocsBarcelona) Miquel Garcia (Director de documentals y nuevos formatos de TV3) y Blanca Piujats (Área audiovisual del Institut Català de les Empreses Culturals (ICEC) y Tue Steen Müller (Fundador de EDN). Moderada por Paco Escribano (Director Minoria Absoluta). Organizada por Clúster Audiovisual en el marco del Festival Internacional DocsBarcelona, en la Sala Mirador del CCCB en Barcelona, el martes 23 de mayo 2017.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a todos los integrantes de la mesa, por su tiempo, conocimiento, y generosidad, y a Ana Sánchez de Comedianet, por su organización, generosidad, paciencia, amabilidad y cariño.
Encuentro con Jean-Gabriel Périot, director de «Une jeunesse allemande», con motivo de la sesión organizada por el colectivo OVNI (Observatori de video no identificat). El acto tuvo lugar el domingo 18 de junio de 2017 en el CCCB en Barcelona.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Jean-Gabriel Périot, por su tiempo, conocimiento, y generosidad, y al colectivo OVNI, por su organización, generosidad, paciencia, amabilidad y cariño.
Entrevista a Miguel Ángel Pérez Blanco, director de «Europa». El encuentro tuvo lugar el domingo 30 de abril de 2017 en el Teatre CCCB en el marco del D’A Film Festival en Barcelona.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Miguel Ángel Pérez Blanco, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Eva Herrero y Marina Cisa de Madavenue, por su amabilidad, paciencia, atención, generosidad y cariño.
El pasado 28 de mayo, después de una semana intensa de cine, se cerraba la 20 edición del DOCSBARCELONA. Festival Internacional de Cinema Documental. Una muestra caracterizada en esta edición por la gran cantidad de películas dirigidas por mujeres, que arrancó con los encuentros profesionales que albergó el mercado, un espacio de debate y conocimiento en el que los proyectos llegan cargados de ilusión en busca de la ansiada financiación. También, hubo encuentros con cineastas y masterclass, en las que se habló largo y tendido del estado actual del cine documental, sus formas de financiación, y sus temáticas, que siguen caminando hacía la denuncia social, y el análisis de un mundo muy capitalizado, injusto y deshumanizado. El jueves 18 de mayo con la película Amazona, de Clare Weiskopf, quedaron inauguradas las proyecciones cinematográficas que se llevaron a cabo en los lugares acostumbrados, en las dos salas del club Aribau, y en el auditori y teatre CCCB. Díez días intensos de cine, que en su veinte aniversario, el DOCSBARCELONA ampliado a una duración de diez días, en las que se contó con innumerable presencias de los directores de las películas programadas, en las que se dialogó y debatió con un público entusiasmado que llenó las salas y participó en un festival que se ha consolidado como un referente sólido y enérgico en el panorama del documental. El domingo se cerró el certamen con la entrega de premios, los diferentes jurados formados entre otros, por destacados cineastas como Isaki lacuesta, Mercedes Álvarez, Valerie Delpierre, Juanjo Giménez… El máximo galardón recayó en la película Los niños, de Maite Alberdi, el premio Nou Talent, recayó en Last men in Aleppo, de Feras Fayyad, el premio Latitud se lo llevó Al otro lado del muro, de Pau Ortiz, y la mención especial fue a Los ofendidos, de Marcela Zamora. El premio What the Doc, se lo repartieron Woman and the glacier, de Audrius Stonys y You have no idea how much I love you, de Pawel Lozinsky. El premio Amnistia Internacional de Cataluña a Machines, de Rahul Jain, y finalmente, el premio del público lo conquistó Jericó, el infinito vuelo de los días, de Catalina Mesa.
Mi camino por el festival arrancó con AMAZONA, de Clare Weiskopf. Un film que retrata el encuentro íntimo y terapéutico entre la cineasta y su madre, una mujer libre en todos los sentidos, con una filosofía de vida altruista, humanista y muy personal. La película filma las conversaciones entre madre e hija, y nos habla sobre la maternidad, los deseos interiores, y los sacrificios y necesidades vitales que tenemos que tomar entre lo que queremos a hacer y nuestras obligaciones con nuestros hijos. Weiskopf en su primera película, reconstruye la biografía de su madre y su familia, y lo hace desde la curiosidad, y lo personal, sin caer en el discurso simplista, y mirando desde todos los ángulos posibles, sin pretender aleccionar ni nada semejante. Mirar y comprender, dialogar y aproximarse, en una cinta filmada en plena selva amazónica y sobre todo, desde lo más profundo de nosotros mismos. De la sección oficial Panorama, también me acerqué a 21 X NEW YORK, de Piotr Stasik. El cineasta polaco, sociólogo y activista cultural, nos sitúa en el suburbano de New York y sus usuarios, para realizar un mosaico humano e infinito sobre diferentes personas que nos explican sus inquietudes, reflexiones, sueños, frustraciones y deseos personales, en una película-viaje onírica que, a través de planos y encuadres de absorbente belleza, que nos atrapan desde el primer instante, haciéndonos participes de sus interminables trayectos, de idas y venidas sin fin, acompañados por una sonoridad penetrante y una música enigmática, nos conducen por este bellísimo filme donde se mezclan la poesía y la cotidianidad de las existencias de un grupo muy heterogéneo de seres que se mueven por una ciudad pobladísima, extraña y muy individualista. Otra de sus películas fue BORN IN DEIR YASSIN, de Neta Shoshani. Una película-denuncia donde la joven directora Neta Shoshani mira al terrible pasado de su país, con sinceridad y valentía, para mostrarnos una de sus casos más terroríficos cuando en 1948, la ciudad árabe de Deir Yassin fue masacrada por unos paramilitares judíos. La realizadora israelí habla con los ejecutores de aquella tragedia, un grupo de ancianos judíos en la actualidad que, en la mayoría de los casos. justifican las acciones por el bien de la nación y por ser meros verdugos que recibían órdenes. Shoshani mezcla esta historia con la de un hijo que apenas conoció a su madre, una interna del psiquiátrico, construido en Der Yassin después de la masacre, para realizar un retrato en primera persona, sobre la memoria histórica de un país desde la intimidad del drama que vivieron los que ya no están y los que los recuerdan, a través de imágenes de archivo y testimonios espeluznantes que hielan la sangre, sin caer en el discurso moralizante, y atreviéndose a penetrar en la oscura memoria de su país, sin necesidad de aspavientos, sólo con una investigación rigurosa, humana y profunda.
Otra de las propuestas fue GRAB AND RUN, de Roser Corella. La directora catalana, periodista y documentalista, nos lleva hasta Kirguistán (antigua república soviética) donde se mantiene una tradición machista y degradante para las mujeres que consiste en secuestrarlas y obligarlas a casarse, una práctica deleznable a la que la fuerte tradición de sus gentes sigue manteniendo a pesar de su condición inhumana. Corella mira, dialoga y filma su película desde la observación, escuchando a sus personajes-habitantes sin entrar en ningún moral aleccionadora, ni nada por el estilo, sólo filmándolos, hablando con ellos, exponiendo sus argumentos y razones, tanto de los padres, los maridos, y las mujeres, y las niñas, creando un caleidoscopio de voces humanas y sentimientos contradictorios en los que cada uno de los espectadores tomará la posición que más se aproxime a sus creencias. Una película humanista que denuncia una atrocidad desde lo más íntimo, desde lo que no vemos, pero es lo más doloroso, desde la profundidad y la complejidad de cada uno de las personas implicadas. Continué con LIFE TO COME, de Claudio Capanna. El director italiano nos sitúa en la habitación de un hospital y sigue las dificultades de dos prematuros nacidos a las 28 semanas de gestación. La durísima lucha, acompañada de temores, en un maná de emociones de una madre que se mantiene junto a sus hijos. Capanna frente a la frialdad y rodeado de equipos de alta tecnología, nos descubre una historia sencilla y extremadamente íntima, donde traspasa la calidez y sensibilidad humanas en una película que retrata la fragilidad de la vida y de nuestro ser. Una película, en un asombroso trabajo de sonoridad, que captura todos los sonidos que acaban formando una estructura del relato, que traspasa el alma desde lo más profundo de cada uno de nosotros, y lo hace en un entorno en apariencia hostil, pero que acaba resultando una reflexión sobre el hecho de vivir y todo aquellos que nos rodea. Cerré la sección oficial con SIBERIAN LOVE, de Olga Delane. Un documento íntimo y muy personal de la directora Olga Delane, originaria de Kranokamensk (Siberia) que después de dos décadas viviendo en Berlín, vuelve a su tierra a pasar un tiempo con los suyos. Una tierra, en la frontera entre China y Mongolia, donde sus habitantes, fríos y parcos en palabras, viven de la agricultura y ganadería, mientras soportan temperaturas gélidas extremas y viven en un fuerte patriarcado donde los roles de género están arraigados en fuertes tradiciones ancestrales, el hombre, trabaja, y la mujer en casa con los niños. Delane filma a sus parientes y les pregunta por sus vidas y sus condiciones personales, y lo hace desde lo íntimo, capturando los detalles de cada uno y sus respectivas necesidades, sin emitir ningún juicio, sólo observando su tierra y sus orígenes, y preguntándose sobre lo femenino por aquellas tierras inhóspitas de belleza seductora y silencios eternos.
Hice un alto en el camino para acercarme a la propuesta de TIRABIRAK, de Bea Narbaiza, Libe Mimenza y Edorta Arana. Una webdoc nacida en el País Vasco en el grupo de investigación EMAN, la Fundación Donostia/San Sebastián 2016 y EITB, en el que valiéndose de las viñetas publicadas en los medios desde 1977 hasta 2016 sobre el conflicto vasco, construyen una web interactiva de indudable poder divulgativo e informativo, en la que se analiza la evolución, tanto política, ideológica, social y cultural, de las diversas posturas adoptadas en la forma que el humor se ha acercado y ha analizado los diversos sucesos acontecidos sobre el problema vasco. Una sesión de enorme valor social y político, en el que además, sus responsables introdujeron de forma sencilla y pedagógica todos los elementos y estructuras que forman parte de su web y las inquietudes y reflexiones que les han llevado a levantar un proyecto de estas características, tan necesario y fundamental para entender y aproximarse a la realidad de un conflicto que ha estructurado la realidad política española desde la mitad del siglo pasado. La sección Latitud la arranqué con AL OTRO LADO DEL MURO, de Pau Ortiz. Una de las producciones más esperadas del certamen debido a su prestigioso galardón en el Hot Docs, el festival más importante del continente americano. El realizador barcelonés nos sitúa en México, en la intimidad familiar de unos hermanos hondureños sin papeles que, con la madre encarcelada y el padre ausente, sobreviven como pueden en una situación que les sobrepasa, e intentan tirar hacia delante como buenamente pueden. Las llamadas telefónicas con la madre, las tensas relaciones entre los dos mayores, cabezas de familia a su pesar, y el cuidado, en momentos difíciles y complejos, con los hermanos pequeños, hacen de la película de Ortiz una muestra impecable de las duras condiciones de vida de muchos inmigrantes desamparados en tierra de nadie, en ese lugar y tiempo, en el que deben seguir, aunque en muchas ocasiones, no sepan hacia adonde. Una película de factura ejemplar, que trata sus temas de forma seria y concisa.
La segunda de esta sección fue EL SILENCIO DE LOS FUSILES, de Natalia Orozco. La cineasta colombiana, especializada en trabajos sobre investigación política y derechos humanos, se embarca en un tema espinoso y candente, los diálogos de paz en Colombia entre dos enemigos irreconciliables, en el conflicto más antiguo de toda la historia. Por una parte, el gobierno de la nación, presidido por José Manuel Santos, y al otro lado, las FARC, el ejército guerrillero de la selva, liderado por Timochenko. Orozco construye un inmenso mosaico a través de imágenes de archivo donde reconstruye los antecedentes, el estado actual y el camino hacia el futuro, con la ansiada paz para todos, en el que no faltan entrevistas a los implicados en el proceso, en un documento político de altísimo nivel que, ofrece una visión seria y honesta, sobre la situación que se respira en Colombia, un país tristemente sacudido por la violencia. Un país sometido a la oscuridad y el terror de la muerte. Seguí con LOS OFENDIDOS, de Marcela Zamora Chamorro. La cineasta, nacida en Nicaragua, interesada en temas de género y derechos humanos, que el año pasado se vio en el festival su anterior trabajo, El cuarto de los huesos (sobre los desparecidos en El Salvador a través de los restos encontrados) vuelve a hablarnos del país salvadoreño, a través de testimonios de la represión durante la dictadura, en el que vamos escuchando el relato de las torturas y los desaparecidos. La realizadora arranca con la figura de su padre, activista político que también sufrió el secuestro de los militares, y hace un minucioso trabajo político sobre la memoria, en el que en uno de los momentos más terroríficos escuchamos el testimonio desgarrador de uno de los verdugos contando la cotidianidad de los detenidos. Zamora construye un trabajo durísimo, sin concesiones, pero a la vez necesario y audaz, en el que la directora sigue en su cruzada humanista para levantar todas las oscuridades que desgraciadamente persisten en su país.
En la sección What the Doc, me sorprendieron dos títulos de gran calidad, tanto a nivel formal como argumental, uno de ellos, UNTITLED, de Michael Glawogger y Monika Willi. El trabajo póstumo de Glawogger (fallecido durante el rodaje en Liberia) es un inmenso caleidoscopio de su visión humanista del mundo, en un rodaje que abarcó 5 meses, en el que viajó por los Balcanes, Italia, y norte y este de África, sin seguir ningún pretexto argumental. El cineasta austríaco, autor de títulos míticos del género como Megacities (1998) Workingman’s death (2005), y su fiel colaboradora, Monika Willi, su editora, que acabó la película, realizan un trabajo libre y muy intuitivo, capturando la realidad humana, los detalles y la intimidad de cada una de las personas y los lugares que filman de manera humana y sencilla, dejando al espectador libertad para mirar sin prisas, con pausa y detenimiento, dejándose llevar por las imágenes y la música que nos acompañan, en un prodigioso montaje que va creando atmósferas oníricas, imposibles y complejas de múltiples realidades que se mezclan, dialogan entre ellas, y además, nos llevan a una dimensión extraordinaria sobre lo humano y el trabajo artesanal que realizan las personas que son filmadas. Un documento visual y sensorial de grandísima calidad que, significa una despedida memorable, muy a nuestro pesar, de uno de los grandes cineastas de la historia. El otro de los grandes títulos vistos en el festival ha sido YOU HAVE NO IDEA HOW MUCH I LOVE YOU, de Pawel Lozinski. El prestigioso cineasta polaco, autor de más de veinte títulos, y ayudante de Kieslowski, presenta un documento desgarrador y conciso sobre las relaciones difíciles y conflictivas de una madre y su hija, y lo hace a través de una forma de extrema sencillez, en la que construye con primeros planos de las dos mujeres, acompañadas de su terapeuta en las diferentes sesiones, para encontrar las razones que les han llevado a esa situación, y sobre todo, a través de sus testimonios encontrar la mejor manera de limar asperezas y encontrar las alianzas que las vuelvan a mantener una relación madre e hija. Lozinski cimenta un ejercicio poderoso asfixiante y agobiante, sumamente complejo y perturbador, en el que sus personajes (porque se tratan de intérpretes que simulan experiencias reales, a la manera de Eduardo Coutinho) un ejemplar trabajo sobre las relaciones humanas, las palabras y los silencios que forman parte de nuestra existencia y de las personas que forman parte de nosotros.
Cerré mi participación en el festival con JERICÓ, EL INFINITO VUELO DE LOS DÍAS, de Catalina Mesa. La cineasta colombiana, en su primer largo, nos traslada en la región de Antioquia, en el noroeste de Colombia, y nos muestra el relato de ocho mujeres, a través de una forma exquisita, donde las formas especiales de la arquitectura de las casas y sus colores, devienen en una película llena de vida, recuerdos y sentimientos. Unas mujeres muy diferentes entre ellas, que forman parte de un trozo de esa vida del pasado, el presente y el futuro de un lugar peculiar atravesado por montañas, un espacio donde cohabitan sueños, memoria y valentía y corajes femeninos. Mesa retrata a sus personajes de forma natural e intima, mostrando sus sencillas vidas, con gran sentido del humor, donde también hay espacio para los buenos momentos, y aquellos otros que no lo son tanto. Una película que seduce a través de su maravillosa descripción de emociones, mostrándonos una realidad muy diferente a la violencia que se relaciona con Colombia, ofreciéndonos una visión humana y peculiar sobre un grupo de mujeres, en relación a su pueblo, sus vidas, sus recuerdos y la música que escuchaban. Hasta aquí mi camino por el festival, un viaje que empezó cargado de ilusión y entusiasmo, y acabó de la mejor de las maneras, lleno de emoción desbordante, convencido de haber asistido no sólo a una fiesta del cine documental, sino también a una emocionante y muy agradable reunión de amigos, llena de interesantes propuestas que nos hacen la vida mejor y sobre todo, nos muestran realidades ocultas y silenciadas por unos medios dominados por el capital, conocer la realidad nos aleja de la comodidad capitalista, y nos agita, llenándonos de sentimientos que nos hacen sentirnos más llenos de vida y algo más felices.
El pasado domingo 7 de mayo, cerró sus puertas la VII Edición del Festival Internacional de Cinema d’Autor de Barcelona. Después de 10 intensos días de cine, presentaciones, mesas redondas, y demás actividades relacionadas con el mundo cinematográfico. La retrospectiva de este año estuvo dedicada al cineasta mexicano Amat Escalante, las secciones, como vienen siendo habitual, se dividieron en Direccions, Talents y Transicions, y se recuperó la sección de Un impulso colectivo, comisariada por Carlos Losilla, y por primera vez, hubo una sección para los cortometraje. También, se volvió a abrir el certamen a otras sedes fuera del epicentro Barcelona, continuando la propuesta iniciada el año anterior. La noche del sábado, en el Teatre CCCB, antes de la película de clausura, se entregaron los galardones: El Premio Talents recayó en People That are not me, de Hadas Ben Aroya. El Premio de la Crítica fue a parar a El futuro perfecto, de Nele Wholatz, jurado que también hizo una mención a La película de nuestra vida, de Enrique Baró, y finalmente, el Premio del Público se lo llevó The Woman who left, de Lav Diaz. Premios que dieron carpetazo a un sinfín de actividades para todos los paladares, en un festival que después de 7 años, viene dedicándose al cine resistente, diferente, reflexivo y contundente, consolidándose en una ciudad en la que existe un público interesado por este cine, y ha hecho de esta cita, a comienzos de primavera, una concentración del cine que ha dejado huella en festivales prestigiosos de todo el mundo.
Mi aventura en el D’A arrancó con la película LE PARC, de Damien Manivel. Segundo título del cineasta francés que se inicia con una pareja adolescente que se citan en un parque, mientras juegan al amor, hablan de sus cosas, incluso de filosofía, y se adentran en el interior de sus partes más íntimas mientras avanza el día. Manivel, a través de un formato 1:33, nos cuenta dos películas, en la primera, asistimos a una comedia romántica al estilo de Rohmer o Garrel, en el que el amor iniciático parece apoderarse de los chicos, en la segunda mitad, la película cambia de registro, sumiéndonos en un juego kafkiano de resonancias oscuras, dentro del tono minimalista de la primera mitad. Un juego sobre el amor, los sentimientos, y su reflejo en el espejo, una mirada hacia lo oscuro de nuestro ser y sobre todo, de todas las realidades y personalidades que se apoderan de nosotros y en cierta manera, nos definen frente a los demás. Siguiendo en la sección de TALENTS, seguí con A LOS NIÑOS LA BELLEZA, de Rocío Caliri y Melina Marcow. Una propuesta muy singular, que no deja indiferente, procedente de Argentina, pero muy alejada de las películas que se cuecen por allí, aquí no hay problemas sobre juventud y miserias del país, sus dos directoras, afrontan su segundo largo, situándonos en la Dinamarca de principios del siglo XX, en una mansión solitaria y apartada en medio del campo, donde una familia bienintencionada, sufre una tragedia, un recién nacido nace con una malformación y la madre perece en el parto. A partir de ese suceso, el dolor, la amargura y el silencio se apoderan de tan siniestro lugar. Las directoras utilizando el formato 1:33, nos invitan a un tono sutil y distanciado, sin caer en trampas melodramáticas, sino que cuecen su relato a ritmo pausado, componiendo una forma intensa y calculada, de luz etérea, y planos cerrados, que acaban asfixiando y agobiando a todos los personajes, unos seres que se mueven entre mentiras, cinismo y perversiones.
También me acerqué a THE BEACH HOUSE, de Roy Dib. El cineasta debutante procedente del Líbano, nos invita a una velada que acontecerá en una casa de costa con el mediterráneo bramando al lado. Dos hermanas y dos amigos de la más joven, comen, se drogan y hablan sobre sus realidades y las del país: la emigración hacia otros países, la sexualidad, el conflicto árabe-palestino, en un ambiente distendido pero que poco a poco, se encamina hacia el interior de cada uno de ellos, en el que dejarán caer sus respectivas máscaras, y se expondrán al otro, a través de sus sentimientos e inquietudes, en un presente difícil y un futuro igual de oscuro. Un relato con rasgos sociales, pero con una atmósfera inquietante, en el que las relaciones humanas se apoderan de una cinta con tono teatral y ambiguo. L’INDOMPTÉE, de Caroline Deruas. Primer largo de la ayudante de cineastas como Váleria Bruni Tedeschi o Philippe Garrel, con el que ha escrito sus últimas películas. Deruas se basa en una experiencia real para contarnos la experiencia de dos artistas en la majestuosa Villa Medici de Roma (Sede de la Academia Francesa). Seguimos a una escritora que no logra escribir y además tiene como pareja a un escritor maduro y consagrando, y por otro lado, a una pintora, de energía y pasión descontroladas, pero incapaz de encontrar el amor y además, asaltada por los fantasmas del lugar. Deruas reflexiona sobre la creación artística y el amor, en una película de tormentos, neuras y poses artísticas, en las que unos sujetos pasean su (in)capacidad para enfrentarse a sus miedos y alegrías, en un viaje hacía lo más profundo en este inquietante, sobrio y descarnado retrato femenino en el mundo artístico.
KÉKSZAKÀLLÚ, de Gastón Solnicki. Otra muestra del irreverente y fascinante cine argentino actual, en una obra en la que Solnicki, en su tercera película, adopta el título de “Barba Azul”, la única ópera de Béla Bartók, en el que retrata el complejo paso de la adolescencia a la edad adulta, a través de una serie de chicas, que se mueven entre la desidia, el desencanto y la opresión de una vida que no les atrae, les aburre y encima, les obliga a hacer cosas que no les agrada en absoluto. A través de un juego enigmático entre los diferentes espacios y el entorno, y sus cuerpos moviéndose en ellos. E director argentino nos somete a una película de silencios incómodos, de largas tomas, y la distancia prudente e inquieta, con esperas sin sentido, en el que se cuelan las miradas de Antonioni sobre la burguesía, y la inoperancia de éstos para construir sus vidas o encontrar algo que les atraiga y distraiga, en una lucha enfermiza para no aceptar el destino paterno y emprender una huida constante. Para cerrar esta sección, también vi PEOPLE THAT ARE NOT ME, de Hadas Ben Aroya. Primera película de la joven directora israelí, que ella misma produce, escribe, dirige y protagoniza, en un retrato sobre la vida de una joven que intenta superar una ruptura sentimental, a través de una incesante búsqueda de hombres con la necesidad de estar con alguien, pero a la vez seguir manteniendo su independencia. Un estilo directo y naturalista, en el que seguimos a la protagonista por las calles, las habitaciones de su casa, la discoteca y sus incursiones en internet, mostrándonos una intimidad en la que el sexo y los cuerpos se muestran de forma explícita y sin rodeos, capturando las pulsiones y los sentimientos más profundos. Una cinta de arrolladora energía que se erige tanto como un retrato de la juventud veinteañera israelí, sus condiciones de vida y esos lugares de provincia, que no distan mucho de nuestro entorno más próximo.
De la sección de Direcciones, disfruté de lo lindo con DÍAS DE COLOR NARANJA, de Pablo Llorca. Nuevo trabajo de uno de los cineastas más prolíficos del país, en el que a través de un tono naturalista y una forma libre y adaptable, se adentra en una road movie a través de los países mediterráneos, con insistencia en Italia y Croacia, para contarnos una historia de amor en un contexto de crisis y decadencia europea. Llorca construye una película libre, minimalista y artesanal, en el que viajamos en tren, autobús y bicicleta, por las diferentes regiones que la pareja de enamorados va visitando, en la que asistimos al inicio del enamoramiento, a la amistad, y la de compartir entre unos jóvenes que se encuentran de casualidad y continúan viajando y conociéndose, en una Europa que deambula sin sentido sin encontrar su lugar. Una película divertida, romántica y sencilla, que nos atrapa desde lo más íntimo y profundo, retratando no sólo una juventud en medio del caos, sino también la memoria de unos que ya no se reconocen en el continente tan cambiante y lúgubre. Cerré la sesión con BITTER MONEY de Wang Bing. El documentalista chino sigue mostrando las vergüenzas y miserias de su mastodonte nación. Ahora, vuelve a las ciudades-fábrica que asolan las regiones industriales de China, para contarnos, a través de un tono directo e implacable, las terribles y durísimas condiciones laborales de unas personas que dejan sus entornos rurales para sobrevivir o simplemente existir-trabajar en una fábricas colmenas donde se trabaja-esclaviza de sol a sol para mal ganarse la vida. Bing huye de todo aquello que manipule su discurso, deja que las personajes, sus rostros y sus cuerpos inunden su dramaturgia, creando un mundo oscuro, tenebroso, casi terrorífico, por el que se mueven estos individuos que desean volver a su tierra y dejar ese mundo o mejor dicho, submundo, que sólo funciona para enriquecer a unos poquísimos, a través de las empresas extranjeras que facilitan esa mano de obra barata y miserable.
Finalmente, de la sección Un impulso colectivo, que volvía al festival, tuvo la oportunidad de ver CONVERSO, de David Arratibel. Un documento terapia en el que el cineasta español sigue a los cuatro miembros de su familia que se han convertido a la religión católica, y lo hace desde la intimidad de las conversaciones, donde todos explican sus razones, su fe y la llamada de Dios. Arratibel no sólo nos habla sobre la fe, la religión, sino que también, nos habla de la familia y las relaciones que se producen entre todos sus integrantes, y lo hace desde lo más sencillo y directo, hablando y conversando de manera natural y directa con ellos, en un viaje hacia lo más profundo de cada uno, en el que exponen sus creencias, sus inquietudes y su vida, lo más íntimo, lo que no se suele explicar. Arratibel se sirve del cine para explicarnos aquello que lo ha distanciado, lo que no se han dicho, todo lo que se han guardado. Una película sobre la familia, sobre la memoria, y la religión, pero ante todo, un interesante y valiente documento sobre nuestra propia identidad y ser. Seguí con LA MALDITA PRIMAVERA, de Marc Ferrer. Después de su descubrimiento el año pasado en el festival con Nos parecía importante, Marc Ferrer vuelve con una película protagonizada por el grupo de pop “Papa Topo”, en una comedia alocada, divertidísima y desenfrenada, que recuerda a Waters, Lester, y la comedia madrileña de finales de los setenta y primeros de los ochenta con Colomo, Almodóvar y demás. Ferrer construye una película que mezcla géneros, desde la comedia sentimental, la ciencia-ficción y el retrato de una generación en permanentemente búsqueda de un amor que no acaba de llegar, o si lo hace, es de una manera poco satisfactoria y decepcionante. Una película de risas, canciones y devaneos sentimentales, en el que es un canto al amor al cine amateur, al cine hecho con pasión, aventura y extraordinario sentido del ritmo, logrando mezclar con sabiduría situaciones divertidas con otras más profundas y sinceras.
COMO LA ESPUMA, de Roberto Pérez Toledo. Tercera película de Pérez Toledo que nos sitúa en un solo día, en una jornada, en el que un chico monta una fiesta en la casa que comparte con un amigo, para levantarle el ánimo a éste (ya que ha quedado minusválido después de un accidente) y su principal reclamo será que se organizará una orgía. Una comedia alocada y disparatada, que se convierte en una fiesta sobre la vida, el amor y el sexo desenfrenado, en el que a través de unos diálogos inteligentes, y unas situaciones cómicas y complejas, nos seduce y nos convierte en un personaje más, metiéndonos de lleno en un retrato sobre la juventud, sus inquietudes y reflexiones a través de la vida en pareja, las relaciones humanas y las aventuras sentimentales. El cineasta se desenvuelve con energía y logra una comedia adulta con ecos a Blake Edwards, en una cinta coral en el que todos ellos vivirán no sólo sexo y aventura, sino también, una mirada seria y adulta a sus inquietudes e ideas sobre la vida y el amor. Una película que puso el broche de oro a un festival que se ha convertido en una cita imprescindible y muy necesaria en la ciudad de Barcelona, erigiéndose en uno de los festivales más interesantes y audaces en el actual panorama, que como viene siendo habitual, en la gala de clausura, se anunciaron las fechas de la próxima edición que se celebrará del 26 de abril al 6 de mayo del 2018. Larga vida al D’A y sobre todo, al cine que viaja a lugares inexplorados con miradas interesantes y reflexivas, que nos ayuden a entender a los demás, y sobre todo, a nosotros mismos, o si no lo conseguimos, que por lo menos, lo intentemos.
El pasado domingo 20 de noviembre hecho el cierre la edición número 23 de l’Alternativa, certamen plenamente consolidado en el panorama cinematográfico de la ciudad, sigue manteniéndose fiel a un estilo marcado por un cine diferente, nacido en los márgenes de una industria demasiado obsesionada en embellecerse y dar la espalda a la reflexión y el conocimiento del mundo en el que vivimos, alejándose de las realidades del hombre y su tiempo. L’alternativa propone cine resistente, cine furioso y lleno de energía, un cine venido de diferentes lugares del mundo, heterogéneo en su esencia, pero cercano en su materia. Unos trabajos muy necesarios que nos muestran realidades complejas, oscuras y tremendamente vivas, orgánicas y sinceras. Cine con espíritu dialoguista que huye de convencionalismos, y construido en base a una identidad muy personal que lo hace muy reivindicativo, profundo y bello.
Mi viaje por la 23 edición arrancó en la sección oficial con BEIN GDEROT (BETWEEN FENCES), de Avi Mograbi. El director israelí continúa con su compromiso social, político y cultural en el que propone diferentes formas de entender su entorno y los conflictos que se generan. Ahora, nos encierra en Holot, un centro en pleno desierto de inmigrantes africanos a la espera de asilo. Su propuesta se asienta en un taller de teatro en el que los propios internos escenifican su propia vida y de esta manera extraen sus propias reflexiones y sobre todo, una herramienta para mirar al futuro con optimismo. Mograbi arranca el experimento con los africanos pero a medida que avanza el metraje, incluye a los propios israelís que participan en el taller, creando un paisaje homogéneo en el que todo se mezcla y el otro, o la idea que se tiene del extranjero, se reformula convirtiéndose en alguien que no está tan lejos y se encuentra muy próximo a uno mismo. Seguí con PAULA, de Eugenio Canevari. El cineasta argentino debuta en el largometraje con un relato intimista y muy cercano, en el que ahonda en las relaciones sociales mediante la diferencia de clases, en el que sigue la cotidianidad de una joven que cuida a los hijos de una familia burguesa impertinente y estúpida, que al quedarse embarazada de un paria se ve abocada a solicitar ayuda a sus patronos que se la niegan, y así arranca un periplo vital en el que la joven se siente cada vez más sola y aislada. Con reminiscencias al cine de Albertina Carri, Lucrecia Martel y Lisandro Alonso, la película indaga de forma sencilla y con una utilización ejemplar del encuadre y el fuera de campo, de una realidad incómoda y sucia que estructura la degradante condición del marginado en el capitalismo.
MIMOSAS, de Oliver Laxe. Una de las películas más esperadas del certamen que levantó ánimos contradictorios y semejantes. La segunda película del director gallego afincado en Tánger, después de su sonado debut Tóts vós sodes capitáns (2010). En esta ocasión, se ha marchado a las planicies y llanuras del desierto rocoso de la cordillera del Atlas, para contarnos una aventura épica sobre la fe y el destino de uno mismo. A través de un estilo minimalista y muy cercano, Laxe consigue sumergirnos en la ensoñación de unos hombres en eterna búsqueda de algo que de sentido a sus existencias, aunque seguramente, no lo encontrarán, y deberán mirar hacia dentro de ellos mismos para obtener esas respuestas que tanto ansían. El cine de Herzog y el western crepuscular se manifiestan en una película con ritmo cadencioso que nos descubre a un director que sigue en su búsqueda de formas y representaciones de un cine nacido desde las entrañas. HAVARIE, de Philip Scheffner. La película ganadora del certamen, propone un análisis profundo y reflexivo sobre el mediterráneo y su historia. A través de un vídeo de youtube que dura tres minutos, en el que observamos una frágil embarcación con inmigrantes, que ralentizado que serán las imágenes que componen la película del realizador alemán que añade diferentes conversaciones de toda el micorocosmos relacionado con el mediterráneo, en las que traza la historia convulsa del mar, desde sus primeros viajeros a la caza de conquistas y tesoros, hasta los inmigrantes que arriesgan sus vidas para llegar a la Europa del bienestar y la tranquilidad. Escuchamos policías, inmigrantes, turistas y demás personajes que pueblan ese universo que lleva a tantos a desaparecer y a otros, a disfrutar de sus aguas. Fuertes contrastes de un mundo cada vez más alejado de sí mismo, y podrido, en el que la humanidad se ha transformado en un espejo deformante en el que el reflejo ya no se vislumbra.
BEHEMOTH, de Zhao Liang. El realizador chino nos traslada a un mundo desértico, lleno de llanuras y rampas de vértigo, plagado de hombres y mujeres ennegrecidos por el carbón y otros minerales, que trabajan en condiciones extremas extrayendo los materiales para empresas mastodónticas que se hacen de oro. Los trabajadores hablan a la cámara y explican sus vacías existencias. Cercano a la mirada de los trabajadores del cineasta Michael Glawogger, Liang nos interpela directamente hacía ese capitalismo atroz y devorador que construye sin parar con la necesidad imperiosa de seguir produciendo para aumentar sus beneficios económicos a costa de quién sea y triturando los recursos naturales y provocando efectos desastrosos para el planeta. Dentro de un estilo minimalista y consiguiendo imágenes de una belleza que duele, finaliza este viaje a la sinrazón, en las infinitas avenidas de un barrio plagado de rascacielos donde no vive nadie, en un estado vegetativo y de ruina posmoderna vacía de humanidad. Para finalizar me dejé llevar por COMO ME DA LA GANA II, de Ignacio Agüero. El cineasta chileno como hiciera hace treinta años en la que hablaba con los directores chilenos sobre la dificultad de filmar en Chile en plena dictadura, de la que rescata diversas imágenes de aquel trabajo, nos sumerge ahora, valiéndose de la misma estructura, en un ejercicio en el que vuelve a hablar con los directores chilenos que se encuentran en pleno proceso de rodaje, y les formula la cuestión de lo cinematográfico, excusa que le sirve a Agüero para profundizar en la representación cinematográfica y hacer un retrato profundo sobre la creación artística y sus dificultades, llevándonos por diferentes lugares de la geografía de su país y dialogando, no sólo con cineastas, sino también con transeúntes que pueblan los diferentes paisajes que visita.
En la sección Panorama que recoge los trabajos más interesantes producidos en el terreno nacional me acerqué a GURE HORMEK (NUESTRAS PAREDES), de Maider Fernández Iriarte y Maria Elorza. Pieza de 16 minutos en la que las jóvenes directoras vascas nos invitan a penetrar en las vidas de las mujeres de sus vidas y entorno, a través de la información que nos transmiten las paredes. Una película llena de humor, en la que su sencillez y la magia de sus historias nos transportan a otros lugares y escenarios que han marcado la vida de estas mujeres, como la guerra, el miedo, la ilusión y la extrañeza de unas vidas que no tienen tiempo ni lugar. También, destaco LAS VÍSCERAS de Elena López Riera. La realizadora de Orihuela vuelve a su pueblo natal para enfrentarnos a las tradiciones que siguen manteniéndose y que forman parte de la idiosincrasia de sus habitantes. En su anterior y celebrado cortometraje Pueblo, nos mostraba a una joven que volvía a su Orihuela y no encontraba su lugar en un ambiente que le era ajeno y lejano. Ahora, nos sumergimos en una tarde de verano calurosa en el que unos niños asisten a la muerte de un conejo, dentro de un estilo cercano al documental, en el que la observación deviene una reflexión sobre las costumbres ancestrales y los diferentes ritos que siguen perviviendo en nuestra sociedad. Y finalmente, CC1682, de David Reznak. Autor del celebrado documental La osa mayor menos dos, en el que se sumergía en la cotidianidad de un psiquiátrico, ahora, se adentra en la terrible situación social de Malí, para profundizar y analizar las devastadoras consecuencias del capitalismo en la realidad africana. Con un tono cercano y naturalista, Reznak habla con los habitantes malienses que nos explican los conflictos generados por la situación de desempleo y falta de oportunidades en los ámbitos relaciones con la subsistencia de recursos naturales, derivados por la sangrante utilización por parte de empresas extranjeras (francesas en su mayoría), en la que se hace un recorrido desde la época colonialista hasta la actualidad, donde el colonialismo solamente ha cambiado de denominación, pero sigue manteniendo unas prácticas desarrollistas en contra de la población de Malí. Un trabajo que recuerda al cine de Rouch o Saubert, en su acercamiento a mostrar la realidad africana desde su idiosincrasia, sin adornos ni sentimentalismos, retratando su complejidad y sus eternos problemas provocados por el invasor sin escrúpulos.
Del estupendo y estimulante ciclo de Maurice Pialat que se sigue llevando a cabo en la Filmoteca de Catalunya doy buena cuenta de PASSE TON BAC D’ABORD, en la que el genio francés hace un retrato de aquella juventud francesa de 1978, más concretamente en la oscura, aburrida y fría Lens, una ciudad industrial sin más allá. Pialat sigue fiel a su estilo, su tono documental y su fealdad en describir la cotidianidad de unos chicos abocados a una vida rutinaria y cotidiana, como la de sus padres, pierden su tiempo entre el sexo, las drogas y la diversión porque si. Una película cercana que profundiza en los conflictos entre las relaciones de adolescentes con profesores y padres, en esa difícil convivencia y sobre todo, en la falta de expectativas de una vida diferente y alejada de la triste realidad de una ciudad fea y proletaria. También, pude ver NOUS NE VIEILLIRONS PAS, en la que Pialat retrata las idas y venidas de una pareja que no saben vivir el uno sin el otro, pero tampoco con ellos. El retrato de la energía que acompaña a estos (des)enamorados que parecen quererse a rabiar, y al momento, parecen odiarse hasta la muerte. El cineasta francés continúa fiel a su estilo, la fealdad que acompaña a sus personajes es patente, los mantiene en continuo movimiento, no les deja respirar, a cada instante están haciendo cosas, la cámara los sigue sin descanso, provocando esa sensación de agobio que parece presidir las vidas de estos seres que ni saben ni intentan mantener un amor que les ayude a seguir con la persona que se supone que quieren.
El Hall sirvió de escenario a la proyección de piezas en el que el tema de debate era el turismo de masas. En esta ocasión, seguí con expectación la presentación de IDRISSA, la nueva película de los responsables de la imponente y desgarradora Ciutat Morta, que destapaba uno de los casos más flagrantes de corrupción policial en Barcelona. Ahora, los integrantes del colectivo Metromuster emprenden su investigación de la muerte de un joven guineano inmigrante en el Centro de Inmigrantes de Zona Franca, y siguen su viaje a la inversa para conocer sus orígenes y componer su propia identidad desaparecida en la Europa del “bienestar y la solidaridad”. La presentación estuvo acompaña de las canciones de una joven guineana que servía de contrapunto a las explicaciones que tanto ella, como los integrantes de Metromuster nos iban acercando al espíritu que recorrerá su nuevo trabajo. Finalmente, me acerque a la conversación que mantuvieron el crítico Manu Yañez con el guionista Santiago Fillol, que bajo el título “Cinema i Èpica: Rodatges que no caben en les butxaques de la nostra experiencia., nos hablaron del rodaje de Mimosas, de Oliver Laxe, mediante explicaciones y la lectura por parte de Fillol del diario de rodaje que fue escribiendo. Una sesión francamente interesante y reflexiva repleta de grandes instantes, de la sutil ironía y espíritu libre en los textos de Fillol, que nos transporta a la materia orgánica de la cotidianidad de un rodaje que lo más vivido y pensado es aquello que se vive en ese instante, que la película acaba adquiriendo de una forma espiritual. Y hasta aquí mi periplo por l’Alternativa 23, que sigue más enérgica, más audaz, y provocadora que nunca, ofreciendo un cine que gustará más o menos, pero que sigue fiel a su espíritu contestatario, complejo y sumamente radical tanto en su forma como en su contenido. GRACIAS POR TODO A AQUELLOS QUE HACEN POSIBLE L’ALTERNATIVA 23 y nos vemos el año que viene…