LOS REFLEJOS DE LA REALIDAD.
“Siempre he preferido el reflejo de la vida a la vida misma”.
François Truffaut
Hace cinco años descubrimos palabras que se convirtieron en nuestra cotidianidad más inmediata. Coronavirus, pandemia, estado de alarma, confinamiento y nueva normalidad, por citar algunos de aquellos términos que se apropiaron del planeta y por ende, de nuestro lenguaje. Inmediatamente, muchos cineastas se lanzaron a filmar el presente, con las calles desiertas, los hospitales llenos de contagiados y el miedo, la inquietud y la inseguridad se apoderaron de todo y todos. Aunque, ciertamente, muchas de aquellas películas resultantes se aproximaban más a reportajes televisivos que documentan unos hechos que ocurrieron en tiempo presente y a gran velocidad. Ha tenido que transcurrir el tiempo necesario para que podamos mirar la pandemia mundial desde la profundidad y la investigación pertinentes para que seamos conscientes de lo que sucedió y cómo nos sentimos y sobre todo, cómo grabamos lo que ocurría con nuestros móviles, herramientas que se convirtieron en el arma que luchamos contra la soledad, el aislamiento y la incertidumbre que vivimos.

El cineasta Lou Ye (Shanghái, China, 1965), al que conocemos por la magnífica Suzhou River (2000), que distribuyó hace un par de años Atalante, y ahora podéis ver en la imperdible Filmin. El director autor de 10 películas se pone detrás de la cámara para contarnos en Una película inacabada (sintomático título que no sólo define el espíritu de la película sino del propio cine), a partir de un cineasta Xiaouri que, después de reencontrarse con unas imágenes de una película que no pudo terminar en julio de 2019, que pertenecen a secuencias descartadas de películas del propio Lou Ye, en una escena que actúa como prólogo rodada a modo documental. La siguiente secuencia es el 20 de enero de 2020 con la película a punto de terminar su rodaje y estallan los primeros síntomas del coronavirus y el equipo queda confinado en el hotel/set de rodaje. A partir de ese momento, el relato se centra en Jiang Cheng, uno de los actores principales que recluido en su habitación filma con su móvil la calle y mantiene videollamadas con su mujer Sang Qi y su bebé de 1 mes, y con el resto del equipo. La película se mueve en una suerte de hibridez donde la ficción y el documento y lo digital se va colando en las existencias de los personajes, sometidos a un bucle de imágenes de aquí y allá y en un no tiempo de incertidumbre, tensión y miedo.

Lou Ye se rodea de un equipo conocido como la coguionista y coproducotra Yingli Ma, con la que trabajó en Summer Palace (2000), y Saturday Fiction (2019), el cinematógrafo Zeng Yian, con seis películas juntos, y otros como el montador Tian Jiaming, el diseñador de producción Zhong Cheng, el diseñador de vestuario Yang Yang, el productor Philippe Bober, que se interpretan a sí mismos en una suerte excelente de vida y cine, o lo que es lo mismo, la realidad más inmediata y la ficción en un caleidoscópico infinito donde todo se mezcla construyendo una historia que recoge con profundidad, audacia y reflexión todos los primeros momentos de la catástrofe que empezamos a descubrir. Otro de los grandes aciertos de la película es su tono porque no se encuadra en nada en concreto sino que va mutando a medida que avanzan los acontecimientos, empezando por una comedia ligera pasando por un rodaje donde la cámara se desliza sin descanso con un vaivén maravilloso, pasando por el cine de género al más puro terror donde el apocalipsis doméstico y amenazante siempre queda presente, y muchas cosas más, sin tomar una línea continua, sino que la cosa se fusiona generando un gazpacho inteligente y muy interesante.

El citado protagonista que hace Qin Hao que ha hecho 3 películas con Lou Ye, amén de haber trabajado con directores de la talla Wang Xiaoshuai y Chen Kaige y ser un actor muy popular por sus series, acompañado de Qi Xi, que ya coprotagonizó Quin Hao Mistery (2021), de Loy Ye, el director que hace Mao Xiaouri y Huang Xuan que estuvo en Bling Message (2014), de Ye con el mencionado Qin Hao, que también ha trabajado con Kaige, y con Zhang Yimou, entre otras. Una cinta como Una película inacabada no sólo recoge con precisión quirúrgica el miedo y la angustia de aquellos primeros día de finales de enero de 2020 cuando todo estalló, sino que observa de forma penetrante y reflexiva como las pantallas digitales se han convertido en un medio imprescindible de aquel tiempo y de nuestras vidas en un incesante de grabaciones y videos cortos en que la película de Lou Ye transforma en la película en diferentes tipos de lenguaje y texturas y formas que van apoderándose de la narración y de la forma, en un continuo universo paralelo donde la realidad tan confusa, alejada e invisible se iba transformando en un bombardeo de imágenes incesantes capturadas por uno mismo y subidas a las redes sociales, en que la realidad ya deja de ser cómo la entendíamos y pasa a ser otra cosa, al igual que nosotros, ya que todas esa producción de imágenes van reelaborando nuestra relación con la realidad como la entendíamos y nos conduce a reflexionar sobre cómo nos relacionamos con las imágenes actualmente y en ese universo “paralelo” digital que cada día es menos digital y más real. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA


LAS FORMAS DEL AMOR. 

