En la novela Lágrimas en la lluvia (título que rinde homenaje a Blade Runner) de Rosa Montero, se pinta un futuro deshumanizado en el que conviven humanos y robots en (im) perfecta armonía, donde se aman y odian los unos a los otros. Tendencia similar reúne buena parte de la acción de Ex_Machina, que arranca con el personaje de Caleb, un joven informático que trabaja en una de las empresas de Internet más importantes del mundo, y acaba de ganar un concurso que consiste en pasar una semana con Nathan, fundador y propietario de la compañía, en su lujosa mansión, perdida y aislada en una reserva natural. Allí, se encontrará inmerso en un mundo automatizado, sofisticado y controlado por fuertes medidas de seguridad, en el que se verá inmerso en un alucinado experimento: conocer y relacionarse con Ava, una “fembot” -cyborg con apariencia femenina-, en el que el joven protagonista tendrá que averiguar su “inteligencia artificial”, si la máquina/robot es capaz de pensar por sí misma. Alex Garland (Londres, 1970), guionista de Danny Boyle en títulos como 28 semanas después (2002) o Sunshine (2007), debuta tras las cámaras con esta fábula que homenajea a Frankenstein fabricando un excelente ejercicio de corte minimalista, en el que hace gala de una atmósfera inquietante y absorbente, en una trama repleta de trampas, máscaras, laberintos y pistas falsas, en un juego macabro e intrigante donde se desconoce a ciencia cierta quién es quién y que papel esta representando. El cineasta británico se basta de sólo tres personajes (el joven tímido y solitario de caza fácil, el gurú inteligente, elitista y con aires de prometeo, y una robot manipuladora y seductora con deseos de libertad) situados en un único escenario, un lugar por el que se mueven entre sombras y mentiras, en una cinta donde se mezcla de forma brillante la ciencia ficción, el terror y el triángulo amoroso. La cinta se aparta de las tribulaciones y pirotécnica de ciertas películas del género, para adentrarse en una trama centrada en la complejidad y los conflictos de la naturaleza humana y las relaciones que se desencadenan entre los distintos personajes, poniendo en tela de juicio las responsabilidades de crear seres y las situaciones que todo ello conlleva. Una obra que recupera el aroma de los clásicos, Metrópolis; 2001, una odisea en el espacio o la citada Blade Runner, y las películas de los años 70 que encumbraron la ciencia-ficción como THX 1138, La amenaza de Andrómeda, Solaris, Naves misteriosas, Almas de metal, El engendro mecánico o Alien… o más recientes como Moon y Her… Cine del bueno, cine de género, pero cine reflexivo y profundamente filosófico, que ambienta sus guiones en las más avanzas tecnologías para entender el mundo que nos rodea y las cosas que nos ocurren, y forman parte de nuestras vidas.