DOCSBARCELONA 2020: Panorama, Latitud y Extras (1)

Hace una semana, el martes 19 de mayo, quedó inaugurada la XXIII edición del DOCSBARCELONA. Festival Internacional de Cinema Documental, manteniendo el subtítulo de “Miradas inquietas”. Este año debido a la crisis de la Covid-19, y siguiendo la línea de otros festivales de la ciudad como el D’A Film Festival, el certamen se desarrolla vía online a través de la plataforma Filmin, eso sí, con el mismo espíritu de mostrar la sensibilidad, la capacidad y el talento del cine documental, un cine que explora otras inquietudes, necesidades y valentías alrededor del mundo, muy alejado de normas y marcas y modas, radicalmente libre y brillante. Así que, desde el salón de mi casa, sentado o tumbado, arrancamos esta edición especial y diferente, pero tan estimulante y enriquecedora como las anteriores, con la película que abrió el festival LETTER FROM MASANJIA, de Leon Lee. A partir de una carta que llegó a EE.UU. al hogar de Julie Keith, escrita clandestinamente por Sun Yi, prisionero de un cambo de trabajos forzados en China por sus creencias espirituales, el director canadiense de origen chino, especializado en historias que profundizan sobre la China contemporánea, realiza un retrato íntimo y sincero, con animación e imagen real, sobre la persecución de un hombre corriente, alguien perseguido y vigilado por las autoridades chinas, en una película necesaria y valiente que, además de destapar las siniestras prácticas del gobierno chino, es un canto a la libertad de uno mismo, de luchar por la justicia, y sobre todo, es un retrato magnífico, rodado sin estridencias, sobre la amistad que no conoce fronteras, diferencias ni clases, en las que interviene la necesidad de escuchar al otro y conocer su historia. De la sección PANORAMA arranqué con la película RISING FROM THE TSUNAMI, de Hélène Robert y Jeremy Perrin. En marzo del 2011, un tsunami devastador asoló las costas de Tohoku, en Japón, dejando más de 15000 fallecidos. Casi una década después, las secuelas y los traumas entre los supervivientes continúan en ciudades como Sendai. Perrin ya había explorado las leyendas de animales a través de A Praga, La Plaie, ahora con Robert, se adentra en el lugar de la tragedia a través de los familiares y amigos que recuerdan a los que ya no están, en un retrato sobre una forma de sentir y relacionarse con la muerte muy diferente a la occidental, en la que conviven con los fantasmas y espíritus de los ausentes de manera cotidiana, en una obra contundente y desoladora sobre las tragedias vitales, la forma que nos enfrentamos a la muerte y a la ausencia de los seres queridos, y sobre todo, las múltiples formas de llevar el duelo.

SOLO, de Artemio Benki. El director parisino, autor de una extensa obra documental, debuta en el largometraje con el retrato de Martín Perino, niño prodigio del piano que, en la actualidad, ya adulto, se encuentra en un proceso de salud mental en el que ha de batallar entre su gran pasión con la fragilidad de su enfermedad, y emprender una vida fuera de los muros del psiquiátrico. La película, en un tono naturalista y cercano, sigue a Martín en su andar cotidiano, reconstruyendo su existencia y emprendiendo nuevos proyectos tanto vitales como profesionales, escuchando y sobre todo, escuchándose y siendo consciente de su identidad, de sus miedos e inseguridades, de quién era y quién es, en su soledad y a través de sus amistades, pero también, de su grandísimo talento como pianista. Hi, A. I., de Isa Willinger. Fascinante e inquietante documento sobre la relación de los seres humanos con los robots con inteligencia artificial, en la que Willinger, que ya había explorado temas como el género o los conflictos sociales, se adentra de forma contundente e íntima, a través de varios aspectos humanos como el de un estadounidense que acaba de adquirir una pareja robot o una anciana japonesa que recibe a su nuevo robot de compañía, y aspectos técnicos, dialogando con diseñadores y constructores de robots en el que nos hablan de sus características. El futuro robotizado que tanto nos habían explicado en la ficción ya es una realidad y forma parte de nuestro presente y cotidianidad, aunque quizás todavía no estemos preparados para ello.

SONGS OF REPRESSION, de Marianne Hougen-Moraga y Estephan Wagner. Tercer trabajo de Wagner que en esta ocasión se alía con Hougen-Moraga y se trasladan a la antigua “Colonia Dignidad”, ahora llamada “Villa Baviera”, un antiguo asentamiento al sur de Chile, fundado en 1961 por evangelistas alemanes que, capitaneados por Paul Schäfer, impusieron una secta religiosa donde se abusaba física, psíquica y sexualmente de los menores por los adultos, y apoyaron la dictadura y asesinaron personas. La pareja de cineastas vuelve al siniestro lugar y nos presentan a algunos del centenar de personas que conviven para hablarnos del pasado y la nueva reconversión del lugar en reclamo turístico. Una fábula terrorífica sobre la tortura, el pasado y el presente, en un espacio donde conviven maltratados, abusadores ya ancianos y un aire malsano de un lugar que antaño era una comunidad siniestra y oscura. THE LETTER, de Maia Lekow y Christopher King. El colonialismo y la religión han transformado la convivencia y las ideas de muchos países del mundo. En Kenya, ocultándose en la codicia de quitar tierras a los más ancianos, muchos los acusan de brujería y acaban asesinándolos impunemente. Karisa es un joven que vuelve al pueblo donde creció, donde vive su familia, para averiguar que ocurre con su abuela y un tío que la acusa de bruja. La nigeriana Lekow y el australiano King hacen tándem por primera vez para hablarnos de pasado y presente en una cinta intimista y terrorífica en el que se mezclan familia, poder, superstición y codicia para destapar un presente en el que se persigue a los ancianos con la excusa de eliminarlos, y apropiarse de sus bienes, en la que el joven Karisa, que nos va guiando por su pueblo y va escuchando las diferentes versiones de los miembros de su familia y va recogiendo el sentir de unos mayores en continua amenaza y miedo.

¿PUEDES OÍRME?, de Pedro Ballesteros. La personalidad y el trabajo del escultor Jaume Plensa es el tema principal del documental de Ballesteros, con amplia experiencia en trabajos periodísticos y cinematográficos, en la que nos sumerge en un fascinante y profundo viaje por varios países del mundo descubriendo las obras del afamado escultor, en la que las observamos y vamos escuchando las interesantes y conmovedores reflexiones de Plensa sobre su trabajo, la vida, el cosmos, los mundos interiores, y la espiritualidad que conforman elementos fundamentales en su existencia y en su trabajo, descubriendo a la persona, al escultor, en su taller, hablándonos de la creación, a través de los elementos, los sueños y demás, dejándonos llevar por un camino donde obra y creador se magnetizan de forma maravillosa y espiritual, transportándonos a otros lugares y sensaciones indescriptibles. EL GRAN VIAJE AL PAÍS PEQUEÑO, de Mariana Viñoles. El sexto trabajo de la cineasta uruguaya, comprometida con los aspectos humanos, sigue a dos familias refugiadas sirianas en su viaje del Líbano a Uruguay mostrándonos a través de una maravillosa intimidad y honestidad, su cotidianidad en el que hay problemas de adaptación, el recuerdo del país abandonado y la relación a distancia con sus familias que todavía pertenecen en Siria, y las dificultades de vivir en un nuevo país, con otro idioma, otras costumbres, y otros conflictos, tanto internos, físicos o psíquicos, en un trabajo de documento-diario en el que la cineasta se convierte en uno más de esta realidad dura sobre la inmigración, en que resurgen temas como la solidaridad, la fraternidad y también, menos cómodos como empezar de nuevo , lejos de tu país y los tuyos, y avanzar en una vida mejor para ellos y sus familias.

THE HYPNOTIST, de Arthur Franck. El director finés recurre a las imágenes de archivo para contarnos una historia curiosa y desconocida, trasladándonos a la Finlandia de mediados de los cincuenta con la aparición del hipnotista Olliver Hawk, que irrumpió con sus actividades psicológicas y sus innumerables excentricidades. El poder político, la manipulación psicológica de las masas y los medios de comunicación se dan la mano en un relato inquietante y fascinante en que se mezcla a Urho Kekkonen, presidente finés durante un cuarto de siglo, sus rivales y la mano de Olliver Hawk, utilizado por el gobierno para inutilizar a los adversarios. Las altas esferas políticas y el retrato de alguien incomprendido son la base de una película que nos habla de los tiempos más oscuros de Finlandia, un tiempo oculto para la gran mayoría. Y para finalizar esta primera tanda de películas finalicé con SPACE DOGS, de Elsa Kremser y Levin Peter. La pareja formada por la austriaca Kremser y el alemán Peter unen sus fuerzas para dirigir su primer documental que nos guía por los perros callejeros utilizados por la URSS para enviarlos al espacio y hacer experimentos de todo tipo. Desde la perra Laika hasta otros que pasaron por las investigaciones espaciales. Paralelamente, el relato se centra en un par de canes, dos tortugas y un chimpancé que malviven en el Moscú actual. Un film desigual, en el que las imágenes de archivo son la parte más interesante, en el que dejan patente la explotación y manipulación del ser humano a los animales, la naturaleza y todo aquello que le sirva para seguir adueñándose de este planeta para su bienestar y su progreso, dejando de lado todo lo demás. Hast aquí la primera remesa de cine documental de la edición especial del DOCSBARCELONA 2020. Hasta pronto! JOSÉ A. PÉREZ GUEVARA

Solo, de Hugo Stuven

FRENTE A UNO MISMO.

“Lo que me salvó, lo que vine a descubrir, fue la aceptación”

El relato, basado en hechos reales, nos sitúa en Fuerteventura, en septiembre del año 2014,  en un paisaje natural y bellísimo, alejado del mundanal ruido. Una mañana, Álvaro, un surfista libre y sin ataduras, o así lo cree él, va detrás de su ola perfecta. Aunque, las cosas se tuercen y de qué manera, porque Álvaro tiene un accidente que lo lleva a precipitarse por un acantilado en una de las zonas más inaccesibles de la isla. Entonces, empiezan las 48 horas más angustiosas en la vida de Álvaro, cuando solo, y muy mal herido, con la cadera rota en tres partes y una gran herida abierta en la mano, tendrá que luchar contra sí mismo y una naturaleza hostil para seguir con su vida. La segunda película de Hugo Stuven (Madrid, 1978) se aleja en apariencia de su opera prima, Anomalous (2016) una suerte de thriller que mezclaba géneros que se adentraba en la mente de un esquizofrénico protagonizada por Lluís Homar. Ahora, el director madrileño vuelve a indagar en la soledad y sus consecuencias, aunque cambiando el escenario, el género y las circunstancias personales, porque la enfermedad ha dejado paso al accidente y a sus terribles secuelas.

Si bien la película se centra en el joven herido, tiene un primer tercio donde conocemos la identidad de Álvaro, su mundo, su naturaleza, inquietudes y amigos, en el que descubrimos a un tipo solitario, con su familia lejos, una relación sentimental frustrada, que le cuesta aceptar, y el sueño utópico de viajar por el mundo surfeando olas con su mejor amigo, Nelo, una especie de hermano mayor que parece tener otros planes más realistas. Álvaro es uno de esos tipos que quiere ser libre y además, mantener una relación, postura que le ha llevado a muchos conflictos en su vida, consigo mimso y con su entorno. Stuven se adentra en la mente del surfista, y para eso nos describe a un tipo que se pelea consigo mismo, en una batalla interna en el que lo quiero todo, porque en realidad, lo único que sabe es que no quiere estar solo. Alguien, muy sólo, que el accidente y sus horas de soledad e inquietud por su vida, le hará replantearse cosas sobre su existencia, y su camino vital, y aquellos que le importan. El director madrileño huye de toda épica y sentimentalismo (si exceptuamos algún subrayado demás) para contarnos un relato que navega entre momentos realistas y muy viscerales, con otras completamente oníricos, en el que hacemos este viaje introspectivo a la mente de alguien en una situación grave de peligro.

La cinta tampoco se deja llevar por el escenario paradisíaco de Fuerteventura, sino que nos cuenta su conflcito a través de los ojos de Álvaro, en una estructura casi en tiempo real, donde las horas y las dificultades van avanzando, y el rescate no llega, en una situación que lleva a su protagonista, a alguien siempre a merced de los demás, por ese miedo ancestral a sentirse solo, a sentirse desplazado por los demás, pero, que las circunstancias del accidente y su cuerpo malherido, con sus terribles alucinaciones, lo pondrán frente a sí mismo, sin más ayuda que su fortaleza, poniendo a prueba sus límites físicos y mentales, ante la adversidad de no tener ayuda de ningún tipo, de tener que salir a flote por sí mismo. Stuven coloca su cámara para que seamos testigos de la odisea personal de Álvaro, en el que vivirá de todo: dejar de luchar, sus enfrentamientos con las cigüeñas invasoras, la curación casera de sus heridas, o su lucha contra el frío nocturno o contra la marea que lo arrastra, su peculiar manera de moverse, en la que va arrastrándose por la playa, o su capacidad olvidada para enfrentarse al mayor de los peligros, a uno mismo, en la que sus emociones juegan un papel fundamente, ya que ellas le ayudarán a seguir luchando por su vida o dejarse llevar y acabar con ella.

Stuven cuenta con Alain Hernández para dar vida a su surfista accidentado, un actor de raza, de imponente físico, que aquí realiza una interpretación de gran altura, tanto física como mental, en uno de sus mejores trabajos, en este descenso a los infiernos a nivel físico y emocional, en esta especie de monólogo interior en el que la vida pende d eun hilo, de un suspiro, donde cada fracción de segundo te deja sin aire y te mueres, donde cada reacción es crucial, donde la vida, o lo que te queda de ella, pasa a ser, no la parte más importante de ti, sino la única, tu única piel. Bien acompañado por Aura Garrido, como ese amor-espejismo que parece real o no, como una de esas sirenas que parece al lado, e inmediatamente después, ha desaparecido. También, encontramos la enriquecedora presencia de Ben Temple, un neoyorquino instalado en Madrid hace casi dos décadas, como ese hermano-amigo de experiencia que se convierte en un reflejo transformador para Álvaro. Stuven ha logrado una película honesta y sencilla, con claras reminiscencias al Robinson Crusoe, de Dafoe, a ese náufrago que en soledad encontrará el verdadero sentido de su existencia, o la más reciente de 127 horas, de Danny Boyle, en la que daba buena cuenta de la odisea de un montañero atrapado en una roca, donde la aventura se torna cotidiana y minimalista, en que la premisa del hombre enfrentado a los elementos, es un extraordinario medio para hablarnos de las inquietudes humanas, de aquello que callamos pero que nos bulle como agua hirviendo en nuestro interior, aquello que cuando estamos solos, alejados de todos y todo, nos tropezamos con nuestra verdadera esencia, nada más que eso, lo que somos realmente.