Entrevista a Miguel Rellán

Entrevista a Miguel Rellán, actor de la película «La buena suerte», de Gracia Querejeta, en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el lunes 28 de abril de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Miguel Rellán, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Katia Casariego de Revolutionary Comunicación, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Hugo Silva

Entrevista a Hugo Silva, actor de la película «La buena suerte», de Gracia Querejeta, en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el lunes 28 de abril de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Hugo Silva, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Katia Casariego de Revolutionary Comunicación, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

La buena suerte, de Gracia Querejeta

PABLO FRENTE AL ESPEJO. 

“¿Qué le sucede al hombre que ha huido frente a su miedo? No le ocurre nada, sólo que no aprenderá nunca”. 

Carlos Castaneda 

Después de debutar con la estimable Una estación de paso (1996), Gracia Querejeta (Madrid, 1962), adaptó la novela “Todas las almas”, de Javier Marías en una película que se llamó El último viaje de Robert Rylands (1996), en inglés y con un reparto internacional en un relato admirable sobre el compromiso del amor y la solidaridad. Han tenido que pasar 7 largos entre los que destacan Cuando vuelvas a mi lado (1999), Siete mesas de billar francés (2007) e Invisibles (2020), algunas series, tantos cortometrajes y demás trabajos, para que la hija del célebre Elías Querejeta adaptará una novela, en este caso la de Rosa Montero bajo el título La buena suerte. Estamos ante un interesante cruce de historia intimista y thriller cotidiano donde un padre abrumado por los delitos de su único hijo, intenta dejarlo todo y huir a un pueblo cualquiera en el que refugiarse de tanto dolor y desesperación. 

Si bien la película se encuadra en una cinta que obedece a cierto academicismo, donde todo está muy bien encuadrado y contado, aunque se aparta un poco de esa convencionalidad para irnos descubriendo una historia que aparentemente parece una cosa pero esconde otras que sorprenderán y mucho. Seguimos la existencia de Pablo, un arquitecto de éxito en Madrid que huye dejándolo atrás y acabando en un pequeño pueblo perdido en algún lugar de la provincia de La Rioja. En ese recóndito lugar, conocerá a Raluca, mitad rumana-española que trabaja en el macro súper de la zona, a Felipe, una especie de viejo marino que pasa sus días entre escepticismo y lo sarcástico, y el Urraca, el mota broncas del lugar que acosa a Raluca. En ese microcosmos, Pablo hará lo imposible para olvidarse de quién era, o quizás, empezar de nuevo o simplemente, dejarse llevar mientras se oculta de otros acontecimientos que lo mantendrán alerta. Con un guion de María Ruiz (actriz que conocemos por su faceta como actriz en El camino de los ingleses y Un buen día lo tiene cualquiera, y posteriormente, como traductora y adaptadora de textos en musicales que dirige Antonio Banderas) y la propia directora obedece al cine intimista, de personajes y naturalista que tanto gusta a Querejeta. 

La directora madrileña se ha acompañado de dos de sus cómplices como son Juan Carlos Gómez, con casi el centenar de títulos en la cinematografía, en su cuarto trabajo juntos, con una luz cercana, nada impostada que recoge todo el momento emocional que tiene el protagonista, perdido en mitad de un cruce y ante un abismo que se acerca inexorablemente. Leire Alonso en el montaje, más de 35 largometrajes, también el cuarto largometraje con la directora, en un trabajo conciso y sobrio donde apenas hay sobresaltos, todo contado con una sencillez y clarividencia que recuerda aquel cine clásico y algún que otro western de personajes cayendo de no sé sabe donde en unos 90 minutos que no dejan indiferente. La música de Vanessa Garde que debuta en el universo Querejeta, después de una larga trayectoria de más de 30 películas con nombres tan interesantes como Raúl Arévalo, Daniel Sánchez-Arévalo, Álvaro Fernández Armero e Imanol Uribe, entre otros, consigue seducirnos con unas melodías honestas que saben captar todo el desbarajuste sentimental que sufre Pablo, sin hacer esa música que simplemente acompaña sin más.

Un reparto que brilla con honestidad y capta con sinceridad todas las capas de unos personajes muy perdidos o simplemente dejando que la vida vaya pasando, esperando algo, alguien o vete tú a saber. Tenemos a unos estupendos Hugo Silva como Pablo y Megan Montaner como Raluca, que repiten después de la estimable Dioses y perros (2014), aquí haciendo un dúo que sin saberlo, parecen estar bajo la misma barca de náufragos. Miguel Rellán es Felipe, un actor que lleva casi medio siglo de oficio con más de 150 títulos añadiendo todos esos toques de realidad y sobriedad al protagonista y por ende, a la película. Y luego, nos encontramos una retahíla de personajes que con su breve presencia dan a la historia una profundidad tan necesaria como humana, que encontramos en otras obras de la cineasta como Ismael Martínez en Urraca, una especie de antagonista y una amenaza constante, otra más. Eva Ugarte es la socia de Pablo, que ya habíamos visto por la factoría Tornasol. Chani Martín como un Guardia Civil con mucho sentido irónico, y no podemos olvidar a la pareja de polis que hacen Francisca Horcajo y Josean Bengoetxea, unos roper bien/mal avenidos de la ley. 

La nueva película de Gracia Querejeta sigue la estela de su cine, aunque ahora parta de la base del genio de Rosa Montero, porque tiene muchos elementos que la directora madrileña ha ido construyendo en una larga filmografía que arrancó casi tres década con personajes de clase media/alta que se ven sumergidos en conflictos que los traspasan de tal manera que entran en barrena, es decir, en una deriva laberíntica que los enfrenta con sí mismos, con sus propios ideales, prejuicios y demás. En La buena suerte encontramos muchas de estas cosas, con la añadidura del thriller como hizo en Ola de crímenes (2018), eso sí, bajo otro tono, donde hay había humor negro, aquí hay un tono más amargo y más duro, donde un padre se ve violentado por las terribles fechorías de su primogénito, donde un padre tiene miedo a su propio hijo. Un tema que está tratado con inteligencia y sin caer en lo burdo ni en lo mundano. La película se ve con pausa, sin grandes peripecias de guion ni de forma, porque Gracia Querejeta no va por ahí, sino por contar una historia interesante con solvencia, respetando al espectador y sobre todo, siguiendo las formas de cómo se ha hecho cine durante tanto tiempo, atrapando al espectador con lo más mínimo y llevándolo sin sobresaltos, pero con solidez y sin atajos tramposos, que tanto hay en el cine de nuestro tiempo. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Luis García Montero y Azucena Rodríguez

Entrevista a Luis García Montero y Azucena Rodríguez, poeta y directora de la película «Almudena», en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el jueves 24 de abril de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Luis García Montero y Azucena Rodríguez, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Anabel Mateo de Relabel Comunicación, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Almudena, de Azucena Rodríguez

ALMUDENA FRENTE AL ESPEJO. 

“La alegría me había hecho fuerte, porque (…) me había enseñado que no hay trabajo, ni esfuerzo, ni culpa, ni problemas, ni pleitos, ni siquiera errores que no merezca la pena afrontar cuando la meta, al fin, es la alegría”. 

Almudena Grandes 

Permítanme que les cuente mi experiencia personal con Almudena Grandes (Madrid, 1960-2021), que sucedió un Sant Jordi en Barcelona, el de la edición de 2007, cuando guardé escrupulosa cola para ser uno de los agraciados que se llevase a casa la dedicatoria y la firma de la insigne escritora en su último libro “Corazón helado”. La cosa fue bien, o más bien, fue inolvidable y muy emocionante, ya que Almudena se mostró cercana, simpática y sobre todo, natural y acogedora, haciéndote sentir especial en aquellos breves minutos que duró el encuentro. Cuando volvía a casa en tren miraba atónito como hipnotizado sin dejar de mirar su letra y pensando en su mirada y nuestro encuentro. Fue el primero de otros encuentros, aunque en ese instante lo desconocía, eso sí, los otros fueron igual de sinceros e inolvidables. Recuerdo uno junto a mi hermano, igual de emocionante, aunque eso es ya otra historia.  

Ahora sí, vamos a centrarnos en Almudena, la película que ha hecho Azucena Rodríguez (Madrid, 1955), que adaptó una de sus novelas “Atlas de la geografía humana” en 2007, amén de ser una de sus mejores amigas. Su retrato se centra en Almudena contado por la propia Almudena, a través de su compromiso con la vida, la infancia, la familia, la literatura, la política y demás aspectos de la vida, rastreando en una fascinante material de archivo donde podemos encontrar a aquella niña morena y de facciones bruscas que soñaba con escribir e inventar su propio mundo, y otras imágenes que nos van ilustrando junto a la voz inconfundible de la escritora. La estructura no obedece a una linealidad, sino todo lo contrario, la cosa se va contando de aquí para allá, adelante y atrás y vuelta a empezar o acabar, recorriendo sus ideas, sus fantasías, ilusiones, sus novelas, su amor, sus amigos, sus experiencias buenas y no tan buenas y demás aspectos de la vida y de la no vida. Recorremos su ciudad Madrid junto a ella, y un espacio importante que se abre con la Granada que compartió junto a su hombre Luis García Montero, el excelente poeta que muestra otra faceta de Almudena, y abre ese lado del duelo cuando la vida continúa a pesar de la ausencia de la escritora, como hacen sus hijos, sus hermanas y algún que otro más. Sin olvidar las playas de Rota en Cádiz, donde las vacaciones junto a amigos como Sabina, Prado y demás se convertían en noches sin fin. 

Un buen equipo técnico encabezado por Juan Barrero, amén de director de La jungla interior y Chillida: Lo profundo es el aire, y editor de documentales del desaparecido Diego Galán, y de Samuel Alarcón o de ficciones con Emma Tusell, que se encarga de la cinematografía y montaje, en un excelente trabajo donde todo gira en torno a Almudena, donde hay de todo, risas y alegría por la vida y por todo lo que contiene en sus entretenidos y reflexivos 80 minutos de metraje. La música corre a cargo de Rosa Torres-Pardo, que la conocemos por su trabajo como pianista, para Carlos Saura en Iberia y Arantxa Aguirre en El amor y la muerte. Historia de Enrique Granados, aportando esa sensibilidad e intimidad que tanto demanda una película que habla de una mujer excepcional, de carácter, libre y tozuda y del atleti, y el temazo que canta Enrique Morente sobre un poema de Lorca, ahí es nada. Elementos que nos ayudan a viajar por Almudena y su mundo, el que vivió y la huella que nos dejó, tanto en sus novelas, recibidas con gran entusiasmo tanto por la crítica como el público convirtiéndola en una magnífica novelista de nuestro tiempo, y esa otra parte humana cuando las puertas se cerraban. Dos espacios que convergen con naturalidad y sencillez durante toda la película. 

El tratamiento tan cercano e íntimo construye una película que consigue atrapar a cualquier espectador ávido del pensamiento y la reflexión, independientemente que conozcan a la escritora y su trabajo, es lo de menos, porque el retrato que se hace de ella, el presente escuchándola y el otro presente, el de ahora, cuando la escritora ya no está, es de una delicadeza sobrecogedora, porque construye un profundo y honesto retrato de quién era, quién fue y qué ha dejado, una huella y legado que todos los que la conocieron y leyeron siguen experimentando cada vez que la leen, que la escuchan y la piensan, porque en cada libro hay un pedacito de ella, en cada palabra escuchada y leída sigue muy presente, por su forma de ser, por su valentía, su capacidad para afrontar retos y obstáculos y mostrarse como lo que era, una mujer humanista que hablaba desde el corazón y la razón, muy conocedora de su tiempo, de la España que le tocó vivir, de esa España deudora de guerra y miserias, de la que tanto escribió, pensó y analizó. Acérquense a ver Almudena, de Azucena Rodríguez, porque de seguro que les va a emocionar y hacer reflexionar, porque no es triste ni condescendiente, sino un retrato sobre alguien de verdad, y con los tiempos que corren, eso es mucho. Para finalizar, me permito otra licencia personal como la que encabeza este texto y les dejó con Almudena y la dedicatoria de aquel primer encuentro: “Para José Antonio, con la esperanza de que le caliente el corazón”. Allá donde estés querida Almudena, seguimos luchando para que el corazón siga caliente. Un abrazo!. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Pedro Mari Sánchez y Daniela Fejerman

Entrevista a Pedro Mari Sánchez y Daniela Fejerman, actor y codirectora de la película «Alguien que cuide de mí», en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el miércoles 26 de abril de 2023

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Pedro Mari Sánchez y Daniela Fejerman, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Katia Casariego de Revolutionary Press, por su tiempo, amabilidad, generosidad y cariño.

Entrevista a Antonio Pagudo, Eva Ugarte y Juan Carlos Vellido

Entrevista a Antonio Pagudo, Eva Ugarte y Juan Carlos Vellido, intérpretes de la película «Bajo terapia», de Gerardo Herrero, en la cafetería del Hotel Market en Barcelona, el jueves 16 de marzo de 2023.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Antonio Pagudo, Eva Ugarte y Juan Carlos Vellido, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Katia Casariego de Revolutionary Press, por su tiempo, amabilidad, generosidad y cariño.

Entrevista a Gerardo Herrero

Entrevista a Gerardo Herrero, director de la película «Bajo terapia», en la cafetería del Hotel Market en Barcelona, el jueves 16 de marzo de 2023.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Gerardo Herrero, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Katia Casariego de Revolutionary Press, por su tiempo, amabilidad, generosidad y cariño.

Bajo terapia, de Gerardo Herrero

TRES PAREJAS EN CRISIS. 

“Amor no es resignación eterna, vulneración de principios, sumisión, descalificación o engaño. Los límites del amor están en nuestro amor propio, en nuestra dignidad”.

Alex Rovira

La historia de Bajo terapia, escrita por Matías del Federico, nació en los teatros donde se representó cosechando un gran éxito de crítica y público. Ahora, llega su adaptación al cine de la mano de Gerardo Herrero (Madrid, 1953), prolífico productor con más de 150 títulos entre los que se encuentran grandes nombres internacionales como Ken Loach, Adolfo Aristarain, Alain Tanner, Tomás Gutiérrez Alea, Arturo Ripstein, y de aquí como Manolo Gutiérrez Aragón, Mariano Barroso, Enrique Urbizu, Cesc Gay, Álex de la Iglesia, Rodrigo Sorogoyen, entre muchos otros. Paralelamente Herrero ha construido una interesante filmografía como director que abarca 20 títulos entre los que destacan las adaptaciones de novelas de Almudena Grandes, Belén Copegui, Manuel Vázquez Montalbán, entre otros. La premisa de Bajo terapia es muy sencilla y directa. La trama se localiza en un único escenario, en este caso un coworking ubicado en las afueras, en una de esos centros industriales reconvertidos, y con sólo seis personajes, que son tres parejas en crisis. Tres parejas acuden a la psicóloga, pero esta vez la profesional se muestra ausente y ha dejado unos sobres para que las tres parejas hagan terapia en grupo conjuntamente. 

El guion del propio Herrero se disfraza de comedia de sexos, aunque a medida que avanza la trama, la cosa irá derivando por otros derroteros. Tenemos tres conflictos. Es decir, a  Esteban y Carla, en el que ella no se decide a vivir juntos, a Daniel y Laura, que discuten sobre la forma de educar a sus hijos, y finalmente, a Roberto y Marta, que no llevan bien la depresión de ella. La hora y media de película la pasamos escuchándolos discutir y mucho, convirtiendo la improvisada y accidental reunión en una guerra de hombres machirulos que se niegan a aceptar unos roles que ellos creen que les desautorizan y demás cuestiones que los separan en estos dos bandos declarados. La película tiene ese toque de comedia disparatada pero con muchos toques de atención, donde toca temas serios y pertinentes tan actuales como el machismo, la salud mental, la mentira, el miedo y tantas cosas que nos suceden cuando estamos en pareja. El cineasta madrileño se acompaña de un equipo admirable arrancando con la precisa y natural cinematografía, llena de planos secuencias y planos cortos, de un experto como Juan Carlos Gómez, que tiene en su haber películas de Achero Mañas, Daniel Sánchez Arévalo y Gracia Querejeta, entre otras. 

Un único, inusual y especial escenario de un grande como Iñaki Ros, con más de cuarenta títulos a sus espaldas, añadiendo un plus muy interesante, con ese espacio donde no queda nadie y con ese aroma impersonal. La delicada e interesante música de Paula Olaz, que hemos escuchado en películas como Nora, Errementari y La cima, entre otras. Y por último, el preciso y conciso montaje de Clara Martínez Malagelada, que consigue un ritmo que casa perfectamente con las situaciones y los conflictos que se van desarrollando y acumulando entre los seis personajes de la película. Una trama de estas características necesitaba a seis intérpretes muy metidos en su roles y sus deseos, ilusiones y miedos y tristezas, y consigue un reparto lleno de grandes aciertos y sorprendente, empezando por Fele Martínez y Juan Carlos Vellido, que rescata de la obra homónima, y que acompaña de sus respectiva “parejas” en el rostro de Alexandra Jiménez y Malena Alterio, y Eva Ugarte y Antonio Pagudo, la pareja que falta. Una interesante mezcla de gente que viene de varios medios como el teatro, cine y televisión, en el que van creando esa lucha sin cuartel de hombres llenos de miedos y prejuicios contra las realidades que van imponiendo unas pacientes mujeres. 

Bajo terapia juega y con mucho acierto a ese tipo de comedias de sexo en apariencia, porque dentro de ella hay muchísimo más, porque es una película que nos hace reflexionar y mucho, viendo a unos personajes que parecen una cosa y en realidad son otra, individuos que mienten, que ocultan cosas, que se mueven en un miedo patológico que acaba lastimando a los demás, y sobre todo, a ellos mismos, que se engañan, que se pierden en sus idiotas prejuicios y demás estupideces que nos hace muy infelices y sin darnos cuenta vamos dañando a los que más queremos. Una película que va creciendo a medida que van avanzando sus intensos, divertidos y reflexivos noventa y dos minutos de metraje, en el que asistimos a poner sobre la mesa cuestiones que no nos atrevemos a plantear con nuestra pareja y mucho menos con nosotros mismos, y la ocurrencia de la invisible psicóloga hace posible. Citar a tres parejas en crisis que no se conocen entre sí, y ahora deberán hablar y mirarse los unos a los otros, para encontrar soluciones a sus respectivos conflictos, eso sí, sin trampa ni cartón, con toda la transparencia y desnudez posible, con todos sus sentimientos sobre la mesa, a la vista de todos y todas, y nada de eso es fácil, y mucho menos para personas que hablan mucho, en las que también me incluyo yo mismo, y casi todos, y bla bla bla, y sobre todo, no llegamos a decir nada relevante ni importante para solucionar los conflictos con los que amamos y con nosotros mismos, en fin, el mal moderno, de hablar para entretenerse, y no para crecer y mejorar. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

No mires a los ojos, de Félix Viscarret

DAMIÁN Y LUCÍA SE MIRAN SUS SOLEDADES.

“Todas las historias de amor son historias de fantasmas”.

David Foster Wallace

Dos novelas de Juan José Millás (Valencia, 1946), han sido llevadas al cine: Extraños (1999), de Imanol Uribe, en la que seguíamos los pasos del detective Goyo Lamarca, sus recurrentes sueños y la investigación sobre Sofía, y La soledad era esto (2002), de Sergio Renán, en la que conocíamos la terrible soledad de Elena. Ahora, nos llega la tercera, “Desde la sombra”, llevada a la gran pantalla con el nombre de No mires a los ojos, en la que conocemos la no existencia de Damián, alguien solitario y complejo, como los singulares y nada convencionales protagonistas de Millás que, por circunstancias de la vida acaba en el interior de un viejo armario de dos puertas que, a su vez, termina en la pared de una casa en la que viven un matrimonio aparentemente feliz, Lucía y Fede, que tienen una hija adolescente, María. Aunque Damián tiene la oportunidad de marcharse, hay algo que le impide hacerlo y se queda en la casa y más concretamente en el interior de ese armario, observando la vida de esa familia, y en concreto, la vida de Lucía, una mujer que le atrae y sobre todo, le interesa descubrir su soledad y su vacío.

Del director Félix Viscarret (Pamplona, 1975), vimos su sensacional opera prima, Bajo las estrellas (2007), producida por Fernando Trueba, siguiendo la vida de Benito Lacunza, un trompetista sin rumbo que acaba en la vida de su hermano pequeño y la mujer de este, y la hija de ambos, en Vientos de la Habana (2016), la vida del inspector de policía Conde se veía alterada por un difícil caso y una mujer de la que se siente atraído. Amén de sus trabajos en las series Marco (2011), y Patria (2020), y el documental  Saura (s) (2017), que le dedicó al cineasta Carlos Saura. Una filmografía que tiene en común un elemento importante, porque todas son adaptaciones de novelas: dos de Fernando Aramburu, una de Leonardo Padura, otra de Edmondo de Amicis, y la de Millás que nos ocupa. De las tres películas tienen el nexo común que hablan de tres seres muy particulares, tres almas perdidas, tres individuos sin rumbo, con vidas vacías y llenas de infelicidad y soledad, que intentan agarrarse a algo que les da algo de vida o simplemente una excusa para no desaparecer.

El universo de Millás siempre juega con el absurdo de la cotidianidad, y sobre todo, lo surrealista introducido en los quehaceres diarios, con esa pausa para fijarse en los objetos y espacios e indagar en sus historias y personas relacionadas, siempre dándole la vuelta a las cosas y situaciones, rebuscando en la psique y alma humanas. Una literatura que lo entronca directamente con los maestros Borges y Bioy Casares, donde cada situación que sucede tiene un trasfondo psíquico, en que los personajes no hacen, actúan en pos de algo más profundo y enigmático, donde no hay que desvelar ningún secreto, sino profundizar en comportamientos en apariencia extraños, pero que ocultan otros miedos e inseguridades que se revelaran ante nosotros. En No mires a los ojos todo arranca de forma absurdísima, pero cuando el entuerto parece acabar, empieza de otra manera, porque a Damián cuando tiene la oportunidad de salir de esa casa, se queda, como les sucedía a los protagonistas de El ángel exterminador (1962), de Buñuel, y comienza a actuar como el protagonista de Hierro 3 (2004), de Kim Ki-duk, con el que Damián guarda muchas similitudes.

Damián se sumergirá en la vida de Lucía, que hay detrás de esa vida tan insulsa y vacía, donde se esconden sus fantasmas, y la vida de Damián solo tendrá sentido espiando y descubriendo más interioridades de Lucía. La trama escrita por David Muñoz, que tiene en su haber películas con Guillermo del Toro y Manuel Carballo, y series como La fuga, La embajada, y La valla, y el propio director, se mueve entre el drama íntimo, el thriller cotidiano, donde vemos un aroma a La ventana indiscreta (1954), de Hitchcock, con esa acción de Damián sobre algunos sucesos del que es testigo, y el relato romántico, pero no con ese pasteleo que nos tiene tan acostumbrado el cine comercial, sino aquel que se siente y se vive de forma muy alejado a lo convencional, donde lo físico no está, y si una forma de emocionalidad más profunda e intensa. Porque Damián no solo mira la vida de esta familia, sino y como hemos mencionado, actúa sobre ella, de forma física y emocional, viéndola y sobre todo, descubriéndola, viendo lo que queda detrás de las puertas y los armarios, lo que se cuece en el interior de esa casa, que podría ser otra cualquiera.

Viscarret se arropa de un equipo conocido de sus anteriores trabajos como el músico Mikel Salas, que le da ese toque de misterio y cotidianidad, generando esos misterios e incertidumbres por los que se mueve el guion, el cinematógrafo Álvaro Gutiérrez, que lo acompaña desde los cortometrajes, creando esa luz apagada de la casa, entre los claroscuros que van también a unos personajes con muchas caras y pieles, y la montadora Victoria Lammers, que condensa con precisión los ciento siete minutos de metraje, construyendo con acierto esa trama que va deambulando por diferentes texturas y géneros. Como suele ocurrir en los largometrajes de Viscarret, el reparto está bien escogido y dirigido con pulcritud, donde vemos una naturalidad absorbente e íntima, como la energía del enorme Alberto San Juan, Emma Suárez, Julián Villagrán y el descubrimiento de Violeta Rodríguez en Bajo las estrellas, la pareja sensual entre Jorge Perugorría y Juana Acosta de Vientos de la Habana, añadimos la especial, cercanísima y fabulosa pareja entre Paco León, al que da vida a Damián, en un personaje muy alejado de los cómicos que nos tiene acostumbrados, y una maravillosa Leonor Watling como Lucía, que solo con mirar ya nos derrite el alma, metida en una mujer demasiado sola, aislada, y llena de melancolía y tristeza.

Les acompañan un Álex Brendemühl, siempre en su sitio, como el marido que está y no está, que como los demás personajes oculta muchas cosas que irá desvelando la pericia y el voyeurismo de Damián, como el caso de María Romanillos como la hija del matrimonio, y su secreto, en el que también intervendrá la mano de ese ser invisible, extraño para el espectador y fantasmal para los habitantes de la casa, y ese personaje de fuera como Susana Abaitua en un rol interesante, y Juan Diego Botto como un presentador de uno de esos programas para mofarse de las miserias del personal. Viscarret ha conseguido una estupenda adaptación al cine del íntimo y surrealista universo del genial fabulador que es Millás, donde dentro de esa normalidad tan feliz, siempre se esconden las más tristes y soledades existencias, que solos se ven si te mueves sigilosamente e invisible para los demás. El cineasta navarro ha construido una película que va creciendo a medida que avanza, llena de misterio e incertidumbre, que nos habla mucho de nuestro tiempo y nuestras vidas tan solas, tan vacías y tan llenas de nada. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA