Entrevista a Óscar Montón, director de la película “Quan no acaba la nit”, en los Cines Yelmo Westfield La Maquinista en Barcelona, el jueves 9 de noviembre de 2023.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Óscar Montón, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Eva Calleja de Prismaideas, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
NOTA: Por problemas técnicos ajenos a mi voluntad, a partir del minuto 9:12, la imagen queda congelada. Disculpen las molestias.
Entrevista a Mario Hernández y Salva Reina, director y actor de la película “Tregua(s)”, en la terraza del Hotel Pulitzer en Barcelona, el miércoles 20 de septiembre de 2023.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Mario Hernández y Salva Reina, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Íñigo Cintas y Andrés García de la Riva de Nueve Cartas comunicación, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
“Alcanzó el paraíso que pueblan todos los amantes de todos los tiempos, el mundo al fin entrelazado de dos seres diversos que, por un instante, creen dejar atrás la soledad”.
“Contra el viento”, de Ángeles Caso.
La comedia romántica de nuestros días, por lo general, se ha instalado en una especie de pleitesía hacia el público, ofreciendo películas de corte muy superficial, con historias políticamente correctas, con el afán de agradar sin agredir, es decir, que todo el mundo salga de verla con la sonrisa, sin haber reflexionado una pizca de nada de lo que le han propuesto, porque la propuesta, valga la redundancia, está únicamente construida para eso mismo, para agradar y no pensar en nada, pasar el rato o perderlo, según el caso. Por ese motivo, comedias románticas como Tregua(s), se agradecen y mucho, porque se salen de lo fácil y del producto, para indagar en otros territorios de la complejidad de la condición humana, en su apartado más complicado como los sentimientos y las emociones. Tenemos a dos personajes, a dos almas, Ara y Edu. Ella, actriz de renombre con una relación de dos años. Él, un guionista sin más, también con una relación de tiempo. A pesar de la aparente felicidad que tienen con sus parejas, Ara y Edu hace una década que son amantes intermitentes. Cuando coinciden en festivales o eventos, comparten sexo, confidencias y ese oasis de descanso de sus vidas reales o no.
Mario Hernández (Albacete, 1988) ha hecho carrera como dramaturgo y director en el teatro, y ha dirigido cortometrajes documentales y de ficción como Por Sifo (2016), protagonizado por Salva Reina, que aquí actúa además como coproductor, y actor protagonista junto a Bruna Cusí, construye su ópera prima a partir de un guion y una dirección sencilla, sin adornos ni artificios, acotada a una noche que se va alargando, apoyándose en la palabra y en todos los silencios que esta causa. La película se destapa como una atrevida y agitada comedia romántica cómo se hacían antes, con el regusto del Hollywood clásico, salvando las distancias, por supuesto, con aquellas adorables historias llenas de personajes afilados, de mundo, y ambiguos, que deseaban a la par que dudaban de sus sentimientos, películas que hicieron grande el género y a día de hoy son referentes incuestionables, y películas sobre el amor y los amores que también se les dan a la cinematografía francesa. Tregua(s) también se nutre de ese cine-diálogo donde lo importante es tanto lo que se dice como lo que se calla, con esas conversaciones donde la pareja protagonista se dice de todo, y de más allá, atrayendo, retando y vacilando al que tienen delante. Un (des)encuentro en el que hay sexo, palabras, y sobre todo, pasado, un pasado que viene a recordarles que su relación o su amor pende del siguiente (des) encuentro o no.
Dividida en tres tramos muy diferenciados. El primero es una habitación de hotel, donde los espejos juegan un rol fundamental que describe sin palabras, todo lo que son esta singular pareja, lo que comparten, lo que no y en qué punto están. El segundo tramo sucede entre un bar y la calle, con ese juego infantil entre ellos, y luego, los reproches, los absurdos y la distancia. Y el último, la terraza del hotel, donde la ciudad de Málaga queda abajo, y ellos arriba, o quizás es al revés, en que tanto uno como otro esconden lo que sienten, se divierten, beben y hacen ver lo que son, los que les gustaría ser y tal vez, lo que nunca serán. Un gran trabajo de cinematografía que firma Alex Bokhari, que tiene en su haber estado en los equipos de series tan potentes como El ministerio del tiempo, La casa de papel y The Crown, entre otras, el exquisito y rítmico montaje de Dani Aránega, del que hemos visto películas como la reciente Asedio, y la serie Parot, firma una edición complicada por tratarse de una película apoyada a través del diálogo, que en ningún momento se hace pesada ni sensiblera en sus 90 minutos de metraje.
Si tuviéramos que destacar la parte fundamental de la película esa no sería otra que su espectacular pareja protagonista, con el citado Salva Reina, del que hemos visto su acertado trabajo en comedias de otra índole, aquí se destapa como un tipo cansado y aburrido de su trabajo como guionista, y esas cosas del negocio que hacen odiar a uno su pasión. Alguien que se ríe de sí mismo y constantemente hace bromas para no enfrentarse a una realidad que prefiere esquivar para no mentirse más de lo que lo hace. A su lado, frente o quizás, junto a él, tenemos a Bruna Cusí, que decir de una de las mejores actrices de su edad del país, y no lo decimos por quedar bien, sino por muchas razones, por su mirada, esos momentos que nos regala en la película, por cómo habla y cómo dice los diálogos de su personaje, y ´como está tan perdida y vacía como su partenaire. Tregua(s) es una película de producción sencilla y pequeña, pero muy grande en su forma y fondo, sin caer en lugares comunes ni condescendencia al público, sino haciendo una película honesta y sencilla, como las grandes películas.
Tregua(s) es una historia que engancha por su aparentemente sencillez, peor que oculta e irá emergiendo toda una retahíla de aspectos relaciones con el amor o no, las relaciones personales, las ajenas y las propias, y todo lo que somos, lo que nos gustaría ser y lo que nunca seremos, todas las mentiras que decimos a los demás, a nosotros mismos, y sobre todo, aquello que escondemos a los demás y a nosotros, y todas esas cosas que un día fuimos y quisimos, y ahora, se nos ha olvidado y lo más grave, no es que ya no seamos, es que queremos autoconvencernos que en algún lugar y junto a alguien, todo está esperando para cuando lleguemos nosotros. En fin, una comedia romántica, donde nos reímos, nos entristecemos y también, reflexionamos sobre muchas cosas, pero sobre todo, sobre nosotros mismos, eso que casi nunca hacemos. Véanla, por favor, si tienen ocasión en su ciudad, y cuando lo hagan, la recomendarán, y les diré porque, porque todo lo que le habían contado acerca del amor, verán que no saben nada, o quizás, saben demasiado, y ahora sólo queda, que sean honestos con los demás y con ustedes, aunque sea durante un rato cada día. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
“El arte de la conversación es el arte de escuchar y de ser escuchado”
William Hazlitt
Durante la presentación de La academia de las musas (2015) su director, José Luis Guerín, la definió: Cómo hija de la crisis. Una película completamente pegada a la realidad y su contexto social, económico y cultural. La cinta de Guerín, al igual que otras muchas producciones, alejadas del amparo industrial, son obras consecuencias de la coyuntura social surgida a raíz de la devastadora crisis económica de 2008 que todavía continúa. “El otro cine” o “Cine Low Cost” son solo algunos de los términos que ha recibido esta forma de hacer cine. Un cine hecho en los márgenes, con presupuestos reducidos, a modo de cooperativas, recurriendo al micromecenazgo u otras vías de financiación local, para levantar proyectos que por su idiosincrasia y planteamientos se desvían de lo comercial. Asamblea, opera prima de Álex Montoya (Valencia, 1973) sería una de estas películas, una cinta que, además, se centra en una asamblea, reflejo de aquellas que surgieron de forma importante durante el 15M, reuniones grupales donde se hablan de los conflictos desde varias puntos de vista, y sobre todo, e deben tomar decisiones, decisiones que sigan promoviendo la lucha social y avanzando en la protesta.
Te quiero, El punto ciego, Marina, Maquillaje, Como conocí a tu padre o Lucas, entre otros, son algunos de los trabajos por los que Montoya ha cosechado innumerables premios en festivales naciones e internaciones. Películas cortas donde abunda la comedia, al igual que en Asamblea, que tiene su punto de partida en la obra teatral La gent, escrita por Juli Disla y Jaume Pérez, también guionistas de la adaptación, se centran en un grupo de personas que se han citado en un restaurant cerrado para una asamblea donde la orden del día ha dispuesto tres puntos, en la que deberán acordar la propuesta de Texto Definitivo referente al Concierto, desconocemos lo del Concierto, tampoco nos lo explicarán, ni mucho menos el litigio que los tiene allí convocados, solo que están en ese lugar, en la última reunión del verano para hablar de la propuesta y votar, nada más. Tenemos a dos representantes que llevan el orden de la convocatoria, y otros se sientan frente a ellos a escuchar y dialogar. Además, se añade un conflicto personal entre los dos representantes, y encima, uno de ellos, tiene que lidiar con una hija rebelde que encuentra en el restaurant de improviso.
La película aborda la necesidad del diálogo y la escucha como única fuente de entendimiento con el otro, compartir testimonios, ideas, pensamientos, exponer argumentos, cuestionar las razones del otro, y sobre todo, llegar a puntos en común y tomar decisiones grupales, la necesidad de ir todas a una. Los temas se plantean desde la disputa y la confrontación entre todos los participantes, los diferentes puntos de vista chocan entre ellos y aparecen diálogos, incluso discusiones y disconformidades, o las distintas formas de protesta, planteándose la dificultad de llevar un orden asambleario, y sobre todo, de seguir el plan propuesto, la desviación de ideas, más a la deriva personal que del asunto en cuestión, sin olvidarnos, de la innecesaria burocracia que a veces se mantiene en estas formas de asociación y protesta, donde existen demasiados vocales, representantes y expertos en la organización que ralentizan la lucha y avivan el enmarañamiento de las cuestiones, en la que el centro de la película se basa en la tremenda dificultad de llegar a acuerdos, en un tiempo donde el unir esfuerzos es tan necesario para crear un foco de fuerza, situación muy bien resumida en la película, en la voz de una de las representantes que exclama a hurtadillas: Es difícil, pero sigue siendo la mejor manera”.
La película es ágil, necesaria y valiente, batiéndose en único escenario, pero bien planteada con un montaje íntimo y lleno de nervio, pero sin espavientos, con naturalidad y conjuntando, exponiendo todos los conflictos que se van generando de forma enérgica y magnífica, conduciéndonos por todos los estados físicos y emocionales de los participantes durante la asamblea, siendo testigos in situ de la maraña de opiniones e ideas que convergen, situándonos en esa montaña rusa de emociones y desacuerdos constantes. Un buen reparto coral que maneja con claridad y perseverancia unos personajes distantes y diferentes que deben unir fuerzas, escucharse y entenderse por el bien común que les une, con unos excelentes Francesc Garrido y Cristina Plazas, los representantes y los que llevan la reunión, convirtiéndose en una especie de tour de force extraordinario y eficaz, lleno de matices y miradas, donde uno, Garrido, quiere aprobar la propuesta, mientras Plazas, no lo tiene tan claro y así lo hace saber a los demás.
Y el resto del conjunto encabezados por la naturalidad de Greta Fernández como hija de Garrido, con ese aire rebelde peor con carácter que irá demostrando, Nacho Fresneda, con ese aire chulesco y expeditivo, y el resto de integrantes como Sergi Caballero, más pendiente del móvil que otra cosa, Jordi Aguilar, con un secreto que desvelará, Lorena López, asintiendo y contando una experiencia durante una manifestación, Marta Belenguer, que dialoga como excusa para no perder su posición, María Juan, más escuchadora que otra cosa, Irene Anula (que ya había trabajado anteriormente en más de una ocasión con Montoya en sus cortos) reivindicativa y activa, Juna Mandli y Jorge Silvestre, que se ayudan y protestan al alimón, y finalmente, Abdelatif Hwidar, que parece ausente pero tendrá su minuto de gloria. Una película inteligente y audaz, con el aroma propio del mejor cine independiente estadounidense o el cine europeo más social y reivindicativo, donde la palabra adquiere todo el protagonismo, donde la palabra se convierte en alianza y lucha según la postura, una película de ahora, de nuestro tiempo, donde el diálogo y aunar esfuerzos y posiciones se hace más evidente y necesario que nunca. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA