El cine del turco Nuri Bilge Ceylan se apoya en elementos que son constantes en su cinematografía: un laborioso trabajo visual de la imagen, el espacio, sobre todo rural, como reflejo físico donde se manifiesta el interior de los personajes, el enfrentamiento que se produce entre el hombre urbano y el rural, un tiempo casi real, donde dilata las secuencias produciendo situaciones realmente muy incómodas, y sobre todo, largas conversaciones entre los personajes, que se desarrollan en interiores, y ayudan a entender la difícil situación emocional en la que éstos están inmersos. En el séptimo título de su carrera, el cineasta nacido en Estambul, toma como base argumental varios cuentos de Chejov, y los ambienta en la Capadocia, una región histórica que abarca cinco ciudades en Anatolia Central, allí, en ese lugar de exquisita belleza plástica, la película se detiene en la figura de Aydin, cincuentón y actor de teatro retirado, que regenta un modesto hotel, edificado en la piedra, de nombre Othello, en medio del valle de Avanos, con la compañía de su joven esposa, Nihal, y de su hermana recién divorciada, Necla. Entre las ganancias del hotel, y las casas arrendadas, los tres viven holgadamente en la cima del valle. Pero el refugio aparentemente idílico donde Aydin, este urbanita-intelectual busca su paz, se vuelve contra él y su entorno. Película dividida en dos partes, en la primera, además de deleitamos con las inmensas panorámicas de la zona, nos presentan a los protagonistas y el pequeño conflicto que finalmente hará estallar en una catarsis emocional a los personajes. Un niño lanza una piedra contra el automóvil de Aydin y su criado –situación similar a la planteada por Dostoyevski en su novela de Los hermanos Karamazov-, a raíz de ese incidente, Aydin entra en contacto con una familia pobre de la zona, que no pueden a hacer frente al alquiler, pero Aydin los ignora y desprecia. En la segunda mitad del metraje, cuando la estación invernal se instala en la estepa, los interiores toman el protagonismo, y los personajes se recogen en sí mismos, y los diálogos entran en acción, a través de las largas conversaciones entre Aydin, con su esposa y hermana, donde sacan a relucir el distanciamiento, las diferencias, y los puntos de vista tan diferentes que tienen entre ellos. El cinismo y la moralidad superficial de que hace ostentación Aydin choca frontalmente con las dos mujeres, que le reprochan su falta de sensibilidad y su propio aislamiento. Un poderoso e intenso drama que mira hacía la juventud perdida, la desilusión, la culpabilidad y las propias debilidades, y complejidades de unos personajes a la deriva que no encuentran consuelo y no se enfrentan a sus propios miedos, contradicciones y falsa solidaridad, con la compañía de la sonata en A major D959 segundo movimiento de Franz Schubert, que actúa como poderoso leit motiv. Nuri Bilge Ceylan, en una profunda exploración de sí mismo, como uno de los representantes de esa élite intelectual burguesa de Turquía -Gobierno incluido-, compone un retrato despiadado y cruel de esos personajes e instituciones que miran hacia otro lado frente a las injusticias sociales y la falta de oportunidad de las clases más desfavorecidas. El mismo día del estreno de la película en el Festival de Cannes –en la que se alzó con la Palma de Oro- coincidió con la tragedia minera en una población turca donde perecieron 300 obreros, debidos principalmente a la falta de recursos del gobierno en la zona. Nuri Bilge Ceylan ha hecho una obra mayor, un inmenso homenaje al cine, sus implacables y maravillosos 196 minutos son un alarde de cinematografía parido desde las entrañas y el corazón. Un poema visual de extraordinaria belleza, pero también doloroso y cruel.
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