Entrevista a Jone Laspiur

Entrevista a Jone Laspiur, actriz de la película «Faisaien Irla (La isla de los faisanes)», de Asier Urbieta, en el marco del D’A Film Festival en el Teatre CCCB en Barcelona, el lunes 31 de marzo de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Jone Laspiur, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Asier Iturrate de Revolutionary Comunicación, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Entrevista a Asier Urbieta y Andoni de Carlos

Entrevista a Asier Urbieta y andoni de Carlos, director y guionista de la película «Faisaien Irla (La isla de los faisanes)», en el marco del D’A Film Festival en el Teatre CCCB en Barcelona, el lunes 31 de marzo de 2025.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Asier Urbieta y Andoni de Carlos, por su tiempo, sabiduría, generosidad, y a Asier Iturrate de Revolutionary Comunicación, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad.  JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Faisaien Irla (La isla de los faisanes), de Asier Urbieta

LA FRONTERA QUE NOS SEPARA.  

“En la naturaleza no existen fronteras. No están más que en nuestra mente. Toda tierra es de todos, y toda cultura no es más que ideas que nos separan”. 

Anthony de Mello

El impresionante plano secuencia cenital que abre Faisaien Irla (La isla de los faisanes, en castellano), de Asier Urbieta (Errenteria, Guipúzcoa, 1979), que sigue el curso del río Bidasoa, en el que vemos los límites de la frontera hasta llegar a la citada Isla de los Faisanes, el condominio más pequeño del mundo que se reparten la soberanía España y Francia cada seis meses. Después de semejante obertura, la película se instala en la peculiar idiosincrasia del lugar y más concretamente, en la pareja que forman Leida y Sambou, de padres africanos, y el suceso que les situará en mitad de una frontera cuando ella salva a un inmigrante de las aguas del río, mientras él se queda paralizada mirando la escena. Ante ese hecho y las reacciones tan diferentes de cada uno, y aún más, cuando Leida decide emprender una investigación para conocer la suerte del otro. A medias del cine social, el thriller de investigación y sobre todo, la de una forma de transitar por los dos países de los autóctonos en total libertad, y la de los inmigrantes, siempre huidos y ocultados. 

La puesta de largo de Urbieta, después de los cortometrajes Pim, Pam, Pum (2008), y False Flag (2016), y la miniserie Alsasu (2020), es un cinta con hechuras y sólida, que retrata un lugar poco conocido y sobre todo, los sucesos que allí ocurren, y lo hace desde el prisma de un cine social de “verdad”, es decir, que no recurre a las estridencias argumentales ni a la algarabía formal, sino que construye con brillantez y sobriedad un relato humano, que toca temas morales y además, lo hace desde la honestidad y la seriedad, adoptando una mirada observadora donde encontramos complejidad y confusión por parte de los diferentes personajes que optan por vías antagónicas. Un guion que firman el propio director junto a Andoni de Carlos, que ya trabajó con Urbieta en anteriores trabajos, amén de Handia (2017), de los Moriarti, consigue esas dosis de cine policíaco desde la cotidianidad protagonizada por individuos que pasaban por allí y tienen la necesidad de saber más, de hacer algo ante tremebundo drama y no mirar a otro lado. En ese sentido, la película sabe explorar las diferentes visiones que residen en la zona, y no cae en la condescendencia ni en la típica historia facilona y bien intencionada, aquí hay miedo y humanidad en cada gesto y cada mirada. 

Un gran trabajo técnico ayuda a transmitir toda la absorbente atmósfera que respira la historia empezando por la extraordinaria cinematografía de Pau Castejón, del que hemos visto buenos trabajos como Todo parecía perfecto, de Alejo Levis, Hogar, de los hermanos Pastor, la serie Apagón, y la reciente Desmontando un elefante, de Aitor Echevarría, en un ejercicio que traspasa la pantalla transmitiéndonos toda la inquietud y temor que viven los inmigrantes y la desesperanza que hay entre los vascos. La música de Rüdiger y Elena Setién construyen esa desazón entre tanta zona oscura y sombría que recorre toda la película, así como el magnífico trabajo de montaje de Maialen Sarasua, una grande con películas con Samu Fuentes, Estibaliz Urresola, y con los mencionados Moriarti ha hecho sus últimos trabajos, la serie Cristóbal Balenciaga y la reciente Marco, con un gran dominio del tempo cinematográfico con sus 98 minutos de metraje en una narración in crescendo que nos va llevando con gran intensidad y terror, por ese paisaje físico y emocional que atraviesan los personajes, tan cercanos como llenos de miedo por lo que están experimentando. Destacar el trabajo como ayudante de dirección de Telmo Esnal, director de las comedias Aupa, Etxebeste! y su secuela, de la película colectiva Kalebegiak y la fantástica Dantza

En una película de estas características es capital la parte interpretativa donde brilla la pareja protagonista que forman Jone Laspiur de la que volvemos a ver un gran trabajo como ya hiciese en Akelarre, Ane, Negu hurbilak, en una composición que traspasa la pantalla dotando a su Leida de gran humanidad y complejidad y sus ganas de cambiar el mundo aunque sea más despacio de lo que imaginaba. Le acompaña Sambou Diaby, con poca experiencia que aquí hace un personaje brutal, que no actúa en el momento citado y debe hacer entender a su pareja su postura, en la que transmite toda esa confusión que tiene a partir de ese instante. Ibrahima Kone hace de Nassim, el africano huido que salva Leida de morir ahogado.  Tenemos a dos grandes como Itziar Ortuño, que hace un personaje de una asociación que ayuda a los inmigrantes, y Josean Bengoetxea, haciendo de padre de Leida, siempre tan bien los dos. Y otros intérpretes como Aia Kruse, Ximun Fuchs, Jon Olivares y Rodonny Perriere, entre otros, que consiguen dar profundidad a la historia mostrando todas las realidades, culturas y relaciones que se van estableciendo en la frontera humana y en las otras, más emociones y prejuiciosas. 

Celebramos que Arcadia Motion Pictures siga apostando por cineastas como Asier Urbieta y produzcan su ópera prima, porque estamos ante un narrador muy interesante que sabe manejar el paisaje fronterizo generando esas otras fronteras y límites que nos vamos construyendo los seres humanos, tejiendo esos espacios de seguridad y de peligro. Nos alegramos que se estrene una historia social, hablando de inmigración desde una mirada poco transitada por el cine como es la del río Bidasoa, y lo haga con el aroma de las películas de Fritz Lang, que también maneja las fronteras físicas y emocionales y la complejidad que se producían en esos lugares inventados y legalizados. El célebre personaje que hacía Orson Welles en la inolvidable Touch of Evil (1958), el tal Quinlan, un policía amargado y cansado que soltaba aquella sentencia tan real como triste: “Las fronteras son los lugares donde van a parar el estiércol de los países”. Una frase que podría casar muy bien con Faisaien Irla, porque aunque parezca que la frontera no existe para unos, para otros, los más necesitados y derrotados si que sigue y muy vigente, quizás no se puede hacer nada ante tanta injusticia, aunque quizás sí, aunque para ello tengamos que armarnos de valor y muchísima paciencia como le sucede a Leida. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA