Venus, de Víctor Conde

LOS AMORES IMPOSIBLES. 

“(…) Je suis là, devant toi, toujours la même. Oh! Pourquoi est-ce encore toi que j’aime, que j’aime, que j’aime, que j’aime, tu es là, devant moi, toujours le même, Oh! Pourquoi ne puis-je pas te dire: Je t’aime, je t’aime, je t’aime”.

“Voilà”, de Françoise Hardy 

La ópera prima Venus, de Víctor Conde, fue primero una obra de teatro que se estrenó en el Pavón-Kamikaze en septiembre de 2017, cosechando un gran éxito que le llevó a los Teatros del Canal, donde también fue muy bien acogida. Ahora, nos llega su adaptación al cine, en un relato que nos sitúa en un café de uno de esos barrios obreros que crecieron durante los setenta, en una historia que nos lleva de la mano de Jorge, un personaje que ha pasado los cuarenta y ha vuelto al barrio por el funeral de su padre. Allí, entre idas y venidas, se convierte en un testigo privilegiado las personas que han formado parte de su vida en los últimos cuarenta años. La película viaja desde finales de los setenta hasta la actualidad, de forma desordenada y arbitrariamente, mezclando personajes y situaciones de diferentes épocas, generando una realidad diferente y muy hipnotizadora donde todos las personas en cuestión revivirán amores que han marcado sus existencias. 

El director Víctor Conde que ha tenido una amplia carrera en las tablas, y había dirigido algunos cortometrajes, hace su puesta de largo con una película que hace de su modestia y sencillez su mayor virtud, en que el omnipresente escenario del café se convierte en un universo en sí mismo, donde la totalidad de las cuatro décadas confluyen alrededor de unas mesas, una máquina de discos, un teléfono de monedas y unos cafés y mahous. Los personajes de Venus son individuos que tienen muchas cuentas pendientes con otros y otras y sobre todo, con ellos mismos, presos de esos amores imposibles, esos amores perdidos, esos amores que deambulan en busca de amantes sin miedo, de seres que quieran amar en libertad, de personas que sean capaces de sentir de verdad, de amar de verdad, de cecir y gritarlo en voz alta. Con una estética muy deudora de la Nouvelle Vague, arrancando con ese primoroso y cálido blanco y negro, que recuerda mucho a la mirada de Truffaut y Godard, con esos constantes guiños a Bande à part (1964), Una mujer casada (1964), y demás texturas, luces y demás, en un buen trabajo de Pol Turrents, del que hemos visto Negro Buenos Aires, de Ramón Térmens, Serie B, de Ricard Reguant, amén de Las invasoras (2016), uno de los cortos de Conde. 

La música de Alfonso Casado, que construye esa atmósfera de melancolía y realidad que tan bien le viene a la historia, con unos personajes que siempre deben lidiar entre lo que sueñan y lo que la realidad les va imponiendo. El estupendo trabajo de montaje de la debutante Mar Jorge Sotelo y un grande como Bernat Aragonés, que ha trabajado en películas de Isabel Coixet, del recientemente desaparecido Agustí Villaronga y Belén Funes, donde consiguen una naturalidad absorbente y mágica en una película que viaja tanto en el tiempo pero nada chirría ni resulta empalagoso en un metraje que se va a los noventa y siete minutos. El reparto, reclutado mayoritariamente de intérpretes que han trabajado en series de televisión, brilla con elegancia y sencillez en una película que pide tranquilidad y pausa, en esa idea que recorre todo el entramado que el tiempo no existe y es transparente. Tenemos a una presencia que dota de cercanía e intimidad como la de Antonio Hortelano dando vida a Jorge, el hilo conductor de la historia, el que va y viene y deambula por sus recuerdos. 

El personaje de Jorge, en ese viaje al tiempo y al amor se encontrará con el amor y con su amor escenificado en Alicia, a la que da vida Arina Bruguera, una estupenda Paula Muñoz haciendo de Paula, que tiene esa voz tan especial como comprobamos con los dos temazos que se marca, amén de las canciones que escuchamos de “De paso”, de Aute, y el tema central de la película, esa oda bellísima al amor imposible que es “Voilà”, interpretada por la gran Fraçoise Hardy, Carlos Gorbe es Miguel, ese cantautor que quiere formar un dúo con voz de Dylan, y Carlos Serrano-Clark como Mario, el fotógrafo amigo del grupo “Venus”. Luego, en breves apariciones vemos a Elena Furiase, Lolita, Miquel Fernández, que tiene una de esas pequeñas historias paralelas de la trama y que tanto se agradecen y sobre todo, llenan de profundidad todo lo que se cuenta, un breve instante de Ricardo Gómez, que estaban en Las invasoras, otro de Ana Rujas y ese otro impagable del desaparecido Juan Diego, uno de los mejores actores de la historia, que solo con su presencia se llena la pantalla de sabiduría. ¡Qué secuencia se marca con Hortelano!. 

Venus, la primera película de Víctor Conde, tiene sus cosas, como diría aquel, no es una película perfecta ni tampoco pretende serlo, porque no quiere ser más que una historia que nos interpela directamente a los espectadores y espectadoras, que nos mira de frente, que nos hace pensar en el amor que dejamos, que no supimos querer, o que simplemente no era el momento, porque a veces, y esto es verdad, aunque dos personas se quieran, y como se dice, están predestinadas a estar juntos, en ocasiones no es posible ese amor, y quién sabe, quizás en el futuro, porque eso nadie lo sabe, ese amor vuelva, ese mismo sentimiento vuelva, o en el fondo, ese amor nunca se ha ido, y hemos estado entretenidos con otros u otras creyendo que eso era amor, y el tiempo iba pasando y las cosas parecía que también, pero un día, resulta que vuelves al barrio donde creciste, al bar de siempre, y resulta que ese amor sigue ahí, ese amor sigue esperándote, así que, no demores el amor y vuelve donde una vez fuiste feliz, porque relaciones hay muchas, pero amores de verdad no. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Tess Renaudo y Cristina Riera

Entrevista a Tess Renaudo y Cristina Riera, codirectoras de L’Alternativa. Festival de Cinema Independent de Barcelona, en el CCCB en Barcelona, el jueves 17 de noviembre de 2022.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Tess Renaudo y Cristina Riera, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Mariona Borull de Comunicación de L’Alternativa, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

L’ALTERNATIVA 27: Oficial Largometrajes. Internacional (1)

El otoño barcelonés nos brinda cada año L’Alternativa. Festival de Cinema Independent de Barcelona, uno de los escaparates cinematográficos más outsiders y rompedores del país, ofreciendo una enorme variedad de títulos de cine de autor e independiente, que han pasado por los grandes certámenes del mundo. Este año, la edición del 2020 marca el 27º aniversario, ahí es nada, pero este certamen será muy especial, ya que debido a la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, las salas, las presentaciones de cineastas, el reencuentro con amigos o conocidos, ha dejado paso a la intimidad del hogar, porque la decisión del equipo del festival, en un grandísimo gesto de valentía y generosidad, ha decidido optar por vivir el certamen desde la plataforma Filmin (la plataforma de las plataformas, porque otra tan buena no hay), eso sí, con el mismo espíritu de mostrar la sensibilidad, la capacidad y el talento del ese cine alejado de normas y marcas, libre y brillante. Así que, desde el salón de mi casa, sentado o tumbado, arrancamos esta edición especial y diferente con la sección INTERNACIONAL, donde se acomodan reflexiones interesantes y muy personales, con la película OECONOMIA, de Carmen Losmann. Documento imprescindible y aleccionador, en el que la directora alemana en su segundo trabajo, intenta destapar las claves del sistema capitalista, lo consigue a medias, no por la película, que indaga y explora con sabiduría, sino porque los actores en este juego, economistas, inversores, banqueros y directivos de empresa, son incapaces de explicar con claridad el juego macabro de la economía mundial. Con un tono naturalista y humorístico, la película se sumerge en un mundo caótico, donde el dinero existe si la población se endeuda, en un juego sibilino donde la banca se dedica a atrapar a sus clientes para producir dinero, en un crecimiento codicioso sin límites, donde el crecimiento desmedido de la economía está aniquilando los recursos naturales del planeta, el sistema no parará, existe para seso, en una mera especulación del dinero, y explotación de los recursos para generar deuda y crear dinero, con ningún fin humanista, solo para seguir creciendo y acumular sin sentido.

FAUNA, de Nicolás Pereda. El nuevo trabajo del director mexicano se adentra de manera inteligente, lleno de humor e intriga, en las diferente formas de representación y la narración de relatos o historias, con la ayuda del grupo de artistas “Lagartijas tiradas al sol”, a partir de una ficción en el que una pareja acude al norte de México para visitar a los padres de ella, y será entonces en que la historia del reencuentro, y los diferentes conflictos que se originan, la película nos sumergirá en otro relato, donde se trata sobre la representación de la violencia, todos sus arquetipos, y diferentes roles, y generando una interesante reflexión de como el audiovisual estadounidense ha generado unas formas de representación de la violencia muy alejadas de la realidad, y sobre todo, donde la violencia se revela como algo muy superficial y vacía, sin la tragedia que supone cualquier acto violento a los implicados. UM FILME DE VERÂO, de Jo Serfaty. La opera prima de la brasileña, es un retrato incisivo y realista de cuatro jóvenes de la periferia de Rio de Janeiro, que intentan pasar el verano de forma diferente, consiguiendo materializar sus pequeños deseos, aunque se toparan con una realidad cruda y vacía. La película incide en sus ilusiones y desesperanzas en un verano en el que intentan, sin mucho éxito, lograr sus objetivos. Una no consigue trabajo. Otro debe irse a visitar unos parientes lejos de su amada. El otro, se encuentra hastiado de un trabajo que no le llena. Y el último, que sueña con ser músico, acaba en una iglesia evangelista. Cuatro miradas que le sirven a la cineasta para hablarnos del Brasil conservador y desorientado actual, en el que, a partir de estas cuatro vidas que comienzan a ser adultos, se genera todo un microcosmos de un país caótico, sin esperanza y gobernado por la tradición y la oscuridad.

A SHAPE OF THINGS TO COME, de Lisa Marie Malloy y J. P. Sniadecki. Opera prima de Malloy, que codirige con el experimentado cineasta y antropólogo Sniadecki, en el que trazan un retrato sobre Sundog, un cazador y recolector que vive solitariamente junto a sus animales, en el desierto de Sonora, entre la frontera de México y EE.UU. Un retrato humanista y honesto, que nos habla de nuestra relación con el entorno y el paisaje, y como algunos desean apropiarse del espacio para seguir conquistándolo de manera productiva. Mediante sus actividades cotidianas, la pareja de cineastas traza una cinta conmovedora y sensible, llena de hallazgos y aciertos, en el que, casi sin diálogos, nos explican la aventura cotidiana de un hombre naturalista y místico, que vive alejado de la sociedad materialista y lucha por defender su territorio, que recuerda a aquellos westerns crepusculares, como el de La balada de Cable Hogue  de Peckinpah. MERRY CHRISTMAS, YIWU, de Mladen Kovacevic. El director serbio nos sumerge en la ciudad de Yiwu, en el sureste de China, el mercado mayorista más grande del mundo, dedicado a los productos navideños. La película nos muestra las vidas de un grupo de personas que trabajan sin descanso, que sueñan con volverse ricos y abrir su propio negocio, y finalmente, enamorarse. Con el mismo aroma y marco en el que desarrollaba el monumental documento Bitter Money (2016), del grandísimo Wang Bing, nos sumergimos en las rutinas laborales, sus descansos para comer, para divertirse, y sobre todo, para sentirse desorientados y vacíos con un trabajo esclavo, que sirve para el disfrute occidental. Un retrato triste y sórdido entre un país que dejó de ser comunista para adentrarse en el capitalismo más feroz, donde explota a sus ciudadanos, que acaban siendo inmigrantes en su propio país, alejados de sus familias y sueños, y convertidos en mano de obra baratísima que pierde la vida por un puñado de yuans.

A FEBRE, de Maya Da-Rin. La directora brasileña localiza su película en la ciudad portuaria de Manaos, convertida en punta de lanza de la industrialización codiciosa, y nos muestra la cotidianidad de Justino, una indígena que trabaja como guardia de seguridad, hastiado y cansado de un trabajo rutinario entre contenderos que se amontonan, mientras su hija se prepara para estudiar medicina en la capital. Justino, que empieza a coger una extraña fiebre, se debate entre seguir en la ciudad o aceptar la llamada de su tierra en la Amazonia. Una película intimista y sincera que incide en la dicotomía entre aquello que somos y en lo que nos hemos convertido, y en la importancia de las raíces y nuestro pasado como forma de relacionarse con la vida y con nosotros mismos, en una historia sensible, de pocos diálogos y tremendamente cautivadora, con esas miradas y gestos que traspasan la pantalla. PETIT SAMEDI, de Paloma Sermon-Daï. La directora belga nos ofrece un documento sencillo y realista, sobre la relación entre un hijo, Damien Samedi, que lucha su adicción a las drogas, y el inquebrantable apoyo de su madre. La película traza un retrato humanista y sincero sobre alguien que lucha contra sus problemas, desde una posición sensible y humorística, alejándose de la idea cruda que se ofrece de los toxicómanos en la mayoría de medios de comunicación. Una película construida principalmente a través de los largos diálogos entre madre e hijo, y también, entre hijo y doctora, en el que se habla sin tapujos de temas como el consumo de drogas y todas las consecuencias que comporta en la vida de alguien que es buen hijo, buen novio y buen trabajador, mostrando toda esa verdad y todo ese viaje difícil, desde la honestidad y la valentía, sin sensiblerías ni nada que se le parezca, con rigor y cercanía.

VICTORIA, de Sofie Benoot, Liesbeth De Ceulaer e Isabelle Tollenaere. Después de una vida oscura en Los Ángeles, Lashay Warren y su familia han decidido dejar la urbe peligrosa y trasladarse al desierto de Mojave, y más concretamente, a la ciudad de California City, el sueño frustrado e inacabado de un iluminado agente inmobiliario. El trío de experimentadas directoras belgas, nos sumergen en un retrato cercano y cautivador, a modo de diario audiovisual, en que el joven afroamericano nos muestra con honestidad e intimidad, una cotidianidad como jardinero, con su familia y compañeros, en una ciudad surrealista, en descomposición, llena de polvo, y rodeada de coyotes, serpientes y demás alimañas, para ofrecernos un liberador viaje de autoconocimiento, de sencillez, de alejarse de todo y empezar de nuevo, al cambio, y sobre todo, a recomponerse después de años en la cuerda floja, flirteando con la mala vida y la muerte. Seguimos viendo películas, desde el sofá de casa, en L’Alternativa… Hasta pronto!!! JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

 

 

 

L’ALTERNATIVA 26: REENCUENTRO CON EL CINE.

El pasado domingo 17 de noviembre finalizaron las proyecciones y actividades de la edición número 26 de l’Alternativa, después de la celebración el pasado año de su edición número 25. L’Alternativa es un certamen plenamente consolidado en el panorama cinematográfico de la ciudad que, sigue manteniéndose fiel a un estilo marcado por un cine diferente, alejado de la bienintencionada industria, y nacido en los márgenes, en la resistencia y la disidencia. Un cine alejado de un entramado cinematográfico, casi un coto cerrado, demasiado obsesionado en embellecerse y dar la espalda a la reflexión y el conocimiento del mundo en el que vivimos, alejándose de las realidades del ser humano y su tiempo. L’Alternativa propone cine resistente, cine furioso, cine complejo, cine guerrillero, cine abierto a todas las miradas inquietas y curiosas, lleno de energía. Un cine venido de diferentes lugares del mundo, heterogéneo en su esencia, rabiosamente contemporáneo y atemporal, cercano en su materia y su naturaleza Un cine que nos mira y propone nuevos caminos vistos desde infinidad de miradas diferentes, cine próximo e íntimo, un cine que nos acerca y nos transporta a universos imperceptibles e invisibles, mundos que buscan miradas críticas que los miren con atención y reposo. Unos trabajos muy necesarios que nos muestran realidades complejas, oscuras y tremendamente vivas, orgánicas y sinceras. Cine con espíritu dialoguista que huye de convencionalismos y sentimentalismos, construido en base a una identidad muy personal que lo hace muy reivindicativo, profundo y bello. Este año el  certamen cumple 26 ediciones, casi nada, 26 citas a favor de otro cine, de aquel que apenas tiene visibilidad, aquel que triunfa en festivales internacionales, el que grita sin que se lo oiga, en que un festival tan necesario como este le ofrece ventanas para mostrarse y compartir. Un cine que sorprende y deja huella, 26 citas que iluminan el otoño de la ciudad, que alumbran con cine los primeros fríos y lluvias.

El lunes 11, a media tarde, como suele ser habitual, arrancó la nueva edición con la película de inauguración, que en este caso se desmarcaron con una película para ofrecernos algo diferente, la propuesta ANDREI RUBLEV, una paniconografia (versión radiofónica), de Societat Doctor Alonso. La performance no dejó a nadie indiferente, todo el mundo se levantó diferente y especial, porque la propuesta era aguerrida y sorprendente, en el que a partir de la película de Tarkovski, en la que retrataba el viaje del pintor de iconos de la Rusia medieval para colorear los frescos de la catedral del Kremlin, de la que veremos imágenes fragmentadas y proyectadas en distintos lugares como tablets, pantallas y paredes, con su sonido en versión original, y mediante un sonido envolvente y fascinante, acompañado de una escenografía particular e íntima, nos hacen un recorrido sobre el arte, a través de sus diferentes realidades y formatos, donde la realidad muta, se muestra diferente y compleja. El martes 12 arrancaban las programaciones de películas de las diferentes secciones, así como sus talleres, seminarios y las actividades de profesionales. Mi segunda cita fue con LAS LETRAS DE JORDI, de Maider Fernández Iriarte. La directora una vieja conocida del festival por sus primeros cortometrajes, vuelve con su primer largo en la que aborda la palabra como medio de comunicación y sobre todo, la comunicación y el diálogo como herramienta fundamental para entenderse y compartir, a través de Jordi, que tiene parálisis cerebral, y las conversaciones que mantiene con la directora a través de un abecedario escrito en una cuartilla. Seguimos esta crónica diaria en la que descubrimos un ser humano con una gran comunicación y sentido del humor, en la vicisitud de dejar la vivienda con sus padres e ingresar en una residencia. La directora donostiarra crea un espacio sensible e íntimo donde captura la verdad y la humanidad de alguien discapacitado que da lecciones de vida y muestra su inmensa capacidad emocional, en una película bellísima, necesaria y sincera.

ERDE, de Nikolaus Geyrhalter. El director austriaco filma una película bestial y necesaria para contarnos de forma pausada e incisiva las acciones del ser humano en remover las tierras y construir túneles y subterráneos en una codicia sin fondo en dominar la tierra para conseguir crecer y crecer y capturar los minerales preciados como el cobre. Geyrhalter lo hace de una forma innovadora, porque mezcla los trabajos mediante máquinas y tecnología de última generación con los diferentes testimonios de los trabajadores que en muchos casos son conscientes del daño al planeta con su trabajo y en otros, los pocos, se consideran unos privilegiados y disfrutan de su trabajo. La película nos muestra diferentes países y lugares, interviniendo lo mínimo y capturando todo ese sin sentido en que se ha convertido el trabajo y nos habla con sinceridad de las terribles consecuencias para el medio ambiente. CAMPO, de Tiago Hespanha. Trabajo surgido del Máster de Documental de creación de la UPF, el director portugués nos sitúa en las afueras de Lisboa en el campo de tiro más grande de Europa, en el que a partir de una forma y narrativa reposado y contemplativa, nos va mostrando las diferentes realidades que en ese espacio magnético y bello conviven, como las maniobras militares con sus quehaceres cotidianos, aficionados a la astronomía que reflexionan sobre el espacio y sus estrellas, y demás moradores de un lugar que en ocasiones parece fuera de este planeta, como suspendido en el cielo, donde las cosas más mundanas y complejas se dan la mano de forma natural, donde el día y la noche parecen obedecer a un tiempo sin tiempo, a un lugar con memoria, que alberga todas las contradicciones humanas.

ZUMIRIKI, de Oskar Alegria. El director navarro ya estuvo en L’Alternativa con su primer largo La casa de Emak Bakia (2012). Ahora vuelve a deleitarnos con un trabajo inmenso y especial, lleno de sabiduría y esplendor cinematográficos, con un dispositivo sencillo y muy profundo, en que Alegria se marcha cuatro meses del verano de 2018 a reencontrarse con su memoria, al lugar donde siendo niño pasaba los veranos con su familia, frente al río y la pequeña isla, ahora sumergida por la construcción de una presa, pero todavía visibles las ramas de los árboles que se erigían en la isla. Como si fuese un Robinson Crusoe diferente, más cercano a Viernes, el director pamplonés nos seduce con sensibilidad y magnetismo en una película sobre el tiempo, la naturaleza, los animales, el conocimiento, la búsqueda personal y los recuerdos que están presentes aunque sean a través de unas pocas ramas. De la sesión de Cortos que vi el viernes 15, me detengo en PADRE NO NUESTRO, de María Cañas. La archivera de Sevilla vuelve al festival que en 2014 se le dedicó una retrospectiva dando buena cuenta de la presencia de los robots en nuestras vidas en consonancia con la transformación de las relaciones afectivas en tiempos de apps y demás. Como es habitual en su cine, Cañas muestra un sentido del humor desbordante en un mosaico infinito de imágenes que dialogan, disputan y reflexionan entre ellas, de toda índole capturadas de Youtube, esa nueva caja de pandora donde se publican los interminables deseos, frustraciones y desesperanzas de una sociedad vacía, caótica y sin rumbo. Otro de los trabajos de la sesión fue BUBOTA, de Carlota Bujosa. El primer trabajo de la mallorquina se adentra en la memoria y la construcción de la identidad, a través de un recorrido heterogéneo y sincero por su archivo familiar, en un viaje a su intimidad y a su familia, redescubriendo unas imágenes que a la vez son cercanas y lejanas, en una manera de recuperar la memoria y su propia identidad de sus dos padres, ahora convertidos en meras figuras, sombras y fantasmas que pululan por esas imágenes y encuentran su sentido en esas ausencias que conviven en el presente de la directora. DE UNA ISLA, de José Luis Guerín. Hace cuatro años La academia de las musas, el anterior trabajo de Guerin, cerró L’Alternativa. Ahora vuelve al certamen con una película bellísima y enigmática en la que hace un recorrido con una imagen cautivadora en 16 mm y en blanco y negro, en el que a través de intertítulos nos va explicando los orígenes y el presente de la isla de Lanzarote, filmando de forma poética y maravillosa toda su naturaleza, en un trabajo sencillo, sincero y magistral, donde Guerin vuelve a deleitarnos con su inmensa capacidad para ver lo oculto y ocultar aquello que no hace falta mostrar.

SWARM SEASON, de Sarah J. Christman. La directora estadounidense regresa al festival con una película de corte ecológico y fascinante en que nos sitúa en Hawaii en las proximidades del volcán Mauna Kea, donde conoceremos a una madre y su hija que cuidan con detalle y mimo a sus abejas, mientras el padre protesta por la construcción de un gran telescopio en la montaña, y más allá, seguimos los experimentos de unos científicos con la idea de viajar a Marte. Todo ese microcosmos, lleno de contradicciones, donde los autóctonos luchan por preservar su modo de vida en consonancia con la naturaleza en pos a ese progreso que antepone el ser humano a la vida y los animales, nos lo cuenta Christman de un modo sencillo, íntimo y existencialista, capturando al detalle toda el esplendor de las abejas y la naturaleza, y todo aquello que parece olvidarse de lo que somos y hacia dónde vamos. DE NUEVO OTRA VEZ, de Romina Paula. La actriz, escritora y directora teatral argentina se funde en un retrato sincero e íntimo, entre el documento y la ficción, en una vuelta a sus orígenes para hablarnos de la feminidad, la maternidad, crecer emocionalmente y la búsqueda de uno mismo, en una película sencilla y honesta donde vuelve al hogar familiar junto a su madre y su hijo pequeño, intentando poner en orden su vida y su tiempo, en una catarsis emocional donde se mezclan las relaciones afectivas de hoy en día, la amistad, las dificultades para encontrar trabajo y sentirse bien contigo mismo, en una cinta que huye de convencionalismos y constantemente se está haciendo preguntas e interpelando a los espectadores, a partir de un tono ligero y tranquilo, acercándose de forma natural a las grandes cuestiones de la existencia, a través de una profunda reflexión sobre la vida y las emociones. EL CUARTO REINO, de Adán Aliaga y Àlex Lora. https://atomic-temporary-59521296.wpcomstaging.com/2019/11/23/el-cuarto-reino-de-adan-aliaga-y-alex-lora/. https://atomic-temporary-59521296.wpcomstaging.com/2019/11/24/entrevista-a-adan-aliaga/

BAIT, de Mark Jenkin. El cineasta británico nos sitúa en Cornualla, un pequeño pueblo de pescadores inglés, donde a partir de la rivalidad de dos hermanos con distinta suerte, nos habla de tiempo, memoria, tensiones y conflictos emocionales, amor, amistad, choque de clases entre aquellos que se niegan al cambio de las cosas, y a los otros, que invaden ese espacio ancestral con su turismo y sus necesidades tan diferentes. Todo contado de forma brutal e íntima con un brutal 16 mm en blanco y negro, cercano al estilo de los primeros filmes de Loach, Leigh o Frears, en el que podamos contar su grano, que casa con naturalidad con esa dureza y violencia física y emocional que recorre toda la película, con ese tono de ilusiones rotas y deseperanza. LE MER DU MILIEU, de Jean-Marc Chapoulie. El artista y director de cine francés, que ha trabajado en la serie Cinéma, de notre temps, nos propone una película innovadora y muy sorprendente, porque rescata todas esas imágenes del circuito cerrado de los hoteles encaradas al mar mediterráneo, a partir de la correspondencia que mantiene con la escritora Nathalie Quintane, destinada a Siria durante la guerra, nos va explicando la memoria y el presente de un mar que simboliza las contradicciones y la miseria de nuestro tiempo, bien complementado con los humorísticos diálogos que mantiene el director junto a su hijo adolescente, en un retrato íntimo y profundo sobre los males de nuestro tiempo a partir de las diferencias entre capitalismo y vida.

Hasta aquí mi camino por L’Alternativa 26, que ha ofrecido una gran programación en esta edición, como suele ser habitual, con un nivel altísimo de gran cine, de ese cine reflexivo, auténtico, sincero, duro, inquieto y sobre todo, cine imperdible y sensible, lleno de retratos de personas de toda condición y lugar, dejando el listón muy alto para la próxima edición, que desde este momento esperamos con expectación, y nos vamos muy contentos por haber vivido la experiencia de esta, porque L’Alternativa sigue más enérgica, más audaz, y provocadora que nunca, manteniéndose firme en sus principios y, caracterizándose como un festival fiel a su idiosincrasia, ofreciendo un cine que gustará más o menos, pero que sigue fiel a su espíritu contestatario, complejo y sumamente radical tanto en su forma como en su contenido. GRACIAS POR TODO A AQUELLOS QUE HAN HECHO POSIBLE L’ALTERNATIVA 26, muchísimas felicidades por el cumpleaños, y nos vemos el año que viene…

Entrevista a Victor Kossakovsky

Entrevista a Victor Kossakovsky, director de la película “Aquarela”, en el marco del DocsBarcelona, en la sede de Antaviana Films en Barcelona, el martes 14 de mayo de 2019.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Victor Kossakovsky, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, a Mercè Amat, por su fantástica labor como traductora, y a Ana Sánchez de Trafalgar Comunicació, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño.

Presentación L’ALTERNATIVA 2018

Presentación de L’ALTERNATIVA 25 Festival de Cinema Independent de Barcelona, con la presencia de Cristina Riera y Tess Renaudo (Directoras del Festival) Judit Carrera (Directora CCCB) y Francisco Vargas (Responsable de la Área de Audiovisuales del ICEC) en el CCCB en Barcelona, el miércoles 7 de noviembre de 2018.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Cristina Riera, Tess Renaudo, Judit Carrera y Francisco Vargas, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño,  y a Anna Fernández de La Costa Comunicació, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño.

Siempre juntos (Benzinho), de Gustavo Pizzi

NO HAY NADA COMO UNA MADRE.

“Siempre hay que seguir hacia delante, porque llega un momento que todo sale bien”.

Irene es una madre de familia de cuarenta años que vive junto a sus cuatro hijos en Petrópolis (Río de Janeiro, Brasil). El mayor, es un portero talentoso de balonmano, el segundo, un artista de la tuba, que siempre la acarrea por todos los lugares, y los más pequeños, un par de gemelos, rubios y rebeldes. Klaus, el marido, intenta infructuosamente tirar hacia delante su precario puesto de libros, que cada día va de mal en peor. La cotidianidad se ve agitada cuando la casa que habitan, se le acumulan los desperfectos. Aunque, el verdadero cisma del relato se producirá cuando Fernando, el hijo mayor, recibe una propuesta de un equipo de Alemania porque quieren contar con sus servicios. La familia no volverá a ser la misma a partir de esa noticia, sobre todo, para Irene, que verá que ese mundo familiar y unido que tanto trabajo le ha costado edificar y mantener, empieza a resquebrajarse y a separarse.

El cineasta brasileño Gustavo Pizzi debutó con Riscado (Craft), en el año 2010, donde daba buena cuenta de las dificultades de una actriz talentosa en busca de una oportunidad. Ahora, vuelve a contar con Karine Teles (también en labores de guionista, ya que firman juntos el texto) que ya había dado vida a la actriz desafortunada, para convertirla en madre-matrona al estilo de aquellas matriarcas coraje italianas al modo de Anna Magnani de Bellísima o la Sophia Loren de Dos mujeres, madres de armas tomar que se llevan por delante a cualquiera que atente o haga daño a su prole, y además, les ayudarán en todo lo que sea menester, aún poniendo su vida en peligro. Irene es el pilar de esa casa, levanta a ese marido desanimado, que intenta negocios que siempre le salen mal (que parece un personaje salido de una película de Berlanga) y apoya hasta las últimas consecuencias a sus hijos, y a su hermana, Sònia, que ha dejado a su marido drogadicto y se ha presentado en su casa con su hijo pequeño. Irene es una madre con todas las de la ley que, además se dedica a la venta ambulante, y estudia para sacarse el segundo grado. Una madre inquieta, valiente y fuerte, que nunca desfallece, por muy mal que estén las cosas. Aunque, la idea de perder a su hijo mayor, la hará mantener una batalla íntima contra ella misma, porque por un lado está feliz por la aventura alemana de su hijo, pero, por otro, sabe que se va a ir lejos, y tendrá que vivir con ello, combatir esa ausencia que sabe que la afectará, porque es la primera vez que le sucede algo parecido.

Pizzi enmarca su película en una tragicomedia social e íntima, donde no paran de suceder situaciones, algunas dramáticas, otras divertidas, pero siempre con ese lado cómico, siempre desde la idea de vitalidad, de reconstruirse cada día, y afrontar con la mejor de las caras los avatares cotidianos que se producen en el seno familiar. Tiene el aroma de la comedia familiar, divertida y con momentos duros, en los que un conflicto, ya sea la despedida de un hijo que marcha al extranjero o la de un concurso de jóvenes estrellas que los lleva a cruzar medio país, como sucedía en la extraordinaria Pequeña Miss Sunshine. Obras íntimas, muy familiares, pero sin esa idea de lo establecido y las buenas maneras, sino todo lo contrario, mostrando la humanidad de cada uno de sus componentes, sus pequeños dramas íntimos, y cómo afecta a los demás, y los conflictos, mayores o menores, que se van originando en el hogar, un hogar siempre patas a arriba, a punto de estallar, pero con optimismo para afrontar los males. Una actitud encomiable ante la vida, donde por muchas hostias que te den, con voluntad y decisión, y sin dejar de trabajar por ello, algo en claro siempre se saca, y los problemas nunca son tan grandes si tenemos la paciencia de mirarlos con la perspectiva necesaria, y sobre todo, nos mantenemos unidos con los nuestros.

La fantástica y maravillosa interpretación de Karine Teles (que ya la habíamos visto como la madre altiva de Una segunda madre, y también, en la joven engañada de El lobo detrás de la puerta) es el pilar de este entramado familiar, la que sustenta los cimientos de todos y cada uno de ellos, la que sonríe y contagia a todos, y la que llora en silencio, manteniéndose firme ante los problemas, le acompañan Octávio Müller (que también estuvo en Riscado) haciendo ese padre bonachón y negado para los negocios, que encuentra consuelo en su mujer siempre que lo necesite, Adriana Esteves hace de la hermana, que se convertirá en ese apoyo femenino que con sola una mirada se entienden, van al alimón, y sobre todo, conoce ese combate interno que tiene Irene con la marcha de Fernando. Bien conjuntados con los niños, que los gemelos son los hijos reales del propio director e Irene.

Pizzi construye una película esperanza, sin caer en el sentimentalismo de culebrón, sino en una sinceridad que nos atrapa en sus 98 minutos  de metraje, donde nunca dejan de ocurrir cosas, algunas muy divertidas, surrealistas, extravagantes y dramáticas,  haciéndonos reír, también llorar, pero sin estridencias ni trucos de magia, sino mostrando sinceridad y verdad, conduciéndonos por esta familia a través de su madre, esa mujer fuerte, valiente y hecha palante, personas que a pesar de las dificultades por las que atraviesan, nunca contagian con su desfallecimiento o tristeza a los demás, se lo comen en silencio, para los demás siempre tienen una sonrisa, una palabra amable, y energía para mirar siempre para lo que tenga que venir, manteniendo unido a la familia, pase lo que pase, y pese a quién pese.

Entrevista a Elena Martín

Entrevista a Elena Martín, directora de “Julia ist”. El encuentro tuvo lugar el miércoles 14 de junio de 2017 en el Soho House en Barcelona.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Elena Martín,  por su tiempo, generosidad y cariño, y a Eva Herrero y Marina Cisa de Madavenue, por su amabilidad, paciencia, atención, generosidad y cariño.

Júlia ist, de Elena Martín

CAMINAR SOLA.

Hay películas que se definen desde su primer instante, en esas primeras imágenes encontramos su definición y su forma de contarnos el relato que vendrá a continuación, Júlia ist, de Elena Martín (Barcelona, 1992) que debuta en la dirección y asume el rol de la protagonista, es una de ellas. Su arranque nos sitúa en un viaje en coche, conduce Júlia y a su lado su novio, discuten porque ella se va de Erasmus a Berlín, el ambiente es tenso (ayudan esos planos próximos y cortantes) apenas se dirigen algunas palabras amables, parecen dos desconocidos, o simplemente, ninguno de los dos se atreve a finiquitar una relación que hace tiempo que ya se ha terminado. De ahí, nos vamos a Berlín. La bienvenida es gélida y ausente, los deseos e ilusiones de Júlia mientras estudiaba arquitectura en Barcelona, chocan con una ciudad poco acogedora, triste y extraña. A Júlia le cuesta encajar, la huida en la que se ha convertido su vida y su existencia, se enfrenta a sus propias decisiones y sobre todo, a ella misma, a empezar a caminar sola en una ciudad ajena, extranjera, un lugar que parece que se mueve en su contra.

En cierto momento, parece que su estancia en Berlín se encamina hacia algún sitio, conoce a gente, entra en un grupo de arquitectura y comienza a enrollarse con un alemán. Pero todo es apariencia, en su afán de ser una más, acaba convirtiéndose en una extraña de sí misma, en una especie de náufraga que intenta agarrarse a todas las tablas de madera que encuentra por su camino, sin saber o poder decidirse por ninguna de ellas. Júlia, lejos del amparo y la compañía de su familia, tiene que empezar a decidir su propia vida por ella misma, sin más ayuda que su fuerza, su valentía y su coraje. La película, surgida en la Universitat Pompeu Fabra, se sustenta a través de una forma cortante, llena de planos muy cercanos y tomas que siguen incansablemente a la protagonista, algo así como un diario personal fílmico que captura la experiencia agridulce y desencantada de una joven que vive su primera vez lejos de casa, en un viaje interior que se presumía atrayente y fascinante desde Barcelona, pero que la realidad de Berlín y su estado de ánimo derivan en una experiencia diferente, más cercana  a la tristeza y al encontrarse a uno mismo para descubrirnos y descifrar nuestras inquietudes y nuestro espacio en el mundo.

La experiencia de Júlia se asemeja en contexto y forma a la vivida por la  protagonista de la magnífica María (y los demás), de Nely Reguera, donde la joven librera aspirante eterna a escritora, tenía que dejar su zona de confort y empezar a vivir su vida, o también, podríamos mirarla como una especie de trasunto de Les amigues de l’Àgata, de Laura Rius, Marta Verheyen, Alba Cros y Laia Alabart, protagonizada por Elena (también surgida en la UPF, como Sobre la marxa, de Jordi Morató) en la que partiendo de planteamientos próximos, hacia un retrato íntimo de una joven que dejaba a sus amigas de siempre para empezar una nueva vida en su primer año universitario, como si Júlia ist siguiera el espacio vital de aquella Àgata, aunque las dos mujeres presentan caracteres y posturas muy diferentes. Una aproximación al programa Erasmus, más cercana al interior de Júlia, sumergiéndose en sus miedos y angustias,  muy alejada a la planteada en Un casa de locos, de Cédric Kaplisch, donde se hacía un retrato festivo y amable de la experiencia en Barcelona de un estudiante francés de económicas.

Retratos en primera persona honestos, de magnífica factura, que filman la experiencia universitaria, basándose en experiencias reales vividas por los mismos autores, en películas sobre una juventud demasiado ensimismada en sus vidas y su entorno, que se ven vacíos y abocados a un abismo vital cuando abandonan ese espacio que tanto conocen, y se ven enfrentados a un paisaje ajeno y hostil, aunque fundamental para seguir creciendo en sus vidas, y sobre todo, descubrirse a ellos mismos, y encontrar aquello que les hace sentir bien. Una película de exquisita y magnética banda sonora, que agrupa bandas de aquí y Alemania, para crear esa atmósfera enigmática e íntima para penetrar en el interior de la protagonista, una música que se convierte en un personaje más, en una mirada desencantada del deambular de Júlia. Un relato construido a través de un largo tiempo, compuesto por un equipo reducido, en el que todos opinan y trabajan codo a codo para levantar un proyecto que reflexiona sobre personas de su edad, sobre la experiencia estudiantil, y sobre los entornos próximos y extraños que les ha tocado en suerte, sabiendo que tanto unos u otros, serán importantes en su devenir vital y en la consecución de sus deseos y anhelos vitales.