Entrevista a Càudia García de Dios, Ariadna Fortuny Cardona, Mònica Tort Pallarés y Mònica Cambra Domínguez

Entrevista a Càudia García de Dios, Ariadna Fortuny Cardona, Mònica Tort Pallarés y Mònica Cambra Domínguez, directoras de la película «Un sol radiant», en los Cinemes Girona en Barcelona, el lunes 13 de mayo de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Càudia García de Dios, Ariadna Fortuny Cardona, Mònica Tort Pallarés y Mònica Cambra Domínguez, por su amistad, tiempo, sabiduría, generosidad, y a Sandra Carnota de Begin Again Films, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Un sol radiant, de Mònica Cambra Domínguez y Ariadna Fortuny Cardona

MILA Y EL FIN DEL MUNDO. 

“Así es como termina el mundo, no con una explosión, sino con un lamento”

T. S. Eliot

Películas como Les amigues de l’Àgata, Ojos negros, Les dues nits d’ahir y Les perseides tienen en común haber surgido como proyecto de fin de carrera de la especialidad de Comunicación Audiovisual de la UPF. Un grupo a la que se añade Un sol radiant, de Mònica Cambra Domínguez (dirección y montaje), Ariadna Fortuny Cardona (guion y dirección), Clàudia Garcia de Dios (guion y dirección de arte) Lucía Herrera Pérez (sonido y montaje), Mònica Tort Pallarès (ayudante de sonido y música), surgidas de la promoción 2020-21, junto a Belén Puime Bao en producción, alumna de intercambio de la Universidad de Santiago de Compostela. Unas cineastas que han tenido el asesoramiento de profesores como Gonzalo de Lucas, Carla Simón y Roser Aguilar, entre otras, en un proyecto que arrancó como cortometraje y gracias a Atiende Films de Pep Garrido y Xesc Cabot, directores de Sense Sostre, se ha convertido en una película que recoge el naturalismo y la cotidianidad de un verano cualquiera con el añadido de un película a lo Roger Corman sobre el fin del mundo, sobre sus últimos cinco días. 

El relato se mueve entre el intimismo y la transparencia alrededor de la mirada de Mila, una niña de 11 años, que vive ese final junto a su madre Alicia, su hermana Íngrid de 16 y l’Avi en una casa en el bosque alejados de todos y todo, en pleno verano, en el último verano. Las diferentes posiciones de los miembros ante la inevitable catástrofe, será el centro de la incomunicación, alejamiento y conflicto entre los adultos, entre los que Mila, con su afán de hacer una fiesta, se verá sin los puentes necesarios para llevarla a cabo. La niña deambula por el bosque, observándolos y tratando de entender sus posiciones y sus diferentes acciones. Estamos ante un tono de cuento, de ese tipo de fábulas de iniciación y conocimiento de lo ajeno, de ese mundo de los adultos por parte de Mila, con el acompañamiento de la inquietud del final del mundo, pero no está tratado con el efectismo del cine comercial, sino todo lo contrario, llevándonos por esos cincos días de verano, con las cosas propias de la estación: el aburrimiento de alguien como Mila, que se siente diferente y sin conectar con los suyos, y los otros, con actitudes tan alejadas, como la hermana que siente la necesidad de disfrutar al máximo, la madre que parece que quiere que todo continúe igual, y l’avi que está y no está, con esos extraños baños en el río.

La cercana e inquietante luz de la cinematógrafa Júlia La-Roca, que debuta en un largometraje después de estar en el equipo de cámara de Girasoles silvestres, de Rosales, al igual que la excelente música de Guillem Martorell, que ha trabajado en Espejo, espejo, de Marc Creuhet, entre otras, con una banda sonora que recuerda a la de películas de Gus Van Sant como Gerry, y el eficaz montaje reposado y sin piruetas con sus 79 minutos de pura emoción y transparencia, que va generando ese espacio de lirismo junto al aroma de la ciencia-ficción sin efectismos, en un campo espectral que conmueve con muy poco, porque la idea de la película es coger el género para hablar de temas tan humanos como las dificultades para amar y relacionarnos con los que tenemos más cerca, y todos los conflictos que se generan por aislarse y evitar el problema, creando una tensión mayor y muy difícil de solucionar. Tiene la película, dentro su modestia, que no la evita, sino que la potencia, con toda esa atmósfera pausada, profunda y reflexiva de las obras mayores realizadas con lo mínimo, asemejándose a la profundidad de Las vírgenes suicidas, de Sofia Coppola, con esa extrañeza y onirismo, y la perplejidad y lo fantástico de Melancolía, de Lars Von Trier, donde la vida y sus conflictos familiares van sucediendo mientras está ocurriendo el final de todo. 

Dos películas protagonizadas por Kirsten Dunst que, una de sus primeras actuaciones en Entrevista con el vampiro, cuando tenía 12 años, recuerda a la mirada de Laia Artigas, la inolvidable protagonista de Estiu 1993 (2017), de la citada Carla Simón, que encarna a una Mila fascinante, con ese pasear en soledad, mirando a su alrededor, a su familia y entorno y no entendiendo nada de lo que sucede. Una joven actriz que nos gustaría seguir viéndola en otras producciones, porque hace eso tan complejo en el arte cinematográfico como mirar muy bien, y no refiero a la belleza ni nada de eso, sino a la forma de transmitir toda esa desesperanza y esa inquietud que tiene un personaje que necesita a los suyos pero que los otros están por sus cosas. Muy bien acompañada por Núria Prims como la madre, queriendo ser una protectora pero que no acaba de encontrar la cercanía y el amor necesarios, una hermana mayor demasiado mayor para Mila, en ese cambio de mujer en que Mila está a años luz, y la diferencia que se crea entre las dos, bien interpretada por Núria Sales como Íngrid, Jaume Vilalta como l’Avi, alguien que sin hablar mucho está con sus cosas, y finalmente, Mercè Pons como una vecina, alguien que las visita y que intenta disimular normalidad. 

La película Un sol radiant es una ópera prima muy diferente, atípica, porque no parece surgida de unas estudiantes sin experiencia, y digo esto porque se adentra en lugares complejos para una primera película, pero que los resuelve con un arrojo y una sobriedad dignos de elogiar, encontrando todos esos espacios donde la vida no parece vida, y se adentran en lugares comunes del género pero desde otras posiciones y tonos, recurriendo a lo convencional pero trasladándose a una atmósfera donde todo se fusiona con sensibilidad y sin redundancias, creando esa inquietud y perplejidad de unos personajes que quieren continuar como si no pasara nada, contando un final del mundo como el que vivimos durante el tiempo de pandemia, muy alejado de la ficción hollywoodiense, quizás lo que plantea una película como Un sol radiant, me encanta su título, sutil y cautivador, no esté muy alejado de lo que podría ocurrir, y eso es mucho más inquietante que la catástrofes de videojuego que nos tiene acostumbrados el cine comercial, porque el final, si ocurre alguna vez, seguro que es así, casi sin darnos cuenta que todo se acaba y nosotras seguimos a lo nuestro, sin saber cómo vivir y cómo querernos. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Mireia Schröder, Carles Gorres y Amat Vallmajor

Entrevista a Mireia Schröder, Carles Gorres y Amat Vallmajor, directores e intérprete de la película «Cineclub», en el marco del D’A Film Festival, en el Zumzeig Cinema en Barcelona, el domingo 2 de mayo de 2021.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Mireia Schröder, Carles Gorres y Amat Vallmajor, por su tiempo, generosidad y cariño.

Entrevista a Arnau Comas Quirante, Judit Cortina Vila y Oriol Llobet Avellaneda

Entrevista a Arnau Comas Quirante, Judit Cortina Vila y Oriol Llobet Avellaneda, intérpretes de la película «Les dues nits d’ahir», de Pau Cruanyes Garrell y Gerard Vidal Barrena, en los Cinemes Girona en Barcelona, el viernes 12 de marzo de 2021.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Arnau Comas Quirante, Judit Cortina Vila y Oriol Llobet Avellaneda, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Begoña de Prensa, por su amabilidad, paciencia y cariño.

Entrevista a Pau Cruanyes Garrell y Gerard Vidal Barrena

Entrevista a Pau Cruanyes Garrell y Gerard Vidal Barrena, directores de la película «Les dues nits d’ahir», en los Cinemes Girona en Barcelona, el viernes 12 de marzo de 2021.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Pau Cruanyes Garrell y Gerard Vidal Barrena, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Begoña de Prensa, por su amabilidad, paciencia y cariño.

Les dues nits d’ahir, de Pau Cruanyes Garrell y Gerard Vidal Barrena

LOS QUE SE QUEDAN.

“Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos”.

Carlos Fuentes.

Películas como Les amigues de l’Àgata (2015), de Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen, Júlia ist (2017), de Elena Martin, Yo la busco (2018), de Sara Gutiérrez Galve, Ojos negros (2019), de Marta Lallana e Ivet Castelo y Les perseides (2019), de Alberto Dexeus e Ànnia Gabarró, tienen en común que son proyectos surgidas del grado de comunicación audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, tutorizadas por nombres tan importantes de nuestro cine como Gonzalo de Lucas, Javier Rebollo, Jonás Trueba, Carla Simón, entre otros. Un cine que habla de personas jóvenes que oscilan entre los 20 y 30 años de edad, con temas que rondan sobre la muerte, el amor, la pérdida, la amistad, la memoria, entre otros temas, y sobre todo, es un cine que capta la vida en toda su plenitud, su negrura, su vitalidad y su dolor. Cinco películas a las que se añade una más de esta maravillosa cantera de talento y trabajo de la UPF, con el inquietante y atractivo título de Les dues nits d’ahir, un trabajo de guerrilla, sin pasta, con audacia y resistencia, que firman Pau Cruanyes Garrell y Gerard Vidal Barrena, igual de jóvenes que su terna de protagonistas, los Eric, Ona y Marcel, que ya evidencian ese estado de nervios y excitación que muestran en el febril arranque de la película, cuando sustraen las cenizas de Pol, el amigo que acaba de fallecer.

A partir de ese instante, y con la complicidad de la noche, las tres almas en pena se lanzan a vivir un itinerario hacia la nada, o mejor dicho, hacia ninguna parte, sin rumbo fijo, simplemente una huida para soportar el dolor o simplemente, para ocultarlo o quizás, para darle esquinazo, una forma de digerir el conflicto generando una partida entre colegas para olvidarse por unas horas o unos días de ese dolor inmenso por la pérdida del amigo fallecido. La cámara y esa luz sombría, firmada por Ignasi Àvila Padró, también surgido de la UPF, se convierte en una piel más, en una segunda textura de ellos mismos, capturando toda esa huida, o ese camino sin retorno, como unos fugitivos huyendo de ellos mismos, de su propio dolor y tristeza, intentando despedir al amigo ausente o simplemente, compartiendo unas noches con la esperanza de que aquello que tanto duele, duela menos. Acompañados de un montaje obra de Carlos Murcia Sánchez, muy fragmentado y cortante, que nos sitúa en el centro de todo, entre los personajes, viviendo intensamente su escapada o su deambular casi espectral, convertidos en una especie de zombies, de seres que quieren recordar y a la vez soportar tanta desazón, metiéndose en muchos líos y conflictos, tanto entre ellos, como con alguno que otra persona que se van encontrando por su no camino.

Personajes descontrolados, fumados, rabiosos, perdidos y a la deriva, con sus traumas interiores y enfrentados entre sí y contra los otros, que caen bien y mal, y a veces, ni sabemos cómo o porque actúan de tal o aquella manera, sometidos a un duelo que deben compartir, soportar y lidiar con él. Tres excelentes intérpretes tan jóvenes como sus directores, que saben encauzar todo esa montaña rusa de emociones y conflictos que están sintiendo, bien compuestos y sobre todo, una forma de transmitirlos muy natural y realista, encabezados por Arnau Comas Quirante que da vida a Eric, el más colega del fallecido, el que más se culpabiliza de su muerte, y el más visceral y animal de los tres, después esta Judit Cortina Vila que es Ona, la mujer del grupo, la que tuvo una relación más íntima con Pol, y también se machaca por su falta de sinceridad, y finalmente, Oriol Llobet Avellaneda que interpreta a Marcel, el más ausente, el más isla del grupo, el que tiene una relación más distante con todos, quizás por eso ahora se siente mal por la pérdida irreversible.

Les dues nits d’ahir esta ciertamente emparentada con El camí més llarg per tornar a casa (2014), de Sergi Pérez, otra cinta de guerrilla y en los márgenes, con un tipo a la deriva, igual que los tres protagonistas, incapaz de asumir la pérdida y el dolor, con toda su opresión y devastación. El tándem que forman  Cruanyes Garrel y Vidal Barrena, atentos a estos nombres que darán que hablar si la suerte y la industria les acompaña. Dos veinteañeros que han construido una película desde lo más profundo, mostrando todo ese mar de conflictos y de dudas por las que pasan las personas cuando perdemos a un ser querido, fijándose en los que se quedan, en los que deben despedirse del ausente, con todo lo que eso conlleva, que no es nada fácil, que comporta asumir la pérdida y sobre todo, el dolor que rasga el alma, quizás junto a los colegas de siempre, la cosa se hace más llevadera, pero pasar hay que pasar por todo, con la culpa que arrastramos y demás, y soportarlo, porque no queda otra, y de esa manera aprender a vivir con esa ausencia, que ahora martiriza y paraliza. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Ivet Castelo y Marta Lallana

Entrevista a Ivet Castelo y Marta Lallana, directoras de la película «Ojos negros», en la terraza del Gran Torino en Barcelona, el miércoles 17 de julio de 2019.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Ivet Castelo y Marta Lallana, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Ainhoa Pernaute y Sandra Ejarque de Vasaver, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño.

Entrevista a Sara Gutiérrez Galve

Entrevista a Sara Gutiérrez Galve, directora de la película «Yo la busco», en el marco del D’A Film Festival. El encuentro tuvo lugar el martes 1 de mayo de 2018 en el hall del Teatre CCCB en Barcelona.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Sara Gutiérrez Galve, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Tarip Porter de Trafalgar Comunicació, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño.

Yo la busco, de Sara Gutiérrez Galve

UNA NOCHE, UNA CIUDAD. 

Parafraseando a Truffaut, y adoptando el título de uno de sus artículos más celebrados, aquel que empezaba con Una cierta tendencia del cine… Podríamos coger una parte de aquella idea y trasladarla al cine que se hace aquí y ahora, porque es característica común que muchas de las películas de debutantes hablan desde una mirada muy personal, hablando de sus vidas y las de sus amigos y entorno, y haciendo claras referencias al propio cine, la música, la literatura, etc… Las películas de Jonás Trueba o Marc Ferrer serían ejemplos de esta idea, así como Les amigues de l’Àgata o Julia Ist, retratos de jóvenes, de sus devaneos sentimentales y sociales, invadidos por el tedio, en algunos casos, o la imposición y carencia económicas, el silencio o la huida ante los conflictos emocionales, o las rupturas interiores que se producen en sus relaciones sentimentales, que suelen ser ambiguas, complejas e inclasificables. Seres que se sienten vacíos, encarcelados en una existencia triste y solitaria, incapaces de expresarse y la imposibilidad de exponer sus sentimientos.

La puesta de largo de Sara Gutiérrez Galve (Barcelona, 1994) surge como proyecto de final de carrera en la Universitat Pompeu Fabra, tutorizada por nombres tan importantes como Javier Rebollo, Mar Coll o el propio Jonás Trueba, convertida en una película sencilla y honesta, en la que la directora, junto a la coguionista Núria Roura Benito, nos propone un retrato de gente de su edad y entorno, y capturando un día en las vidas de sus personajes, una única jornada donde asistimos a una ruptura, una ruptura que se produce en Max, cuando, de casualidad, se entera que Emma, su compañera de piso, se ha cogido un apartamento junto a su pareja. Ese instante de cambio, ese momento en el que la relación que había entre Max y Emma ha pasado a otra situación, la amistad íntima y corporal que se sentían ha quedado rota, aunque Max está afectado, no enfrenta el problema, lo que siente, y decide, de una manera torpe y casi una huida interior, salir a la calle de noche, en busca de no sé sabe qué y a quién, ni dónde.

La directora catalana apoya todo su relato en Max, en la mirada de Max, en esa ruptura interior que está viviendo y sufriendo, capturando ese deambular espectral por la noche barcelonesa, una ciudad oscura y diferente, habitada por personas que le acompañarán o lo evitarán, capturando lo invisible, lo que no vemos, lo que se escapa, aquello que nos sucede interiormente, siguiendo esa mirada rota, como buscando alguien cercano, alguien que le acompañe en su desamparo, en su pesadumbre, en esos sentimientos encontrados, extraños y complejos. La cámara (con esa luz natural y rota de Carlos Rigo Bellver) se engancha a Max y lo sigue, lo escruta y no lo deja en ningún instante. Lo acompañamos por supers de pakis abiertos toda la noche, por pubs donde pasar un rato agradable o no, por calles solitarias en compañía de alguna mujer igual de sola, por trayectos en taxis que desprenden sentimientos distantes, algún kebab en bares pringosos donde se encuentran personas cercanas, compañías poco amables que despiertan recelo, y canciones para olvidar en sitios desconocidos.

Todos los espacios que podemos encontrar en una gran ciudad de noche, donde Max acabará sin muy bien saber porqué, en esta huida nocturna, encontrando ese camino o destino que evite volver a casa y enfrentarse con su problema, con enfrentarse a su ruptura, a esos sentimientos hacía Emma, hacía lo que tenían, a todo aquello que los unía, a esa amistad íntima, casi de pareja, hablando de proyectos futuros que ahora han quedado en suspenso, que están no se sabe dónde. Gutiérrez Galve nos habla de las relaciones actuales, del modo que se construyen y cómo se desarrollan, de amistad o amistades, de amor o amores, de sentimientos y de la incapacidad que tenemos para expresarlos, de hablar de lo que sentimientos a esa persona que nos hace sentir de una manera u otra, de tantas palabras por decir y dejándonos las importantes por decir, de la dificultad de amarse sin ser pareja, de ese instante donde los amigos emprenden caminos diferentes al tuyo, y tú te sientes diferente a tu pesar, a preguntarse dónde irán a parar todas esas promesas que te hiciste o se hicieron los amigos.

Yo la busco es una película fresca, divertida y ligera, porque es profunda sin pretenderlo, porque habla de muchas cosas que ocurren sin subrayados ni discursos, siempre dentro de un lenguaje cercano, de una intimidad que traspasa y dialogando con el espectador continuamente, que navega entre la comedia y el drama, y lo fusiona, lo mezcla, en la que nos habla en susurros de las rupturas interiores que se producen cuando no se dicen las cosas, cuando se oculta lo que sentimos, y de donde nos lleva todo eso, con un protagonista fascinante, seductor y frágil,  como Dani Casellas, este tipo perdido en la noche, y triste, moviendo su soledad por la noche, de aquí para allá, intentando encontrar algo a qué agarrarse, muy bien acompañado por Laia Vidal como esa Gemma, que tampoco sabe si quiere o no quiere, debutantes los dos. Un retrato que nos devuelve el aroma de aquel cine español de finales de los setenta y principios de los ochenta, realizado por Trueba, Colomo o Martínez-Lázaro, entre otros, donde unos personajes inquietos y curiosos por la vida, se perdían en su desazón vital, incertidumbre en el amor, y la complejidad de sus emociones, que iban y venían, sin acabar de saber su origen y causa.


<p><a href=»https://vimeo.com/263135872″>YO LA BUSCO – Trailer (V.O.S.Esp)</a> from <a href=»https://vimeo.com/nanouk»>Nanouk Films</a> on <a href=»https://vimeo.com»>Vimeo</a>.</p>

Encuentro con Ariadna Ribas y Ana Pfaff

Encuentro con Ana Pfaff y Ariadna Ribas, montadoras de “Estiu 1993” y “Julia Ist”, respectivamente, del colectivo Dostopos, con motivo de la mesa “Diálogo montadoras», organizada y moderada por Gonzalo de Lucas, en el marco de la Universidad Pompeu Fabra. El acto tuvo lugar el miércoles 12 de julio de 2017 en una aula de la UPF en Barcelona.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Ana Pfaff y Ariadna Ribas, por su tiempo, conocimiento, cariño y generosidad, y a Gonzalo de Lucas, por su organización, generosidad, paciencia, amabilidad y cariño.