Encuentro con Isabel Coixet

Encuentro con la cineasta Isabel Coixet, con motivo de la programación en la Filmoteca de Catalunya de la retrospectiva íntegra de su obra, y el ciclo Dones (Bastant) perdudes, elegido por ella. El evento tuvo lugar el lunes 11 de enero de 2016, en la cafetería de la Filmoteca de Cataluña.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Isabel Coixet, por su tiempo, conocimiento y sabiduría, y a Pilar García de Comunicación de la Filmoteca, y a Sandra Ejarque de Vasaver, por su paciencia, amabilidad y cariño.

21 L’Alternativa – VIAJE A TRAVÉS DEL RIESGO Y LA RESISTENCIA

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La 21 edición de la Alternativa. Festival de Cinema Independent de Barcelona ha vuelto a confirmar su apuesta seria, enérgica y admirable por un cine que viaja por otras vías, cine de resistencia, cine propio y rabiosamente personal, un cine para todos que ofrece nuevas miradas dentro del contexto cinematográfico imperante. Durante una semana, la que abarca del 17 al 23 de Noviembre, los tres espacios ubicados en el CCCB, Hall, Auditorio y Teatro, se llenaron de cine radical, resistente, hermoso y fascinante. Un cine caracterizado por las óperas primas, de procedencias diversas y heterogéneas, y sobre todo un rasgo común que agrupaba a todas ellas, miradas personales y ejercicios a tumba abierta donde se planteaban las diversas formas que abarca el lenguaje cinematográfico, como el desarrollo físico fílmico, que imágenes utilizar y también, que sentido se busca con ese desarrollo elegido.

El arranque del Festival estuvo marcado por el cineasta Djibril Diop Mambéty (Senegal, 1945-1998), al que el Festival le dedicaba una retrospectiva, y su película Touki Bouki (1973), una mezcla brillante de naturalismo y surrealismo que invade la pantalla de luminosidad para contarnos una historia situada en Dakar, inmensa urbe rodeada de mar, en la que una joven pareja mantiene el sueño de emigrar y abrazar una vida mejor rodeada de lujo y dinero. Con evidentes ecos del cine de Jean Rouch (Moi un noir, 1958), es un relato trepidante y fiero donde sorprende una imagen bellísima, poética, con un montaje vertiginoso y un tratamiento del color brillante. Gran película que me ha descubierto un gran cineasta con una mirada personal y propia. En la segunda jornada, me dejé llevar por una de las secciones paralelas, la Partly Fiction, Una aproximación artística al documental. La cita era con Harry Dean Stanton: Partly Fiction (2012), de Sophie Huber, retrato minucioso, arrebatador y espléndido de uno de los actores más carismáticos e innovadores del último medio siglo del cine de EE.UU. Escuchamos el relato del actor, mientras recibe y visita a algunos de sus amigos, David Lynch, Kris Kristofferson, Wim Wenders, Sam Shepard y Debbi Harry. El intérprete mientras va bebiendo y consumiendo cigarrillos nos habla de sus amores, de sus películas y de su talento musical obsequiándonos con diferentes canciones de desamor, huellas y memoria, seduciéndonos con su filosofía vital dentro de un pragmatismo y una naturalidad asombrosa aceptando el devenir de los acontecimientos, quitando hierro a la trascendencia de la vida y sus hechos. Filmado en un maravilloso blanco y negro, es un relato lleno de melancolía con el aroma de los grandes western crepusculares. En la misma sección, también me acerqué a ver Vaters Garten – Die Liebe meiner Eltern (2013), de Peter Liechti, el director retrata a sus propios padres ancianos dando cuenta de la relación difícil y compleja que ha mantenido con sus progenitores. Situada en Suiza, y narrada a través de los testimonios enfrentados a la cámara, utilizando un tono directo y realista, la película es una especie de exorcismo paterno-filial para reflexionar de las cosas que nos separan y nos unen.

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Otro de los nombres destacados del Festival era el de Anne-Marie Miéville (Lausana, 1945), que el certamen le dedicó otra de sus retrospectivas. Fotógrafa que conoce a Jean-Luc Godard y entra en el Grupo Dziga Vertov, desde 1983 escribe y dirige algunas de sus películas. Ici et ailleurs (1976), de Jean-Luc Godard,  aguda y magnífica reflexión sobre el tratamiento de las imágenes, el invento cinematográfico y la abrumadora invasión de imágenes que se superponen, se amontonan y desconciertan a los espectadores alejándolos del tema tratado, a través de una familia francesa de clase media y la vida cotidiana de unos combatientes palestinos. Una estupenda película de sólo 53 minutos que nos invita a estudiar la verdadera naturaleza de las imágenes y nuestra figura como receptores de las mismas. Otra de las secciones más seductoras y audaces es la Panorama, donde recoge a cineastas nacionales que ofrecen un cine singular y a contracorriente. Tenía muchas ganas e ilusión por ver Hotel Nueva Isla (2014), de Irene Gutiérrez, ya que venía avalada por el éxito a su paso por varios certámenes, y todo hay que decirlo, no me defraudó en absoluto. Sorprende y seduce de forma brillante una película minimalista y realizada con tan pocos elementos. Situada en un hotel ruinoso y abandonado de La Habana vieja. La película se centra en un personaje que parece una mezcla del Quijote de Cervantes y el Robinson Crusoe de Defoe, un señor enjuto y miope que se mueve en su “hogar” como un alma en pena, que recibe visitas de su amante y convive con un amigo con mujer e hija, que también alberga sueños inalcanzables, como vender el hotel, que se cae a pedazos, y hacerse millonarios. La cineasta adopta la mirada de observadora que deviene en una brillante reflexión sobre un tiempo detenido y un pasado del que ya sólo queda algunas huellas que poco a poco se van borrando.

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En la misma sección, también me adentré en la propuesta de Movie (2014), segundo largo de Meritxell Soler González. Las buenas sensaciones que me dejó su primera obra Cinema a la fi  (2011) se han certificado en este nuevo trabajo, que también nos convoca a un viaje, si en aquel era un recorrido por Argentina visitando cines ubicados en lugares remotos, y espacios donde hubo cines, ahora se adentra en una búsqueda personal, a través del recuerdo de su padre fallecido, la realizadora viaja hasta Los Angeles buscando los lugares donde se filmaron las películas que forman parte de sus sueños. Lugares reales que no se parecen a los fílmicos, la imagen como vehículo transformador de una realidad dura y triste, el cine como herramienta para soñar y transportarnos a mundos imposibles. Otra de las películas que levantaron mi interés fue ReMine, el último movimiento obrero (2014), de Marcos M. Merino, que venía con el reciente galardón de no ficción del Festival de Sevilla bajo el brazo. El realizador nos sumerge en una película de batalla. Es un fiel y brillante retrato de la huelga que llevaron a cabo las distintas cuencas mineras asturianas del carbón, utilizando unas imágenes cercanas y directas, la película no focaliza el relato a través de ningún personaje en concreto, sino que lleva la voz y las diferentes opciones de protesta sin juzgarlas, sólo mediante la observación, el cine directo de Depardon o el cine de agitación social de Solanas tienen aquí un deudor extraordinario. Resaltar que finalizada la proyección, el público congregado en el Teatre CCCB nos levantamos y aplaudimos entusiasmados. También, dentro de la misma sección me acerqué a ver dos cortometrajes muy interesantes: por un lado, La prima bastarda de Stephen Dedalus (2014), de Marla Jacarilla, interesante y divertida pieza que, a través de 5 actos, indaga en las imposibles semejanzas entre James Joyce y la alter ego de la directora. Interesante reflexión sobre la capacidad humana de hacer verosímil cualquier historia por muy extravagante e inventada que sea. Me llamó la atención de forma agradable, Imágenes secretas (2013),  la pieza de Diana Toucedo, montadora de profesión, que narra a través de un viaje imposible, en busca de un padre marino ausente, la Patagonia sirve de escenario en este sueño frustrado de un reencuentro que no se produce, narrado a través de unas imágenes cotidianas  que nos retratan los lugares donde ha estado, las huellas dejadas y  habitaciones de hotel vacías.

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He dejado para el último tramo de este informe sobre lo visto y lo vivido en la sección Oficial, compuesta por unos trabajos interesantes, que fusionaban trabajos con realizadores conocidos con otros que acaban de aterrizar, todos ellos cargados de energía y llenos de sabiduría y talento para llevar a buen término unas propuestas arriesgadas y comprometidas que huyen del imperante sistema de cine que nos rodea y asfixia semana tras semana. Una de esas historias es Al doilea joc (2014), de Corneliu Porumboiu, cineasta rumano perteneciente a esa nueva ola de cine surgido en el país después de la caída de Ceaucescu, que tan buenas críticas se lleva de los festivales por los que pasa. A través de un partido de fútbol, que enfrenta al Steaua y Dinamo de Bucarest, los equipos del ejército y la policía de Rumania respectivamente, y a través de la conversación entre cineasta y su padre, arbitro de aquel partido celebrado en 1988 bajo una inmensa nevada, nos habla sobre el régimen dictatorial y la situación que se respiraba en aquellos momentos. Memoria histórica y retrato personal se funden en una película con algunos altibajos pero que mantiene el interés. Go Forth (2014), de Soufiane Adel, aquí el cineasta, parisino de origen argelino, se centra en la figura de Taklit Adel, su abuela materna, que relata ante la cámara, las dificultades de la colonización en Argelia, su exilio en Francia y los problemas por salir adelante. A través de imágenes de super-8 y dron, la película se pierde en abarcar demasiados puntos de vista que no acaban de encontrar su naturaleza fílmica, aunque el testimonio de la abuela es sumamente gratificante. Slimane (2013), de José A. Alayón, situada en la periferia de Tenerife, entre canteras de arena, casas abandonadas y lugares no transitados, el realizador canario se centra en un grupo de jóvenes árabes mayores de edad surgidos de centros de menores. Una mirada cotidiana y realista sobre unos jóvenes sin futuro, que viven con energía, y luchan por estar mejor. Entre el cine directo de Depardon y los Dardenne, donde  su Rosetta (1999) planearía por el epicentro de la acción, y el relato ficcionado, donde la cámara adopta la actitud de observadora a unos jóvenes que se debaten entre lo cambiante de las cosas.

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Vientos de Agosto (2014), de Gabriel Mascaro. Cineasta con experiencia en documentales que viene de Brasil, nos presenta una experiencia sensorial ejemplar y unas imágenes de gran belleza para relatarnos las vicisitudes de una pareja de jóvenes que se verán sumergidos en una historia sobre la vida, la muerte, la pérdida, la memoria y cómo los elementos de la naturaleza son utilizados como metáfora para hacernos reflexionar y conmovernos con este relato sencillo y hermosísimo. He dejado para el final, la película ganadora del certamen, Ben O Degilim (2013), de Tayfun Pirselimoglu. El realizador turco nos atrapa en un fascinante y cautivador juego de espejos y sombras que reflexiona sobre la identidad y el otro, en un  punzante y asfixiante cinta negra en el que nada es lo que parece en una historia inspirada en Vértigo (1958), de Hitchcock, que bebe de diversas fuentes, desde el extremo minimalismo de Bresson o Kaurismaki, incluido el humor negro del último, y pintado por unos colores apagados que potencian  los innumerables silencios y los pocos diálogos que nos sumergen en una fascinante exploración sobre la pérdida y lo que realmente somos, y cómo nos observan los demás.

Hasta aquí lo visto y lo vivido durante los 7 días que ha durado la 21 edición de l’Alternativa. Esperemos y deseemos que el año que viene siga con esta energía y radicalismo, y nos vuelva a sorprendernos, entusiasmarnos y cautivarnos con un cine que sea fiel reflejo de las pulsiones del mundo que nos rodea y nos ofrezca miradas personales, arriesgadas y a contracorriente. Se despide el que les ha propuesto este viaje a través de lo experimentado en los días de festivaleo. Hasta el próximo viaje!