DE PUERTAS PARA ADENTRO.
“Es un hecho maravilloso y digno de reflexionar sobre él, que cada uno de los seres humanos es un profundo secreto para los demás.”
Charles Dickens
¿Qué es conocer a alguien? ¿Cuándo descubrimos o qué detalles nos hacen decir que conocemos a una persona? Por mucho que nos esforcemos en conocer a alguien, descubrir sus secretos ocultos, aquellos que callan, aquellos que se mantienen en su interior, descubriremos que es una tarea inútil, porque siempre habrá algo que la persona oculte, que guarde en lo más profundo de su alma, y ese misterio se mantendrá vivo, y seguiremos sin conocer de manera clara y transparente a nadie. Muchas de estas reflexiones llevaron a la guionista Daisy Coulam conocida por la exitosa serie Grantchester, sobre detectives después de la segunda guerra mundial) a escribir El incendio, una miniserie de cuatro episodios de cuarenta y cinco minutos cada uno, ambientada en Kirkdarroch, una pequeña comunidad de Escocia, a partir de dos matrimonios con hijos.
Por un lado, tenemos a Tom Kendrick, el médico de cabecera del pueblo y querido por todos, y su mujer, Kate, maestra primaria, y sus adorables hijas pequeñas. Y por el otro, a Steve, el sargento de la policía local, y su esposa Jess, también maestra como Kate, e íntimas amigas. La fiesta que abre el relato deja patente la aparente armonía y la hermandad entre las parejas y sus vecinos, pero, todavía desconocemos los detalles, esas pequeñas cosas que a simple vista no vemos. Una noche, el hogar de los Kendrick estalla en llamas y después de la pronta acción de los vecinos descubre los cuerpos sin vida de las tres pequeñas y Kate, y el cuerpo inconsciente de Tom. En ese instante, la historia abrirá dos sendas, la primera, las investigaciones de lo sucedido con Steve a la cabeza con la ayuda de dos policías estatales, y el otro camino, los flashbacks en los que descubriremos detalles en el interior del hogar de Tom y Kate, y sus relaciones con Steve y Jess.
La directora Lynsey Miller plantea un relato en el que impera una inquietante y extraordinaria atmósfera, con esa luz fría y oscura de la cinematógrafa Neus Ollé (directora de fotografía de Albert Serra, Mar Coll y Belén Funes, entre otros) que evidencia ese tono de claroscuros que también casa con los personajes y todo aquello que ocultan a los demás, manteniendo esa intriga emocional bien cuidada y filmada, manteniendo una trama que va de un lugar a otro, dejando huellas y detalles para que los espectadores vayan descifrando las verdaderas relaciones entre los cuatro personajes en liza, descubriendo sus secretos y la naturaleza de sus acciones, en un magnífico, hipnótico e inquietante thriller psicológico, donde las pesquisas policiales van al alimón con la revelación de secretos e intimidades del matrimonio de Tom y Kate, desvelando aquellos detalles anteriores que se les escaparon a los personajes, y añadiendo a la cuestión otros elementos igual de interesantes como la búsqueda de familia de la pareja de Steve y Jess, además, de un secreto oculto que provocará un cisma entre ellos y en la investigación policial.
La productora Natalie Holt, autora también de la banda sonora, en la que crea una música para afianzar ese ambiente de emociones ocultas, enterradas y en silencio en el que transitan unos personajes atrapados en unas existencias complejas y difíciles. El excelente reparto encabezado por David Tennant (que habíamos visto en series como Broadchurch y Doctor Who, también productor ejecutivo de la miniserie, dando vida a Tom, un personaje esquivo y de carácter, que poco a poco iremos descubriendo su relación con Kate y los demás, y su madre, Cush Jumbo es Jess, esa mujer que lo ah dejado todo por amor y la dificultad por quedarse embarazada crea un conflicto entre ella y su amor, Steve, Anna Madeley es Kate, la esposa de Tom, que toma pastillas después de una depresión postparto de su hija Charlotte, y se siente como una mujer sin rumbo en una vida rota, y por último, Steve, la pareja de Jess, un policía sencillo y rudo, que deberá lidiar con la tristeza de su mujer y además, no implicarse personalmente demasiado en el caso para que sus problemas internos no intercedan en la complicada investigación. El incendio (que en su original sería algo parecido a Cayó el agua muerta, en el que se evidencian la revelación de todos los secretos más profundos) destaca que sus responsables de los apartados técnicos están comandados por mujeres, algo que debería ser natural, como pasa con los hombres, que en el caso de las mujeres se convierte, por desgracia, en una excepción. Una miniserie bien construida y llena de recovecos que hay que resolver, en esa maraña laberíntica de pasiones, relaciones, amistades, secretos y traumas que padecen los personajes. JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA
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