Bobbi Jene, de Elvira Lind

EL DOLOR Y EL PLACER.

“Mi cuerpo es como un recipiente; una cápsula del tiempo donde  guardo todo mi amor, esperanzas, fatigas, tristeza, placer, miedos  y altibajos. Esta  película  es como un cuerpo que todo lo que  guarda se  transforma en un baile.”

Bobbi Jene es una renombrada bailarina americana que se ha pasado los últimos diez años de su vida bailando y creciendo como persona en la prestigiosa compañía Batsheva en Israel. A punto de cumplir los treinta, decide que su tiempo en Israel ha finalizado, y decide volver a su tierra natal y emprender nuevos proyectos, más personales e íntimos. Aunque, su decisión comportará que su novio Or, diez años más joven, y bailarín en la misma compañía, decide quedarse en Israel. La película tiene un primer tercio donde se explica la decisión y la despedida de Bobbi, en la siguiente hora de metraje, veremos a Bobbi empezar su trabajo de cero en Estados Unidos, las dificultades de llevar un amor en la distancia, y los procesos creativos que afronta donde explora su cuerpo, a través del dolor y el placer, creando una pieza en la que se desnuda física y emocionalmente, creando una batalla interior entre aquello que desea y aquello que le produce dolor, sumergiéndonos en los procesos del esfuerzo para alcanzar su propio destino.

La directora Elvia Lind (Copenhaguen, Dinamarca, 1981) después de años dedicada a la producción, debutó en el largometraje con Songs for Alexis (2014) en la que hacía un retrato de un chico músico transgénero y su historia de amor, en una sociedad que rechaza lo diferente. Ahora, vuelve a enfrentarse en otro retrato sobre un artista, Bobbi Jene es una bailarina que lo es todo en Israel, y decide cambiar de rumbo, dejando la zona de confort y los espacios conocidos, para emprender un nuevo viaje en su vida como artista, un nuevo camino que le empuja a abrirse a otros espacios y lugares, a nuevas gentes y nuevas formas de entender su trabajo, su cuerpo y las infinitas posibilidades de su arte. Lind construye un magnífico y honesto documento sobre el arte y sus consecuencias, sobre todo aquello que debemos dejar y renunciar para seguir adelante, y las luchas internas sobre nuestro deseo más íntimo y la búsqueda del propio camino.

La cineasta danesa lo hace desde la más absoluta intimidad, dejando que su mirada y su cámara exploren todos los instantes y momentos de una bailarina todo corazón y fuerza, como ese grandioso momento en el que Bobbie lcuha contra la pared, como si su interior se enfrentará a ese muro inquebrantable, pero con decisión y valentía. Bobbi, tanto con palabra como con su cuerpo se muestra a tumba abierta, desde lo más profundo de su intimidad, bien recogida y filmada por Lind, tanto de los ensayos y el background en Israel, así como esas conversaciones con Ohad, tan cercanas y sinceras, o los instantes domésticos con su novio Or, y esas conversaciones impagables sobre su futuro y las consecuencias que acarrará la inevitable separación, todo aquello que los une y también, lo que les separa. Así, como esos momentos familiares en EE.UU., con su sobrino bebé, las conversaciones íntimas con su madre sobre su anorexia, los nuevos proyectos y las emociones, con ese momento cuando caminan por la calle y a la pregunta de la madre, en la que se refiere al saco de arena que utiliza Bobbi en el espectáculo para darse placer, la bailarina contesta: A veces, tienes que encontrar el placer en aquello que te hunde.

Lind nos introduce en esa intimidad a flor de piel de forma asombrosa y delicada, manteniéndose cerca pero sin caer en el sentimentalismo y cosas por el estilo. Su mirada observa detenidamente la piel, la mirada, los movimientos, la desnudez y todos los procesos creativos de Bobbi, desde la idea primigenia pasando por ensayos extenuantes, conversaciones para mostrar su trabajo, y sobre todo, nos convertimos en testigos privilegiados en la vida de Bobbie, una mujer de carácter, honesta consigo misma, y audaz como pocas, que entiende su trabajo como una búsqueda constante para expresar con su cuerpo y sus movimientos todo aquello que le bulle en el interior, en que las emociones son fundamentales para sentirse libre y fuerte, para encarar todas sus expresiones artísticas y emocionar a su público. Lind plantea una película muy corporal y viva, donde el torrente inagotable de emociones que vive Bobbi nos acompaña desde el primer minuto de metraje, caminando junto a ella, sintiendo junto a ella y sufriendo junto a ella, en un grandísimo retrato sobre el interior del arte, el alma de la bailarina y el diálogo que se establece, complejo y difícil, entre aquello que somos, lo que deseamos, lo que fuimos y lo que seremos.

Venus, de Lea Glob y Mette Carla Albrechtsen

DESNUDANDO EL SEXO FEMENINO.

“No sé hasta qué punto Jens, amigo mío de la infancia, y yo, conocíamos nuestras intenciones cuando, por las tardes, nos metíamos en la alcoba de mi madre. En cualquier caso, aprendimos dónde tocarnos y, claramente, allí sentí mi primer estremecimiento de deseo. Desde aquel momento, supe que lo que sucedía en aquella alcoba acabaría jugando un papel importante en mi vida. Como cuando tienes un nuevo hobby, que no puedes parar de pensar en él”.

 ¿Cada cuanto tiempo piensas en sexo? ¿Qué es lo que más disfrutas en la cama? ¿Has tenido alguna vez algún orgasmo? ¿Con cuántas personas has tenido sexo? Estas series de preguntas, y algunas más, a mujeres entre 18 y 25 años relacionadas con la sexualidad femenina fue el primer punto de partida en la que las directoras danesas Lea Glob, curtida en el medio televisivo, y Mette Carla Albrechtsen, del campo publicitario, se enfrascaron como trabajo de documentación para una película sobre la sexualidad de las mujeres. Aunque después de estudiar la respuesta de las protagonistas, desistieron de la película inicial, y pusieron en marcha una película sobre la sexualidad femenina contada por ellas mismas. El dispositivo es sencillo, convocaron un castin al que se presentaron una serie de mujeres y a través de una entrevista van contestando preguntas relacionas con su sexualidad, en el que hablan abiertamente sobre su sexo, su cuerpo, las relaciones mantenidas, como lo descubrieron, y demás cuestiones.

Observamos a mujeres de distinta sexualidad y diversas maneras de relacionarse con el sexo, desde lo más banal hasta las partes más perversas y oscuras. Una película que muestra el sexo sin discursos ni dogmas, aquí todo vale, todo es escuchado atentamente por las directoras, un salto al vacío en el que se cuentan los secretos más íntimos, las fantasías más ocultas, y sobre todo, cada una de ellas habla a la cámara sin pudor ni timidez, explicando todo aquello que les pone y lo que no, todos los diversos caminos del sexo que les han llevado a conocer mejor sus deseos y sobre todo, a conocerse mejor ellas mismas. La intimidad sexual y el propio cuerpo inundan cada toma, convirtiéndose en los protagonistas absolutos de la película, testimonios directos sobre experiencias vividas, imaginadas o fantaseadas, todo cabe en su declaración-sexual, un testimonio intimo y cercano en el que todas ellas desnudan su sexualidad frente a la cámara, ofreciendo una visión completamente distinta a la que la banalización del sexo, por parte de la moda, la publicidad y de los medios oficialistas, han construido en el imaginario de la población, optando por una falsa masculinidad donde la mujer parte como mero objeto sexual y sumisa.

Una película sobre mujeres, sobre su sexualidad y sus intimidades y secretos, para todos los públicos, para todos aquellos que quieran profundizar en un tema tabú en nuestras sociedades occidentales y bien pensantes, a las que les falta más comprensión, respeto y tolerancia con las mujeres y descubrir sus deseos más íntimos. Glob y Albrechtsen han construido un ensayo fílmico de grandes hechuras, colocando el foco en el interior de la sexualidad de cada mujer que nos habla, que nos cuenta, que nos explica, desnudándose delante de nosotros, en todos los sentidos, descubriéndose a sí misma, hablando de sus momentos de felicidad sexuales, y cómo no, de sus frustraciones, que también las hay, como todo en la vida. Un dispositivo cinematográfico sencillo y directo, en el que, a través del primer plano, y una exquisita sensiblidad y delicadeza, nos hacen participe de un mundo íntimo, en el que nos hacen cómplices, a nosotros los espectadores, que asistimos atentos a escuchar las experiencias sexuales de estas mujeres, en un camino vital de continuo aprendizaje sobre nuestros ser y las partes más profundas de nuestro interior.