El día más feliz en la vida de Olli Mäki, de Juho Kuosmanen

cartel_olli_maki_70x100_bnEL BOXEADOR ENAMORADO.

“El boxeo es una celebración de la religión perdida de la masculinidad, tanto más contundente por estar perdida”

Yoyce Carol Oates

Nos encontramos en el verano de 1962, cuando un joven boxeador Olli Mäki, apodado “El panadero de Kokkola”, con experiencia en peleas amateur y algunas de profesional, tiene ante sí el reto de su carrera como púgil, el 17 de agosto peleará con el estadounidense Davey Moore, campeón del mundo del peso pluma. Con la compañía de su novia Raija abandona su pueblo natal situado en la campiña finlandesa para trasladarse al bullicio de la capital Helsinki donde se preparará bajo la supervisión de Elis Ask, antiguo boxeador. La puesta de largo de Juho Kuosmanen (Kokkola, Finlandia, 1979) rescata la historia real de uno de sus más ilustres vecinos, Olli Mäki, un boxeador que en aquel verano del 62 tuvo la oportunidad de convertirse en un héroe nacional, en el emblema del deporte de un país necesitado de mitos. La cinta nació a través de una experiencia personal del propio director, en las dudas y la incapacidad por materializar las expectativas creadas hacia su persona después de ganar un premio en Cannes que le invitaba a presentar su primer largo en el prestigioso certamen.

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Kuosmanen ambienta su cinta en el mundo del boxeo, pero no en la parte mediática, en la que la prensa y el público ponen el foco de atención, sino en la parte humana del boxeador, en los conflictos internos de un hombre que sólo quiere estar sólo, y no pertenecer a ese mundo de luces de neón, de entrevistas, de filmaciones, publicidad y de continuo escaparate, convirtiéndose en un producto del espectáculo de masas. Olli Mäki es un tipo corriente, sencillo que, quiere boxear por el título, claro está, pero también quiere estar con Raija, la mujer de la que se ha enamorado, convirtiendo la película en una emocionante y maravillosa historia de amor entre dos jóvenes que ansían ser felices y envecejer juntos. El director finlandés ha optado por un formato clásico, ha recurrido al 16mm y el blanco y negro, un color que nos traslada a la época de los 60 y 70 y los noticiarios, en las que construye unas tomas en las que prevalece sobre todo, el rostro y los cuerpos de sus personajes, penetrando en su intimidad y cotidianidad, de un modo realista, casi documental en muchas secuencias, capturando el sentir humano que recorre las inquietudes del boxeador.

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La película viaja por medio de los contrastes, del mundo rural de Kokkola, en la que la gente vive en compañía y disfrutando del entorno, como ir en bicicleta por los caminos embarrados o lanzar piedras en ondas en los lagos y reírse sin más, o volver caminando contemplando el atardecer de otro día que se va, todas esas vivencias contrastan con escaparte que bulle en la nerviosa Helsinki, donde allí, el boxeador es el centro de todas las miradas, su vida se ha convertido en un ir y venir de gentes que lo saludan, le preguntan y lo observan a cada momento, la tranquilidad, la paz y la armonía campestre han desaparecido para dejar paso a la locura de la capital, un mundo que le molesta, que le resulta ajeno, del que quiere escapar, en el que su amada se convierte en el centro de su vida, solo eso, compartir momentos con quien quiere pasar el resto de su vida, sin más éxito que la complicidad y la mirada compartida. Kuosmanen no está muy alejado de los personajes sencillos y rutinarios de Kaurismaki, con sus dudas, inquietudes y demás conflictos cotidianos, y recupera el aroma del gran cine europeo de los sesenta y setenta que hablaba de gente sencilla en lugares corrientes, y también, las sombras que estructuraban las películas de boxeo norteamericanas como Cuerpo y alma, Nadie puede vencerme, Marcado por el odio o Toro salvaje, entre muchas otras, en las que se exploran más las sombras de los púgiles, más los callejones oscuros del alma, y más las emociones del alma humana cuando todos se van y se apagan las luces.