LAS ENTRAÑAS DEL MONSTRUO.
“El sistema capitalista no precisa de individuos cultivados, sólo de hombres formados en un terreno ultraespecífico que se ciñan al esquema productivo sin cuestionarlo”.
Karl Marx
Lo primero que nos llama la atención de Oeconomía, de Carmen Losman (Alemania, 1978), es su entramado o dispositivo, ya que la mayoría de secuencias no son reales, debido a la negativa de los expertos en el tema en participar en la película, y la película se ve obligada a ficcionarlas, ya que todas sus secuencias son simulaciones de aquello real, interesante paradoja porque el propio dispositivo adquiere una relevancia total, y escenifica en toda su miseria el malévolo juego del capitalismo, en el que todo parece inventado, simulado o falso o quizás, no lo parece, porque como iremos viendo en la película, ni los propios expertos saben definir el capitalismo, y sobre todo, su funcionamiento, otra paradoja más, porque el sistema económico que rige nuestras vidas, parece un magma completamente desconocido para aquellos que viven y se enriquecen de él.

En su primer trabajo, Work Hard Play Hard (2011), la directora alemana exploró los efectos de la gestión de recursos, en su segunda película, también investiga la gestión de otros recursos, el dinero, y como funciona, su creación, su movimiento, la labor de los bancos, el Mercado Central Europeo, las grandes empresas, y demás compañías e instituciones de crear y mover el dinero, pero no solo se queda ahí, porque después de simulaciones y demás, a las preguntas del comienzo se han añadido muchísimas más, creando más confusión y desorientación, por eso, y en un alarde astucia y transparencia, Losmann convoca alrededor de una mesa, en mitad del centro de una ciudad, a una serie de economistas que nos dan algunas claves, no todas, porque a la vista está que resulta imposible desentrañar el capitalismo, de cómo funciona una parte de este entramado económico voraz, sin límites, que consiste en crear deuda para generar dinero, cuanto más deuda más dinero ahí.

La cineasta teutona no ceja en su empeño de hablarnos de todo lo que hay detrás del capitalismo, haciendo las preguntas pertinentes a los expertos, aunque obtenga evasivas y no respuestas a sus demandas, porque Oeconomía trabaja intensamente para que conozcamos más del capitalismo, seguramente todavía hay muchas lagunas que a día de hoy sigue siendo indescifrables, peor algo hemos entendido y sobre todo, algo conocemos más, sobre todo, aquella mesa en medio de todo, porque los expertos allí reunidos conocen el sistema y hablan de él, y lo hacen de una manera clara, concisa y directa, y nos abren nuevas vías para construir un sistema mejor, humano y no agresivo contra la naturaleza y sus recursos. La película no solo nos habla de dinero, balances, ventas y clientes, sino también de cómo vivimos y como trabajamos, de quiénes somos y porque estamos soportando un sistema que solo alimenta a cuatro y somete a la inmensa mayoría vendiéndolos la ilusión que sus vidas mejorarás a golpe de martillo y pasándose la vida trabajando para conseguir productos que venden como primera necesidad, cuando son solo lujos para seguir engordando un sistema agotado, siniestros y devastador, que solo se mantiene gracias a aquellos que lo sufren cada día, quizás la paradoja más humillante y triste de nuestra existencia, y la que deja clara la película.

El relato, a pesar de su dificultad, está bien contado y no se hace pesado ni muchísimo menos, y se muestra inquisitivo en su propuesta, lanzando una serie de cuestiones elementales como: ¿Por qué seguimos trabajando para nuestras vidas aunque sepamos que el sistema nos ayuda a vivir peor? o la más desgarradora aún si cabe: ¿Qué sentido tiene endeudándonos para seguir ilusionándonos con una vida que no mejora, que solo gira alrededor nuestro, como si fuésemos el hámster que rueda sin llegar a ningún lugar?. La película no responde a esas preguntas, esas respuestas solo nos corresponden a nosotros, a nuestra responsabilidad, y sobre todo, a como nos planteamos nuestras vidas y trabajos, si hace la película, es mostrarnos al monstruo, al capitalismo, con toda su miseria, absurdidad, y su funcionamiento indescifrable, estúpido y desgarrador, que no ayuda a las personas a vivir mejor, sino las ayuda a que sigan gastando y les proporciona un dinero para que sigan trabajando y sigan debiéndolo. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
El otoño barcelonés nos brinda cada año L’Alternativa. Festival de Cinema Independent de Barcelona, uno de los escaparates cinematográficos más outsiders y rompedores del país, ofreciendo una enorme variedad de títulos de cine de autor e independiente, que han pasado por los grandes certámenes del mundo. Este año, la edición del 2020 marca el 27º aniversario, ahí es nada, pero este certamen será muy especial, ya que debido a la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, las salas, las presentaciones de cineastas, el reencuentro con amigos o conocidos, ha dejado paso a la intimidad del hogar, porque la decisión del equipo del festival, en un grandísimo gesto de valentía y generosidad, ha decidido optar por vivir el certamen desde la plataforma Filmin (la plataforma de las plataformas, porque otra tan buena no hay), eso sí, con el mismo espíritu de mostrar la sensibilidad, la capacidad y el talento del ese cine alejado de normas y marcas, libre y brillante. Así que, desde el salón de mi casa, sentado o tumbado, arrancamos esta edición especial y diferente con la sección INTERNACIONAL, donde se acomodan reflexiones interesantes y muy personales, con la película OECONOMIA, de Carmen Losmann. Documento imprescindible y aleccionador, en el que la directora alemana en su segundo trabajo, intenta destapar las claves del sistema capitalista, lo consigue a medias, no por la película, que indaga y explora con sabiduría, sino porque los actores en este juego, economistas, inversores, banqueros y directivos de empresa, son incapaces de explicar con claridad el juego macabro de la economía mundial. Con un tono naturalista y humorístico, la película se sumerge en un mundo caótico, donde el dinero existe si la población se endeuda, en un juego sibilino donde la banca se dedica a atrapar a sus clientes para producir dinero, en un crecimiento codicioso sin límites, donde el crecimiento desmedido de la economía está aniquilando los recursos naturales del planeta, el sistema no parará, existe para seso, en una mera especulación del dinero, y explotación de los recursos para generar deuda y crear dinero, con ningún fin humanista, solo para seguir creciendo y acumular sin sentido.


