Entrevista a Pablo Lago Dantas, director de la película «O auto das ánimas», en su alojamiento en Barcelona, el miércoles 15 de mayo de 2024.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Pablo Lago Dantas, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Óscar Fernández Orengo, por retratarnos de forma tan maravillosa. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
“Para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio”.
Virginia Woolf
En la amalgama de producción nacional resulta muy estimulante una película como Un bany propi, ópera prima de Lucía Casañ Rodríguez (Valencia, 1996), formada en la UPC de su ciudad natal y luego, en el Máster en Dirección de la ESCAC. Porque lo que propone la película es un viaje emocional muy íntimo y profundo de una mujer como Antonia, una ama de casa de 65 tacos de vida muy rutinaria y anodina. Tomando como referencia el ensayo “Una habitación propia”, de Virginia Woolf (1882-1941), el relato se sitúa en los pliegues de la invisibilidad, es decir, en ese espacio donde cada uno de nosotros/as necesitamos encontrarnos y hacer eso que no le contamos a nadie, ya sea por pudor o vete tú a saber. Antonia sueña con escribir historias, pero necesita un lugar tranquilo, un lugar en el que nada ni nadie le moleste, y ese lugar lo encuentra en los baños, ya sean públicos o privados. Ese es su sitio, “su lugar”, el momento en que olvida quién es, su vida diaria y se convierte en una escritora que analiza las vidas de conocidos o desconocidos a través de sus baños.
La trama se centra exclusivamente en Antonia, una señora aburrida y cansada de su monótona existencia, y su viaje doméstico por los baños y sus “análisis” y cómo su vida se va tornando diferente y muy interesante, tanto en sus quehaceres cotidianos que la lleva a conocer a personajes muy alejados a ella como Bob, un punki de gran corazón, que alquila como empleado doméstico, y se muestra distante con su familia, en especial con su marido Alberto, empleado en la sombrerería familiar de toda la vida y un carácter callado y reservado. Una antítesis para Antonia que, en su pequeña hazaña de encontrar su espacio para escribir deberá vencer los recelos ajenos como los de su amiga Conchi, y los propios miedos para llevar a cabo su idea a pesar de todos y todo. No estamos ante una película extravagante ni demasiado extraña, porque se sitúa en lugares y personajes comunes y tremendamente cercanos, eso sí, nos sumerge en aquello que no vemos, en todos esos deseos ocultos y silenciosos que todos tenemos y callamos a los demás. En todos esos mundos propios, incluso universos, y sus lugares, todas esas habitaciones propias e íntimas de las que habla Woolf.
Otro de los aspectos que más llaman la atención de Un bany propi es que hace alarde de su modestia, porque acoge una atmósfera atemporal, que podría remitirnos a finales de los setenta y principios de los ochenta, pero que introduce elementos actuales como los teléfonos móviles, aunque siempre manteniendo esos espacios interiores como idea de laberinto e invisibilidad. Un gran trabajo de cinematografía del casi debutante Borja V. Salom, con una textura que nos acerca a la comedia negra de los cincuenta, en color eso sí, pero un color de colores apagados que contrastan con los colores más vivos del baño de Antonia, en que el trabajo de arte de Maje Tarazona (de la que hemos visto la exitosa serie valenciana L’alqueria Blanca y el largo de ciencia-ficción Kepler Sexto B, entre otras), ha sido muy importante y detallista en este aspecto. La música de Vicent Barrière (con una gran trayectoria al lado de cineastas como Adán Aliaga, Claudia Pinto. Alberto Morais y Avelina Prat, entre otros), ayuda a generar ese reposado traza entre lo cotidiano y lo diferente por el que se transita la historia. El montaje de Pepa Roig, que ha trabajado en cortos y documentales, ayuda a mantener esa línea leve y ascendente que mantiene con pausa la trama, sin acelerarse y sobre todo, cuidando cada gesto y mirada, en sus interesantes 102 minutos de metraje.
Encontrar una actriz que encarne a la encantadora y novelesca Antonia no era tarea fácil, pero la composición y la sensibilidad que aporta una actriz como Núria González es magnífica, porque hace un personaje muy cercano, sin caer en la parodia ni en la risa fácil, sino generando esa empatía de alguien que busca su lugar, su espacio y sobre todo, dar un aliciente diferente a una vida vacía y triste. Le acompañan Carles Sanjaime, actor visto en muchas series y películas, que hace de Alberto, lo contrario a su mujer Antonia, heredero del negocio familiar y una vida demasiado acomodada pero al contrario que su esposa, él no ve nada más. Amparo Báguena es Conchi, una amiga de Antonia que pertenece a su mundo y no al que ella quiere montar, pero ayuda a ser un gran complemento del conflicto. Y finalmente, la presencia de Antonio Martínez “Ñoño”, un tipo raro en el mundo de Antonia que, no parecerá tan así a medida que avance la trama. Tiene Un bany propi, el aroma del universo de Tati, el tono de fábula y cuento moderno del cine de Jeunet y Caro, y el universo cotidiano y extraño de gentes como Juan Cabestany y Julián Génisson, y el espíritu surrealista de lo cotidiano de escritores como Tom Wolfe y Quim Monzó. No se pierdan la película de Lucía Casañ Rodríguez, porque les gustará y sobre todo, les hará cuestionarse muchas cosas de su vida, quizás tantas como le sucede a Antonia, ya me dirán. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Nadine Naous, guionista de la película «Bye Bye Tiberias», de Lina Soualem, en el marco de El Documental del Mes, iniciativa de DocsBarcelona, en la terraza del H10 Casa Mimosa en Barcelona, el miércoles 5 de marzo de 2025.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Nadine Naous, por su tiempo, sabiduría, generosidad, a Sam Wallis, por su gran labor como intérprete, y a Carla Font de Comunicación de El Documental del Mes, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
La película arranca con una grabación doméstica en la que vemos el lago Tiberias, símbolo de un pasado que ya no volverá para la excelente actriz palestina Hiam Abbas (con más de 60 títulos en los que ha trabajado con Amos Guitai, Tom McCarthy, Jim Jarmusch, Ridley Scott y Costa-Gavras, etc…) y su familia. Un lugar que sigue existiendo en un tiempo determinado. Un espacio que simboliza también el tiempo pasado y el futuro incierto en el que se encuentra la población palestina. Así empieza Bye Bye Tiberias, la segunda película de Lisa Soualem, hija de Hiam, que vuelve a hablar de sus raíces como hiciese en su primer largo Leur Algèrie (2020), en la que hablaba de la familia paterna. Ahora, profundiza en la familia materna, a través de su madre, que se exilió a los 20 años para seguir su sueño de ser actriz, y las dos mujeres que le precedieron, su madre y abuela. Pasado y presente se envuelven para contarnos una historia de cuatro generaciones de mujeres palestinas en las que se recorre, cómo no podía ser de otra forma, la dura historia del pueblo palestino. Aunque, a diferencia de otros documentos sobre el conflicto, en esta, la raíz de todo es una historia familiar, la de Abbas, contando una cotidianidad invisible y muy cercana.
El guion que firman la propia directora y Nadine Naous, también realizadora en títulos como Clichés (2010), cortometraje protagonizado por la citada Hiam Abbas, y el largo Home Sweet Home (2014), que explora las entrañas de su familia palestina-libanesa, se sustenta desde mostrar lo oculto, es decir, recorrer a las cuatro mujeres palestinas que escenifican la historia y la realidad de otras muchas que se han visto afectadas por la eterna guerra entre Palestina e Israel, a partir de archivo en el que vemos imágenes inéditas de la Palestina de los cuarenta del siglo pasado, la expulsión de familias palestinas de 1948 para que fuesen ocupadas por israelitas, las mencionadas grabaciones domésticas de los noventa cuando Hiam volvía a ver a su familia con Lina de niña. Una película de idas y venidas entre pasado y presente, donde lo de antes y lo de ahora, con la actriz viajando a los lugares que fueron y ya no son, es un continuo espejos-reflejos donde la historia queda a un lado para centrarnos en el rostro y los cuerpos de unas mujeres que han vivido el horror, el exilio, y las penurias de una vida en constante peligro que, les ha llevado a estar separados de los suyos.
Soualem se ha acompañado de grandes cineastas para contar la historia de su familia materna a través de su madre, empezando por la cinematógrafa Frida Marzouk, de la que hemos visto películas como Entre las higueras y Alam, entre otras, con un trabajo de luz natural y mucha naturalidad, donde se cuenta desde lo íntimo y con gran profundidad en una interesante mezcla de texturas y colores cálidos todo el devenir de las que no están y de las que sí. La música de un grande como Amin Bouhafa con más de 50 títulos en su filmografía, junto a cineastas de la talla de Abderrahmane Sissako, Kaouther Ben Hania y Rachid Bouchareb, y muchos más, donde sin enfatizar vamos descubriendo la historia desde la honestidad y la sinceridad que demanda un relato como éste. El gran montaje de Gladys Joujou, una gran profesional que tiene en su haber nombres tan importantes como Oliver Stone, Jacques Doillon, y películas recientes como El valle de la esperanza, de Carlos Chahine, que imprime un carácter sólido e interesante a la amalgama de imágenes, tiempos y miradas que anidan en la película, consiguiendo que en sus reposados 82 minutos todo ocurre de forma tranquila por la que se recorren temas como la familia, la sangre, la tierra, la política, los sueños y demás menesteres.
La gran labor de una película como Bye Bye Tiberias no es la de hacer una historia que hable sobre la guerra y la expulsión de los palestinos, como ya hay muchas películas sobre el tema, sino la de hacer una relato que se centra en la retaguardia, es decir, en todas las heridas que un conflicto tan sangriento ha dejado en las personas, y sin hacerlo desde la tristeza y la desilusión, sino desde la mirada y el gesto cotidiano, desde las cuatro mujeres palestinas de esta familia: la bisabuela, la abuela, la madre Hiam Abbas y la propia directora, y hacerlo desde lo más íntimo y lo más profundo, sin caer en el derrotismo y la desesperanza, sino con alegría y humor, a través del amor que nos han dejado las que nos precedieron y lo que hacemos desde el presente, recordándoles y siendo fieles a su legado, a su tiempo, a su historia y por ende, la de nuestro país, Palestina, un país que siempre existirá en el corazón aunque pierda la tierra, nunca perderá su historia y su memoria, porque esa cuestión es la que pone sobre la mesa la película de Lina Soualem: el significado de un país, su tierra, sus gentes, su memoria y todo lo demás. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Carles Borres, director de la película «Nits blanques», en el marco del D’A Film Festival Barcelona, en los Jardins de Mercè Vilaret en Barcelona, el jueves 11 de abril de 2024.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Carles Borres, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y al equipo de comunicación del D’A Film Festival Barcelona, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
“Los monstruos más temibles son los que se esconden en nuestras almas”.
Edgar Allan Poe
Películas como Blind (2014), y Los inocentes (2021), ambas de Eskil Vogt, Thelma (2017), de Joachim trier, y Descanse en paz (2024), de Thea Hvistendhal, son claros ejemplos de la salud de hierro del género de terror nórdico. Un terror que se aleja de las producciones relamidas y arquetípicas basadas en el susto fácil, la fisicidad como medio narrativo y los guiones tramposos como forma de sorpresa al espectador. El terror que proponen las películas citadas está construido a partir de lo psicológico, huyendo de lo fantástico para adentrarse en espacios domésticos donde se desarrollan historias tremendamente cotidianas, donde se hurga en las complejidades de la condición humana, en atmósferas realistas donde lo sobrenatural es algo tangible, algo que está entre nosotros y sobre todo, tramas de pocos personajes, donde lo efectista desaparece para centrarse en las relaciones y en las torturas mentales por las que transitan unos personajes muy cercanos a los que les suceden conflictos que todos podemos llegar a conocer.
Del director Erlingur Thoroddsen (Reikjavik, Islandia, 1984), conocemos su fascinación por el terror más convencional en sus dos primeros films dirigidos en EE. UU., amén de algún episodio de una serie, para volver a su país donde filma Rift (Rökkur, 2017), donde ya ahondaba en un terror más de sugerir que de mostrar, en la partía de dos hombres aislados en una cabaña siendo acosados por un fantasma. En su cuarto título Los indeseados (“Kuldi”, en el original, traducido como “Frío”), basada en el best seller homónimo de Yrsa Sigurdardóttir, en el que plantea una trama dividida en dos partes: una en la actualidad, en la que Óddin Hafsteinsson y Rún, su hija de 13 años, se encuentran en el proceso del duelo después que Lára, la esposa y madre se lanzará al vacío. La otra parte, se remonta a principios de 1984 en el centro juvenil Krókur, lugar que investiga Ódinn, donde una joven de nombre Aldis se queda fascinada por un joven que acaba de llegar y recibe la hostigación por parte de una dirección que oculta algo siniestro. Dos tramas que van mostrándose que tienen más en común de lo que en un primer instante podemos imaginar, dónde se va dosificando la información con criterio y de forma reposada, donde prima lo inquietante y lo que se oculta en cada detalle.
Un rasgo capital que caracteriza el audiovisual nórdico es su esmero en cada elemento tanto técnico como artístico, como vemos en Los indeseables, en su cinematografía que firma el belga Brecht Goyvaerts, que tiene en su haber directores de la talla como Lukas Dhont y Julie Leclercq, en que sabe usar el cielo plomizo y grisáceo tan característico islandés para convertirlo en un personaje más, una amenaza que está a punto de saltar sobre los personajes. La música tan excelente y concisa, esencial en una película de este tipo, la firma el compositor Einar Sv. Tryggvason, que ya trabajó con el director en la citada Rift, creando ese ambiente tan cercano y a la vez, tan frío y poderoso. El montaje de la sueca Linda Jildmalm consigue en sus intensos 97 minutos de metraje carburar de forma excelente los dos tiempos, las aparentes dos tramas y sus correspondientes espejos-reflejos entre los acontecimientos de los ochenta relacionados con los de la actualidad. Mención especial merece lo que apuntábamos más arriba en la cuidada elección de los espacios, todos muy domésticos y pocos, amén de los apenas tres personajes entre los dos tiempos, consiguiendo esa trama tensa y terrorífica donde lo sugerido es lo más importante.
En el apartado artístico tenemos a Jóhannes Haukur Jóhannesson como Ódinn, un actor islandés que ha trabajado mucho en su país, amén de películas tan importantes como The Sisters Brothers (2018), de Jacques Audiard, y con Richard Linklater, Bill Condon, entre otras. La joven Ólöf Halla Jóhannesdóttir se mete en la piel de la enigmática y rebelde Rún, Elín Sif Halldórsdóttir es Aldís, y Halldóra Geiharösdóttir es la abuela. Todos bien dirigidos y mejor interpretados, dando a la película esa potente mezcla de investigación criminal, drama familiar y pasado oculto y turbulento que saldrá a la luz más pronto que tarde. Si apuestan por ver una película como Los indeseados, de Erlingur Thoroddsen, lo primero que les va a llamar la atención es su inquietante atmósfera construida a partir de pocos elementos y muy naturales, alejada de efectismos y estridencias y piruetas inverosímiles argumentales y demás triquiñuelas. Aquí no hay nada de eso. Por el contrario, todo está muy pensado y armado, construyendo un magnífico cuento de terror psicológico. ¿Puede ser el terror de otra forma?. Se hace de otras formas, pero no tiene la solidez, la tensión y la excelencia que sí tiene esta película. No se lo piensen más, seguro que les va a seducir. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a María Vázquez y Helena Taberna, actriz y directora de la película «Nosotros», en el hall del Hotel Catalonia Paseo Gracia en Barcelona, el Miércoles 26 de febrero de 2025.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a María Vázquez y Helena Taberna, por su tiempo, sabiduría, generosidad, a Óscar Fernández Orengo, por retratarnos de forma tan maravillosa, y a María Berisa de Nueve Cartas comunicación, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA