Bye Bye Germany, de Sam Garbarski

SOBREVIVIR CON HUMOR.

“Tu amigo está arruinando nuestra buena reputación

¿Desde cuándo tienen una buena reputación los judíos?”

Nos encontramos en el Fráncfort de 1946, en un campo de refugiados judíos que han vuelto a Alemania después de la caída del Tercer Reich. En ese espacio, de idas y venidas, de empezar de nuevo, de volver con los tuyos que quedan, donde reina la incertidumbre, la camaradería y también, la venganza, nos centramos en David Berman, uno de tantos, un tipo que idea junto a seis amigos un negocio de venta de ropa de cama para conseguir el dinero que necesitan para emigrar a EEUU. La tarea no será nada fácil, deberán tirar de ingenio, jeta y muchas dosis de humor para recuperar su dignidad y sobre todo, dejar atrás tantos horrores que desgraciadamente han tenido que vivir. La quinta película de Sam Garbarski (Planegg, Alemania, 1948) nos cuenta un drama, pero con altas dosis de humor, en este caso judío, ese humor tan característico de ellos, que no abofetea, sino acaricia, que utiliza la auto parodia como arma para seguir avanzando en un mundo convulso, y en ocasiones, horrible.

Garbarski centra su filmografía en grupos de personas, en familias como lo hacía en su debut Rashevski’s Tango (2003) en el que la muerte de la abuela Rosa trastocaba todas la identidad de una familia peculiar, en Irina Palm (2007) su mayor éxito hasta la fecha, una señora madura, con el propósito de ayudar económicamente a los suyos acababa trabajando haciendo felaciones, en Barrio lejano (2010) un cuarentón se despertaba una mañana habiendo retrocedido hasta su adolescencia, y en Vijay and I (2013) donde un actor frustrado acaba jugando a ser quién no es y así salir de su cotidianidad aburrida. El cineasta teutón plantea sus dramas a través de la comedia, en situaciones absurdas, simpáticas e incluso negras, muy negras, donde sus personajes se mueven entre la amargura y la sonrisa a partes iguales, a medio camino entre la burla y la crítica de Berlanga o Wilder, en el que todas sus criaturas andan tras lo que buscamos todos, tirar palante en este mundo tan raro y caótico, aunque para ello tengamos que inventar las mil y una, y rara vez consigamos lo que nos proponemos.

Basada en las novelas de Michel Bergmann (que también es guionista junto al director) “Die Teilacher” (en el que se relatan la vida como vendedores ambulantes del padre y tío del escritor) y en “Machloikes” (de otro cariz, pero continuando la primera novela, donde un superviviente judío se ve interrogado por su pasado colaboracionista). Dos historias que se suceden en el mismo tiempo, por un lado el negocio ambulante de venta de ropa de cama, en el que utilizan las argucias más insospechadas para vender, como ofertas de las empresas donde los alemanes trabajan, o ventas ficticias realizadas por alemanas antes de morir, etc…) pero todo cambia, cuando Berman es citado a declarar por su pasado oscuro, para averiguar porque posee dos pasaportes o estuvo en Obersalzberg, el refugio de montaña del Führer. Berman se verá sometido a exhaustivos interrogatorios por parte de Sara Simon, una agente especial judía alemana que ahora trabaja para los EEUU. Garbarski plantea una película tragicómica, con momentos duros, en los que el pasado parece querer adueñarse del futuro con otros, donde el característico humor judío ayuda a estos caraduras simpáticos a salvar su pellejo en más de una ocasión, y empujarles a conseguir su objetivo, y también, la introducción de otro elemento importante en la acción, el amor que va surgiendo entre los habitantes de este microcosmos, rodeado de destrucción, todo a reconstruirse de nuevo, donde las ansias de una vida en otro país que les haga aliviar su dolor se convertirá en el motor de sus existencias.

Garbarski se rodea de un buen grupo de grandes intérpretes que con algunos detalles y gestos alimentan todo el pasado terrible que han vivido y esa cotidianidad, entre amarga y cómica, en la que viven ahora, entre los que destaca la pareja protagonista, Mortiz Bleibtreu (que ya había protagonizado Vijay and I) como David Berman, ese simpático buscavidas, alma mater, de este grupo de desvalidos emocionales que se lanzan a emprender una nueva vida, y Antje Traue, la agente especial de los interrogatorios, que combina la seriedad del ejército con la ternura y la simpatía que le va despertando suavemente Berman, sin olvidar el ramillete de excelentes intérpretes que forman este curioso grupo que en algunos momentos recuerda a Los inútiles, del gran Fellini, en otro contexto y con otras argucias, pero atrapados en ese espíritu de jetas irreductibles. El realizar alemán, criado profesionalmente en Bélgica en la publicidad, nos remueve las conciencias, a través de una cuidada planificación formal, rescatando un episodio poco retratado como la cotidianidad de cientos de miles de judíos que volvieron a su país después de la caída de los nazis, unos seres humanos con profundas heridas pero vivos, como bien recuerda uno de los personajes, vivo a pesar de todo, dotados de un humor muy suyo que les ayuda a derribar los muros tanto físicos como emocionales.

 

 

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