La estación de las mujeres, de Leena Yadav

ESTACION_MUJERES_CARTEL_70_100DONDE TE GUIE EL CORAZÓN.

“La vida no puede ser tan injusta. Nosotras también encontraremos nuestro trozo de felicidad”

Nos trasladamos hasta el desierto reseco de Kutch, al noroeste de la India, más concretamente en el estado Gujarat, en el pueblo ficticio de Ujhaas, un escenario muy hostil para contarnos la existencia de tres mujeres, a la que se añadirá una cuarta. Conoceremos a Rani, una viuda de 32 años, casada a los 12 y sola desde los 16, que tiene que acarrear junto a una madre inválida y un hijo, Gulab, rebelde y de mal carácter. Junto a ella, Lajjo, de 28 años, amiga y confidente, casada, pero no puede tener hijos, por ese motivo recibe maltratos físicos, la tercera en discordia es Bijli, de 35 años, bailarina y prostituta, que parece que sus años de esplendor en el escenario y reclamo a los clientes, están llegando a su fin. Se les añade Janaki, de 15 años, nuera de Rani, que deja novio y sueños, por un matrimonio forzoso, con el que Rani pretende apaciguar los ánimos de Gulab, pero sin conseguirlo. Tres mujeres que viven en una zona rural rígida y patriarcal que gobiernan un grupo de hombres religiosos dominante que controla la vida de las mujeres, obligándolas a tener una existencia triste y sumisa.

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La directora Leena Yadav (1971, Mhow, India) después de dos trabajos interesantes, pero enmarcados en obras de género, en los que se manejaba en terrenos más propios del drama musical y el thriller, se enfrenta ahora a un trabajo muy personal, a una historia nacida desde las entrañas, construyendo un relato de mujeres, feminista, de denuncia, que reivindica la falta de libertad de unas mujeres sometidas al yugo machista que se rige por tradiciones ancestrales. Yadav edifica una película a través de la mirada de estas mujeres, explrando cada uno sus dramas interiores, todas arrastran deseos incumplidos, carencias emocionales, y sobre todo, la condena a una existencia vacía y oscura, batallando con unos conflictos que son tratados con mostrados con inteligencia por Yadav, la trama mezcla con sabiduría los momentos trágicos, con otros instantes, en los que el humor y la sensibilidad inundan la pantalla, y ese aire romántico de las aventuras del desierto, desde una distancia eficaz que muestra los hechos sin juzgarlos, sin caer en estereotipos ni sentimentalismos, en el que porfundiza en temas como la sexualidad, la homosexualidad, el trabajo femenino, lo merno y diferente, todos estos temas se cuentan de forma sencilla y honesta, la cámara sigue a estas mujeres de manera reposada que, buscan lo que buscamos todos los seres humanos, amar y ser amados, y ser ellas mismas, sin condiciones ni obstáculos, con la dificil tarea de primero encontrarse a ellas mismas, sus necesidades y sueños, y luego, materializarlos, pese a quien pese, y derribando todos los muros que encuentren en su camino.

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Un cuarteto de actrices llenas de entusiasmo y humanidad, nos seducen con sus ansias de libertad y ser ellas mismas, vencer sus miedos y enfrentarse a una sociedad hostil, pero que yendo juntas de la mano, y con ilusión, se les abren un gran abanico de posibilidades, juntas podrán afrontar un futuro duro pero diferente. Un desconocido que llama al móvil y lográ sacar una sonrisa a Rani, la posibilidad de un amante en medio de la noche que descubra una verdad oculta, la inquietud por una vida diferente alejada de la noche junto a un hombre que enamora con las palabras, o volver con el amor que nos hace sentir y nos convierte en la persona que queremos, sueños que empujan a estas tres mujeres a una vida mejor y llena de la vida que les falta. La realizadora india nos somete a las duras condiciones del escenario que acoge la película, un desierto perdido y sin oportunidades, en el que la huida hacía la ciudad parece la única posibilidad de salir de ese ambiente cerrado y patriarcal, que anula a las mujeres y las silencia. Yadav nos ofrece una historia durísima, pero sensible, terrorífica, pero llena de optimismo, una obra sobre la vida y el respeto hacía uno mismo, en la que nos acerca una realidad miserable, la que sufren muchísimas mujeres, no sólo en la India, sino en muchos lugares del mundo, en la que nos describe una existencia brutal, pero que puede ser reversible, aunque es un enorme esfuerzo y trabajo que requiere mucha valentía, cooperación y ayuda a uno mismo, y a los demás.

Tribunal, de Chaitanya Tamhane

Alta_Resolucion_1JUICIO Y PERSECUCIÓN A UN CIUDADANO.

En la obra  teatral Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano, el pensador griego se enfrentaba a un juicio por criticar duramente la falta de democracia de un sistema corrupto, y ajeno a las necesidades del pueblo. La primera película de Chaitanya Tamhane (1987, Bombay, India) se sitúa en los mismos parámetros. Aquí, el perseguido es un hombre que enseña cantos tradicionales, y también, es activista político, Narayan Kamble, acusado de incitar al suicidio a través de una canción protesta. Es arrestado y comienza el juicio. La película sigue los pasos de su abogado defensor en la difícil tarea de demostrar su culpabilidad enfrentado a un sistema anclado en el pasado, corrupto y siniestro.

El cineasta indio nos muestra el funcionamiento de la falta de justicia, en un país que todavía mantiene leyes del siglo XIX impuestas por la colonización inglesa, unos procesos judiciales que se dilatan en el tiempo, un sistema de castas ancestral que prevalece ante los hechos, un sistema policial corrupto que paga a falsos testigos para inculpar a inocentes, y sobre todo, un sistema caduco y aterrador que sólo funciona para perseguir y enjuiciar a todos aquellos que protestan injusticias, como la falta de democracia y libertad que impone el gobierno. La cinta no sólo muestra esa sala de juicios deshumanizada y perversa, sino también sigue a los personajes fuera de ella, en sus quehaceres diarios, sus investigaciones, sus ratos de ocio, como viven, sus relaciones familiares y personales, su alimentación, en medio de las calles laberínticas de la inmensa urbe de Bombay, que no sólo actúa como imagen de la sociedad india, compleja y rica culturalmente, sino que se erige como reflejo siniestro de un sistema que sólo existe para los necesitados, y favorece a los poderosos.

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Tamhane sitúa su cámara en el centro de todo, a través de un realismo y una veracidad sobrecogedora, muy alejada de otras películas judiciales, aquí el tribunal y los funcionarios, permanecen cansados y agobiados por su trabajo, deseando acabar rápido y marcharse a casa, independientemente que el hecho juzgado sea de mayor o menor gravedad. El realizador indio muestra unos hechos y no los juzga, cede la palabra para que los espectadores sean los que reflexionen sobre las imágenes que están viendo y sean ellos los que saquen sus propias conclusiones. Una película moderna y libre, también política, necesaria y valiente, que maneja con sutileza el microcosmos de la burocracia a la que retrata de forma aterradora y estúpida, de una sencillez que asombra por su realismo, y que deviene una forma de trato humano aniquilador y sujeto a unas normas conservadoras que, ejercen una dureza sin límites para arrasar todo aquello que atente contra el estado y el sistema vacío, anquilosado y terrorífico por el que se rige. La película muestra lo que sucede, a través de planos medios y generales, fijos en su mayoría, viaja del drama a la comedia, pasando por el surrealismo de algunas situaciones que se producen, no pretende ni actúa como un alegato político ni nada de eso, su discurso no es retórico ni estético, todo está contado con una especie de frialdad tenebrosa y deshumanizada, extrayendo todo ese alma corrupta y kafkiana que late en todo el sistema judicial del país.

El gran día, de Pascal Plisson

elgrandiaCREER EN UNO MISMO.

En Camino a la escuela (2013), el director francés Pascal Plisson (1959, París) filmó la peripecia diaria de ir al colegio, llena de peligros y dificultades, que emprendían cuatro niños de condición rural y pobre, de diferentes lugares del mundo. Partiendo de aquella base, y de parecida estructura y forma, Plisson vuelve a sumergirnos en cuatro historias de niños-adolescentes también de orígenes humildes. La mirada del cineasta galo se centra en Albert, un chaval de 11 años, que vive en La Habana (Cuba), su sueño es ser boxeador y para eso trabaja incansablemente en el gimnasio. Su meta es ganar el combate para acceder a la academia del deporte. Seguimos con Deegii, una niña de 11 años que vive en las afueras de Ulan-Bator (Mongolia), que se esfuerza duramente para convertirse en contorsionista profesional trabajando en un circo. De ahí, nos trasladamos a Benares, la capital de Bihar, un estado pobre del noroeste de la India, donde conoceremos a Nidhi, de 15 años, que estudia matemáticas y trabaja ferozmente para aprobar el examen de acceso al Instituto Politécnico para conseguir un buen empleo que ayuda a su familia. Y finalmente, viajamos hasta Uganda, al Parque Nacional Queen Elizabeth, donde nos toparemos con Tom, de 19 años, que estudia para superar el examen y ser uno de los guardas forestales.

Cuatro caminos, cuatro destinos, cuatro formas de trabajar pero el mismo objetivo, un trabajo que les ayude a ellos a crecer como personas, y también, ayude a sus familias a escapar de las situaciones de pobreza que viven, y de esta manera, aprovechar las oportunidades que sus padres no tuvieron. Plisson fragmente las cuatro historias, y crea una sueva mezcla, a modo de rompecabezas, en el que seguimos las cuatro historias de manera tranquila y pausada. Nos adentramos en las actividades y la preparación que llevan a cabo estos niños y jóvenes. El apoyo familiar, esencial para ellos. Y también, relación que mantienen con sus preparadores.

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Plisson nos cuenta este viaje de manera honesta y sencilla, quizás le sobra algún que otro sentimentalismo y subrayado musical, pero no deslucen su emocionante mensaje, el de unos niños trabajadores y luchadores que quieren con su sueño huir de la miseria y ayudar a los suyos. El relato se propone remover conciencias, y ofrecer algo de luz a las injusticias y desigualdades tremendas que diariamente invaden este mundo. Una fábula que rescata esa humanidad que parece haber perdido buena parte del planeta, más interesada en el éxito y prestigio personal. Plisson aporta su granito de arena en dar visibilidad a niños que trabajan y luchan por conseguir su sueño, su objetivo es modesto, pero inmenso para ellos, quieren ser elegidos para seguir estudiando y preparándose en lugares donde aparentemente entran otros niños y jóvenes de otra índole social, pero ellos, a base de trabajo y constancia, que podríamos añadir que son las armas de los pobres, reivindican su lugar y su espacio. También, la película muestra, a través de las historias de los niños, otra cara completamente diferente a la que nos suelen bombardean los medios de comunicación sobre sus países, la película aporta otra mirada, una forma diferente de acercarse a la realidad de esos países, azotados por la pobreza injusta de países que los someten y dominan, una mirada positiva, donde existen personas que abren caminos y esperanzas para tener otro tipo de vida y seguir creciendo como personas en otros ambientes y lugares, muy diferentes a los que su condición social les había condenado.

Camino a la escuela, de Pascal Plisson

Camino-a-la-escuela-CartelLA ÉPICA DE LO COTIDIANO

En el arranque de ¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987), de Abbas Kiarostami, un maestro se dirigía a sus alumnos explicándoles las dificultades en las que se encontraban para asistir al colegio, durante el desarrollo de la película, éramos testigos de los obstáculos y conflictos en los que se veía inmerso Ahmed para devolver el cuaderno a su compañero Mohamed. La enorme distancia que separa a los dos amigos dificultaba la tarea de encontrarlo. En la distancia y los problemas en los que se encuentran unos niños en llegar al colegio desde sus casas ubicadas en zonas rurales y remotas se desarrolla la película de Pascal Plisson, documentalista francés con dilatada experiencia en trabajos en el continente africano, se encontró en uno de sus rodajes, en el Lago Salado de Magadi (Kenia), a un escolar que le explicó que llevaba dos horas de camino para llegar a la escuela. Ese encuentro le llevó a localizar a tres niños más y a contar sus historias. La película empieza en  Kenia, en una familia de la tribu de los Sumburu, que se dedican al ganado y la agricultura, allí conocemos a Jackson, de 11 años, que junto a su hermana Salomé, de 6, caminan y corren durante dos horas para alcanzar los 15 km que separa el colegio de su casa. Luego, el relato se traslada hasta un rincón de Los Andes, en la Patagonia (Argentina), en una familia de pastores,  allí nos presentan a Carlitos, de 11 años, que junto a su hermana menor Micaela, recorren a caballo durante hora y media los 18 km que ahí hasta el colegio. La tercera zona geográfica de la cinta se sitúa en Marruecos, en una remota aldea del valle de Imlil, en las montañas del Atlas, en una familia bereber (zona que en invierno tienen temperaturas de 20º bajo cero) allí nos encontramos con Zahira, de 12 años, que junto a dos amigas, recorren los 22 km en 4 horas que hay desde su aldea hasta la escuela-internado donde pasa toda la semana. Finalmente, la película nos lleva hasta Kuruthamaankadu (Índia), en un pueblo de pescadores al sur en las orillas del Golfo de Bengala, donde conoceremos a Samuel, de 13 años, nacido prematuro y con una discapacidad que le impide caminar, que recorre junto a sus dos hermanos pequeños que, arrastran su silla de ruedas, durante una hora para alcanzar la escuela que está a 4 km de su casa. Cuatro niños separados por miles de km, pero todos ellos con algo en común, la ilusión de ir al colegio, a pesar de todas las dificultades, obstáculos y conflictos que viven diariamente para conseguir su sueño. Ellos son los primeros de su familia que acuden a la escuela, son conocedores de la importancia de este hecho. Su alegría, perseverancia y espíritu que desprenden es contagioso y enérgico. Plisson ha contado sus historias y ha penetrado en sus vidas de manera sencilla y honesta. Mirándolos con emoción pero desde un punto de vista humano. Una película humanista y pedagógica, que contiene una bella lección de honestidad abogando por unos valores perdidos en el mundo capitalizado e inhumano en el que nos movemos. Una película que nos habla de presente y futuro, de un tiempo que a pesar de todos los males que ocurren, siempre hay una luz para la esperanza, una grieta por la cual se puede construir un mundo más humano, o simplemente humano. Bellísimo y enorme documento sobre la extraordinaria capacidad de unos niños para ir al colegio. Niños de origen muy humilde, que viven en zonas rurales y aisladas del mundanal ruido, pero con su propósito y espíritus inquebrantables llegarán hasta donde se propongan, con la ilusión de aprender y llegar a ser buenas personas.

Entrevista a Aina Clotet

Entrevista a Aina Clotet, actriz de «Rastres de Sàndal», de Maria Ripoll. El encuentro tuvo lugar el Lunes 24 de Noviembre en los Cines Balmes de Barcelona.

Quiero expresar mi agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Aina Clotet, por su tiempo y sabiduría y a Lorea Elso, de Golem Distrución, por su generosidad y paciencia.

Rastres de Sàndal, de Maria Ripoll

rastros-de-sandalo_CARTELViaje sobre los orígenes

Érase una vez en la Índia en el que dos hermanas huérfanas fueron separadas siendo niñas. Con el tiempo, una de ellas, Mina, se ha convertido en una actriz famosa y sigue buscando a su hermana pequeña, Sita. A través de una anciana monja, Mina descubre que vive en Barcelona y su nombre es Paula. Basada en la novela de Asha Miró y Anna Soler-Pont, ésta última guionista y productora, Rastres de sàndal es una película que nos propone un viaje de catarsis emocional, donde dos mujeres conocerán de donde vienen, y sobre todo, una de ellas, tendrá que enfrentarse a sí misma y a todo lo que le rodea para comprenderse y comprender quién es. Un cuento de hadas moderno donde las protagonistas deberán pasar duras pruebas para aceptarse. Una cinta que cuestiona las identidades, las diferentes culturas, la recuperación de las raíces y la idea que las cosas aparentemente ajenas, nos unen más que nos separan. Un relato hermoso contado con extrema sencillez, apoyado en dos puntos de vista, Mina, la que busca a su hermana pequeña, y Paula, la hermana que descubrirá atónita de donde procede y quién es en realidad, un viaje de gran calado emocional, un guión que sabe manejar las situaciones y tomarse el tiempo necesario para que la complejidad dramática se apodere de la cinta y vaya in crescendo, poco a poco, sin prisas, con un gran ritmo, dotando a la película de una mirada personal y sincera que atrapa al espectador desde la intimidad, cogiéndonos de la mano y guiándonos por esta aventura sobre el amor, la esperanza, los seres queridos y los momentos que nos hacen ser quiénes somos y de dónde venimos. Dos actrices en estado de gracia, Nandita Nas, que encarna a Mina, un ser fuerte y tenaz que hará lo posible y más para encontrar a su hermana Sita. Y enfrente Aina Clotet, pura emoción de soberbia contención que recupera esos personajes torturados emocionalmente, como los que interpretó en Elisa K (2010) o 53 días de invierno  (2006), una bióloga que busca en su laboratorio los orígenes para curar enfermedades, con una vida acomodada en Barcelona, abocada a su trabajo y que carece de vida personal y emocional, tendrá que superar sus contradicciones y complejos para conocerse a sí misma, sabiendo que es otra, y así perdonarse para perdonar a los demás. Una cinta dirigida por Maria Ripoll y protagonizada por mujeres donde su equipo artístico y técnico pertenece al género femenino en su mayoría, hablada en inglés, catalán e hindi, que hace gala de una luz exquisita que filma de forma delicada e intensa los diferentes lugares, desde las urbes de Mumbai y Barcelona, hasta los rincones más escondidos de las dos ciudades huyendo de la postal y la imagen bonita, elementos que la convierten en una fábula bien narrada donde brillan con luz propia su honestidad, sinceridad y emotividad.