Entrevista a Clare Weiskopf, codirectora de la película «Alis», en el marco del DocsBarcelona, en el hall del CCCB en Barcelona, el jueves 25 de mayo de 2023.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Clare Weiskopf, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, a mi querido amigo Óscar Fernández Orengo, por retratarnos con gran talento, y a Ana Sánchez de Trafalgar Comunicació, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.
“Quiero que cierres los ojos un momentico. Vas a imaginarte a una compañera tuya. Tiene 15 años. Se llama Alis. Te la vas a inventar”.
En un mundo cada vez más saturado de imágenes vacías, masticables y muertas, el cine debería ser el reflejo para mirarnos y reflexionar sobre nuestro entorno, dotando de valor a cada imagen, tratándola con respeto, y sobre todo, generando ese espacio para mirar con tiempo, profundizando en esos temas que nos remueven, que nos hagan despertar y activarnos ante tanta degeneración visual. Alis, la tercera película del tándem Clare Weiskopf y Nicolas van Hemelryck, ubicado en Colombia, es un buen ejemplo sobre lo que acabo de explicar. Porque hace que el cine, ante la marabunta estúpida de imágenes, recupere su valor y su grandeza, y lo hace desde la sencillez más absoluta, a partir de un dispositivo doméstico y humilde, filmando a un grupo de jóvenes adolescentes que sus padres no pueden atender y viven en un internado “La Arcadia”, situado en Bogotá (Colombia). A través de planos fijos y una mirada a cámara, bajo la apariencia de una entrevista, de forma directa y transparente, bajo la apariencia de imaginar a una compañera que se llama Alis.
A Weiskopf y van Hemelryck los conocimos cuando inauguraron el DocsBarcelona en 2017 con Amazona, estupendo trabajo que filmaba el reencuentro de la propia directora con su madre después de años de ausencia de esta, en plena selva amazónica, donde lo humano y el paisaje se iban entrelazando. Para su segundo trabajo en conjunto, donde coproducen, coescriben y demás, construyen un guion junto a Tatiana Andrade, los editores Anne Fabini y Gustavo Vasco, que nace a partir de los Talleres de Cine que llevan a cabo desde hace cinco años en la citada “La Arcadia”. Estamos ante una obra dura pero llena de esperanza, que no embellece ni tampoco es condescendiente, que va muchísimo más allá del reflejo de una realidad muy dura para sus jóvenes protagonistas, que arrastran situaciones muy oscuras y traumáticas, pero la idea de la pareja de cineastas no es construir una película descarnada y sin concesiones, sino hacer una obra que ante todo visibilice a estas adolescentes y les dé ese calado humano que se les ha negado hasta ahora, y sobre todo, que las conozcamos a través de su intimidad, sus sueños, sus imaginaciones y sus futuros. Una forma nada artificial, firmada por el cinematógrafo Helkin Rene Diaz, especializado en documental, filmando a sus protagonistas de verdad, sin trampa ni cartón, construyendo un diálogo, donde la palabra prime, donde cada testimonio sea directo, que salga del alma, sin cortapisas, en libertad y sobre todo, profundizando en ellas mismas a través de Alis, esa compañera imaginaria que va a ayudarlas a llegar donde nunca habían llegado.
Un montaje de sólo 84 minutos, reposado y nada estridente, sino conservando ese tempo preciso esencial para que las vayan sin prisas, firmado por dos grandes como Fabini, de la que vimos Of Fathers and Sons (2017), de Talal Derki, que también se pudo ver en el Documental del Mes, y la más reciente Algún día nos lo contaremos todo, de Emily Atef, y Vasco, una pieza fundamental en la cinematografía colombiana, porque ha editado películas de luis Ospina, Rubén Mendoza, Ciro Guerra y Laura Mora, entre otras. No podemos olvidar el papel que juega la música desde los títulos escogidos, y la creación del dúo chileno Miguel Miranda y José Miguel Tovar, que tienen en su haber a cineastas como Andrés Wood, Patricio Gúzman, Maite Alberdi, y muchos más. La obra de Weiskopf y van Hemelryck es cine social y político muy potente, y sumamente reflexivo y contundente, y no lo hace como mucho cine social de etiqueta que muestra hasta la indecencia la miseria con el fin de no sé qué, la “Porno miseria”, que acuño el mencionado Ospina junto a Carlos Mayolo en su imperdible Agarrando pueblo (1977).
En Alis hay un gran respeto hacia estas jóvenes que están siendo filmadas y con las que se establece un diálogo de frente, face to face, sin artificios ni engaños, y lo hace a través de un juego haciendo un ejercicio de imaginación, de fabulación, de expresión, siendo ellas mismas, siendo lo que sus duras vidas y circunstancias les ha negado, la ilusión de imaginar un futuro, de imaginar otras vidas, otras niñas, otros amores, otras familias y en fin, otras formas de ser, pensar, y hacer. Una película llena de grandes aciertos y de ideas, porque no oculta nada de su armazón cinematográfico, y a veces, se desnuda literalmente, y estamos ante una ensayo sobre el cine, sobre la forma de encontrar el dispositivo en el cine documental, o asistimos a algunas de las sesiones de los talleres de cine que llevan a cabo en el centro, un lugar que nos van mostrando a partir de sus rutinas, sus habitaciones, sus bailes y sus relaciones e interacciones, sin la recurrente voz en off que en este caso no hace falta, porque la película quiere contar a través de la palabra de sus protagonista, interviniendo lo justo y necesario, otorgando todo: voz, cuerpo, sentimientos a sus jóvenes protagonistas, transmitiendo esa idea humanista que a pesar de las heridas siguen siendo personas con voz y se les da esa voz que nunca han tenido, porque a pesar de todo, siguen estando aquí con sus historias. No dejen de ver una película como Alis, de Clare Weiskopf y Nicolas van Hemelryck, porque a través de la oscuridad y el dolor, construyen una película humanista, que abre un espacio de escucha, de compartir, y de reconstrucción de almas heridas. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
Encuentro con Clare Weiskopf, directora de «Amazona», en el marco del DocsBarcelona Film Festival, junto a Joan González (director DocsBarcelona) y Nicolas Van Hemelryck. El acto tuvo lugar el miércoles 17 de mayo de 2017 en la Sala Soho House en Barcelona.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Clare Weiskopf, por su tiempo, conocimiento, y generosidad, al Festival DocsBarcelona, por su tiempo, organización y generosidad, y dar vivisibilidad a la película, y a Ana Sánchez de Comedianet, por su organización, generosidad, paciencia, amabilidad y cariño.
“Alguna vez te has preguntado sobre aquellas decisiones que definen el rumbo de tu vida para siempre. Un día me llamó mi mamá y me dijo que tenía que conocer a Nico, un chico que estaba viajando en bicicleta y se había quedado unos días en su casa. Eso fue hace siete años. Me dijo que era perfecto para mí. Eso me produjo mucha curiosidad. Lo conocí. Y sí, hubo una atracción inmediata entre los dos. Una vez más, mi mamá había cambiado el rumbo de mi vida.
La directora colombiana de origen británico Clare Weiskopf siempre quiso hacer una película sobre su madre, pero no encontraba la manera de acercarse a ella, y tampoco, el relato idóneo que describiría quien era su madre, Valerie Meikle, Val, de buena familia irlandesa, viajó con 23 años junto a su novio colombiano a vivir en Armero, un pequeño pueblo donde nacieron sus hijas. Luego regresó a Inglaterra y conoció a Jimmy, un hippie con ganas de aventura con el que vivió como unos nómadas y con el que tuvo dos hijos, Clare y Diego. Finalmente volvieron a Colombia, se separaron, y en 1985, cuando un volcán devastó la zona de Armero llevándose la vida de su hija mayor, Valerie dejó a sus hijos en la ciudad y se lanzó a una búsqueda personal que la llevó a viajar al interior de la selva amazónica colombiana.
Ahora, Clare va a ser mamá, y regresa a casa de su madre, en plena selva colombiana, a reencontrarse con ella, a platicar sobre su relación, su pasado, de la maternidad de una, y la que está en ciernes, de las obligaciones como madre y sobre todo, a comprender a su madre y no juzgarla. Weiskopf rescata imágenes de archivo de su familia para reconstruir la peculiar y aventurera vida de su madre Valerie, una mujer inquieta, de espíritu libre e indomable, que ha hecho de su vida un canto de amor a la naturaleza, a los animales y a las sabidurías espirituales, y sobre todo, a encontrar y encontrarse siempre en su propio camino, alejada de los convencionalismos sociales y el patriarcado imperante de un país, en una constante camino personal en el que una vida estable y normalizada no entran en sus planes. Una vida errante, siempre en el camino, y de pueblo en pueblo, y de feria en feria, vendiendo artículos artesanales para subsistir, en una vida de itinerario en compañía de su amor e hijos, sin más nada que su aventura y contradictoria, temor a lo desconocido, pero a la vez, una necesidad imperiosa de continuo descubrimiento por la vida, la armonía con la naturaleza y las necesidades vitales de uno mismo. Imágenes del pasado y de ahora que, reconstruyen la vida de su madre y la suya misma, los vacíos por las ausencias maternas y la falta de estabilidad de aquellos años de vagabundeo y de continuo viaje.
La directora colombiana en su puesta de largo, filma la intimidad de su madre y la suya, en una película sencilla, construida por la directora y su pareja y colaborador Nicolas Van Hemelryck, en el que captan el paisaje natural en mitad de la selva de Val, una mujer que antepuso su vida y sus necesidades a las obligaciones como madre, a alguien que optó por vivir a su manera, alejada de sus hijos y de todo. Weiskopf cimenta la película en las relaciones amor y odio que ha experimentado con su madre, ahora que ella va a experimentar el camino de la maternidad, encuentra el sentido de la película que quería hacer sobre su madre, y nos ofrece una profunda reflexión sobre el significado de la maternidad, de aquellas obligaciones y sacrificios que hacemos al ser padres, de todo aquello que hacemos o no, y la naturaleza del amor materno, y lo hace desde la sinceridad, a través de conversaciones con su madre, preguntándole todo aquello que mantenía guardado, que nunca se atrevió a preguntar, todos aquellos sentimientos y emociones que tuvo y tiene a raíz de la actitud tan libre de su madre.
El encuentro entre madre e hija resulta aleccionador y muy gratificante emocionalmente hablando, donde cada una de ellas escenifica sus posiciones ante la maternidad, y el verdadero sentido de la vida, y el hecho de traer hijos al mundo, e indagando en los distintos aspectos que contribuyen no sólo a la felicidad de uno mismo, sino a la felicidad y el bienestar de los hijos. Una cinta intensa y peliaguda emocionalmente, pero que sabe captar los sentimientos contradictorios de madre e hija, sin caer en ningún momento en el manierismo de las posiciones, sin prevalecer ninguna de ellas, exponiendo de manera íntima y conmovedora los encuentros de madre e hija, escuchándose y dialogando sobre todo aquello que vivieron, sintieron y en realidad, son, aquellas decisiones que nos hacen tomar un rumbo u otro en nuestra vida, que nos hacen avanzar hacía los lugares o espacios que tenemos que encontrarnos en este camino vital que nos trazamos cada día.