El remolino, de Laura Herrero Garvín

LAS MUJERES QUE HABITAN EL RÍO.

“Todos los días corro sin parar, mi cuerpo de agua quiere llegar al mar. En mi viven cangrejos, ranas y peces. Y los niños vienen a jugar conmigo. Algunas veces cuando llueve muy fuerte, me mueve como si estuviera enojado. Sin embargo, si hace calor mi cuerpo se seca, y me siento vacío. Todos en el pueblo me llaman…

Esta película nos cuenta un viaje, un viaje situado en una pequeña comunidad de apenas 180 habitantes, que se conoce por el nombre de “El remolino”, situada en Catazajá, en el estado de Chiapas. En ese lugar, ubicado en la ribera del río Usumacinta, uno de los más caudalosos de México, conoceremos a dos mujeres, a Esther y Pedro, y sus quehaceres diarios, los acompañaremos durante el ciclo de un año, y nos contarán como viven, sus sueños e ilusiones, nos abrirán las puertas de su vida. El segundo largo de Laura Herrero Garvín (Toledo, 1985) después de la codirección junto a Laura Salas de Son duros los días sin nada (en el que se aproximaban a las duras condiciones de vida de las mujeres de la zona de Chiapas y Oaxaca) sigue por las mismas coordenadas de esta película, y sus anteriores trabajos (más de 20 piezas filmadas para distintos organismos que trabajan para los derechos humanos) en el que a través de una filmación íntima y sincera, se acerca de manera observacional y honesta, a realidades sobre mujeres, sobre su supervivencia a pesar de las hostilidades de elementos naturales, como ese río que cuando llueve crece e inunda el pueblo, o elementos humanos, como el patriarcado existente o los conflictos morales a los que se enfrentan debido a sus formas de vida tan diferentes e independientes.

Herrero Garvín nos introduce de forma natural y poderosa entre las raíces de este pueblo, el territorio, sus animales, y sus dos personajes, Esther, una madre coraje que levanta a sus hijos, y trabaja incansablemente para que sus hijos tengan los estudios que su padre Edelio le negó, como vemos con la pequeña Dana, y su aprendizaje. También, encontraremos a su hermana, Pedro, un transexual que vive junto a sus padres, y trabaja en el campo duramente para seguir siendo él mismo, a pesar de las hostilidades morales que se cuecen en su comunidad. Pedro y Esther son dos almas valientes, seguras y  de fuertes convicciones humanas, resistentes en un ambiente que les arrincona por sus condiciones de vida, unas personas que viven de forma diferente al resto, pero que mantienen las mismas ilusiones de seguir con sus vidas pese a quién pese, convencidas de que el camino elegido es el más adecuado para sus formas de sentir y respirar.

La cineasta toledana, adoptada cinematográficamente en México, penetra en las vidas de estos habitantes del río, en la tierra húmeda que los acoge, en ese río con su continuo fluir, y filma la vida que respira por todos los rincones de ese espacio vivo, en continuo movimiento, que respira y siente, acompañando el deambular de sus personajes, y su interacción con ese lugar, hablándonos de su memoria, como esa escuela ruinosa que tiempo atrás albergó colegiales, o los caminos erosionados por ese río que debido a la vileza de grandes empresas ha dejado libre de obstáculos naturales que frenen sus crecidas, que tanto daño hacen a la vida cotidiana de los habitantes de El remolino. Un cine libre, ajeno a modas y astucias industriales, un cine que filma el paisaje, tanto natural como humano, un cine que recuerda a aquellas miradas de Renoir a sus ríos, sus gentes, a aquellos campesinos que luchaban contra viento y marea para seguir trabajando la tierra, o el cine de Herzog, el cine que captura la vida cotidiana de los invisibles, ajenos al mundo, pero conectados con el mundo, aquellos que viven en consonancia con la naturaleza, respirando y sintiendo con ella.

Herrero Garvín se provee de un equipo muy reducido para penetrar en ese paisaje de forma natural, sin estridencias, con la mirada del cineasta aventurero, humanista y honesto, acercándose con naturalidad a su espacio y aquellos que lo habitan, filmando el alma de sus personajes, siguiéndolos con detalle e intimidad, caminando junto a ellos, sintiendo, experimentando y descubriendo su continuo fluir, y conociéndolos cada día un poco más, unas personas que han dejado atrás todo aquello que ocurrió y que hacía daño, y mirando a lo que vendrá siempre con ánimo fuerte y valentía, porque la naturaleza nos muestra sus características e idiosincrasia, y de ella seguramente, podremos aprender todo aquello que nos sucede. Herrero Garvín nos sucede a través de la sencillez y la humanidad que destilan sus imágenes, como la introducción del punto de vista de Esther a través de sus filmaciones domésticas, donde nos va descubriendo no sólo su mundo, sino de cómo ve ella su mundo, sus detalles y todo aquello que se nos escapa. La película respira humanidad, respira autenticidad, y nos descubre a dos personajes que atraen vida, libertad y humildad, toda aquella que demuestran en una vida sencilla, rural y con escasos medios, pero no cejan en seguir hacia adelante, y descubrir que su entorno puede ser el paisaje más hostil y a la vez más maravilloso de la tierra.


<p><a href=”https://vimeo.com/149047934″>EL REMOLINO / THE SWIRL (TRAILER)</a> from <a href=”https://vimeo.com/user44920155″>Kino Glaz</a> on <a href=”https://vimeo.com”>Vimeo</a&gt;.</p>

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