Ex Libris: La biblioteca pública de Nueva York, de Frederick Wiseman

LAS ENTRAÑAS DE LA INSTITUCIÓN. 

“Para empezar para mí no existe “la” biblioteca. Cada una es diferente. (…) Mucha gente piensa que son almacenes de libros y yo creo que el núcleo son las personas que quieren adquirir conocimientos. Y eso se puede hacer a través de los libros o por muchas otras vías. Se trata de un proceso de aprendizaje a largo plazo, a través de generaciones. Las bibliotecas son, no son tan solo. Tienen una importancia cultural, pero también económica. (…) También es importante que una biblioteca refleje las necesidades de una ciudad, la investigación, como archivo de la ciudad, el préstamo de libros… con este edificio en mente, yo sueño con atmósferas distintas, diferentes maneras de estudiar… (…) Cuando la diseñamos en 1991, todo el mundo me decía: “En el futuro ya no necesitaremos bibliotecas”. Y es una opinión que sigue vigente. ¿La oís muy a menudo? Y es porque se sigue pensando en las bibliotecas como almacenes de libros. La gente piensa en las bibliotecas de su infancia. Muy poca gente sabe qué está pasando en las bibliotecas de hoy y lo necesarias que son”

Francine Houben, arquitecta

Jorge Luis Borges, que fue bibliotecario en su juventud, relacionó el paraíso con algún tipo de biblioteca. Brillante y aguda reflexión que pone de manifiesto la importancia de la biblioteca como espacio de conocimiento, de aventura y sobre todo, humanista, un lugar donde las personas entran en ese paraíso al que se refería Borges para saber, y también, para conocerse más. Una fuente de sabiduría inagotable, inmensa y sumamente liberador, en el que las personas comienzan el viaje más intenso y profundo de sus vidas. Un lugar que es el punto de partida para viajar a lo más profundo de nuestra alma. Bajo el título de Ex Libris: La biblioteca pública de Nueva York, y sus maravillosos y audaces 197 minutos de metraje, la mirada inteligente, intensa y sutil de Frederick Wiseman (Boston, EE.UU., 1935) penetra en las entrañas de la institución de forma clara y transparente, abriéndonos sus paredes y ventanas para profundizar en una de las bibliotecas más importantes del mundo occidental contemporáneo, recorriendo y escuchando sus espacios, pasillos, reuniones, sus 92 sedes repartidas por la ciudad, respirando con sus responsables y usuarios, mostrando las diferentes realidades sociales y humanas que se relacionan en las distintas sedes.

Asistimos a las innumerables actividades que se acogen en la biblioteca: desde conferencias sobre su funcionamiento, tanto público como social, en beneficio de la comunidad, encuentros con figuras de las artes o humanidades como Elvis Costello o Patti Smith, actividades educativas para adultos o niños, conciertos de música, reuniones informativos y cursos sobre aspectos sociales, laborales, económicos, históricos, etc…, clubs de lectura, y todo tipo de actividades para ofrecer apoyo a las diferentes necesidades de los usuarios-ciudadanos. Wiseman ha dirigido más de 42 documentales, donde ha retratado las múltiples y diversas experiencias humanas más cotidianas en relación a las instituciones sociales, por su objetivo han pasado hospitales, institutos, departamentos de policías, museos… convirtiéndose en uno de los más grandes cronistas de la sociedad norteamericana, muchos recordarán sus fabulosos retratos en Titicut Follies (1967) en la que debutó, High Scool (1968), Ley y orden (1969), Primate (1974), Central Park (1991), La Danza (2009) o National Gallery (2014) y su única ficción La última carta (2002).

Wiseman ha construido un archivo inmenso y magnífico lleno de películas que no solo recogen el funcionamiento humano e institucional de los diferentes sectores públicos de la sociedad, sino que retratan las experiencias más íntimas y cotidianas de las personas en relación a éstas, donde Wiseman ha creado un universo esencial e inmenso para conocer con exactitud y sabiduría buena parte de la sociedad estadounidense desde mitad del siglo XX en adelante. En Ex Libris: La biblioteca pública de Nueva York, Wiseman aborda el lugar desde su peculiar mirada observacional, sumergiéndonos en el alma del edificio, sus sonidos y sus espacios, cuando está deshabitado y cuando está ocupado por personas, creando de forma sutil e intensa una estructura dramática, en la que el cineasta norteamericano mira y observa, sin necesidad de hacerse notar, mostrando su invisibilidad, sí, pero una invisibilidad corpórea y concreta, mirando más allá, creando el espacio cinematográfico necesario para que las cosas sucedan de la forma más natural y transparente, siendo uno más, pero desde fuera, convirtiéndose en una de las personas que está participando de forma muy activa en aquello que estamos viendo.

Wiseman nos sumerge adoptando todo aquello que captura desde su cámara, con su fiel colaborador John Davey, una parte física más del director estadounidense, filmando todo aquello que estamos viendo, que escuchamos, y sobre todo, aquello que estamos sintiendo, construyendo una eficaz y estimulante amalgama de colores, luces, sonidos, etc… Wiseman nos traslada de un lugar a otro, desde el edificio central de la biblioteca, con sus grandes escaleras y espacios, asistiendo a esas reuniones del equipo, donde se debaten la parte humana, social y económica de la institución, como ocurría en National Gallery, a algunas de las sedes, siempre utilizando el mismo método, el plano general desde el otro lado de la calle, y luego, con un precio corte, en el interior donde prevalecen los rostros, las miradas y los gestos de las personas que participan, capturando todo aquello que está ocurriendo de manera in situ, de forma instantánea, documentando lo efímero del momento, todo bien urdido y ensamblado en el montaje, obra de Wiseman, al igual que el sonido, una edición milimétrica, exhaustiva y profunda en la que va tejiendo con precisión quirúrgica todos las secuencias y planos de la película, creando esa sensación de ligereza, intensidad y profundidad bien armada e inteligente, en la que el sonido ambiental se convierte en una pieza fundamental en la película, exceptuando de la música extradiegética, salvo en el instante del parque, donde suena el popular tema de Scott Joplin al piano para la película El golpe.

Wiseman, convertido en una figura esencial, no solo para estudiar el documental como herramienta necesaria y fundamental para mirar el mundo contemporáneo, sino para entender la trastienda de ese mundo que se nos escapa por culpa de la hipérbole en la que estamos instalados en nuestras vidas. Un cineasta que consigue en su cine algo que está al alcance de muy pocos cineastas, una clarividencia absoluta en aquello que está filmando, sin ser intruso ni invasivo, en un cronista capaz de registrar aquello que está sucediendo de forma natural, sin necesidad de ser uno más, en esa capacidad de ser y estar, sin ser ni estar, mostrando el edificio, el quipo humano que lo habita y su funcionamiento institucional de la mejor forma posible, dejando al propio espectador como una especie de detective que irá descubriendo la película, una experiencia que no lo dejará indiferente en absoluto, dejando un poso muy profundo en la forma de relacionarse con el espacio cuando lo vuelva a ocupar en su cotidianidad, invitándolo a descubrirlo nuevamente, y sobre todo, a descubrirse a él mismo. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Una razón brillante, de Yvan Attal

EL DISCURSO DE LA RAZÓN.

“La dialéctica erística es el arte de discutir, pero discutir de tal manera que se tenga razón tanto lícita como ilícitamente — por fas y nefas

Arthur Schopenhauer

Neïla Salah, de origen argelina, ha vivido toda su vida en el extrarradio parisino, pero siempre ha querido ser abogada, y de esa manera, romper con lo establecido y llevar una vida diferente a la que dice su condición humilde. Su primer día de clase, en la prestigiosa Facultad de Derecho Assas de París, llega cinco minutos tarde, y entonces su profesor, Pierre Mazard, con formas arrogantes y provocativas, la humilla delante de cientos de alumnos, hecho que derivará en las oportunas sanciones administrativas para el profesor, pero obligado por el decano puede detener si prepara a Neïla para un concurso estatal de oratoria. El profesor no tiene más remedio que aceptar si quiere mantener su cabeza, y la joven hará lo mismo si quiere salvar el curso. El director Yvan Attal (Tel Aviv, Israel, 1965) ha desarrollado una interesante carrera como intérprete dirigido por nombres tan ilustres como Kassovitz, Doillon, Winterbottom, Lelouch o Rappeneau… pero, a su vez, también se ha pasado detrás de las cámaras en tramas de índole social y personal, donde sus personajes se ven inmersos en situaciones graves que les harán tambalear todo su mundo, siempre en un tono cómico.

Ahora, siguiendo ese tono de explorar temas serios pero con momentos divertidos, nos presenta a un solitario profesor, magníficamente interpretado por Daniel Auteuil, cínico como el que más, egocéntrico, y algo mezquino, que micrófono en mano, provoca a su audiencia para levantarlos de sus cómodos asientos de estudiantes y guiarles por otros caminos, a través del conocimiento, la cultura y el lenguaje. En la otra esquina tendrá que batallar con su antítesis, la joven alumna de primero, interpretada por Camélia Jordana, en las antípodas de lo que espera el profesor de su alumna, aunque el trabajo que les ha unido, lentamente les apartará de sus posiciones antagónicas y les llevará hasta ese punto en que sorprendentemente, no somos tan diferentes los unos a los otros. A través del libro “El arte de tener razón”, de Arthur Schopenhauer (1788-1860) Mazard prepara y provoca a Neïla para que argumente sus razones, convenza a su rival, y sobre todo, se convenza ella misma de su potencial, y su discurso, porque es más importante los argumentos y la forma de expresarlos que tener razón, porque no se trata de buscar la verdad, sino convencer al que tenemos delante, y ya que estamos en un concurso de oratoria, dejar claro al jurado que nosotros expusimos nuestro argumento con más claridad y nervio.

El profesor conoce el potencial de su alumna y lo explota hasta sus últimas consecuencias, adoptando métodos que tienen poco de ortodoxos, que seguramente serían rechazados por la comunidad educativa, pero consiguen sus objetivos, despertar a sus alumnos, y provocarles ese pensamiento crítico, que les llevará a replantearse muchísimas cosas y a emprender caminos diferentes, espacios que hasta ahora nunca habían explorados. Attal construye una especie de revisión de Pygmalion, de George Bernard Shaw, moderno y ágil, en el que el burgués se ha convertido en profesor, y la florista ahora es una estudiante, y el objetivo de convertir a una humilde joven en una dama de clase alta y distinguida, pasa a ser en una magnífica concursante de oratoria, seduciéndonos en un emocionante combate dialéctico de primera línea, en un tour de force con dos actores que rayan a una grandísima altura, en largas secuencias donde la palabra se apodera de los encuadres y  de nuestros sentidos, en una película de fuerte ritmo, donde constantemente nos hacemos preguntas.

Del profesor poco sabemos, su soledad es evidente y su forma de protegerse ante ella (resulta muy cómico y relevante el incidente con la señora y el perro por la calle) y sus maneras de profesores, rechazadas por casi todos, aunque sus alumnos lo recuerden como gran provocador de ideas y reflexiones. De la alumna, conocemos que vive a las afueras, donde parece que la vida y la libertad pasan de largo, en esa Francia que aboga por convivencia y fraternidad, pero que separa por clases, aunque Naïla trabaja para salir de ahí, para construirse una vida diferente, como hace con su novio, para que trabaje por su vida, aunque cueste mucho. Attal presenta unos suburbios que huyen de lo convencional y el dramatismo de otras películas, la película va por otro sitio, se plantea los diferentes prejuicios que todavía debemos vencer para liberarnos de nuestras maletas emocionales, y quizás la educación, el conocimiento, y el amor hacía la lengua y la cultura, sea francesa o de cualquier lugar, puede ser el mejor vehículo para crecer como persona y dejar de mirarnos a nosotros constantemente, y empezar a mirar al otro, y no sólo mirarlo, sino también a escucharlo, y a entenderlo, acercarnos más a los otros, y dejarnos esos estúpidos prejuicios convencionales y sociales que arrastramos y nos alejan mucho más de esas personas que también tienen mucho que mostrarnos y amarnos.

El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra

413697EL ALMA DE LA SELVA.

“No me es posible saber en este momento, querido lector, si ya la infinita selva ha iniciado en mí el proceso que ha llevado a tantos otros que hasta aquí se han aventurado, a la locura total e irremediable. Si es ese el caso, sólo me queda disculparme y pedir tu comprensión, ya que el despliegue que presencié durante esas encantadas horas fue tal que me parece imposible describirlo en un lenguaje que haga entender a otros su belleza y esplendor; sólo sé que, como todos para los que se ha descorrido el tupido velo que los cegaba, cuando regresé a mis sentidos, ya me había convertido en otro hombre.”

(Extracto fechado en 1907 del diario de Theodor Koch-Grunberg)

En el momento que el western contó las películas desde el punto de vista del indio, el género completó la parte de la historia desconocida, la que no conocíamos, adquiriendo en ese instante su verdadera dimensión. El arranque de la película describe con minuciosidad y detalle la verdadera naturaleza del relato. El encuentro entre occidente y la naturaleza. Un indígena joven y fuerte de la selva amazónica se detiene en un claro de la selva frente a un río. Ha observado algo en la distancia. Por el río, y dirigiéndose hacía él, se le acerca una barca en la que van Manduca, un joven indígena con ropas occidentales que hace de guía y compañía, y Theo, (que interpreta el actor belga Jan Bijvoet, el ser inquietante y perverso de Borgman) un científico alemán gravemente enfermo. Cuando los tiene delante, el indígena los rechaza y se marcha. De esta manera, tan potente y observacional, arranca la tercera película de Ciro Guerra (1981, Río de Oro, Cesar, Colombia) en la que sigue explorando los límites del ser humano y el entorno que lo rodea. En su primera película, La sombra del caminante (2004) se centraba en las dificultades económicas que encontraban dos desplazados en una sociedad que los ignoraba, en la segunda, Los viajes del viento (2009) la trama giraba en torno en un juglar que viajaba junto a un aprendiz para devolver su acordeón a su anciano maestro.

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En el abrazo de la serpiente, vuelve a contar con su inseparable Cristina Gallego en labores de producción, para levantar una película que ha necesitado de un gran esfuerzo económico y humano en el que han tenido que sortear las dificultades de un rodaje en plena selva amazónica, para conseguir un retrato fiel, humanista y realista de los pueblos indígenas que poblaron durante miles de años esas tierras. La película se centra en el encuentro del hombre blanco con el indígena de la Amazonía colombiana. Basada en los diarios del etnólogo alemán Theodor Koch-Grunberg y del biólogo estadounidense Evan Schultes. La cinta gira en torno a la búsqueda de los explorados-científicos de la yakruna, una planta sagrada que permite soñar. Para ello, necesitarán la sabiduría y la protección de Karamakate, un chamán que es el último sobreviviente de su pueblo. Los tres emprenden un viaje por el río en busca de la preciada planta. Contada a través del punto de vista del indígena, y en dos tiempos, separados por 40 años de distancia, Guerra plantea la misma búsqueda, la condición materialista del blanco frente a la sabiduría de la naturaleza del indígena. El cineasta colombiano nos convoca a una cinta naturalista, metafísica y sobria, filmada en 35mm y en blanco y negro, (una cinematografía basada en las fotografías que hicieron estos explorados en sus viajes en el pasado), donde el viaje se centra en lo espiritual y divino, más que en lo físico y terrenal. Un viaje a lo oculto, a lo misterioso, al descubrimiento de una forma de vida que ya no existe, donde se hablan varios idiomas, desde castellano, portugués, alemán, latín, catalán, y las lenguas indígenas, cubeo, wanano, tikuna y huitoto. El relato nace desde lo interior y viaja a lo divino, a lo que no se ve, a lo intangible, a lo que se escapa de nuestros sentidos.

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El director nos acerca una riqueza cultural, comunitaria y espiritual diferente, ajena y tremendamente humana y generosa. Su trama se mueve en la idea de justicia y reparación de esas comunidades indígenas que han sido exterminadas y olvidadas por la fuerza y la codicia de los hombres occidentales que han invadido esas tierras con la idea de arrebatárselas y robarles los elementos naturales (tema que también explora Patricio Guzmán en su reciente El botón de nácar). Una película visualmente muy potente, en la que abruma su estudiada y brillante forma, que presenta de forma directa y brutal a los personajes y el bellísimo e inabarcable entorno natural que los rodea. Un relato magnético, asombroso y sobrecogedor, que mira con crudeza y realismo el exterminio de esos pueblos a través de un relato en el que se habla de amista, lealtad y traición. Un viaje sin tiempo, sin espacio, sobre el conocimiento de uno mismo y del otro, en el que todo está por descubrir y por conocer. Recoge el testigo de la intensidad y el riesgo de las aventuras clásicas de viajes a lo desconocido y oculto, también, refleja la incertidumbre y el aroma de las novelas de Conrad, donde se relata el encuentro entre occidente y lo natural, entre formas de vivir y pensar diferentes, entre la razón y la locura, entre lo terrenal y lo ancestral, temas que también han tratado cineastas como Murnau y Flaherty en Tabú, o Herzog en sus viajes físicos y psicológicos, en el que sus personajes se enfrentan a su locura interior y exterior en Aguirre, la cólera de Dios o Fitzcarraldo, sin olvidarnos de la aventura apocalíptica y psicótica de Coppola y su viaje salvaje por esa guerra que enloquece a los soldados en Apocalypse Now. Guerra ha parido una película de fuerte contenido social y dramático, donde no hay espacio para la condescendencia ni el manierismo. Sus imágenes contienen una fuerza y un poderío visual que sobrecoge la mirada y mantiene un pulso narrativo de enorme sentido que nos sumerge en un viaje fuera de todo alcance, en el que lo material ha desaparecido, no hay nada conocido, sólo una espiritualidad en consonancia con la naturaleza que no podemos observar ni mirar.

Entrevista a Lydia B. Smith

Entrevista a Lydia B. Smith, directora de “¡Buen Camino!”. El encuentro tuvo lugar el lunes 15 de junio de 2015, en Barcelona, en el Parque El Putxet.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Lydia B. Smith, por su tiempo y generosidad, y a Alex Tovar (autor de la instantánea que ilustra esta publicación), Agente de prensa, por su paciencia, generosidad y amabilidad.

18 DOCSBARCELONA – DERRIBANDO FRONTERAS. Viaje a través del conocimiento y la reflexión

El pasado 31 de mayo, después de 4 jornadas intensas de cine, se cerraba la 18 edición del DOCSBARCELONA. Festival Internacional de Cinema Documental. Una muestra consolidada y combativa que trabaja incansablemente por ofrecernos un espacio para la reflexión y el pensamiento, un cine que precisa de ese tiempo necesario para acercarse a él sin prejuicios ni desconfianzas, un cine vital y rompedor, que nos acerca infinitas realidades y muy diversas que nos muestran la capacidad innata de los seres humanos para seguir contando historias de cualquier naturaleza y a pesar de los innumerables impedimentos en los que se encuentran en el camino. Un cine basado en el detalle y en el gesto, ajeno y alejado a las informaciones de los medios generalistas basadas en el impacto y en el titular, en una acumulación de información mareante, que no deja tiempo ni espacio para el conocimiento profundo de las informaciones para así tener una perspectiva de los acontecimientos más seria y veraz. El DOCSBARCELONA es un certamen modesto y sincero, aunque no por ello, le falta fuerza y energía para seguir en pie de guerra y lanzarse a plena mar, a través del compromiso y la aventura que requiere ofrecer cine documental en estos tiempos dados al consumo codicioso y el cinismo de los gobernantes. Mi andadura por el festival arrancó con GOOD THINGS AWAIT, de Phie Ambo. Cinta danesa dirigida por una cineasta con una interesante en documentales ambientados en la naturaleza, que se centra en la figura de Niels Stockholm, un granjero biodinámico que con 79 años sigue al frente de su negocio criando la autóctona vaca lechera roja y cultivando alimentos que acaban en la mesa de los restaurantes de alto standing. La película muestra de manera sencilla y veraz, su cotidianidad en la que debe enfrentarse a los diversos problemas que le acechan: las inspecciones del gobierno y la maldita burocracia, las plagas que amenazan sus cosechas, las inclemencias meteorológicas que perturban la paz de su granja, y además, la seria preocupación que, por su avanzada edad, no consiga encontrar a alguien que siga con su trabajo. Una fábula humanista donde el hombre sigue viviendo en concordancia con la naturaleza y lo que esta le ofrece. Un relato que atrapa en su sencillez y en las cualidades humanas que destila.

6a014e6089cbd5970c01bb082312e4970d-800wiMe acerqué a la propuesta de documental interactivo que proponían los responsables de LAS SINSOMBRERO, DE Tània Balló, Serrana Torres y Manuel Giménez Núñez. Un proyecto gratamente estimulante y educativo que nos sumerge en el webdoc, en una sesión emocionante a la que asistimos los allí presentes, fuimos testigos de una navegación interactiva que nos trasladó a las mujeres de la generación del 27, esas figuras artistas femeninas olvidadas por la historia, que a partir de este proyecto que engloba, además de la página web, donde a través de audiovisuales e información, nos desentierran de la oscuridad esta serie de mujeres poetas, escritoras, cineastas, pintoras…, también hay una película documental para televisión, un libro, y un proyecto educativo que pretende viajar por las aulas de enseñanza para que los alumnos conozcan todo este pasado silenciado. La siguiente propuesta fue TEA TIME (La Once), de Maite Alberdi. La joven cineasta chilena regresa al DocsBarcelona con su segundo trabajo, vuelve a detenerse en las historias íntimas desarrolladas en la cotidianidad. Esta vez, nos habla de un grupo de mujeres septuagenarias que se reúnen a tomar el té y pastas, salomónicamente una vez al mes, y lo llevan haciendo hace más de 60 años desde que salieron del colegio. El paso del tiempo, la juventud, y la amistad conforman el contenido de sus diálogos, que algunas veces son hilarantes, y tremendamente divertidos, y en otras, llenos de nostalgia por los que ya no están, tanto sus maridos, como sus amigas ya fallecidas. Una obra sencilla e íntima, que se desarrolla en casi un único escenario, los comedores donde estas mujeres comen, hablan, recuerdan, ríen, lloran, y también toman el té.

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Continúe con LAS LISTA DE FALCIANI, de Ben Lewis. Dirigida por Ben Lewis, con una larga trayectoria en este campo, el documental de investigación, en esta ocasión se detiene en la figura de Hervé Falciani, un economista que en el año 2009 robó datos del banco suizo HSBC, que contenían la lista de nombres protegidos, evasores fiscales que eludían el pago de los impuestos legales para legalizar su dinero. La película a modo del cine de espías y de thriller, viaja a todos los lugares de Europa, habla con todos los implicados para poner en liza un asunto de grandísima importancia, todo ese dinero perdido que no recaudan los estados, en tiempos de crisis económica. La película no entra en la personalidad ambigua y compleja de Falciani, porque quizás se necesitaría otra película que aclarará ciertos asuntos de esta oscura figura. Un buen ejercicio de cine político, audaz y tremendamente interesante. Luego, me acerqué a GREECE: DAYS OF CHANGE, de Elena Zervopoulou. Debutante en el largometraje y curtida en experiencia con el trabajo corporativo en Ong’s, la realizadora helena se centra en tres personas machacadas por la crisis griega. Giorgios, un hombre que tras perder su empleo vivió un tiempo en la calle y lucha por reconstruir su vida a través de un centro de acogida, Grigoris, que tras ser despedido, coge a su familia y se va a vivir al campo para cultivar alimentos y vivir dignamente. Y finalmente, Ilias, que lucha incansablemente contra el corporativismo de un mercado que sube los precios indiscriminadamente, en una acción democrática y cooperativista para hacer llegar productos de primera necesidad a la gente, a precios de coste en un acción que recibe el nombre de “Poyecto patata”. Un interesante documento sobre como en tiempos de escasez y pobreza, la única salida es la solidaridad entre las personas y remar todos en la misma dirección.

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También, presencié la propuesta de THE MULBERRY HOUSE, de Sarah Ishaq. La joven directora mitad Yemen, mitad escocesa, debuta en el largo con una historia sencilla, ambientada en su visita a su padre en Yemen, después de un tiempo. Allí, mientras filma a su familia árabe, se encuentra con las protestas sociales contra el régimen, como ocurrió en otros países árabes, en las que algunas llegaron a  derrocaron a sus dirigentes. Ishaq filma la cotidianidad íntima familiar, pero también las protestas y las manifestaciones que se van desarrollando durante su estancia. Un retrato personal que abarca la memoria personal y la situación de un país, en el seno de una familia acomodada, pero que también se ve implicada en esta agitación política. Un trabajo estupendo, que también reflexiona a través de los diversos puntos de vista de cada uno de los integrantes de la familia, y cómo los acontecimientos políticos van afectando a cada uno de ellos.

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Mi recorrido por el festival se cerró con la película chilena,  LOS CASTORES, de Nicolás Molina y Antonio Luco. Los jóvenes realizadores sudamericanos debutan en el largometraje con una película que abarca diversos temas, desde el ecologismo, la preservación de la fauna y la flora, y sobre todo, de los intereses económicos que son completamente ajenos al desarrollo de la naturaleza y los seres vivos que la conforman. El relato arranca con la llegada de dos biólogos a los parajes hostiles y agrestes de Tierra del Fuego, debido a una plaga de castores que se está cargando el ecosistema. La película navega por varios lares, desde el film de observación, al de aventuras, de expedición, al relato de intriga o policíaco, donde los científicos intentan con todos los medios a su alcance, lograr capturar y estudiar la morfología de los animales depredadores. Un interesante documento que nos conduce a reflexionar sobre nuestra manera de vivir basada en el fin económico, alejada del funcionamiento natural de las cosas. Hasta aquí mi camino por el festival, un viaje que empezó cargado de ilusión y entusiasmo y acabó con la misma emoción, convencido de haber asistido no sólo a una fiesta del cine documental, sino también a una emocionante y muy agradable reunión de amigos, llena de interesantes propuestas que nos hacen la vida mejor y sobre todo, nos hacen sentirnos más llenos de vida y algo más felices.

Encuentro entre Agnès Varda y José Luís Guerín

Conversación entre los cineastas Agnès Varda y José Luís Guerín. El encuentro tuvo lugar el sábado 18 de octubre de 2014, en la Biblioteca Singuerlin de Santa Coloma de Gramenet, dentro de la 9ª Jornada del Cineclubisme Català. Moderador y traducciones: Julio Lamaña (Federació Catalana de Cineclubs). Las fotografías que ilustran la publicación y grabación son obra de Óscar Fernández Orengo.