A Good American, de Friedrich Moser

a_good_american-284301233-largeEL PATRIOTA TRAICIONADO.

“(…) si quieres que se haga algo debes hacerlo tú. No hay que pedir permiso, solo pedir disculpas, si es necesario. A veces no es necesario. Si el problema está arreglado, ya no hay problema”.

Bill Binney

En la actualidad, los gobiernos, amparados en la seguridad nacional, han invadido cualquier lugar del mundo instalando cámaras, servicios de vigilancia, y todo tipo de aparatos digitales en los que pinchan nuestros móviles, conexiones a internet, etc… con el fin de controlar y espiar a todos los ciudadanos del planeta, los cuales, aparte de vulnerar nuestra intimidad y privacidad, nos hemos convertido, sólo por el mero hecho de existir y utilizar estas nuevas tecnologías, en hipotéticas amenazas para el mundo en el que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. El cineasta Friedrich Moser (1969, Austria) que ya presentó hace cuatro años el documental Los negocios de Bruselas (¿Quién dirige la Unión Europa?), codirigido con Matthieu Lietaert, en el que sacaba a la luz las entrañas podridas y corruptas de la estructura económica de una organización más propia del mundo del hampa que de una asociación democrática de un grupo de países para cooperar y velar por los intereses de los ciudadanos.

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Ahora, su objetivo son los EE.UU. y su Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y más concretamente uno de sus miembros más prestigiosos, Bill Binney, criptógrafo y director técnico, especializado en el análisis de información,  que junto a su quipo de analistas de datos crearon el “Thin Thread”, un sofisticado programa de recopilación de datos que contenía un sistema de última generacón que una vez almacenaba la información, conseguía filtrarla por objetivos, y dejar solo aquellos datos de suma importancia, además, de dejar fuera todos aquellos datos que invadían la intimidad de los ciudadanos de a pie. Moser nos cuenta su película a través de un docu-thriller, como ya hizo con su anterior cinta, investigando los orígenes de Binney, su reclutamiento durante la guerra del Vietnam y su inicio de  trabajador de incógnito para los servicios de inteligencia, pasando por las diferentes áreas investigando y recopilando datos de las posibles amenazas, y el cambio que supuso el final de la Guerra fría y los nuevos enemigos del terrorismo árabe internacional, y su manera de actuar a través de las redes informáticas, la modernización de su trabajo con el “boom” de la era digital, donde todo ha cambiado, en un mundo lleno de cables, en el que todos sabemos todo de todos, y los gobiernos, y sus intrincados funcionamientos, son los primeros interesados en conocer al detalle la intimidad de todos los ciudadanos del planeta, traspasando los derechos fundamentales de libertad y protección de datos, por el bien de la seguridad, o eso dicen.

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El realizador austriaco cimenta un fascinante y terrorífico viaje en el que nos transporta a diferentes tiempos, situaciones y acontecimientos, utilizando imágenes de archivo para contarnos todos los sucesos importantes a lo largo de este período, y también, filma reconstrucciones de ficción para observar el funcionamiento de la NSA, todo ello mezclado con los testimonios de los verdaderos protagonistas: Bill Binney y su equipo hablan con sinceridad a la cámara, detallan todos los acontecimientos, nos explican la invención de su maravilloso programa y sobre todo, reflexionan y emiten sus propios juicios cuando se detienen en la estructura interna de su gobierno, y cómo actuaban después que la información confidencial llegaba a su poder, su incapacidad para detener futuros atentados (como el gravísimo contra el Worl Trade Center el 11 de septiembre del 20011), no haciendo el trabajo que tenían que hacer para evitarlo, anteponiendo los intereses económicos personales de los componentes jerárquicos del país, buscando la manera más sucia y corrupta para aumentar los ingresos a favor de una seguridad del país solo aparente, una excusa terrible y maléfica que termina con vidas inocentes.

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La cinta desarrolla el enfrentamiento que tuvieron Binney y su equipo con el gobierno y el final de su trabajo. El proceso de Binney, el ciudadano americano que cree que trabaja para un país libre y democrático, en el que su trabajo de investigación ayudará a salvar muchas vidas, se encuentra que todo es una farsa, una gran mentira en el que solo ha sido un títere más, dentro de un eje oscuro y fanático que insta sus intereses a los puramente económicos, y nada más. Un proceso parecido al de Jim Garrison, fiscal del distrito de Dallas que, investigó el magnicidio del presidente Kennedy para descubrir que todo era un trama planificada por el gobierno de su país para acabar con su mandatario que no permitía más gasto militar ni invasiones, que Oliver Stone hizo la película con resultados ejemplares. Hombres buenos, hombres de principios que se enfrentan a un poder corrupto y asesino, un poder que hace y deshace sin importarle las vidas de las personas. Moser ha construido una película política, con pulso firme y seria, un valiente alegato y muy necesario en los tiempos actuales, en el que podemos ver el aroma de las buenas películas de intriga, de espías, cine negro potente y cuidado, en el que teje una madeja pulcra y enérgica, compleja pero eficiente, pero logrando dosificar la información y dejándonos el tiempo necesario para la reflexión profunda y seria que evocan unas imágenes duras y tristes, si, pero reales, al fin y al cabo es el mundo que hemos creado y hacemos funcionar entre todos.

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