Entrevista a Pablo Derqui e Ivan Benet

Entrevista a Pablo Derqui e Ivan Benet, intérpretes de la película «L’home dels nassos», de Abigail Schaaff, en los Cines Renoir Floridablanca en Barcelona, el jueves 18 de enero de 2024.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro: a Pablo Derqui e Ivan Benet, por su tiempo, sabiduría, generosidad y cariño, y a Núria Costa de trafalgar Comunicació, por su generosidad, cariño, tiempo y amabilidad. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

L’home dels nassos, de Abigail Schaaff

EL TRAIDOR DE VALLVIVA. 

“Apuñala el cuerpo y éste sanará, pero apuñala el corazón y la herida durará toda una vida”.

Mineko Iwasaki

Érase una vez un pueblo llamado Vallviva, aislado entre montañas, en que los niños mentirosos están amenazados por l’home dels nassos, un ser mitológico que el último día del año secuestra a los niños que no dicen la verdad. También es el pueblo donde los Monsó están señalados por un oscuro episodio durante la Guerra Civil Española, en el que uno de ellos traicionó a unos milicianos que fueron fusilados en las tapias de un ermita. También es la frustrada relación entre Joan Farré y Pau Monsó, amigos del alma que se distanciaron cuando Pau, el traidor señalado desapareció sin dejar rastro. L’home dels nassos es una historia ambientada en el invierno de 1968, peor viene de muy lejos, porque se centra en episodios que suceden en 1929 y sobre todo, en 1938, donde se reflexiona sobre el significado de la verdad y la mentira, y de cómo se forman los traidores y los héroes y cómo la comunidad engrandece y empequeñece dos conceptos que pudieran parecer antagónicos pero que son la caras de la misma moneda. 

La directora Abigail Schaaff, que conocemos por su trabajo en series como Ventelplà, Kubala, Moreno i Manchón, y El ministerio del tiempo, entre muchas otras, debuta en el largometraje con un guion que firman el dúo Eric Moral y Núria Velasco, que coescribieron la serie Buga Buga, en una interesante mezcla entre el cuento de terror, a partir de la leyenda de l’home dels nassos, y el melodrama y la tragedia a partir de dos familias enfrentadas. La trama está concebida a partir de tres niños: el pequeño de los Farré, Ventura, Lali Monsó, y la recién llegada, Clara Monsó, una hija ilegítima del misionero Monsó. Unos niños que amenazados por la sombra de la mentira, asisten atónitos a todo el entramado de silencio y oscuridad que se cierne por unos adultos que ocultan su trágico pasado. La película, muy hábilmente, no usa los típicos recursos manidos del género actual, donde el susto facilón y las tramas enrevesadas se han impuesto para deleite de muchos espectadores ávidos de emociones fuertes aunque vacías de contenido, la película de Schaaff se aleja de ese tono y construye una forma oscurecida, llena de contrastes y que juega admirablemente con ese mundo de los mayores y los pequeños, entre lo que callan y lo que dicen, entre lo que piensan y lo que dicen, en esas continuas dualidades donde nunca sabes que ocultan sus ambiguos personajes. 

Una gran atmósfera y ese tono apesadumbrado que somete a cada lugar y a cada uno de los rostros que vemos en la pantalla, que firma el cinematógrafo José Cachón, que debuta en el cine y ya estuvo en la citada Buga Buga, acompañado del excelente trabajo de arte del equipo Zeroquatre, que ya estaban en la mencionada Kubala, Moreno i Manchón, amén de series de época como Les veus del Pamano, Olor de colònia, y largos como El cadáver de Anna Fritz y La vampira de Barcelona, entre otras, y la excelente música de la francesa Laetitia Pansanel-Garric, con una gran trabajo técnico en apartados como vestuario, caracterización y demás, con la dirección de producción de una crack como Goretti Pagés, con casi 40 títulos a sus espaldas, y el gran trabajo de montaje de Ana Charte, en una película que se va a los 90 minutos de metraje, que tiene en su haber películas como Vulcania y Uno para todos, entre otras. La gran labor de casting consiguiendo un trío formidable de niños que hacen Sali Diallo, Miranda Munné y Lluc Miravete, y los adultos donde encontramos a magníficos intérpretes como Ivan Benet y Pablo Derqui, los Farré y Monsó, amigos y enfrentados, y sus otros yo de jóvenes que hacen Berner Maynes y Jorge Motos.

Un reparto que se conforma con aquellos otros y otras que añaden profundidad a la historia como la fabulosa Jeannine Mestre como Eulàlia Monsó,  que es el ama y la luz de tanta oscuridad, la matriarca de los Monsó que no se esconde y mantiene su dignidad a pesar de las habladurías y señalamiento del pueblo, que Maria Molins interpreta al personaje de más joven, Mercè Llorens es una Monsó, Malcolm McCarthy es el misionero que trae a Clara, Joan Frank Charansonnet es otro de los del pueblo que tiene inquina a los Monsó, y la agradable presencia de un grande como Pep Munné. Una película como L’home dels nassos que sin hacer ruido, sencilla y nada estridente, que juega a lo que mejor sabe, contarnos una historia, pero con pausa y calma, a través de unos personajes condenados al pasado, a la tragedia y sobre todo, a las verdades nunca dichas y a las mentiras que todo el mundo ha creído como verdad, un relato sobre héroes y traidores que tiene mucho del cuento sobre el traidor y el héroe de Borges, de cómo se construye en el imaginario popular tanta mentira y tanto odio, sin conocer los pormenores de aquel día fatídico para el pueblo Vallviva, un lugar anclado, tanto en lo físico como en lo emocional, rasgado por un hecho en el que todos fueron víctimas de unos asesinos que sólo buscaban odio y muerte, que se trasladó al lugar. 

Aplaudimos y celebramos el debut cinematográfico de Schaaff porque tiene la sencillez y la honestidad que mucho cine actual ha perdido o ha dejado en saco roto en pos a una audiencia ávida de lo inmediato y lo consumista sin más. La película quiere y pone toda la carne en el asador en respetar lo que cuenta y tomarse su tiempo para explicarse, sin tener prisa en desvelar la madeja que se cierne sobre el característico lugar, donde hay demasiados fantasmas, y lo hace a partir de lo más íntimo, con su modestia, su atmósfera, su paisaje, y su detalle en contarnos una historia, no quiero hacerme pesado con este concepto, pero es una evidencia demasiado instalada en el cine de ahora, por eso hay que reivindicar el cine que cuenta algo, devolviendo al cine aquello que siempre lo hizo grande, contarnos una historia, con unos personajes que sean complejos, algo incómodos y sobre todo, personajes que tienen miedo, que callan lo que les angustia y se enfrentan a una realidad demasiado dolorosa y complicada, pero que antes o después deberán hacerla frente y aún más, mirarse en ese reflejo que les da una imagen de ellos que siempre han esquivado. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA