Mai és tan fosc, de Èrika Sánchez

mai-es-tan-fosc-cartelUn humanista extraordinario

La película arranca con unos datos demoledores: “Hemos dado a la banca 4,6 billones de dólares, suficiente para acabar con el hambre en el mundo 92 veces”. Estas palabras reales y tristes, pertenecen a Arcadi Oliveres (Barcelona, 1945), economista y activista desde que era un estudiante. La puesta de largo de Èrika Sánchez, es un retrato lúcido, íntimo y personal de un hombre extraordinario, un ser que desprende una humildad intachable, un ciudadano que siempre ha luchado incansablemente en favor de que este mundo sea un lugar más humano, justo y solidario. La cinta rodada discontinuamente durante dos años, del 2011 al 2012, se acerca a esta maravillosa figura de un modo cercano y honesto, le sigue incansablemente a través de su peregrinaje anticapitalista particular, viaja a su lado por los diferentes lugares de Cataluña y el resto de España, donde a través de conferencias y sus clases en la universidad, explica la situación económica que nos imponen los gobiernos y las corporaciones económicas. Una obra surgida a través del encargo de Justícia i Pau, de la que Arcadi Oliveres es miembro activo, –ong cristiana que tiene como finalidad la promoción y defensa de los derechos humanos, la justicia social, la paz, el desarme, la solidaridad y el respeto al medio ambiente- con el objetivo de realizar un reportaje divulgativo del trabajo de la entidad, y producida por Únicamente Severo Films -que ha levantado entre otras, Más allá del espejo (2006), de Joaquín Jordà, Danza a los espíritus (2009), de Ricardo Íscar…- y la aportación de 350 micro mecenas a través de crowdfunding).  El estallido del 15M, en el año 2011, cambia radicalmente la película, Arcadi Oliveres, activista en una y mil causas (sindicatos estudiantiles durante el franquismo, campañas a favor del auto-gobierno en Cataluña, objeción fiscal, guerra del Golfo, Banca ética, guerra de Irak, movimientos antiglobalización…) se convirtió en una de las voces visibles que hablaban a las gentes que salieron a la calle a reivindicar una democracia real y justa. El documental adquiere su verdadera dimensión cuando asistimos al otro Arcadi, el que llega a su hogar y se relaciona con su familia, en un ambiente íntimo donde el objetivo de la cámara penetra con sumo respeto e integridad. La muerte de uno de sus hijos en el 2011, en plena revolución social del 15M, supone una mirada sincera de como unos hechos que ocurrían en la sociedad, se impregnaban en un hombre que sufría, pero que su lucha contra el sistema actuaba como bálsamo, una gran ayuda para continuar el camino de seguir creyendo en las causas justas y honradas. Una película que recoge aquella realidad confundiéndose con ella, un documento que se funde con lo que está pasando, sin dejar de mostrarnos a un hombre sencillo, a alguien que cree en las personas, y ayuda con su discurso a que adquieran la conciencia necesaria para que ellos mismos sean capaces de cambiar su mundo, y la sociedad que les rodea. Arcadi Oliveres no estaría muy alejado del discurso final del profesor francés Albert Lory –magníficamente interpretado por Charles Laughton- en la extraordinaria película de Jean Renoir, Esta tierra es mía (1943), donde hablaba de una sociedad corrupta que funcionaba a través de mentiras, y donde la verdad era castigada. Espléndidamente fotografiada por el cineasta Ricardo Íscar, esta road movie de lo íntimo y la cercanía, es un excelente documento que retrata a esos seres anónimos que hacen la revolución social desde los lugares más reducidos e íntimos, las asociaciones de vecinos, centros cívicos, ong’s, movimientos vecinales y sobretodo, es un homenaje sincero a todos aquellos hombres y mujeres del mundo, que se levantan cada día pensando y actuando activamente en que esta sociedad se puede cambiar.