Entrevista a Carla Subirana, directora de la película “Sica”, en su domicilio en Barcelona, el viernes 26 de mayo de 2023.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Carla Subirana, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
“El mar es tu espejo; en la sucesión infinita de las ondas tu alma se refleja, y tu espíritu no es un abismo menos amargo”.
Charles Baudelaire
La película se abre de forma prodigiosa y tremendamente reveladora. El rostro de Sica mirando algo en fuera de campo, le acompañan otros otros, el de su madre, el de su magia Leda, el de Julio. Figuras que miran en silencio al mar, un mar agitado y muy sonoro, donde unos buzos en sintonía de unos guardias en la playa dan por finalizada la búsqueda. Todos emprenden la marcha cabizbajos, en cambio, Sica, con la mirada fijada en el mar embravecido, continúa inmóvil como esperando alguna señal del mar. Sica es la historia de una niña de 14 años, una niña que espera que el mar le devuelva a su padre desaparecido. También, es la historia de un lugar, la Costa da Morte en Galicia, un paisaje acotado por el mar, un mar de fuego, un mar salvaje, un mar que se ha llevado a muchos que lo desafiaron. Hay más temas en la película, como el paso de la infancia a la adultez, las consecuencias de una forma de vivir que está contaminando y sobre todo, alterando peligrosamente la naturaleza. Es la historia de una niña que se aleja de su madre para conocer ese otro mundo, el mundo de las almas, de personas solitarias como Suso, el niño que caza tormentas, o aquel otro, El Portugués, todos personajes que pululan en las grietas de un paisaje que late entre el mar, entre la tierra, y sobre todo, entre todo aquello que queda entre medio, en ese lugar donde acaban los que no encuentran su lugar.
Sica, a la que muchos la etiquetan como la primera película de ficción de Carla Subirana (Barcelona, 1972), aspecto que debería haberse quedado fuera del análisis de una obra que desde su primer trabajo, el recordado Nedar (2008), donde la propia directora, junto a su madre y abuela, recordaban la figura ausente del abuelo, ya maneja tanto ficción como documento, o mejor dicho, se adentraba en el fondo y forma a través de los diferentes dispositivos que ofrece un arte como el cinematográfico, generando ese formato híbrido, donde todo se mezcla, se fusiona y vive. Lo mismo ocurría en sus posteriores trabajos, Volar y la película colectiva-episódica Kanimambo, ambos del 2012, así como en Atma (2016). Ese cine-fusión sigue latiendo en cada plano y encuadre de Sica, y lo hace desde un impresionante trabajo de espejo-reflejo entre la joven protagonista y su entorno, donde el mar es el “personaje”, ese monstruo que nos mira y sobre todo, nos interroga y nos hipnotiza, generando esa increíble fuerza que nos empequeñece y quedamos a su merced.
La magnífica y penetrante cinematografía de un grande como Mauro Herce, nos va sumergiendo en la fábula que nos ofrece Sica, en unas imágenes filmadas en 16 mm, con la textura y el tacto que tenían aquellas novelas de Stevenson como La isla del tesoro, y de películas fantásticas sobre el mar como Yo anduve con un zombie (1943), de Jacques Torneur o Jennie (1948), deWilliam Dieterle, en las que conviven elementos cotidianos, reales, fantásticos, social, y demás. La película se fortalece porque tiene esa duración convencional de 90 minutos, en la que no falta ni sobra nada, en un estupendo trabajo de montaje de concisión y detalle que firma Juliana Montañés, que hemos visto en películas de Carlos Marques-Marcet, Nely Reguera, entre otras. La música de Xavi Font, también coproductor de la cinta, junto a la cineasta Alba Sotorra, y Andrea Vázquez, ayuda a crear ese aura de misterio y realidad en la que navega constantemente el cuento, así como el sonido directo de Amanda Villavieja, que recoge esa furia del mar y esos golpes cotidianos, como muestran todas las secuencias de interiores apoyadas en las miradas, los silencios y lo cotidiano, frente al sonido encantador y amenazante del mar, bien acompañado por el diseño de sonido de Alejandra Molina, y Fernando Novillo, que ya estaban en la mencionada Volar.
La obsesión de Subirana por descubrirnos el atemorizante paisaje en el que se instala la película, en el que juega entre esas grietas que antes comentábamos, entre ese mundo o no mundo en el que late su película, con todas esas mezclas, texturas e hibridez de su propuesta, tanto en el apartado técnico que ya hemos comentado como en el tema artístico, en el que tiene a dos intérpretes profesionales como Núria Prims, que pedazo de actriz, como transmite con tan poco, en un excepcional trabajo de contención y silencio, rememorando a aquella Carlana en la que su Carmen nada tiene que envidiarle, y Lois Soaxe, al que hemos visto en series galegas de gran acabado como Fariña, Agua seca o Néboa, entre otras, en el papel del citado Portugués, ese marino solitario que sabe mucho y más del mar misterioso. Y luego, están los acertados intérpretes de los adolescentes, captados en un extenso y laborioso casting en la zona donde se ha rodado la película. Tenemos a María Villaverde Ameijeiras, en el rol de Leda, la amiga de Sica, con su vaivenes propios de la edad y de compartir a los padres desaparecidos, a Marco Antonio Florido Añón como Suso, el peculiar cazador de tormentas, una especie de escudero o ángel de la guarda de Sica, ese fiel amigo que tanto necesita la protagonista cuando su universo se está demorando debido a su incomprensión de su entorno que acepta demasiadas cosas inaceptables.
Y finalmente, está Thais García Blanco como Sica de Nausícaa, nombre de La Odisea, de Homero, que significa “la que quema barcos”, imposible imaginar la película con otro rostro, y esa forma de mirar desde dentro hacia afuera, con ese miedo y esa tristeza que le acompaña en ese deambular y soledad que tiene en muchos momentos, qué mirada mantiene durante toda la película, un ser puro, táctil y corporal que deberá dejar el universo de protección y comprensible, para adentrarse en ese otro mundo, el de los adultos, tan falso, tan extraño, y sobre todo, tan frustrante y desolador, con el mar, el de Costa da Morte, como espejo-transformador, y sobre todo, como testigo y amenazante naturaleza que da y quita, tan bella como peligrosa, tan dulce como amarga. Celebramos la vuelta al cine de Carla Subirana porque ha construido una película que habla de todos nosotros, de nuestra relación tan demoledora con nuestro entorno, con esa naturaleza que empieza a rebelarse ante tanta maldad humana, y esa textura y tangibilidad de cuento, de cuento iniciático, de la vida que se abre ante nosotros, ante Sica, ante la imposibilidad, ante el viaje intenso y misterioso de una adolescente que debe aceptar la frustración y la tristeza de la vida, de los silencios de los que ya no están y de los que están. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
El año cinematográfico del 2014 ha bajado el telón. 365 días de cine han dado mucho y muy bueno, películas para todos los gustos y deferencias, cine que se abre en este mundo cada más contaminado por la televisión más casposa y artificial, la publicidad esteticista y burda, y las plataformas de internet ilegales que ofrecen cine gratuito. Con todos estos elementos ir al cine a ver cine, se ha convertido en un acto reivindicativo, y más si cuando se hace esa actividad, se elige una película que además de entretener, te abra la mente, te ofrezca nuevas miradas, y sea un cine que alimente el debate y sea una herramienta de conocimiento y reflexión. Como hice el año pasado por estas fechas, aquí os dejo la lista de 13 títulos que he confeccionado de las películas de fuera que me han conmovido y entusiasmado, no están todas, por supuesto, faltaría más, pero las que están, si que son obras que pertenecen a ese cine que habla de todo lo que he explicado. (El orden seguido ha sido el orden de visión por mi parte)
1.- HISTÒRIA DE LA MEVA MORT, de Albert Serra
El imaginario de Serra se sumerge esta vez de la mano de dos figuras, una real y la otra, de ficción, Casanova y Drácula y su (im)posible encuentro. Dos tiempos, dos naturalezas y dos épocas: por un lado, la que personifica el libertino italiano, -maravillosa la interpretación de Vicenç Altaió- la del siglo XVIII, el del racionalismo, el siglo de las luces y la sensualidad, que confronta con el mundo que representa el conde de ultratumba, los principios del siglo XIX, el del romanticismo, el oscurantismo y la violencia. El cineasta gerundense se centra en un mundo en descomposición que será arrebatado por otro que viene a arrasar con todo. La atmósfera y el paisaje dos elementos característicos en la filmografía del director, y la introducción del lenguaje, más presente que en sus anteriores obras, adquieren aquí un esplendor magnífico creando una maravillosa obra que nos seduce y también, nos aterra, donde destaca la luz del magnífico Jimmy Gimferrer. Una obra a contracorriente que refleja la madurez de un cineasta que se atreve con todo.
Una de las películas más esperadas del Festival por albergar tantos alicientes. Por un lado, su director, 1/3 del colectivo Los hijos, que debuta en solitario, una película vista en Locarno y Sevilla, festivales en los que tuvo una gran acogida de crítica y público, y por otra parte, el tema que desarrolla, una mirada hacía el pasado desde el presente, mirar hasta el contexto de aquel año 1982, cuando ganó el PSOE las elecciones, y parecía que el futuro se antojaba lleno de esperanza. Treinta años después, estamos aquí y ahora. El cineasta español plantea su película en una fiesta, en la que suenan éxitos musicales que retratan y relatan los tiempos que se vivían, apenas se escuchan las conversaciones de los jóvenes, alguna mínima alusión al terrorismo y poco más. Rodada en 16mm, la apuesta de López Carrasco es una obra muy interesante que juega de manera reflexiva, divertida y fresca en un ejercicio de auto crítica con los tiempos pasados, presentes y futuros.
El emblema del del desarrollismo económico del franquismo, sirve a Moreno, agarrado de su cámara penetra en los laberínticos pasillos, habitaciones y demás lugares del edificio para reconstruirnos su memoria y ser testigo de su nueva vida. El relato se despieza siguiendo la cotidianidad de los obreros, acompañando a los guardias de seguridad que van explicando su experiencia en el edificio. Moreno los filma tranquilamente, su visión distante y segura es la de un observador que mira cada detalle, cada gesto y objeto, se detiene en los lugares, en lo que queda de ellos, lo que fueron, qué había, cómo se distribuían, también, se tropieza con algún vecino a punto de salir de la casa que habitaba. Los recuerdos se amontonan, es tiempo de fantasmas, de viajar al pasado, de investigarse a uno mismo y buscar donde se pertenece o de donde se viene.
6.- STELLA CADENTE, de Lluís Miñarro
El reputado productor se centra en su tercera película como director, en una cinta de época, se sitúa en el año 1870, durante el breve reinado de Amadeo de Saboya. Una trama desarrollada entre las cuatro paredes del palacio, donde el monarca aislado y sin amigos o confidentes, incapaz de reinar en un país convulso, perdido y a la deriva, se mueve entre los pasillos y las alcobas de palacio como un espectro, rodeado de sirvientes y colaboradores, y extraño de sí mismo, y de todo lo que le rodea, se sumerge en una vida de placeres, de amores, de manjares, pura monotonía y fantasmal. Una obra de gran altura, de espacios sin vida, de tiempo detenido, donde la hermosísima luz de Jimmy Gimferrer se mueve en guarda vela y contrastada, para reflejar toda la decadencia de un estado que no se muestra, y unos gobernantes incapaces de manejar la situación y los conflictos. Destaca la interpretación de Alèx Brendemühl con esa mirada y esos gestos.
El paisaje y la atmósfera de la Costa da Morte se revelan frente a la mirada de Patiño en un ambiente de mitos, leyendas y cotidianidad. Con tan sólo dos elementos: una cámara que mira desde la distancia en plano general y el sonido, y apenas algunos diálogos, la película mantiene la atención del espectador, seducido por una imagen latente, cortante y bellísima. El realizador gallego muestra y explora ese mundo, sin juzgarlo, sin intervenir en la acción, sólo expectante y atento para mirarlo de forma tranquila y retratarlo de manera que se muestre el mismo. Una obra de gran factura técnica que crea un espacio sensorial de ritmo pausado y tranquilo. Una aproximación sugerente y atractiva de la relación del hombre con la inmensidad del paisaje que lo rodea. Una cinta que muestra a un autor de gran calado poético, que ya había dado muestras de su talento con piezas como Montaña en sombra (2012).
13.- CIUTAT MORTA, de Xavier Artigas y Xapo Ortega
Los directores barceloneses se sitúan en unos hechos acaecidos en la ciudad condal la noche del 4 de febrero del 2006, cuando durante una fiesta clandestina en pleno centro de la ciudad, 5 jóvenes fueron detenidos por la policía urbana, torturadas y enviadas a prisión, acusadas de haberse enfrentado a los guardias y cometido lesiones irreparables contra un agente. La cinta muestra los hechos, habla con los protagonistas, familiares, amigos, y demás expertos y conocedores del caso para esclarecer unos hechos del todo oscuros que enviaron a prisión a unos inocentes. Una película de denuncia, de alegato contra la injusticia, donde se pone en tela de juicio, a unas instituciones como el ayuntamiento, la policía y la justicia. Una obra parcial que da voz a los que reclaman su inocencia, a unas personas que sufrieron la represión y el terror de unos funcionarios públicos corruptos. Su ritmo frenético y su exploración sobre los mecanismos fascistas del funcionamiento de los estados, la hacen considerarla como uno de los grandes títulos del año.