Un lugar tranquilo: Día 1, de Michael Sarnoski

LAS CRIATURAS Y NOSOTROS. 

“No es hasta que estamos perdidos que comenzamos a comprendernos a nosotros mismos”

Henry David Thoreau

En estos tiempos en que el género de terror, salvo contadas excepciones, se ha lanzado al pelotazo y ha perdido su esencia, es decir, a aquellas historias que a parte de entretener, eran un reflejo social de aquello que estaba sucediendo. No voy a enumerar las películas que en este instante a más de un espectador le vienen a la mente. Si que voy a hablar de Un lugar tranquilo (2018), de John Krasinski, protagonizada por Emily Blunt y él mismo, auténtico hit del género, apoyada en las consabidas invasiones alienígenas, sí que tenía a su favor su novedosa propuesta, porque las criaturas atacantes sólo asesinaban mediante el ruido, así que para sobrevivir había que mantener un silencio sepulcral. Una historia apoyada en la supervivencia de una familia que en el campo intentaba mantenerse con vida a pesar de los monstruos devoradores de personas. El apabullante éxito hizo que el mismo equipo se lanzará a una secuela también de gran éxito. Siguiendo la estela y también las modas de ahora, nos llega una precuela, una nueva entrega de “los lugares tranquilos”, pero instalada en el cómo ocurrió.

Basándose en una historia del citado Krasinski junto a Michael Sarnoski, que actúa como director, del que habíamos visto la interesante Pig (2021), protagonizada por Nicholas Cage, nos sitúan en un barrio de New York, en la mirada de Samira, una enferma de cáncer terminal que ha ido a la gran ciudad a ver un espectáculo de marionetas. El apacible día se ve muy alterado por la caída de unos artefactos de estruendoso ruido que comienzan a destrozar vidas y todo lo que encuentran a su paso. La estampida es atronadora, todos huyen despavoridos, incluida Samira y su gato. Después del caos, la joven que tiene su deseo de llegar a Harlem y comerse una pizza, hay una historia detrás que incluye a su padre, se encuentra con Eric, un inglés muerto de miedo, y entre dimes y diretes, se hacen acompañantes, mientras, en absoluto silencio, intentan sobrevivir de las feroces criaturas. El relato deja lo rural y el entorno familiar, para situarse en lo urbano y en una pareja desconocida y muy diferente, una afroamericana enferma y antipática, y un inglés de Kent, tan perdido como asustado, pero que tanto uno como otro, encuentran su razón ante el fin del mundo en el que se encuentran. Eso sí, sigue manteniendo el esencial trabajo en equipo y las relaciones humanas como fuente de inspiración. De las criaturas seguimos sin saber mucho, tampoco hace falta, con lo poco que nos cuentan es más que de sobra. 

Como en las dos anteriores, el apartado técnico es magnífico, unos fx de primer nivel, que fusiona lo más novedoso con las maquetas de toda la vida, en una fusión que también ayuda a una película con el aroma del terror más modesto que trataba desde lo sencillo y lo más cotidiano y humano. Una cinematografía que firma Patrick Scola que también estuvo en Pig, moviendo, muy lentamente, a unos personajes por un ambiente totalmente trágico y desolado, con ese atmòsfera turbia y apagada, la excelente música de Alexis Grapsas, que ya trabajó con Sarnoski en Pig, consigue mezclar con acierto los momentos de tensión y de terror con otros, donde la cámara se posa y la historia la llevan los personajes y sus miedos, (des) ilusiones y demás. El gran trabajo de montaje que firma una leyenda como Andrew Mondshein, que ha trabajado con ilustres cineastas como Lumet, Benton, Seidelman, Hallström y M. N. Shyamalan, entre otros, y Gregory Plotkin, habitual en el terror como la saga Paranormal Activity y Déjame entrar, otro gran título del terror reciente, construyen con alma una cinta con una duración estándar de 100 minutos de metraje.  

Como sucedía en las dos antecesoras, en esta entrega también ha mantenido un reparto poco conocido, si exceptuamos a Lupita Nyong’o, magistral en su rol, una mujer totalmente aislada que, durante la historia, sabrá mirarse y dejar de autocompadecerse, y mirar al otro, y sobre todo, encontrar su paz y tranquilidad, a pesar de los pesares. Su acompañante, Joseph Quinn, que hemos visto en varias series como Catalina la grande y Comoran Strike, entre otras, convertido en el amigo por accidente, alguien que aunque en un principio no quiere, se hará imprescindible, un todo en ese caos y en la nada. Y otros como Alex Wolff, enfermero de Samira, que aparece en Hereditary, en la citada Pig, en Tiempo, de Shyamalan, entre otras, y la presencia de Djimon Hounsou, que aparecía en Un lugar tranquilo 2, y en más de medio centenar de films. Los que esperen Un lugar tranquilo 3 no van a esperar otra más de la saga, sino una diferente con matices, una que tiene mucho de La guerra de los mundos, de H. G. Wells, donde la especie humana se ve sometida a una poderosa invasión que no puede repeler más que huyendo y sobre todo, en silencio, una cosa harto difícil, como anuncia el letrero con el que se abre la película, la cantidad desorbitada de decibelios que aguantan los neoyorquinos y sus turistas. En fin, si les gusta el terror más de personas y menos de efectos, esta es su película. porque además de entretener, habla de nosotros, de lo que somos. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

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