Entrevista a Julia Solomonoff

Entrevista a Julia Solomonoff, directora de la película “Nadie nos mira”, en el marco del D’A Film Festival. El encuentro tuvo lugar el miércoles 2 de mayo de 2018 en el hall del Holtel Pulitzer en Barcelona.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Julia Solomonoff, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Eva Herrero de Madavenue, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño.

Europa, de Miguel Ángel Pérez Blanco

LAS RUINAS DEL SUEÑO.

“Sueño con un precipicio sobre el que se extiendo el horizonte. A lo lejos la ciudad brilla por encima de sus edificios. Tú y yo la atravesamos de un amanecer a otro. Y ocultos entre sus calles, contemplamos nuestro futuro”

Dos amantes celebran la entrada del nuevo año 2018, recorriendo las calles de una ciudad vacía, perdidos sin saber hacía adónde ir y que hacer, como si el mundo que hasta entonces habían conocido estuviera ausente, huido o simplemente desaparecido. Se internan en una montaña, y aparecen en las primeras horas del 1 de enero de 2000, siguen manteniendo la misma edad, pero sus nombres son otros. Se pierden en el bosque y sus vidas desaparecen entre la fiesta, la naturaleza y el nuevo milenio. La puesta de largo de Miguel Ángel Pérez Blanco (España, 1984) es una apuesta formalista, de prodigio visual, en la que nos sumerge en los sueños no realizados y frustraciones de los jóvenes de su edad, y de la ilusión de aquel continente que despertaba en aquel lejano 2000 con la energía de crear una sociedad más justa, igualitaria y llena de posibilidades. Dieciocho años más tarde, la desilusión se ha apoderado de todos, las posibilidades de trabajo son escasas y precarias, y los jóvenes y la sociedad camina perdida, sin rumbo, a la deriva, desesperada, y sobre una sociedad ruinosa, podrida y sin futuro.

Después de dos celebrados cortometrajes, Carretera al Atlántico (2011) y Los dinosaurios ya no viven aquí (2014), donde también había dos amantes, un viaje en coche y un bosque. El cineasta español nos invita a un viaje sobre nosotros mismos, y el continente europeo, sobre estos 18 años transcurridos del nuevo milenio, que sigue cosechando y coleccionando errores pasados, donde las desigualdades siguen creciendo y la “tierra prometida” de un futuro mejor se esfumaron, en los albores del tiempo, de una vida que cada vez es peor, y deja a una generación de jóvenes aislados y desorientados como si fuesen espectros que no tienen espacio en este continente deshumanizado. La película se estructura a través de dos tiempos, dos tiempos que se mezclan, que parecen idénticos, como si el tiempo no hubiera pasado, o como si se hubiera detenido en algún lugar irreconocible, en el que conocemos a dos amantes que vagan por una ciudad muerta, y que experimentan un viaje al pasado, al principio de todo, a aquella noche, en aquella montaña, en el cientos de jóvenes como ellos, celebraban una rave para dar la bienvenida al nuevo siglo, a todo aquello que iba a llegar.

Pérez Blanco construye una película puramente estética, de fuertes contrastes, y con esa luz apagada y oscura, en la que perviven tímidamente algunos neones fluorescentes que dan algo de luz, mínima, en el que nos conduce por espacios postmodernos, pero sin nadie, sin vida, sin alma, en el que los dos amantes los recorren sin saber dónde ir, en una huida sin fin, sin retorno, en el que ya nada tiene sentido. La película mezcla texturas, sonidos y música, consiguiendo una atmósfera penetrante y velada, que recuerda al thriller o la ciencia-ficción, con planteamientos cercanos al cine de Tsai Ming-Liang, en el que cada encuadre rezuma perdida, vacío, a través de un paisaje denso, inquietante y brutal. Pérez Blanco ha creado un distópico itinearioe hacía un no tiempo que ya no existe, hacía un tiempo perdido, un espacio que sigue teniendo vida pero sin vidas, sin corazones latiendo, sin relaciones personales de verdad, sólo fantasmas que se mueven de un lado a otro, y se desplazan sin más, movidos por algo que desconocen, por aquello que ya no es, aunque siga ahí.

Los dos amantes que siguen siendo ellos, pero con otros nombres (o es una ilusión de todos aquellos jóvenes del 2000 que apostaban por el nuevo milenio) se adentran en el otro lado del espejo (como le ocurría a Alicia) encaminándose hacia una fiesta que más que celebración parece una despedida, un adiós a un tiempo y a unas ilusiones que se quedaron en algún momento del tiempo, un tiempo que ya no avanzo más, y arrastro y sigue arrastrando a tantos cada día, a la realidad sucia y putrefacta de un continente enfermo, en estado terminal, que ya no existe, que ya no es. Una película del aquí y ahora, de nuestros sueños no realizados, de la precariedad de nuestras relaciones personales, de una sociedad infeliz y muerta, y de todo aquello que queríamos ser y jamás podremos ser, a través de una factura prodigiosa, en una cinta multilingüe, con dos intérpretes internacionales que dan vida a estos amantes ausentes, como si mirasen al mundo o a lo que queda de él, desde la lejanía, desde la ausencia, en un viaje emocional que penetra en nuestros sentidos y en el alma de los espectadores, llevándolos hacía lugares donde ya no valen las palabras, ni los gestos, sino todo aquello que sentimos y nos hace sentirnos vivos.


<p><a href=”https://vimeo.com/250644161″>EUROPA de Miguel &Aacute;ngel P&eacute;rez Blanco -Trailer subtitulado en espa&ntilde;ol (HD)</a> from <a href=”https://vimeo.com/user4180562″>Miguel &Aacute;ngel P&eacute;rez Blanco</a> on <a href=”https://vimeo.com”>Vimeo</a&gt;.</p>

The Fourth Kingdom, de Adán Aliaga y Àlex Lora

EL REFUGIO DE LOS DESHEREDADOS.

En un momento de la película, escuchamos la voz de un inmigrante sudamericano que nos explica que él ha visto a los extraterrestres, una extraña luz que le invadió, y piensa que quizás cayeron todos a la vez a la tierra y hablan diferentes idiomas, y entonces, resuelve diciendo que es nuestro deber entenderse. Una interesante reflexión que viene de alguien que trabaja en “Sure We can” , un gran centro de reciclaje de botellas y latas de vidrio y plásticos en pleno corazón del barrio de Brooklyn en Nueva York, donde infinidad de desplazadas por el sistema han encontrado, no solamente un espacio donde pueden trabajar en el mundo del reciclaje, canjeando sus desechos por dinero, sino también, y esto es lo importante, una esperanza en su vida y compañía, en un gigantesco espacio donde comparten trabajo, soledad y conversaciones. The fourth kindgom es una película de 14 minutos, donde sus directores Adán Aliaga (San Vicent del Raspeig, Alicante, 1969) y Àlex Lora (Barcelona, 1979) construyen una película de observación, capturando desde la intimidad y el respeto que se merecen todas las personas que trabajan en el centro del reciclaje, porque sus miradas recorren cada espacio de ese lugar, sus gentes y su funcionamiento, y cómo se acumulan los desechos formando montañas y estructuras donde las bolsas y cajas con residuos se almacenan, y también, como se convierten en compuesto que vuelve a utilizarse para realizar plásticos o latas, y así el recorrido vuelve a empezar, en un sinfín continuo que nunca se detiene.

Aliaga que debutó con La casa de mi abuela (2006) que obtuvo un gran reconocimiento internacional, a la que siguieron trabajos interesantes como Estigmas (2010) la película colectiva Kanimambo (2012) o El arca de Noe (2014), donde se ha distinguido por mostrar realidades diferentes y ajenas desde un punto de visto reflexivo y emocionante, firma por primera vez la dirección con Alex Lora, residente en Nueva York, con una filmografía en la que hay más de 20 cortos dirigidos, entre ellos Thy father’s chair (2015) en el que se detenía en la excentricidad de dos hermanos judíos ortodoxos que debían de limpiar su casa almacenada con innumerables desechos. Aliaga y Lora describen ese universo de reciclaje atrapando sus sonidos, el paisaje humano y las conversaciones de estos, y lo hacen sin inmiscuirse en el transcurso de lo que allí va sucediendo, filmando desde la observación, desde ese lugar en el que se muestra sin intervenir, sin juzgar, donde consiguen atraparnos e interesarnos por todo lo que allí vemos, y lo hacen desde un dispositivo sencillo y honesto, en el que la vida sucede.

Los diferentes personajes que se mueven por el centro, nos van revelando sus sueños, sus pasados, sus reflexiones y quiénes son, los René, Pierre, Walter, Eugene y Ana, sólo son algunos de los muchos desfavorecidos que emprendieron el sueño americano pero que se tropezaron de bruces con una realidad difícil y en ocasiones, excesivamente cruel para los más débiles. Ahora, en su presente, emprenden una vida digna y con futuro, recogiendo los desechos por la ciudad (que muy acertadamente, los directores no nos mostrarán, centrándose en exclusividad en el paisaje del centro de reciclaje) y llevándolos a ese lugar, que intercambiarán por unos cuantos dólares que les servirá para seguir tirando, y ver su vida con un poco de más luz. Aliaga y Lora nos rescatan un lugar que a simple vista se ha convertido en el refugio de los desheredados, de aquellos que no tienen nada, de aquellos que el sistema implacable y destructivo ha eliminado, los ha invisibilizado y sobre todo, estigmatizado, dejándolos desahuciados, sin nada que tener ni adónde ir. En el centro de reciclaje encuentra un espacio humanista, donde volver a ser personas, construir su identidad, y sentir que aunque sea difícil, siempre hay un camino para seguir con una vida digna.

Una película que en sus escasos 14 minutos condensa la terrible paradoja de la sociedad capitalista (lo que unos desechan sirve para que otros vivan) nos habla sobre la dignidad humana, las esperanzas y sueños también reciclados y reconvertidos en válvulas de aprovechamiento y vuelta a empezar, una especie de espacio donde reciclarse como persona, al igual que los desechos, y encarar la vida con más optimismo. También, nos habla sobre la explotación de los objetos y recursos del sistema capitalista, feroz y salvaje en su estructura, que continuamente compra y desecha, y vuelta a comprar y desechar, en un torbellino de locura y sinsentido, que aumenta considerablemente día tras día la distancia entre las clases pudientes y los más desfavorecidos, dejándoles casi sin recursos laborales para poder vivir. Aliaga y Lora arrojan luz a este colectivo de desheredados, a este grupo humano que ha encontrado en los residuos y desechos una forma de trabajo para construir una vida digna, con esperanza y en compañía, porque como explica uno de los protagonistas ahora las cosas han adquirido otro color, ahora la vida parece diferente, y se ve con ganas de vivirla.


<p><a href=”https://vimeo.com/243676359″>The Fourth Kingdom Trailer Español</a> from <a href=”https://vimeo.com/jaibofilms”>Jaibo Films</a> on <a href=”https://vimeo.com”>Vimeo</a&gt;.</p>

Entrevista a Miguel Ángel Pérez Blanco

Entrevista a Miguel Ángel Pérez Blanco, director de “Europa”. El encuentro tuvo lugar el domingo 30 de abril de 2017 en el Teatre CCCB en el marco del D’A Film Festival en Barcelona.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Miguel Ángel Pérez Blanco,  por su tiempo, generosidad y cariño, y a Eva Herrero y Marina Cisa de Madavenue, por su amabilidad, paciencia, atención, generosidad y cariño.

Hotel Europa, de Danis Tanovic

cartel-hotel-europa-hdEUROPA, AYER, HOY Y SIEMPRE

Nos encontramos en el Hotel Europa (localizado en el Hotel Holiday Inn de Sarajevo inaugurado para las olimpiadas de 1984) el día 28 de junio de 2014. En el hotel reina un estado de ebullición tremendo, se preparan para los fastos del 100º aniversario del asesinato en la ciudad del archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio Austro-húngaro en manos del nacionalista serbio-bosnio Gavrilo Pincip, que desencadenó la Primera Guerra Mundial. La acción se abre en la azotea, cuando una periodista Vedrana entrevista a expertos en la materia sobre el fatídico suceso y su importancia en la Europa de hoy en día. De ahí, pasaremos a diversos espacios del hotel donde los empleados se debaten entre la huelga y los entresijos oscuros del gerente. De esta manera, tan convulsa y guerrera, se abre el nuevo trabajo de Danis Tanovic (Zenica, Bosnia, 1969) el 7º de su carrera, una andadura que arrancó de manera brutal, cuando en 1992, mientras estudiaba, se vio sorprendido por el estadillo de la guerra de los Balcanes, y se unió a un grupo de filmación que acompañó al ejército bosnio.

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La guerra y sus consecuencias en la cotidianidad del ser humano ha estructurado la filmografía de Tanovic desde su primer largometraje, En Tierra de nadie (2001) en la que planteaba un conflicto entre un soldado bosnio y serbio, y cómo actuaban de forma partidista la ONU y los periodistas, que se llevó los premios internacionales más prestigiosos, incluso participó en la película colectiva sobre el 11 de septiembre, en el 2002, en la que homenajeaba a las víctimas bosnias de Srebenica, hizo un paréntesis en el 2005 con L’enfer, en la que abordaba un drama de abusos en el seno de una familia en un guión escrito por Kieslowski, pero en el 2009, volvía con Tiger, en un conflicto bélico, ahora con dos periodistas y la guerra del Kurdistán, en Cirkus Columbia (2010) y en Baggage, un año después, colocaba el foco en los días del inicio de la guerra, en 1991, con la vuelta de un emigrado y sus éxitos, en la primera, y en la segunda, filmaba la vuelta de alguien después de la guerra. En La mujer del chatarrero (2013), galardonada en Berlín, exploraba la falta de cobertura sanitaria en una familia gitana sin recursos, tema que volvió a profundizar en Tigers (2014), pero esta vez en la India, en la que un hombre alzaba su voz contra un medicamento fraudulento.

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En Hotel Europa, y tomando como referencia la obra de Bernard Henry Lévy, nos habla de una serie de personajes que en cierto modo, se mueven bajo sus intereses personales, unos oportunistas que trabajan para sí mismos. Desde la periodista, Vedrana a la caza del testimonio que ayude a subir su programa, el idealista perdido que representa Gavrilo Princip, descendiente de aquel que asesinó al archiduque en 1914, la responsable de recepción Lamija que, obedece sin plantearse nada más que su éxito personal, se verá envuelta en la huelga cuando su madre, que pertenece a esa generación activista rota por la guerra, es nombrada cabecilla de la huelga, el gerente Omer, hombre de poder sin escrúpulos, que abusa de Lamija, y recurrirá al gánster, dueño del striptease en el sótano del hotel, y sus matones, para impedir la rebelión de unos empleados que llevan meses sin cobrar. Ante este panorama de miseria moral y servidumbre, llega el vip francés, el diplomático que ensaya su discurso de conmemoración que, apenas entiende lo que pasa, ni parece interesarse mucho por su alrededor, una metáfora y ejemplo devastador de la idea que tiene la Europa de Bruselas, la del poder económico, sobre Sarajero, Bosnia, y los Balcanes.

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Tanovic describe la situación política europea, pero no sólo la que vivimos diariamente, sino la de siempre, la de ayer, y si no lo remediamos, la del futuro que vendrá con la ascensión de los fascistas. Su discurso político es contundente y demoledor, no deja títere con cabeza, su cámara sigue, a través de tomas largas y en tiempo real, a sus moribundos e inquietantes personajes por los pasillos del hotel (un estilo con el aroma del Renoir de La regla del juego o el universo de Altman, y sus estupendas disecciones sobre la moral de los individuos) entrando en la recepción, en la cocina, la lavandería, el local de striptease, sumergiéndose en las entrañas de un lugar inquietante y sombrío, que tuvo mejores días, alegoría de esa Europa que aparentemente aboga por la unión y la fraternidad de todos sus pueblos, pero que en el fondo, esconde una realidad siniestra y maquiavélica en la que unos mantienen el poder, y otros obedecen sin rechistar, pagando las terribles consecuencias económicas de los que los pisotean.

Entrevista a Albert Serra

Entrevista a Albert Serra, director de “La muerte de Luis XIV”. El encuentro tuvo lugar el jueves 17 de noviembre de 2016 en el ático del Institut Francès en Barcelona.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Albert Serra, por su tiempo, generosidad, y cariño, y a Eva Herrero de Madavenue y Diana Santamaría de Capricci Cine, por su paciencia, amabilidad y cariño, que además tuvo el detalle de tomar la fotografía que encabeza esta publicación.

Entrevista a Llàtzer Garcia

Entrevista a Llàtzer Garcia, director de “La pols”. El encuentro tuvo lugar el jueves 24 de noviembre de 2016 en una de las salas de los Cines Girona en Barcelona.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Llàtzer Garcia, por su tiempo, generosidad, y cariño, a Eva Herrero de Madavenue, por su paciencia, amabilidad y cariño, y al equipo de los Cines Girona, por su amabilidad, dedicación y lo maravillosamente bien que me tratan cada vez que trabajo por ahí.

Entrevista a Laura López, Marta Aran y Guillem Motos

Entrevista a Laura López, Marta Aran y Guillem Motos, intérpretes de “La pols”, dirigida por Llàtzer Garcia. El encuentro tuvo lugar el jueves 24 de noviembre de 2016 en una de las salas de los Cines Girona en Barcelona.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Laura López, Marta Aran y Guillem Motos, por su tiempo, generosidad, y cariño, a Eva Herrero de Madavenue, por su paciencia, amabilidad y cariño, y al equipo de los Cines Girona, por su amabilidad, dedicación y lo maravillosamente bien que me tratan cada vez que trabajo por ahí.

La muerte de Luis XIV, de Albert Serra

llxiv_castLA AGONÍA DEL REY.

“Este libro es un acto decididamente político, ya que denuncia el espectáculo: quiero decir, la ficción irrisoria a la que se encuentra reducida la expresión audiovisual en nuestra sociedad, así como el contagio que ésta padece, convertida, en su esencia, en una sociedad del espectáculo. Por primera vez desde que existe el hombre, poseemos un medio de comunicación universal por su inmediatez, a diferencia de la escritura, que supone una previa condición cultural. ¿Y qué hemos hecho? Una especie de juego circense que corrompe todo el mundo y todos los temas”

Roberto Rossellini

Con estas palabras enormemente significativas y precisas, se abre la autobiografía del cineasta Roberto Rossellini, toda una reivindicación del arte cinematográfico como herramienta fundamental para retratar al hombre y su tiempo, olvidando la superficialidad en la que se ha convertido. Definición muy apropiada al cine de Albert Serra (Banyoles, Girona, 1975) ideado y construido a partir de la desmitificación del mito o leyenda, en un viaje introspectivo en el que penetra en la profundidad del alma de sus personajes, ya desde su primera película, Honor de caballería (2006) retrató lo ordinario e íntimo de El Quijote, retratando una de las figuras esenciales de la  literatura universal. La película de Serra filmada en exteriores nos trasladaba en un viaje sin fin en el que el ilustre hidalgo perdía su gallardía y grandeza para convertirse en un ser corriente, anciano que se movía con dificultad, junto a su fiel escudero Sancho Panza. En El cant dels ocells (2008) seguimos el viaje de los tres reyes magos, unos personajes muy alejados de su magnificencia, aquí se convertían en hombres sencillos, con manías y miedos, que viajaban a pie en busca de su destino.

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En 2011 realiza Els noms de Crist, para una exposición en el Macba, sobre el proceso creativo del cine en un trabajo inspirado en la mística de Fray Luis de León. Al año siguiente, esta vez para el CCCB, dirige El senyor ha fet en mi meravelles, en la que, junto al equipo de Honor de Cavallería, recorría los lugares de El Quijote. En 2013, como encargó del dOcumenta de Kassel realiza Els tres porquets, un retrato de Goethe, Hitler y Fassbinder, tres de las figuras más relevantes de la Historia de Alemania. En el 2013 presenta Història de la meva mort, en la que filma el soñado encuentro entre Casanova y Drácula, dos figuras que representan el Racionalismo que está llegando a su fin, enfrentado al Romanticismo que se abre paso. En el 2015, para el pabellón catalán de la Bienal di Arte di Venezia, realiza Singularity, 12 horas de película en las que describe la transformación del siglo XX a través de la minería y la prostitución.

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Ahora, con La muerte de Luis XIV, nos devuelve al siglo XVIII, donde transcurría buena parte de la historia de Casanova y Drácula, a su verano, y a las dos semanas que transcurrió la lenta agonía del monarca. Esta vez, Serra (como viene siendo en su cine reciente, ha dejado los paisajes naturales para introducirse en espacios cerrados y agobiantes) nos encierra en la habitación del Rey, y alrededor de su cama fúnebre, en una primorosa pieza de cámara, en la que asistiremos a las horas y días que se irán consumiendo lentamente, observando cómo su doctor personal y científicos se mostrarán incapaces para detener la imparable gangrena que afecta a su pierna izquierda. También, le visitarán cortesanos, eclesiásticos, ministros, damas gentiles, su hijo, y sus perros. Serra nos construye una película histórica que nos recuerda al aroma de las producciones francesas, en las que se huye de la espectacularidad y los éxitos del personaje en cuestión, para adentrarse en su carne, en los tejidos naturales que no vemos, en las entrañas de que está compuesto, en esa humanidad decrépita que contamina todo el espacio. Podríamos encontrar en el cine de Rossellini realizado para televisión en el mejor modelo donde Serra encontraría su inspiración, en La toma del poder por parte de Luis XIV (1966) que podría ser el reverso del espejo de ésta, en la que la grandiosidad de aquel momento, se contrapone con el final triste de sus días, o Sócrates (1975) y El Mesías (1975), por citar sólo algunas, en las que Rossellini devuelve a la televisión su esencia, dotando a las historias del rigor necesario, construyendo obras que retratan el humanismo de estos personajes de la historia, idea en la que también profundizaría Pasolini en sus frescos históricos como El evangelio según San Mateo (1964), Edipo Rey (1967) o Medea (1970), o Sokurov en sus obras dedicadas a los dictadores del siglo XX,  a Hitler en Moloch (1999), Lenin en Taurus (2001) y Hirohito en Sol (2005).

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Serra habituado a trabajar con actores no profesionales, ahora lo hace con Jean-Pierre Léaud, figura esencial del cine europeo del último medio siglo. Aquí, se introduce en la piel arrugada y envejecida del Rey, que fue llamado “Rey Sol”, pero en este momento, toda aquella luz que lo iluminaba ha dejado paso a la penumbra y la oscuridad en la que se ha visto reducida su existencia (como le ocurría a Barry Lyndon). Y la presencia del actor Patric D’Assumçao (visto en El desconocido del lago) como Fagon, el inútil doctor. El director de Banyoles, interesado en la humanidad y la decadencia de aquellos que todo lo fueron, en su lenta desaparición, genera ese paisaje humano de luz velada obra del cinematógrafo Jonathan Ricquebourg (que retrató la imagen animal de Clan salvaje), en la que la estancia del rey se apodera del relato en la que la magnífica dirección artística de Sebastian Vogler (cuarto filme con Serra) cuida el detalle y la rugosidad de cada pliegue, cada objeto y forma, en la que predomina ese intenso rojo en contraposición con los ropajes ampulosos y esos pelucones extravagantes que presiden la ceremonia a la que asistimos casi en silencio, porque Serra decora su espacio de miradas, gestos y gritos, los alaridos de dolor del Rey que rompen el silencio de palacio, aunque el maravilloso diálogo pronunciado por Vicenç Altaió (repite con Serra después de su inolvidable Casanova) en un personaje que viene a deslumbrar con sus ideas científicas, y su idea sobre la vida y el amor, aunque tampoco acaban de tener el efecto esperado en la salud del Rey.

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Serra, acompañado de su equipo habitual, deja su catalán de Banyoles, para filmar en francés por primera vez, en una película que recoge el espíritu contestatario e irreverente de su cine, una mirada alejada de cualquier convencionalismo que podamos imaginar, un cine construido desde la sinceridad del autor que conoce su oficio, un trabajo al que da forma profundizando en su diferentes formas de representación, y en todos los medios narrativos y expresivos a su alcance, ya sea en el cine, la televisión, en el museo, o en su capacidad para sumergir al espectador en mundos en desaparición, universos que se resisten a desaparecer (con ese aroma tenebroso de decadencia mortuoria que presidía el cine de Visconti) paisajes humanos donde todo parece inútil y banal, pero que oculta toda la esencia de un cine cimentado en la humanidad de unos personajes que mueren lentamente, casi sin darse cuenta, creyéndose que con su muerte todo cambiará, aunque todo seguirá igual.

La pols, de Llàtzer Garcia

cartel-la-pols-cenizasVOLVER A SENTIR.

Ruth corre para huir de su inexistente vida, aferrada inútilmente a un pasado que ya no va a volver. Jacob, por su parte, anda metido en su mundo, un espacio que lo ha empujado a una vida sin ilusión y abocada a un presente vacío. Entre ellos, Alba, la novia del hermano ausente Abel, que vive y se siente feliz junto a Jacob, ya que no tiene que fingir y vivir como desea, sin necesidad de agradar, sólo siendo ella misma. Tres personajes, tres almas arrojadas impunemente a un presente demasiado duro y difícil, tres almas que deben seguir aunque les cueste. El conflicto de la película se desata con la muerte del padre, un padre que provoca sentimientos confusos y chocantes, aunque a medida que avance la trama iremos descubriendo su verdadera naturaleza. La Pols pertenece a ese grupo de obras intimistas (sólo tres personajes que se mueven, como fieras enjauladas, casi en único espacio) que se convierten en una película madura, con hechuras, una cinta de gran encaje formal y narrativo que explica situaciones y problemas de fuerte contenido emocional y social.

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Su vida arrancó en las tablas, en la Sala Flyhard, en la que durante un par de temporadas divirtió, asombró e interpeló a todo aquel público inquieto y curioso que se acercó a verles. Su artífice Llàtzer Garcia (Girona, 1981) escribió un texto de gran dramatismo, pero sin agobiar, unos diálogos cortantes, en continuo combate entre esos hermanos que parecen odiarse, que constantemente están recriminándose sus actitudes, que viven juntos a su pesar, por una cuestión económica, que no se aguantan, aunque desean perderse de vista, tienen más en común que aquello que los separa.Ahora, de la mano de Astrolabi Films y su responsable Josep Pi (con amplia experiencia en producción en los que ha trabajado con Villaronga, Eduard cortés, Bigas Luna o Cesc Gay…) ha levantado una producción sencilla y honesta, que bebe de aquel Free Cinema británico que cambió las actitudes y formas de la manera de acercarse a los problemas de índole social, económica y cultural de parte de la población más desfavorecida, y el cine de Cassavetes, en el que priman los rostros de los personajes, los espacios desnudos y unos diálogos profundos y tremendamente emocionales, todo de esto hay en esta película, que ha contado con el mismo equipo que la representó en teatro, en un viaje parecido a la reciente El rey tuerto, de Marc Crehuet.

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Garcia sale muy airoso del reto, cuenta con un poderoso guión y un gran trío de intérpretes (también debutantes en cine): Guillem Motos como el impertienente y evasivo Jacob, Laura López en la huidiza y dureza de Ruth, y la soñadora Alba, encarana por la dulzura de Marta Aran, el puente que une las fracturas entre hermanos, que manejan con energía y emoción unos personajes complejos, de pasado tenebroso, que se mueven casi por inercia, que gritan ahogados sus miedos y males, que les cuesta horrores comunicarse y sobre todo, expresar lo que sienten. El director gerundense nos atrapa desde el primer instante, acota su trama en un par de días, desde que sabemos la noticia de la muerte hasta el entierro, introduciéndonos en las cuatro paredes de una vivienda con una densa atmósfera, un paisaje que asfixia, que duele, con esa luz apagada, muerta, sin vida (obra de Paco Amate, en un trabajo enorme, lleno de sobriedad y pulcritud) componiendo una puesta en escena que combina las tomas largas con diálogo con planos cortantes y muy cercanos, casi podemos tocar a los personajes.

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La cinta consigue mantenernos vivos, participativos y nos interpela sin parar, siguiendo a sus maltrechos personajes, unas almas que huyen de sí mismas, y de un entorno agobiante de una ciudad de provincias, de esas en las que no hay nada que hacer, o sólo se hace lo que dicta la sociedad, sin respiro, continuando la tradición familiar, sin tiempo para pensar, aferrados a unos convencionalismos sociales que no concuerdan con lo que uno respira, con mantener un duelo porque es lo que toda, sobre dos hermanos que aparentemente se odian, que necesitan el uno del otro más de lo que ellos creen, porque las cosas nunca tienen sentido, y se desplazan a través de emociones que no entenderemos, y eso sí, no deberíamos dejar que se perdieran, sino escucharlas y hacer lo posible para que nuestras vidas se parezcan a eso que sentimos, aunque sea un instante, sólo eso.


<p><a href=”https://vimeo.com/124689804″>La Pols – Trailer Estrena 25 de Novembre</a> from <a href=”https://vimeo.com/astrolabifilms”>Astrolabi Films</a> on <a href=”https://vimeo.com”>Vimeo</a&gt;.</p>