El lobo detrás de la puerta, de Fernando Coimbra

el_lobo_detras_de_la_puerta_30412El enemigo acecha en el interior

En el arranque de la película vemos a Sylvia acudir al colegio a recoger a su hija. La maestra le comunica que ha venido una amiga suya y se la ha llevado. En la siguiente toma nos encontramos en la comisaría, donde un policía está interrogando, primero a la maestra, luego a la madre, después a Bernardo, el padre, y por último a Rosa, la amante de Bernardo. El realizador brasileño, Fernando Coimbra ha escogido para su opera prima un mecanismo sencillo, a través de dos tiempos, el presente, en el que se lleva a cabo la investigación de la desaparición de la niña, y el pasado, que mediante flashbacks narrativos, nos irán explicando las circunstancias que han llevado a los acontecimientos hasta ese mismo instante. Suspense y thriller doméstico se dan la mano en este inmenso ejercicio, impecablemente narrado, que atrapa al espectador desde el primer instante, subyugándolo hasta su magnífico desenlace. Relato que navega entre unos individuos que necesitan de la mentira para poder subsistir, en una urbe que los consume de un modo voraz. La historia que cuenta es bien sencilla, Sylvia y Bernardo, son un matrimonio que vive en los suburbios de la turbulenta Río de Janeiro, que la rutina y los años de convivencia, les ha llevado a la inapetencia sexual, el marido encuentra sexo en la joven Rosa, pero ésta, llevada por una enfermiza obsesión por su conquista, se hace amiga de Sylvia, introduciéndose de esta forma en la vida conyugal e íntima de su amante. La cámara al hombro de Coimbra sigue obsesivamente a sus criaturas, vertebrada con primeros planos que los atrapan y ahogan, principalmente rodada en interiores, los exteriores parecen filmados de la misma forma, donde el aire se corta, el aliento se funde en el agobio y la desesperación en la que están sometidos los personajes, unos seres que no encuentran escapatoria a una cotidianidad abrupta, solitaria y aburrida. La cinta continúa la línea abierta por los  Meirelles y Padilha, que a través de potentes thrillers oscuros e intensos, están mostrando una contundente realidad social de un país, y una ciudad, y las constantes miserias que le rodean a diario. Premiada en los festivales de La Habana, Miami y San Sebastián, con el premio de Horizontes Latinos. El lobo detrás de la puerta, guarda con la magnífica Amores perros (2000), de Alejandro González Iñárritu, algunas similitudes, como podrían ser en estilo, imagen y tempo narrativo, aunque son dos cintas que divergen en tonos y sentidos diferentes. No obstante, las dos continúan la mejor tradición del nuevo cine latinoamericano que comenzó en los 60, y son una muestra más de la buena salud que manifiesta el cine que se está produciendo por aquellos lares.

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