CON TODOS USTEDES BERNADETTE CHIRAC.
“La fuerza no proviene de la capacidad física sino de la voluntad indomable”.
Indira Gandhi
Hay algunos casos, pero son la inmensa mayoría los hombres que llegan a presidentes de gobierno. Estamos muy acostumbrados a ver a esos jefes de estado poderosos haciéndose las típicas fotografías cuando se reúnen a repartirse los tesoros del planeta. Sus mujeres quedan fuera de la imagen, las llamadas “Primeras Damas”, siendo relegadas al oficio de ser buenas esposas y quedar en la sombra del hombre. En La mujer del presidente (“Bernadette”, en el original), de Léa Domenach (Francia, 1981), se rescata de las sombras a Bernadette Chirac, la mujer de Jacques Chirac, presidente de la République Française durante 12 años (1995-2007). La película, a partir de un guion coescrito por Clémence Dargent junto a la directora, se detiene cuando subió al poder en aquella primavera del 95 y la citada Bernadette quedó relegada por anticuada a un segundo plano, y se le asigna un asesor que le ayudará a modernizarse y sobre todo, a cambiar su imagen de señora por alguien más natural y cercano.

La ópera prima de Domenach nos habla de política, claro está, pero no lo hace desde la seriedad y la ceremonia, sino todo lo contrario, lo hace desde la comedia satírica, a través de un dúo maravilloso que parecen una pareja cómica que forman la citada Bernadette y el asesor Bernard, un dúo muy bien compenetrados que se olvidan de las altas esferas y se van a la campiña a acercarse a los ciudadanos más olvidados, a hacer campañas a favor de los que las necesitan de verdad y hacerse querer y sobre todo, a hacer política de verdad, no la que se hace en campaña para convencer a los olvidados. Tanto el tono y el ritmo de la historia es fantástico, se ve con ligereza y muy relajada, con esos toques cómicos como lo que ocurre con el chófer antipático al que no soporta Bernadette y otras situaciones que sacarán varias carcajadas al personal. Bernadette es una mujer que quiere su lugar, y se propone conseguirlo cueste lo que cueste y a quién cueste. La película no sólo se queda ahí, también explora otras facetas más profundas como el continuo enfrentamiento entre ella con su marido Jacques y Claude, la hija que trabaja con su padre, por sus formas tan diferentes y peculiares, y la difícil relación con su otra hija Laurence con problemas mentales.

La parte técnica de la película resulta muy adecuada y ayuda a que el relato se mantenga con un buen ritmo y nada complaciente. La cinematografía de Elin Kirschfink, que ha trabajado en películas que conocemos como La vaca, de Mohamed Hamidi, Nuestras pequeñas batallas, de Guillaume Senez, y comparte la cinta Los jóvenes amantes, de Carine Tardieu, con la montadora Christel Dewynter, que tiene en su haber nombres importantes de la cinematografía francesa como Thomas Liti y Bruno Podalydès, entre otros, y la excelente música que revisa algunos éxitos pop como el que abre la película, y la composición de Anne-Sophie Versnaeyen, habitual del cineasta Nicolas Bedos en películas como La belle époque y Los amantes del engaño, sigue las circunstancias de la fábula metiendo el dedo en la llaga en la vorágine de intereses particulares que se cuecen en las miserias de la política, y revelando todo aquello que queda oculto cuando se cierran las puertas y los ciudadanos quedan afuera. La película atiza sin miramientos, siempre desde el tono ligero y divertido, sin tomarse demasiado en serio cosa que no ocurre con otras producciones que hay se equivocan.

Si el apartado técnico brilla con elegancia, la parte interpretativa no se queda atrás, con una estelar Catherine Deneuve en el papel de Bernadette Chirac, un personaje escrito para ella que le va como anillo al dedo, en uno de sus grandes personajes de los últimos años de la gran dama de la interpretación francesa con 80 tacos y casi 70 años de carrera y más de 150 película a sus espaldas. ¡Ahí es nada!. Su Bernadette es una mujer de armas tomar, que no se deja arrinconar y se ganará su puesto y su lugar dentro del engranaje político del gabinete Chirac. Bien acompañada por Bruno Podalydès, que vimos hace poco en Regreso a Córcega, en el papel de Bernard Niquet, todo un personaje y gran escudero para Bernadette, su mejor aliado, confidente y ayudante, como el Vuillermoz como Chirac, un gran actor de reparto francés, Sara Giraudeau como Claude, la hija altiva que hemos visto en dramas como Un héroe singular y comedias como El brindis, entre otras. Y finalmente, la otra hija Laurence que hace Maud Wyler, que tiene en su filmografía grandes nombres como los de Amos Gitai, Nicolas Klotz, Nobuhiro Suwa, y el corto La nuit d’avant (2019), de Pablo García Canga.

Hay que agradecer a Léa Domenach la propuesta de La mujer del presidente, por su irreverencia, inteligente y audacia en la forma de acercarse no sólo a la política, siempre un tema difícil de plasmar en el cine, sino de una mujer como Bernadette Chirac y hacerlo de esta forma, sin tomarse en serio y de manera divertidisima, proponiendo un gran juego de comedia con la atmósfera de aventuras, de intriga y trasiego político, el que se produce en los oscuros pasadizos de palacio, y hacerlo con ese tono tan ligero, tan desenfadado y tan mordaz, donde la sátira toma el pulso del relato, haciéndolo cercano y naturalismo, sin pretensiones ni convencionalismos, yéndose a esa parcela donde se puede profundizar en todo y reírse de todo, sin olvidarse de hacer crítica y burlarse con cabeza de todos los actores que pululan por los altos estamentos de cualquier país enriquecido, donde todos son reemplazables y hacen la suya en pos del país y del ciudadano, más lejos de todo eso, jajaja. Que se le digan a Bernadette y su peculiar y acertada intuición, porque ella no sabe de política pero sí de las personas, y con eso ya lleva mucho ganado y si no que se lo digan a todos y todas que van y vienen. ¡Por cierto! Vayan a verla, porque va de política y encima van a reírse, que quieren más. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA



EL ESCRITOR QUE AMA A LAS MUJERES. 




ANAÏS SE ATREVE A VIVIR. 


EL CORAJE PARA AMAR. 

