Barbacana, la huella del lobo, de Arturo Menor

LOS PAISAJES DEL LOBO.

Cinco lobitos tiene la loba,
cinco lobitos, detrás de la escoba.
Cinco lobitos, cinco parió,
cinco críó, y a los cinco,
a los cinco tetita les dió.

El biólogo y cineasta talaverano Arturo Menor es un apasionado de la naturaleza y todo lo que le rodea, tanto a nivel natural como social, ya había demostrado esta pasión en muchos de sus trabajos para la Universidad de Huelva y otros medios, como lo hizo con su primer largometraje WildMed, el último bosque mediterráneo (2014) en el que mostraba la diversidad y belleza de la cordillera de Sierra Morena, en el que filmaba todos sus espacios, colores y aromas, y sus habitantes, donde coexisten especies como el lince ibérico, el águila imperial y el lobo. El éxito de crítica, tanto a nivel nacional como internacional, le ha animado a emprender un nuevo reto, filmar el lobo en su hábitat natural, en las montañas donde habita esta especie controvertida, un animal que desde tiempos inmemoriales ha mantenido una lucha contra el hombre, en un rodaje que abarcó tres años de trabajo.

La película arranca en Sierra Morena, y después, nos llevarán a la cordillera cantábrica, como si Menor y su equipo fuesen rastreadores que siguen la estela del lobo, en el que la cinta nos muestra todos los movimientos y actividades que se realizan para llamar la atención del lobo, asesorados por pastores y habitantes de las zonas que pisan. La película se teje a través de tres caminos. Por un lado, tenemos a su director y su equipo construyendo la experiencia y el trabajo cinematográfico, la parte técnica, y asistimos a su espera, mientras la voz del narrador nos va describiendo minuciosamente aquello que no vemos, o desconocemos, aquello que las imágenes no muestran, la extensa diversidad de los bosques, montes y campos ibéricos, y toda su vegetación y fauna salvaje y animal, desde aves, herbívoros, y los lobos, por un lado, y por el otro, el hombre, esos últimos pastores o los que todavía resisten, trashumando con sus ganados con la ayuda de sus perros mastines.

Por otro lado, la película consigue filmar a los lobos, una difícil tarea que requiere esfuerzo, mucho trabajo, enorme paciencia y unos equipos de filmación de alta tecnología, en el que observamos a los lobeznos recién nacidos, su madre y la evolución del clan familiar, sus disputas, sus estrategias de cazas y sus movimientos, y todo su desarrollo por las diversas estaciones del año. Y por último, la película nos habla de la situación del lobo, donde escuchamos a pastores y ganaderos que nos explican su relación con el lobo, donde descubrimos que el lobo ayuda a mantener la vegetación que ayudará a alimentar al ganado cuando suban a las altas montañas, cazando a los herbívoros, y de esa manera, manteniendo los ecosistemas. Tres ejes que se funden entre sí, mezclándose y adquiriendo un sentido conservacionista, no sólo del lobo, una especie en constante peligro, sino de la actividad ganadera y la diversidad de los ecosistemas ibéricos y su futuro, descubriéndonos una realidad social que difiere en muchas ocasiones con las ideas prejuiciosas hacia el lobo.

Una película que vuelve a mirar a nuestros montes y bosques, acercándonos todo su mundo que, como han hecho otros cineastas, aunque todavía muy escasos, que en los últimos años, han devuelto el documental de naturaleza a nuestros cines, siguiendo la estela del gran divulgador científico Félix Rodríguez de la Fuente, en los que se han sumado nombres como el del propio Menor, Joaquín Gutiérrez Acha, con sus trabajos como Guadalquivir o Cantábrico, o el más reciente de José Díaz y 100 días de soledad, trabajos de gran factura técnica que abordan la naturaleza desde el conservacionismo y la observación de toda su diversidad, belleza y naturalidad. El cineasta talaverano vuelve a sumergirnos en un relato de grandísima belleza, en el que ha contado con un gran esfuerzo técnico, donde se ha contado con un nutrido grupo de los mejores técnicos del país como Alvaro de armiñan, en guión y ayudante de dirección, los músicos Javier Arnanz y Jorge Marín, con la colaboración de la cantante Rozalén que canta la famosa “Cinco lobitos”, José M. G. Moyano en montaje o Daniel de Zayas y Carlos de Hita en sonido.

Una magnífica y sensorial película, con sus intensos y emocionantes 71 minutos de metraje, en la que respiramos naturaleza y nos adentramos en un mundo alejado de todo, y donde la vida y la muerte coexisten a cada segundo, en el que nos fundimos entre los aromas, la inmensa tableta de colores y formas, y todos los habitantes que impregnan cada brizna de hierba y de viento, como las aves, grandes y pequeñas, como esos buitres carroñeros que sacuden los cadáveres, las disputas de los rebecos en los más altos picos, el apareamiento de los ciervos y corzos, los jabalíes en busca de comida, y el lobo, moviéndose y relacionándose con ese paisaje bello y salvaje, en el que coexisten con el hombre, con sus ganados pastando, sus perros mastines vigilantes y protectores, y sus distintas formulas para luchar contra el lobo, cercando el ganado, o construyendo las barbacanas (que hace referencia el título de la película, que son las fortificaciones con cable y objetos que asustan al lobo y el impiden penetrar a por el ganado joven). Menor ha construido un retrato sobre los bosques y montes ibéricos desde la observación de la inquietud y curiosidad del cineasta que los ama, desde el respeto y la conservación de unos ecosistemas ancestrales y ricos, en el que la película los muestra en toda su riqueza y belleza, sumergiéndonos en todo aquello que vive y muere cada día.


<p><a href=»https://vimeo.com/283058201″>BARBACANA_TRAILER_RISEN</a> from <a href=»https://vimeo.com/asecic»>ASECIC_VIMEO</a> on <a href=»https://vimeo.com»>Vimeo</a>.</p>