Entrevista a Ibon Cormenzana y Manuela Vellés, director y actriz de la película «Cuatro paredes», en el marco del BCN Film Festival, en el Hotel Casa Fuster en Barcelona, el viernes 25 de abril de 2025.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Ibon Cormenzana y Manuela Vellés, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Ana Sánchez de Trafalgar Comunicació, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Boré Buika y Nansi Nsue, intérpretes de la película «Hate Songs», de Alejo Levis, en el marco del D’A Film Festival en la Sala Raval del Teatre CCCB en Barcelona, el lunes 8 de abril de 2024.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Boré Buika y Nansi Nsue, por su amistad, tiempo, sabiduría, generosidad, y a Maria Oliva de Sideral Cinema, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Alejo Levis y Àlex Brendemühl, director y actor de la película «Hate Songs», en el marco del D’A Film Festival en la Sala Raval del Teatre CCCB en Barcelona, el lunes 8 de abril de 2024.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Alejo Levis y Àlex Brendemühl, por su amistad, tiempo, sabiduría, generosidad, y a Maria Oliva de Sideral Cinema, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
“He decidido apostar por el amor. El odio es una carga demasiada pesada”.
Martin Luther King
El magnífico trabajo de Ibon Cormenzana (Bilbao, 1972), a través de su productora Arcadia Motion Pictures, con la que ha producido más de 40 películas a cineastas de la talla de Pablo Berger, Rodrigo Sorogoyen, Claudia Llosa, Julio Medem y Enrique Urbizu, entre otros, a lo largo de dos décadas. Con Mundo Cero, el bilbaíno emprende una nueva aventura, con el ánimo de producir cine social, comprometido y humanista con la finalidad de impulsar un cambio social y recaudar fondos para apoyar el trabajo de las ONGs. La primera película que nace es Hate Songs, que se detiene en el genocidio de Ruanda que, entre abril y julio de 1994, el gobierno hegemónico hutu trató de exterminar a los tutsis, con una cifra de asesinados cercana al millón de tutsis, según las organizaciones internacionales. La película no lo hace desde la grandilocuencia y el discurso condescendiente, sino que se adentra en la emisora de radio, la RTML, la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas, en la que promulgaron el discurso del odio e incitaron a la población hutu a salir a las calles a exterminar tutsis, dando todo tipo de detalles de sus víctimas.
Un único espacio, el estudio donde se ubicó la emisora, e inspirados por Musekeweya (Nuevo amanecer) que, desde 2003, utiliza la ficción radiofónica para ayudar a la reconciliación y al perdón entre los ruandeses. El director barcelonés Alejo Levis, del que conocíamos sus trabajos como montador y cinematógrafo para Eugenio Mira o el mencionado Cormenzana en Culpa (2022), y sus dos largos con Todo parecía perfecto (2014), producida por Arcadia, donde se adentraba en un extraño amor onírico, y No quiero perderte nunca (2017), que daba vueltas a las relaciones paterno-filiales desde el fantástico. Con Hate Songs continúa instalado en los relatos sencillos, con pocos personajes, intensos y situados en una localización. Porque todo eso es la película, a partir de un guion que firman Denise Duncan, vinculada al mundo teatral, Albert Val, del que hemos visto recientemente su trabajo en El maestro que prometió el mar, y el propio director, nos sitúan en la mencionada emisora en la que se esta llevando a cabo el ensayo de una ficción sobre el genocidio de Ruanda. Estamos en abril pero en el 2019, con Simon, un técnico y director belga, y Nansi Nsue y Ncuti, dos intérpretes ruandeses. El ensayo y el recuerdo de aquella infausta radio que alentó el odio y el asesinato, pronto destaparán muchos fantasmas, los de aquellos que perecieron en aquel tiempo de horror, y las tensiones entre los tres participantes, en el que parece que hay mucho que reparar todavía, y donde el perdón y la reconciliación están presentes, pero todavía requeiren de mucho trabajo.
Tomando de inspiración la excelente Doce hombres sin piedad (1957), de Sidney Lumet, y otras experiencias del gran director estadounidense, el relato lleno de tensión, con una atmósfera que se va cargando generando un aire irrespirable, con tres personajes que escenifican los tres elementos en conflicto: occidente, hutus y tutsis. Tres personajes que irán subidos en esta montaña rusa de emociones, sentimientos y tensiones, que irán cambiando el rol y su posición en ese trabajo que no va a resultar tan sencillo como parecía. La parte técnica ayuda a establecer los códigos de este entramado thriller psicológico que te agarra y no te suelta, con la participación de la debutante Lali Rubio en la cinematografía que, firma junto al director, un excelente trabajo de luz, apoyada en los rostros y los primerísimos planos, y los encuadres con el cristal de por medio, una gran idea que resalta las tremendas diferencias y sus respectivos roles cambiantes entre unos y otros. Otro debutante es el músico Asier Renteria, que impone una melodía que no se limita a acompañar, sino a sumergirse en las emociones complejas de los personajes, y el montaje, también de Levis, que en sus excelentes 82 minutos de metraje, nos lleva por un relato lleno de furia, de rencor, y también, de amor, memoria y reconciliación.
Con un trío de intérpretes maravillosos como Àlex Brendemühl, qué decir de uno de los actores más extraordinarios de nuestro cine, y de cualquier cine, siendo el técnico y el director belga, componiendo esa mirada hipócrita y cínica de occidente, con esa mirada condescendiente y oportunista del blanco. A su lado, Nansi Nsue, la actriz ecuatoguineana, que hemos visto en películas recién estrenadas como El salto, de Benito Zambrano, y de Clara Roquet, entre otros, hace de Stephanie, la actriz tutsi que recordará a los suyos, en un viaje al alma, a su memoria, y sobre todo, a la redención y al perdón que tanto ansía, aunque duela y mucho. Frente a ella, Boré Buika, mallorquín de ascendencia ecuatoguineana, que hemos visto en series de éxito como La mesías y Mar de plástico, entre otras, es el actor hutu, que también tendrá su viaje particular hacia el dolor, la reconciliación y la memoria. Tres intérpretes que no sólo transmiten verdad y emoción en sus diferentes personajes, sino que lo hacen mirándonos de frente, sin artificios ni estridencias ni nada que se le parezca, en unas composiciones difíciles, que demandan actitud, serenidad y aplomo, para no sólo viajar por la memoria, y las diferentes cargas y duelos personales, sino por la memoria de todo un país que hace casi 30 años se sumió en las más terrible de las oscuridades.
Damos la bienvenida a la propuesta de la productora de Mundo Cero y su primera película Hate Songs, porque hace aquello que ha hecho grande el cine, en su espacio de conocer, recordar, y por ende, a no olvidar, a volver al terror de Ruanda, pero no desde la revancha sino desde la reconciliación, en un acto de memoria, tan necesario, aunque cueste tanto recordar, porque recordar significa volver al dolor, volver a aquello que nos hizo daño, y requiere valentía y coraje, porque recordar siempre es un acto difícil y muy doloroso, pero vital para seguir mirándonos los unos a los otros, perdonarse y sobre todo, perdonar a los otros, porque sino todo lo que se edifica en ese sentido nunca está del todo bien construido, porque está lleno de faltas, de pedazos inconclusos, de taras que no se han resuelto. Todo camino de perdón es complejo y oscuro, y por eso cuesta mucho empezar, pero es tremendamente necesario para uno mismo y para los demás, por la convivencia y el amor, tan faltos en este mundo donde impera el egoísmo, el silencio y dejar pasar el tiempo. Recuerden que nunca es tarde para pedir perdón, porque además de ser un acto muy generoso hacia el otro, es el acto más valiente que existe. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Entrevista a Alejo Levis, director de la película «No quiero perderte nunca». El encuentro tuvo lugar el lunes 9 de julio de 2018 en el Zumzeig Cine Cooperativa en Barcelona.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Alejo Levis, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Carmen Jiménez de ArteGB, por su simpatía, generosidad, paciencia y cariño.
“Si nos perdemos, nos volvemos a encontrar en el lugar que nos vimos por última vez”
Paula y Malena se han mudado a la casa familiar de la primera. Es una casa aislada en mitad de un bosque, apartada de todos y todo, donde se acumulan las huellas de una vida, y llena de recuerdos de otro tiempo, y sus objetos, desordenados y polvorientos, se acumulan en cajas sin saber qué hacer con ellos. Paula quiere esos objetos cerca, junto a ella, se niega a desprenderse de ellos, como si esos objetos albergaran el alma de aquellos que ya no están. De aquellos que aunque no los veamos, siguen presenten en cada habitación y en cada espacio de la casa. Una mañana, Paula coge el teléfono y le comunican que su madre ha muerto. Malena se va a trabajar, y Paula se queda sola, atrapada en esa casa, en sus recuerdos, en sus objetos y con sus fantasmas. Alejo Levis es un creador inquieto, ha editado The Birthday, de Eugenio Mira, ha coescrito 14 días con Víctor, ha coescrito y codirigido el montaje teatral Life Spoiler, y ha dirigido videoclips y cortos, también debutó como director en el largo Todo parecía perfecto (2014) una inclasificable e hipnótica love story, en el que se mezclaban realidad y sueño.
En su segundo trabajo, mantiene la atmósfera psicológica, y también, el mundo onírico, pero aquí el amor de pareja ha transmutado en una relación materno-filial, en el que una hija deberá enfrentarse a sus fantasmas, a la pérdida, al dolor, a la ausencia de una madre que, al igual que ella, vaga por esa casa familiar transformada en un laberíntico baúl de recuerdos, olores, sensaciones y tiempos, donde cada instante parece diferente, envuelto en la extrañeza mental que sufre la protagonista. Levis conduce a su Alicia particular por este al otro lado del espejo, a esa dimensión entre realidad y sueño, a ese estado de ánimo confuso y complejo, donde las cosas ya no son lo que eran, donde todo ha cambiado, en el que uno ya no pertenece a sí mismo, sino a ese espacio, convirtiéndose en un objeto o recuerdo más, intentando lo imposible, intentando ese acercamiento al ser que ya no está, a esa madre ausente, que ya lo era en vida, y que ahora, en la muerte, vuelve a ser un ser que se escabulle, imposible de atrapar, un ser que te busca, pero tú no lo ves, alguien que te llama, pero eres incapaz de saber de dónde procede, alguien que te quiere a su lado, pero tú, por más que vayas en su encuentro, no logras encontrarte.
A través de una luz natural, y un formato íntimo y corporal, y esa música poética y anímica, que nos explica el interior de Paula, a la que seguimos por este espacio onírico, intangible y complejo, un espacio doméstico y conocido, que se convierte en un lugar extraño, lleno de rincones oscuros, y escaleras y pasillos que no tienen fin, situándonos en su interior, en el centro de su alma herida, esa alma sin descanso, esa alma que desea ese encuentro soñado, ese encuentro imposible, ese encuentro entre la vida y la muerte, ese instante fugaz, pero lleno de vida y amor. Levis recoge el aroma de aquel cine psicológico de finales de los sesenta que eclosionó en los setenta, con nombres como Bergman, Polanski o Saura, donde sus heroínas depresivas, vagaban sin descanso, atormentadas por espectros, en un espacio terrorífico lleno de recuerdos y objetos familiares molestos, que las llevaban hacia lugares oscuros e inciertos, enfrentándolas a todo aquello que pertenecía a la memoria familiar y a su propia memoria.
Levis apoya su retrato en la mirada y el cuerpo de María Ribera, una actriz portentosa y cálida, que consigue con lo mínimo, introducirnos por este cuento de terror doméstico, que suelen ser los más siniestros, ya que se sumergen en aquello oscuro que alberga en nuestro interior, explorando sin concesiones, y a tumba abierta, esa pérdida transformada en dolor físico y mental, en este viaje introspectivo al interior del alma, sobre la aceptación desde el dolor y la pérdida, hacia el encuentro con aquello más profundo, aquello que no nos deja respirar, lo que nos oculta de nosotros mismos, y sobre todo, enfrentarse a nuestros fantasmas ocultos, y los otros, esos espectros que vagan por nuestros espacios, esas presencias inquietantes que nos devuelven lo más oscuro de nosotros mismos. Malena, su compañera, interpretada por Carla Torres, es la antítesis de Paula, porque representa lo terrenal y lo físico, esa puerta a la realidad, mientras Paula es lo metafísico y lo romántico, y finalmente, la madre, maravillosa la interpretación de la dulce y cálida Aida Oset (que también se marcará uno de los temas de la película) esa ausencia-presencia en todo el metraje, a través de su memoria, en forma de cartas, de su voz, sus objetos, y la presencia vital, con la misma edad que Paula, y estas dos almas, que se buscan, se llaman, se hablan y sobre todo, se sienten desde lo más profundo, de aquello que no podemos ver ni escuchar, sólo sentir y dejarnos llevar.
Mientras la sala permanece a oscuras, una voz en off nos sitúa en el contexto de la obra. Nos encontramos en un futuro no muy lejano, en el que un científico, por medio de una serie de experimentos en física cuántica, ha logrado descifrar el destino que les espera a cualquier ser humano a siete años vista, estas averiguaciones las puedo consultar cualquiera pidiéndolo en su muro de facebook. Lentamente, la luz tenue ( que nos acompañará toda la obra) se va iluminando y deja espacio a la parte delantera de un automóvil sufriendo un accidente, mientras traspasa un muro de hormigón (que recuerda a la escultura del artista contemporáneo Wolf Vostell construïda en Malpartida). Estamos en mitad de la noche, en algún lugar de cualquier tramo de carretera secundaria perdida. Del interior del coche, dos chicas jóvenes se mueven a cámara lenta debido al impacto. Un hombre, vestido de gabardina y portando un maletín, las saca del vehículo. La iluminación se abre y las mujeres, todavía en estado de shock, se ayudan una a la otra y comienzan a hablar. Las mujeres se acaban de conocer, una parece conocer el destino que les depara, la otra, no quiere saberlo o sí.
Este es el arranque, espectacular y enigmático, de la obra Lifespolier, que se representa estos días en la Sala Flyhard, un pequeño teatro de Sants, que se ha convertido en un referente de la escena contemporánea de Barcelona, ofreciendo montajes de autores emergentes con miradas inquietas al mundo que les rodea, entre la fascinación y la complejidad de todo aquello que penetra en las emociones que nos recorren el organismo. La peculiaridad de la sala con sólo 40 espectadores, convierte el espacio en el que obra e intérpretes se mueven casi entre nosotros, y no solamente invitándonos a ser uno más del montaje, sino a vivirlo como si nosotros fuesemos la pieza más importante de aquello que se nos está mostrando. Marc Angelet y Alejo Levis, autores y directores de la obra, indagan de forma sencilla y compleja a la vez, en un texto que camina entre el thriller psicológico, la ciencia ficción, el drama romántico, y ciertos toques de humor, en una sugerente mezcla de estilos que desnudan la mirada de los espectadores, en un viaje que nos habla sobre nuestras vidas, sobre nuestro destino, sobre quiénes somos y sobre todo, hacía donde vamos.
Las mujeres en cuestión (espléndidas Vicky Luengo y Bruna Cusí) tienen miedo de lo que dejan, la primera, una vida con su pareja y deseos de futuro, la otra, una vida vacía como artista de medio pelo que no acaba de arrancar. Pero ahí están, o así el destino lo ha querido, de iniciar algo nuevo, su historia de amor, abandonando sus vidas anteriores, y empezando una nueva existencia, juntas y enamoradas. Pero, algo ha ocurrido, han atropellado a alguien, que en cierto momento de la obra hará su presencia (carismático Sergio Matamala), y todo se complica. La obra acoge la paradoja del experimento de “El gato de Schrödinger”, en el que en una caja sellada con un gato, y mediante un fuente radiactiva, que provocava el vertimiento de un veneno, y asumiendo las leyes de la mecànica cuántica, existía la posibilidad de que el gato después de un tiempo pudiera estar vivo y muerto al mismo tiempo. Y así nos presentan la situación compleja y perturbadora que define la obra, un montaje que se mueve en dos realidades, dos destinos posibles, dos vidas por empezar, dos cambios de rumbo en juego, y tres personajes en liza, un inquietante y fascinante juego de espejos, de engañar al destino o no.
La obra se nutre de un magnífico juego de iluminación, para crear ese espacio metafísico y extraño que sacude toda la obra, en el que hay destellos de luces, oscuridades incómodas y silencios extraños, para provocar un atmósfera terrorífica y ambigua en el que el mundo onírico se adueña del montaje, acompañados de una banda sonora de raíces electrónicas y divergente que analiza y contribuye a crear ese espacio cotidiano y a la vez extraño en el que se ven sumidos los protagonistas. Una obra de grandísima dirección, de ritmo enérgico y de gran potencia que cambia de registro en el que los actores van cambiando de piel y estados de ánimo. Una obra que parece un capítulo extraido de The Twilight zone (títulada “La dimensió desconeguda” cuando fue emitida por TV3) mítica serie emitida en su formato original allás por el 1959-1964, en el que a través de la cotidianidad, encerraban a sus personajes en mundos extraños, onirícos y terroríficos en el que sus emociones y pesadillas asumían sus juevos perversos y alucinantes. Angelet y Levis han construido una obra de altos vuelos, que destaca por sus cambios de registro y un trío de intérpretes fantásticos que no sólo dan enjundia a sus personajes, sino que los hacen cercanos e íntimos, dotándoles de complejidad y sobre todo, humanidad, de que acaban por no saber quiénes son y menos hacia donde van, porque como nos explica la obra, no se puede huir de tu destino, y todo lo que hagas para no encontrarle con el, aún lo provocas más.
<p><a href=»https://vimeo.com/220114280″>Teaser #LifeSpoiler</a> from <a href=»https://vimeo.com/flyhard»>FLYHARD TV</a> on <a href=»https://vimeo.com»>Vimeo</a>.</p>