Mecanismos del dolor
“Todos los momentos de placer se hallan contrapesados por un grado igual de dolor o de tristeza”
Jonathan Swift
Tarde de cine en los Mèlies. La elegida es Alabama Monroe (The broken circle breakdown, 2012), de Felix Van Groeningen. Recordando la máxima taurina de más cornás da la vida, Groeningen nos cuenta la historia de Didier que toca el banjo en una banda de country, y de Élise trabaja como tatuadora, amén de tener su cuerpo tatuado. Se conocen y se enamoran a primera vista. Nace su hija, Maybelle, que enferma a los seis años de cáncer. Crónica amarga sobre el amor, la pérdida y el dolor a través de la música. Lúcido, contenido y sobrio ejercicio de cómo soportar los embates de la vida refugiándose en lo que podemos, quizás la música nos pueda ayudar a pasarlos. El realizar neerlandés resquebraja su relato, ofreciendo un discurso discontinuo, empleando numerosos flashbacks, para contarnos 7 años de la vida de estos dos seres, que tienen que empezar de nuevo, después del duro golpe de perder a su hija. Una película que huye del típico drama de tres al cuarto en el que el dolor se convierte en el foco de atención, y no cesan de buscar la lágrima fácil. Se relatan hechos duros y tristes, pero de una manera respetuosa y con la debida distancia para huir de posicionamientos pornográficos emocionales de ciertas películas. Quizás se le puede achacar a la película un cierto manierismo, cuando plantea el discurso político estadounidense en lo referente al estudio de la genética para tratar enfermedades. En esos momentos, la película cae en lo planfetario y simplista en la manera que plantea estas situaciones. También, hay que añadir que esos instantes dónde la cinta se empeña en sacarnos o adormecernos, no desmerecen el resultado final. Resulta aleccionador y estimulante la manera que estos dos individuos afrontan la pérdida, mientras él trata de buscar culpables y se refugia en la música para continuar hacía delante soportando el dolor, ella, en cambio, toma otro camino, encuentra refugio en otro tipo de culpa, abrazando la religión católica. Dos maneras de soportar un mismo dolor. Tiene la película, de nacionalidad belga, pero hablada en holandés, ciertos rasgos argumentales que la aproximan a Declaración de guerra (La guerre est déclarée, 2011), de Valérie Donzelli, dónde también se narraba la historia de una pareja que se enamoran y tienen un niño con cáncer. La película se centraba en la vida cotidiana de cómo afrontaban el golpe y cómo eso ocasionaba grandes fisuras en su relación. Alabama Monroe es una película vitalista, en ciertos momentos, pero en otros, en cambio, se sumerge en la desesperación. Su discurso puede resultar pesimista, pero es entonces cuando la música entra en escena, actuando cómo refugio, demostrando su razón de existir, una manera de exorcizar los miedos, el dolor, la culpa para seguir adelante, porque no queda otra.