Entrevista a Joan Frank Charansonnet

Entrevista a Joan Frank Charansonnet, actor de la obra de teatro «Assange. El poder de la informació», en el Teatre Gaudí en Barcelona, el domingo 17 de marzo de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Joan Frank Charansonnet, por su amistad, tiempo, sabiduría, generosidad, y a Victor Perxachs de Patchouli Films, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

L’home dels nassos, de Abigail Schaaff

EL TRAIDOR DE VALLVIVA. 

“Apuñala el cuerpo y éste sanará, pero apuñala el corazón y la herida durará toda una vida”.

Mineko Iwasaki

Érase una vez un pueblo llamado Vallviva, aislado entre montañas, en que los niños mentirosos están amenazados por l’home dels nassos, un ser mitológico que el último día del año secuestra a los niños que no dicen la verdad. También es el pueblo donde los Monsó están señalados por un oscuro episodio durante la Guerra Civil Española, en el que uno de ellos traicionó a unos milicianos que fueron fusilados en las tapias de un ermita. También es la frustrada relación entre Joan Farré y Pau Monsó, amigos del alma que se distanciaron cuando Pau, el traidor señalado desapareció sin dejar rastro. L’home dels nassos es una historia ambientada en el invierno de 1968, peor viene de muy lejos, porque se centra en episodios que suceden en 1929 y sobre todo, en 1938, donde se reflexiona sobre el significado de la verdad y la mentira, y de cómo se forman los traidores y los héroes y cómo la comunidad engrandece y empequeñece dos conceptos que pudieran parecer antagónicos pero que son la caras de la misma moneda. 

La directora Abigail Schaaff, que conocemos por su trabajo en series como Ventelplà, Kubala, Moreno i Manchón, y El ministerio del tiempo, entre muchas otras, debuta en el largometraje con un guion que firman el dúo Eric Moral y Núria Velasco, que coescribieron la serie Buga Buga, en una interesante mezcla entre el cuento de terror, a partir de la leyenda de l’home dels nassos, y el melodrama y la tragedia a partir de dos familias enfrentadas. La trama está concebida a partir de tres niños: el pequeño de los Farré, Ventura, Lali Monsó, y la recién llegada, Clara Monsó, una hija ilegítima del misionero Monsó. Unos niños que amenazados por la sombra de la mentira, asisten atónitos a todo el entramado de silencio y oscuridad que se cierne por unos adultos que ocultan su trágico pasado. La película, muy hábilmente, no usa los típicos recursos manidos del género actual, donde el susto facilón y las tramas enrevesadas se han impuesto para deleite de muchos espectadores ávidos de emociones fuertes aunque vacías de contenido, la película de Schaaff se aleja de ese tono y construye una forma oscurecida, llena de contrastes y que juega admirablemente con ese mundo de los mayores y los pequeños, entre lo que callan y lo que dicen, entre lo que piensan y lo que dicen, en esas continuas dualidades donde nunca sabes que ocultan sus ambiguos personajes. 

Una gran atmósfera y ese tono apesadumbrado que somete a cada lugar y a cada uno de los rostros que vemos en la pantalla, que firma el cinematógrafo José Cachón, que debuta en el cine y ya estuvo en la citada Buga Buga, acompañado del excelente trabajo de arte del equipo Zeroquatre, que ya estaban en la mencionada Kubala, Moreno i Manchón, amén de series de época como Les veus del Pamano, Olor de colònia, y largos como El cadáver de Anna Fritz y La vampira de Barcelona, entre otras, y la excelente música de la francesa Laetitia Pansanel-Garric, con una gran trabajo técnico en apartados como vestuario, caracterización y demás, con la dirección de producción de una crack como Goretti Pagés, con casi 40 títulos a sus espaldas, y el gran trabajo de montaje de Ana Charte, en una película que se va a los 90 minutos de metraje, que tiene en su haber películas como Vulcania y Uno para todos, entre otras. La gran labor de casting consiguiendo un trío formidable de niños que hacen Sali Diallo, Miranda Munné y Lluc Miravete, y los adultos donde encontramos a magníficos intérpretes como Ivan Benet y Pablo Derqui, los Farré y Monsó, amigos y enfrentados, y sus otros yo de jóvenes que hacen Berner Maynes y Jorge Motos.

Un reparto que se conforma con aquellos otros y otras que añaden profundidad a la historia como la fabulosa Jeannine Mestre como Eulàlia Monsó,  que es el ama y la luz de tanta oscuridad, la matriarca de los Monsó que no se esconde y mantiene su dignidad a pesar de las habladurías y señalamiento del pueblo, que Maria Molins interpreta al personaje de más joven, Mercè Llorens es una Monsó, Malcolm McCarthy es el misionero que trae a Clara, Joan Frank Charansonnet es otro de los del pueblo que tiene inquina a los Monsó, y la agradable presencia de un grande como Pep Munné. Una película como L’home dels nassos que sin hacer ruido, sencilla y nada estridente, que juega a lo que mejor sabe, contarnos una historia, pero con pausa y calma, a través de unos personajes condenados al pasado, a la tragedia y sobre todo, a las verdades nunca dichas y a las mentiras que todo el mundo ha creído como verdad, un relato sobre héroes y traidores que tiene mucho del cuento sobre el traidor y el héroe de Borges, de cómo se construye en el imaginario popular tanta mentira y tanto odio, sin conocer los pormenores de aquel día fatídico para el pueblo Vallviva, un lugar anclado, tanto en lo físico como en lo emocional, rasgado por un hecho en el que todos fueron víctimas de unos asesinos que sólo buscaban odio y muerte, que se trasladó al lugar. 

Aplaudimos y celebramos el debut cinematográfico de Schaaff porque tiene la sencillez y la honestidad que mucho cine actual ha perdido o ha dejado en saco roto en pos a una audiencia ávida de lo inmediato y lo consumista sin más. La película quiere y pone toda la carne en el asador en respetar lo que cuenta y tomarse su tiempo para explicarse, sin tener prisa en desvelar la madeja que se cierne sobre el característico lugar, donde hay demasiados fantasmas, y lo hace a partir de lo más íntimo, con su modestia, su atmósfera, su paisaje, y su detalle en contarnos una historia, no quiero hacerme pesado con este concepto, pero es una evidencia demasiado instalada en el cine de ahora, por eso hay que reivindicar el cine que cuenta algo, devolviendo al cine aquello que siempre lo hizo grande, contarnos una historia, con unos personajes que sean complejos, algo incómodos y sobre todo, personajes que tienen miedo, que callan lo que les angustia y se enfrentan a una realidad demasiado dolorosa y complicada, pero que antes o después deberán hacerla frente y aún más, mirarse en ese reflejo que les da una imagen de ellos que siempre han esquivado. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a JR Armadàs Monclús

Entrevista a JR Armadàs Monclús, director de la película «Teoria dels cossos», en el Sant Cugat Hotel en Sant Cugat del Vallès, el miércoles 27 de diciembre de 2023.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a JR Armadàs Monclús, por su tiempo, sabiduría, generosidad y a mi amigo Pere Vall, por su amabilidad, generosidad, tiempo y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Teoria dels cossos, de JR Armadàs Monclús

ENTRE POEMAS. 

“La tens als teus braços. Dorms, i la somies, i saps que és un somni tot el que veus d’ella (…)”.

“Teoria dels cossos”, de Gabriel Ferrater 

Hay un cine que hace de su modestia, falta de recursos y sencillez su mejor aval, porque cuenta aquello que quiere contar de la forma más cotidiana, cercana y natural posible, sin caer en tramas intrincadas e inverosímiles, personajes poco creíbles y sobre todo, una forma que apabulla visualmente pero carece de contenido. Teoria dels cossos, la ópera prima de JR Armadàs Monclús (Barcelona, 1983), se centra en lo que quiere contar y lo hace desde la sencillez, la calidez y lo más íntimo, a partir de una comedia romántica, con ese regusto agridulce tan necesario, con la añadidura de situarnos en “L’any Gabriel Ferrater”, el reconocido poeta catalán, con dos personajes muy implicados en el tema. Tenemos a Mon, el director de la biblioteca con el nombre del poeta de Sant Cugat, y a Neus, una profesora de literatura catalana de Reus, una pareja que tienen mucho que ver a nivel intelectual, que durante el susodicho año se irán reencontrando y compartiendo poemas y quién sabe, si algo más. 

De Armadàs Monclús conocíamos su labor como periodista en diversos medios y en la revista “El cinèfil”, escritor, editor y su activismo cinematográfico, y desde el 2018 su faceta como director con cortos entre los que destacan Clandestí (2018), La dona i els dies (2021), y Tempesta (2022), los dos últimos a partir de poemas de Ferrater. Para su puesta de largo ha confiado en muchos de su cómplices en sus cortometrajes como Albert Bové Gràcia y Aina Graupera Salicrú en la cinematografía, Roger Comella en la edición, Esther Nubiola, como actriz, coproductora y ayudante de dirección, y los fichajes de Oriol Bonals, Olmo Vergriette y Tidiane Diedhou en el apartado de sonido, con Santiago Lapeira como coguionista y coproductor junto al director, que conocemos por haber dirigido películas como Asalto al Banco Central y Tocats pel foc, entre otras.  Armadàs y Lapeira arman un guión bien definido y nada complaciente, con una duración ejemplar, 80 minutos de metraje, y digo esto, porque aunque la apariencia de la película tenga la textura, la forma, los personajes y las situaciones de las comedias románticas, se desmarca del estereotipo de la susodicha comedia, porque tiene ese punto que tenían las clásicas de Hollywood allá por los treinta y cuarenta del siglo pasado, donde los equívocos estaban a la orden del día, e individuos aparentemente antagónicos encontraban sus puntos en común. 

En Teoria dels cossos (magnífico título adoptado del último poemario de Ferrater antes de morir en 1972 con 49 años), sus protagonistas tienen en común la poesía, pero les separan muchas cosas, que iremos descubriendo poco a poco. También tenemos a unos intérpretes de reparto cada uno y una en su punto vital como la cansada esposa que quiere una segunda juventud, o la liberal que desea algo más convencional, y el que está viviendo una locura con las apps de ligar, o el sacerdote compañero de colegio de Mon, en una peculiar secuencia. Otro de los elementos interesantes de la película es su elegancia, tanto a nivel argumental como hemos explicado, cómo en los escenarios que recorren sus protagonistas: los ya citados Sant Cugat y Reus, con sus imágenes documentales de las fiestas, el museu de la radio de Roda de Berà, las viñas del Penedès, y lugares del Garraf, que dan ese tono cálido y reposado que transmite toda la película. Tiene la textura, el espíritu y la cercanía que tienen mucho de las películas de Alexander Payne, como 14e arrondissement (2006), que hizo para la película colectiva París, je t’aime, y con Entre copas (2004), en que Teoria dels cossos se mira mucho, porque comparte algunos paisajes como las viñas, los vinos, la amistad y esos amores que nos vamos encontrando de improvisto, y sin olvidar, ese toque de comedia romántica con regusto triste y doloroso, porque la vida tiene tanto un lado como otro. 

La parte interpretativa es esencial en la película porque tiene a una pareja muy cómplice para Armadàs como Miquel Sitjar, compañero de fatigas que ha estado en varios de sus trabajos, al igual que Ivana Miño, que estuvieron en la mencionada La dona i els dies, que brillan como en aquella, ahora en dos personajes muy diferentes, dos almas que pasan de los cuarenta, con sus crisis existencialistas con esa edad difícil para las relaciones sentimentales, dos personas inquietas y curiosas que les junta la poesía de Gabriel Ferrater y su universo, y no sólo eso, también muchas más cosas, entre baños inesperados, vinos circunstanciales, cenas en lugares de culto, y citas que no se esperan en las que ocurren cosas que nos definen y nos vuelven del revés. Les acompañan el cineasta Joan Frank Charansonnet, otro cómplice, en un personaje inolvidable, Juli Fàbregas como ese amigo tan diferente y tan cercano, las divertidas Sònia Masuda y Mercè Rovira, la citada Esther Nubiola, Ricard Balada y la colaboración de Francesc Orella. Todos los que os acerquéis a ver una película como Teoria dels cossos vais a salir del cine felices de haber visto una película que habla de amor o eso que pensamos que es, de la poesía de Gabriel Ferrater, que para los que no la conozcan va a ser todo un descubrimiento, porque van a querer leer mucho más, y sobre todo, van a seguir creyendo en las circunstancias de la vida y la existencia, porque aunque sucedan cosas que no nos agradan demasiado, tiene ese espacio de inquietud, de misterio y de posibilidades que la hace especial. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Joan Frank Charansonnet

Entrevista a Joan Frank Caharansonnet, actor y director de la película «Terra de telers (Memoria de telares)», en la Antiga Fàbrica Damm en Barcelona, el jueves 3 de diciembre de 2020.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Joan Frank Charansonnet, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Sonia Uría de Suria Comunicación, por su amabilidad, paciencia y cariño.

Entrevista a Miquel Sitjar

Entrevista a Miquel Sitjar, actor de la película «Terra de telers (Memoria de telares)», de Joan Frank Charansonnet, en la Antiga Fàbrica Damm en Barcelona, el jueves 3 de diciembre de 2020.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Miquel Sitjar, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Sonia Uría de Suria Comunicación, por su amabilidad, paciencia y cariño.

Entrevista a Alba López, Laia Díaz y Montse Ribadellas

Entrevista a Alba López, Laia Díaz y Montse Ribadellas, actrices de la película «Terra de telers (Memoria de telares)», de Joan Frank Charansonnet, en la Antiga Fàbrica Damm en Barcelona, el jueves 3 de diciembre de 2020.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Alba López, Laia Díaz y Montse Ribadellas, por su tiempo, generosidad y cariño, y a Sonia Uría de Suria Comunicación, por su amabilidad, paciencia y cariño.

Terra de telers (Memoria de telares), de Joan Frank Charansonnet

LA NIÑA QUE CRECIÓ ENTRE TELARES.

“Recuerdo como se me encogió el corazón el primer día que llegamos a la Colonia, me faltaba el aire, como si los pulmones si hubieran inundado de la lluvia que nos había turbado por el camino que nos hacía dejar nuestra masía. Olía a humedad y a medida que nos acercábamos a la fábrica, el ruido, no me dejaba escuchar la frase que padre nos había repetido tantas veces en los últimos tiempos: “Todo esto lo hago por vosotros”.

La forma elegida para comenzar un relato o una película, condiciona su desarrollo, y sobre todo, su tono, como ocurre en Terra de telers, el cuarto largometraje que dirige en solitario Joan Frank Charansonnet (Granollers, 1971), de los seis que ha firmado. Unos títulos de crédito que van apareciendo mientras escuchamos el incesante ruido de los telares en funcionamiento, mientras una música acogedora, se envuelve con unas manos femeninas manipulando los tejidos. Las manos irán creciendo, consumando el paso del tiempo, hasta llegar a ese revelador encuadre en el que vemos las manos de cuatro mujeres, en sus diferentes edades, posadas en la tela ya realizada. El ruido de los telares y la sensibilidad y aplomo femenino son los ejes del relato de la película, moviéndose entre esos dos elementos, el trabajo y lo doméstico, el ruido y el silencio, el dolor y la alegría, la vida y la muerte.

Arranca la película con un movimiento de cámara sutil que encuadra a Blanca, una señora mayor que mira por una ventana, y escuchamos su voz que nos contará la historia a modo de flashback, remontándonos a diciembre de 1923, cuando la familia  Sorrives, llega con lo poco que tiene, un carro tirado por un caballo y poco más, a una colonia textil, una de esas en el cauce del Llobregat, situada en la Cataluña central. Conoceremos al vehículo de la narración, la pequeña Julia, que será rebautizada como Julieta, con seis años. La película seguirá a Julieta y su familia durante casi sesenta años, hasta los años 80, cuando la reconversión industrial en el textil, eliminó por completo las colonias y esa forma de vida. Charansonnet ha tenido una carrera como actor muy peculiar, ya que ha trabajado con directores de la talla de Carlos Saura y Daniel Calparsoro, ha triunfado en Rusia en una serie, o ha trabajado en innumerables series, y una filmografía como director que abarca títulos dispares que se han movido entre el drama y el thriller, como Anima, una vida traïda per la tragèdia (2014), o Doctrina, el pecat original i la reinserció (2016), entre otras.

El director de Granollers realizó Pàtria (2017), un cuento de corte medieval basada en la figura del noble Otger Cataló y los orígenes de Cataluña, en el que ya se movía por el trasfondo histórico, en el que vuelve con Terra de telers, pero posada en un viaje sentimental a través de la figura de las mujeres, que en la sombra de los hombres, también trabajaron y fueron los pilares de las familias en los momentos crudos. A pesar de su modestia, la película abarca casi seis décadas en la familia Sorrives, recorriendo el siglo XX y sus profundos cambios sociales, económicos y culturales, mezclando momentos bellos y nostálgicos como esa sesión de cine, donde los sueños son posibles en un ambiente tan duro como el trabajo para una niña, o la llegada de la luz eléctrica, los cambios tecnológicos que la película acoge de manera brillante a través de los objetos, con ese carro del inicio, pasando por el autobús de línea, o finalmente, el Seiscientos, todo un símbolo de la modernidad de un país que viene del oscurantismo y la miseria.

Todo se cuenta a través de la figura de Julieta, la niña que crece en los telares, la familia como símbolo de unión ante los avatares de la vida, como la Guerra Civil Española, que rompe esa unión, los momentos más oscuros y terribles de esta familia, con secuencias llenas de sensibilidad y tragedia como al despedida de los jóvenes que se van al frente a defender al República, o con la guerra perdida, la llegada de esos falangistas, con esa noche oscura que revela los años de negrura que se van a ir imponiendo en el país, como ese otro plano compartido por el tricornio de la Guardia Civil y el sombrero del cura, mientras los trabajadores bailan sardanas, y las terribles consecuencias que tiene hablar en catalán. Toda una vida, como mencionaría la canción, es la que cuenta Terra de telers, con Julieta como eje de una niña que pasa a joven, luego a mujer adulta, y finalmente, cuando es mayor, con su inseparable hermana Blanca, a su lado, siguiendo una travesía sentimental y nostálgica homenajeando a todas las personas que vivieron y trabajaron en las colonias textiles, reivindicando su memoria histórica en nuestro presente, tan importante en estos tiempos de desmemoria y olvido de algunos.

Charansonnet se centra en las personas, sus alegrías y tristezas, sus logros y perdidas, con la historia siempre presente, pero en un segundo plano, la película no pretende ser un documento sobre el trabajo en los telares, sino una mirada profunda y sensible sobre todas las personas y sus familias que trabajaron en los telares, donde vemos de todo, amos comprensible, encargados siniestros, la religión como símbolo de fraternidad, pero también, como ejemplo de la moral fascista. La película combina momentos sobrecogedores y brillantes con otros menos conseguidos, pero en su conjunto funciona como mirada hacia un tiempo donde la familia y la fraternidad eran un pilar en la vida de las personas. La cinematografía de Marc Carreté y Joan Babiloni, con ese tono sombrío y soleado que sigue a los personajes, con esas excelentes transiciones en forma de elipsis para cambiar de tiempo a los personajes, el riguroso montaje que firma Marc Carreté, vital para un relato que abarca seis décadas, y la excelente partitura del músico Marcus JGR, habitual en el cine de Agustí Villaronga.

Terra de telers es también una película que recupera una mirada a la historia catalana convulsa del siglo XX, como antes lo hicieron películas como La ciutat cremada o Victoria! La gran aventura d’un poble, ambas de Antoni Ribas, Las largas vacaciones del 36, de Camino, o La plaza del diamante, de Betriu, con la Guerra Civil como referente en la destrucción de la memoria personal del país, que en el nuevo siglo siguió en el medio televisivo con obras como Temps de silenci, Mirall trencat o Les veus del Pamano y Olor de colònia, que también seguía a los trabajadores de las colonias textiles desde mediados de los cincuenta. Un gran acierto de la película es que el personaje de Julieta sea interpretado por cuatro actrices, desde la infancia hasta la madurez, con Gala Charansonnet, Laia Díaz, Alba López (que además firma el guión y el arte junto al director), y Montse Ribadellas, que le dan ese tono cálido y verosímil que tanto ayuda a la película, y una cuarenta de intérpretes como Ramón Godino, haciendo de padre, que escenifica ese sentimiento de derrota de tantos hombres, Elena Codó como la inseparable Blanca, Jaume Montané como Aymerich, ese amo que conoce y ayuda a sus empleados, Miquel Sitjar y Joan Massotkleiner, dos habituales-hermanos en el cine de Charansonnet, y el propio director que se reserva a uno de los falangistas, entre muchos otros, desconocidos pero sinceros en sus actuaciones. Terra de telers tiene ese aroma que desprendían las novelas de Rodoreda, con esas heroínas a la sombra de los hombres, pero luchadores, resistentes y sobre todo, valientes en un mundo oscuro por la larga noche del franquismo. Un conmovedor y fiel retrato humanista que nos lleva a mirar el pasado con sus tristezas y alegrías. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA