Entrevista a Alexandros Avranas

Entrevista a Alexandros Avranas, director de la película «Vida en pausa», en el marco del D’A Film Festival, en la Sala Raval del Teatre CCCB en Barcelona, el viernes 28 de marzo de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Alexandros Avranas, por su tiempo, sabiduría, generosidad, a Anna Suades, por su gran labor como intérprete, y a Alexandra Hernández de LAZONA Cine, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Susi Sánchez

Entrevista a Susi Sánchez, actriz de la película «Reinas», de Klaudia Reynicke, en la cafetería de los Cines Renoir Floridablanca en Barcelona, el lunes 2 de septiembre de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Susi Sánchez, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Lara Pérez Camiña y Sergio Martínez de BTeam Pictures, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Alumbramiento, de Pau Teixidor

NIÑAS ROBADAS. 

“A veces es más peligroso el silencio que los disparos del enemigo. (…) Ese poder tan fuerte que parece que nadie ejerce, el silencio, pero que te hace caer”

María Teresa León Goyri

La apertura de Alumbramiento, la segunda película de Pau Teixidor (Madrid, 1982), es digna del mejor policíaco, el que habla de esas cosas tan reales y ocultas que duelen tanto. Una noche oscura. Dos mujeres asustadas, una madre y su hija de 16 años esperan a las afueras de un pueblo. Un coche llega y las lleva a la capital.  Su destino es Peñagrande, un centro para adolescentes embarazadas. Un lugar apartado para ocultar y silenciar la desgracia que significaba quedar embarazada tan joven en aquella España del 82, y más concretamente, la noche del jueves 28 de octubre, cuando el PSOE ganó las elecciones. Un comienzo digno de una película muy oscura, una cinta que habla de uno de los asuntos más terribles de la dictadura franquista que continúo impunemente durante la llamada democracia, donde el país cambió el sistema político sólo en apariencia, porque las instituciones seguían haciendo de las suyas, amparadas por los mismos de siempre, que estos no cambiaron, como explicaba la estupenda película El arreglo (1983), de José Antonio Zorrilla, donde un policía seguía usando los métodos represivos a pesar de los supuestos cambios que no eran tales. 

A partir de un guion de Lorena Iglesias (actriz de Canódromo abandonado, y vista en películas de Cabestany, Vermut, Hernando y Alberto Parra, entre otros), y del propio director, nos sitúan en la mirada de Lucía de 16 años que será la que nos muestre y nos guié por este drama social revestido de policíaco y de sus dosis de terror en ese lugar aislado y siniestro como Peñagrande, toda una casa de los horrores donde se recluía a las adolescentes embarazadas para robarles sus bebés con total impunidad. La película no juega al tremendismo ni nada que se le parezca, sino que de forma natural como si fuese un modus operandi totalmente institucionalizado va mostrando las diferentes realidades de las niñas que llegan: las hay que vienen de situaciones muy desestructuradas y miserables, las engañadas por un novio demasiado joven, y las que no sabemos nada de su pasado. Muchas historias que convergen en un lugar muy alejado de un hogar, pero que las diferentes niñas hacen suyo e intentan hacerse compañía unas a otras. Una obra instalada en las miradas, los gestos y sobre todo, los silencios de las diferentes protagonistas, que viven en una cárcel completamente ilegal, expulsadas de sus vidas y de un estado que las trata como criminales y las silencia de por vida. 

La estupenda cinematografía de Pepe Gay de Liébana, del que esta semana se estrenará Casa en flames, de Dani de la Orden, se sitúa en el marco poderoso y detallista, donde cada encuadre explica desde lo cercano y lo transparente, sin ningún alarde ni estridencia formal, con una cámara a la misma altura que los personajes, posicionándose junto a ellas, y siendo una más, sin juzgarlas ni sobre todo juzgar la historia que nos cuenta, manteniendo la postura compleja de mostrar interviniendo lo esencial. La música de Petre Bog también se sitúa en el mismo lugar que el plano, donde cada detalle sirve para profundizar con lo que pasa en el interior de las niñas y alejándose de esa música tan convencional que nos alinea sin pudor. El formidable y conciso montaje del dúo Mamen Díaz, de la que se ha estrenado hace poco la serie La mano en el fuego, y Pedro Collantes (del que vimos su ópera prima El arte de volver, y ha editado películas tan interesantes como Oscuro y lucientes y La última noche de Sandra M.), que tiene un ritmo pausado y nada invasivo para explicar todas las existencias de estas niñas en sus inquietantes 101 minutos de metraje. 

El magnífico reparto encabezado por Sofía Milán como Lucía, que recuerda a las desdichadas supervivientes como la Rosetta, de los Dardenne, y sus compañeras de celda, alegría y supervivencia como Carmen Escudero es Lola, Celia Lopera es Inma, Paula Agulló es Candela/Cuqui, Alba Munuera es Maica y Victoria Oliver es Rosa. Un grupo de jóvenes actrices, con poca experiencia en su mayoría, que dan vida a todas las adolescentes que vivieron este vía crucis que, algunas de ellas han ayudado con sus testimonios reales a crear todos los personajes. Y luego, encontramos a las adultas con María Vázquez como la madre de la protagonista, y el último papel de la tristemente desaparecida Laura Gómez-Lacueva como la señorita Pura, y Malena Gutiérrez como Sor María, entre otras. Un reparto bien escogido, que es la mitad de la película como mencionaba el gran Chabrol, porque no sólo resulta de una credibilidad alucinante sino que además, cada uno se muestra de forma muy natural, y eso hace que la historia contada sea aún más terrorífica, porque las historias más horribles siempre son las que más reales parecen, y está lo es, y además está muy bien contada, porque aunque haya mucha dureza también hay un poco de luz con esa solidaridad y camaradería entre las niñas. 

Sobre el tema de los bebés robados en la dictadura y la democracia, se calcula que entre 1950 y 1990 se robaron unos 300000 en España, ya se habían hecho varios reportajes para televisión y series como Niños robados y películas que lo tocaban como la reciente Sobre todo de noche, de Víctor Iriarte, entre otras, aunque faltaba una película sobre el tema desde la mirada de las niñas que lo sufrieron, desde ese tránsito todavía entre la infancia y la edad adulta, durante ese limbo, con la imposición de estar solas, alejadas de la familia y de su entorno, y sometidas a una cárcel y a unas normas como si fuesen delincuentes, en una sociedad fascista y autoritaria que había cambiado de puertas hacía afuera, pero que para adentro seguía con sus métodos represivos, crueles y silenciando todo aquel y aquello que consideraba inmoral, o que usaba para enriquecerse y nutrir de hijos e hijas a las familias adineradas que no lo conseguían por métodos naturales. Una película que no debería pasar desapercibida, porque nos cuenta uno más de los oscuros y horribles casos que sucedían en España con el estado y la iglesia y el poder implicados, como pasa siempre, mientras otros creían que ya gozaban de libertad, como decía aquel de: “La libertad que gozan unos, la sufren otros”, en fin, habrá que seguir escarbando y haciendo películas. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

10 años y divorciada, de Khadija Al Salami

10-anos-y-divorciadaMUÑECAS ROTAS.

Una niña de 10 años escapa de su marido y entra en una sala de justica, angustiada y temerosa, le comunica al juez que quiere divorciarse. A partir de este arranque impactante que no deja lugar a ningún tipo de dudas de las intencias de la película, la cineasta Khadija Al Salami (1966, Saná, Yemen) con una interesante trayectoria como novelista, en la que ha destacado en denunciar los abusos contra las mujeres de su país, se inicia en el mundo del cine, con un largometraje de denuncia, una obra que nos muestra la terrible odisea de una niña, Nojoom (estrellas, en lengua yemení) que es obligada por su padre a casarse con un hombre de 30 años a cambio de una renta pequeña. A través de flashbacks, con idas y venidas, vamos conociendo los orígenes de la familia de Nojoom, que viven del café en una zona rural, y todas las situaciones adversas que se originaran para que finalmente tengan que emigrar a la ciudad y comenzar una nueva vida.

Nojoom

Al Salami realiza una obra sin concesiones, directa y contundente, no se anda con rodeos innecesarios, muestra unos hechos terribles y dolorosos sin caer en el sentimentalismo y la condescendencia con su personaje, huye de adornos innecesarios y argumentaciones recurrentes, envuelve su obra a través de la mirada de su desdichada criatura, un gesto brutal que se arrastra en silencio, Nojoom se siente atrapada, presa de un destino oscuro, casada con un hombre que abusa sexualmente de ella, y la maltrata física y emocionalmente si ella no lo obedece. Una vida de mujer cuando sólo es una niña, infancia robada y vilipendiada, una vida que no es la suya, un tormento continuo, un infierno vital en el que se encuentran cientos de miles de niñas en todo el mundo, como explica la abogada durante el juicio. La película yemení, una cinematografía totalmente alejada e inexistente en nuestros cines, también puede verse como un estudio antropológico serio y realista de las condiciones durísimas de vida en las zonas rurales, y las ancestrales tradiciones patriarcales de sometimiento a las mujeres por parte de la voluntad y el deseo de los hombres, como la barbaridad de casar a la mujer ultrajada por su violador, o permitir que los hombres puedan casarse tantas veces quieran y cohabitar con todas sus mujeres, leyes de hombres contra la libertad y la dignidad de las mujeres.

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La cineasta yemení, afincada en París, sigue a su joven heroína en esta terrorífica situación a la que es expuesta, una niña que le roban su vida, una niña que sólo puede imaginar casas señoriales dibujándolas con tiza en el suelo, que vende su anillo de boda para comprarse una muñeca, que le encanta jugar y reírse con su hermano, pero que no le dejan ser quién es, y es obligada a ser quién todavía no es. Una película construida desde la mirada de una niña de 10 años, desde la mirada de alguien preso en su vida, la cámara captura todos esos momentos de forma honesta, tomando la distancia prudencial, contando sin entorpecer la mirada del espectador, estando ahí, siguiendo lo que ocurre, pero sin plantear ningún discurso moralizador. Una película humanista que, saca del olvido a muchas de estas niñas, dotándolas de una visibilidad que los medios no les ofrecen. La película denuncia, como el motivador y esclarecedor discurso del juez durante el juicio, “…recogiendo las miserias de una población ignorante y tremendamente analfabeta, apelando a la conciencia humana para considerar ciertos valores que controlan las vidas, de deshacerse de la ignorancia que ciega a los culpables, que inconscientemente delinquen en nombre de las tradiciones. Y también de la religión…” , discurso que recuerda a otro, sublime y brutal, el formulado por Charles Laughton en Esta tierra es mía, de Renoir, en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, en la que el maestro cobarde, se dirigía a los presentes enarbolando la bandera de la libertad hablando sobre el valor y la dignidad humanas frente a la barbarie. Khadija Al Salami nos ofrece una película durísima, pero que no le falta poesía, a través de detalles ínfimos y muy cotidianos, pero llenos de esperanza a unas niñas que mientras tengan ganas de jugar nadie les podrá arrebatar sus vidas.

Entrevista a Elia Urquiza

Entrevista a Elia Urquiza, directora de «Next». El encuentro tuvo lugar el martes 8 de diciembre de 2015, en el Parc de la Ciutadella de Barcelona.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Elia Urquiza, por su tiempo, generosidad y cariño, a Pablo Caballero de Márgenes, por su amabilidad, paciencia y afecto, y al equipo de Playtime Audiovisuales por ayudarme y facilitarme tanto las cosas, y sobre todo, por seguir creyendo en un cine necesario, vital y a contracorriente.

Next, de Elia Urquiza

Next-487186836-largeUN TROZO DEL PASTEL.

Una niña de unos 10 años mira a cámara e intenta interpretar un texto, pero se equivoca, y entonces, escuchamos la voz de la madre que le corrige la actuación y le pide que lo vuelva a repetir. De esta manera, tan descriptiva y elocuente, arranca la primera película de Elia Urquiza (1979, Pamplona), que después de realizar el máster de documental creativo de la UAB en Barcelona, consiguió una beca para estudiar dirección en el prestigioso California Institute of Arts de Los Ángeles en 2008. Allí, junto a otros 11 colegas españoles, fundaron La Panda, una productora que ayuda a producir títulos propios y ajenos que ya ha dado títulos como Open Windows, de Nacho Vigalondo o 10.000 km, de Carlos Marqués-Marcet. Otro de los títulos surgidos, es esta película de la realizadora navarra que ambienta en esa ciudad, rodeada de lujo y superficialidad, su primera aventura en la dirección. Su mirada se posa en cuatro niñas y adolescentes, de edades comprendidas entre los 6 y 16 años, cuatro vidas llegadas del medio oeste, esos lugares perdidos en los que nunca pasa nada, con el sueño de convertirse en actrices.

La cámara de Urquiza sigue con detalle e intimidad, los días de estas niñas con el objetivo de entrar en la meca del cine. Acompañadas de sus padres, que les ayudan, protegen y en algunos casos, les apoyan a continuar en esa ciudad, porque son ellos los que realmente quieren y pelean el éxito de sus primogénitas. Las audiciones por conseguir un papel, los encuentros con agentes con el fin de una representación que les lleve a las puertas del Olimpo, los días de rodaje, y las clases de actuación son la cotidianidad que vive o sobrevive estas niñas con la compañía de sus padres. Unos padres que dejan sus vidas corrientes de la América profunda para mudarse a hoteles o viviendas temporales a la espera que su hija sea una de las elegidas. Urquiza, no juzga a sus personajes, los sigue, manteniéndose a su lado, penetrando en su intimidad, sus anhelos, lo que piensan y sienten.

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Resultan muy expositivos los planos cogidos desde el interior de los automóviles que las trasladan, donde observamos la tremenda vorágine de compras, extravagancias, y demás perplejidad, que se respira en cada rincón de la ciudad. Una obra breve, pero concisa, apenas 72 minutos, que se detiene en la sinrazón de un mundo totalmente superficial, donde el éxito personal, que trae consigo el prestigio social, se ha convertido en el único objetivo de unas niñas y sus padres, buscando de ese modo el verdadero sentido a sus vidas corrientes, y sobre todo, alejarse de esa América perdida en el medio oeste, de donde proceden, lugares a los que no desean volver, o sólo regresar rodeados de éxito y lujo. Un mundo de glamour y dinero que no considera la terrible frustración y vacío que puede quedar en estas personas después de no conseguir ese objetivo tan preciado y vital para ellos. Una sociedad de masas, inmoral y cruel, donde la televisión y la publicidad bombardean constantemente con sus productos, donde todo está venta, también los sueños e ilusiones de unas niñas que desean el éxito y el estatus que conlleva ser una estrella de Hollywood o la televisión. Urquiza ha filmado un documento sencillo y modesto en sus medios, pero grande e inmensa en su discurso, donde realiza una profunda reflexión sobre la sociedad capitalista de consumo, que no se detiene nunca en generar falsas ilusiones y expectativas, en un negocio devastador y deshumanizado, que solamente fabrica personas frustradas e infelices por no conseguir ese éxito que cada día les venden salvajemente en los medios.


<p><a href=»https://vimeo.com/147828384″>NEXT (Trailer)</a> from <a href=»https://vimeo.com/playtime»>Playtime Audiovisuales</a> on <a href=»https://vimeo.com»>Vimeo</a>.</p>